domingo, 30 de novembro de 2008

Libros de bolsillo

Salgo a la calle con sabor de domingo extasiado en los labios. Echo de menos compañía para ir a comer a Antón Martín, pero creo que en realidad lo que me falta es un libro que me enzarce y me acostumbre a llevarme fuera de casa.

He descubierto un café de estilo neoyorkino que es nuevo. Sé que no puedo tomar café porque tanto el café como la leche me sientan fatal, pero quiero ir allí para encontrarme rodeada de libros y masticar ese olor de papel tostado por los años, resentido por la humedad e hinchado en su centro por los calores de muchos veranos.

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