terça-feira, 11 de novembro de 2008

Sinopsis y frisos

Bueno, ya me he vuelto a meter de cabeza en la peli y voy a dejar de recabar en las oscilaciones semánticas de mi cerebro y atender a la lógica enfrascada en la mirra perfumada de mi verdadera esencia y tal vez de su lógica de ónix.

Pero mi devanar cíclico sobre Cuore, sobre todas las Cuores cegadoras es como las bajas presiones de la luna llena que transitan en la cuerda floja formada por las isóstatas e isobaras de mi subconsciente. Cuore me hace creer ilusiones ilusionantes.

No me dan tregua en estas noches que adolecen de protección. Mi cerebro y mis ideas son una cuadriga desbocada conducida por una Cuore amazona perfectamente diestra en el cabalgar salvaje, y persiste en llevarme por el camino de la amargura. Éste que es amargo, pedregoso, rimbombante, oscuro y vacío aunque también como las vetas de la malaquita esperanzadora ilusorio e iluminado por ráfagas y nenúfares ígneos que flotan sobre pétalos de rosas blancas y jazmines en flor.

Es casi como si hiciera caso de mis temores nocturnos y los circunvalara para tras ello saltar en picado a mecerme en veloz caída con un pleno desafío a la gravedad, la fuente de fuego del cuerpo eternamente juvenil en ese cuento de Bécquer donde residía tal vez el fondo del alma y su mente esclava.

Estar tan cerca del fuego y sus insinuaciones delirantes no me resulta del todo placentero pero aún así comprometo todas mis emociones y las sufro como agresiones fuertes, como los anillos arenosos de Júpiter con sus lavas rocosas fascinantes.

Me atrae el sabor volcánico de la piel de Cuore, su mirada amalgamada en iris resplandecientes de profundis, su promesa de eternidad, su frotación severa con mi desdoblamiento, sus manos en forma de algas que me ayudan a dejar la tierra y el aire oxigenado para probar la sal marina plactónica, aunque no sé si al final al irse Cuore, al desaparecer de mi vista, me ahogo entre gritos de sirenas enardecidos, extasiantes y letales.

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