quarta-feira, 19 de novembro de 2008

Nuevo rumbo

Estoy preparada para cruzar una nueva etapa en Madrid. No veo claro el trabajo que tengo y voy a cambiar. Quiero trabajar menos horas aunque eso suponga ganar la mitad. Tengo suerte porque ahora mis gastos son mínimos y necesito el tiempo; trabajar a jornada completa me resulta demasiado gravoso para mi salud física y emocional. Quiero liberarme y trabajar a tope en mis proyectos para sentirme yo, para alejarme de dinámicas de oficina y empresas y demás. No he nacido para esto y ahora tengo suerte de poder volver al ritmo que conseguí tener a ratos cuando estaba en Ámsterdam y en Londres.

No he cambiado de trabajo aunque como he visto claro que no rindo ni quiero que me envíen de empresa en empresa en este puesto y sentirme infeliz lo más probable es que me rescindan el contrato o marcharme a principios de diciembre cuando se acabe. La verdad es que en mi caso no me veo haciendo lo que hago ahora por mucho más tiempo, a pesar de que es España siempre te estén dando el peñazo con eso de que "lo que hay es lo que hay" bah bah bah bah. Bostezo y me rebelo.

Así que voy a tener que acostumbrarme a imponerme una rutina de trabajo artístico, luchar contra la mediocridad con la que me despierto algunas mañanas, sentirme más o menos responsable de mi futuro y tener la tranquilidad de que cuando termine mis horas de soldada por las mañanas tengo el resto del día para seguir viviendo en el mundo de Yupi. Me siento mucho más calmada, en casa, arropada cuando me dedico a pensar en las musarañas.

He descubierto que en los últimos meses he logrado meterme cada vez más en mi mundo interior y eso me ha protegido del resto. Necesito formar parte del ambiente a mi alrededor para dinamizarme y comunicarme, pero muy a menudo me afecta demasiado lo que veo o lo que siento, y tengo que separarme de él para escenificar con mi trabajo lo que realmente pienso o proceso en mi mente, mi sensibilidad, mi creatividad.

Hoy, por ejemplo, me he enterado de que han cambiado la máquina de las bebidas en la oficina. Ahora está en la planta segunda y antes de subir me avisaron que a la gente allí no le había sentado bien que les trajeran la máquina y el trajín que eso supusiera cuando los sedientos con mono de cafeína subieran allí. Llego a la planta, pregunto por la máquina y me recibe un silencio sepulcral poco amistoso. "Pero, ¿te han dicho que puedes usarla?", se miran entre ellas. "Bueno, puedes ir pero cuando no te vea nadie." Yo he respondido: "¿Ah? ¿Cómo Alejandro Sanz?". Me han mirado desconcertadas. La máquina estaba en la cocina donde todo el mundo come, una sala amplia con una terraza donde vamos todo el mundo a calentar la comida cuando llega la hora. De repente tres personas malhumoradas deciden hacerle un boicot a toda la empresa para que no se pueda usar la máquina. Es demasiada gilipollez, no lo aguanto.

El liberarme no tiene nada de especial, y he conseguido hacerlo muchas veces, lo que pasa es que ahora tengo la ilusión de que no pretendo en absoluto comercializar mi trabajo, no tengo ninguna ambición en ese sentido. Antes dedicaba cientos de horas solicitando becas, ayudas, patrocinios; entrada en galerías, exhibiciones, festivales y demás.

La promoción de mi trabajo la voy a hacer a partir de ahora exclusivamente en la web, y como voy a tener poco dinero no podré enviar cientos de dvds de mis cortos y demás a los festivales cuidaré muy mucho a dónde los envío. Eso me va a sentar bien, porque cuanta menos información tenga que procesar mejor. Evitaré la ansiedad y podré relacionarme humanamente con el público, con las instituciones, con los proyectos de otras personas. No quiero ir a saco o a piñón fijo intentando sacarle nada de nadie, sólo ansío comunicarme. Espero atraer a otras personas a mi trabajo, colaborar, etc, aprender de ellas, que es lo que me interesa más. Pero quiero hacerlo poco a poco, persona a persona, proyecto a proyecto. Creo que el poco a poco pero sin pausa es mi ritmo, y me estreso fácilmente cuando tengo que tratar con mucha gente en un mínimo espacio de tiempo. La gente no tiene ni tiempo de escucharse a sí misma cuando te dicen hola.

El ritmo corporativo no va conmigo, esa es la verdad, y no voy a sentirme inferior o acomplejada por eso. Estoy muy ilusionada en esta nueva etapa porque estoy siendo fiel a mí misma, encontrando muchos matices en mi expresión que tal vez creí perdidos o sepultados bajo capas de experiencias, desilusiones, incontables horas de sudor y carreras en plan maníaco hacia ninguna parte.

Seguro que si hago así las cosas el tiempo pasará más lento, como el del escritor argelino, cuyo nombre no recuerdo, que escribía una línea al día durante décadas y al final acabó su libro. No quiero sentirme culpable de no sacar proyectos adelante, ser vaga, estar cansada, no tener tiempo. La vida en sociedad es un juego, y yo creo que de forma inconsciente yo he vivido siempre intentando tener el mínimo posible de responsabilidades. Aunque también me he vendido a los bancos para financiar mis proyectos, pero he tirado mucho dinero y a veces no he finalizado lo que estaba haciendo por la depresión que me entraba con el estrés de tener que pagar luego durante años y años. Es como si de repente no creyera en mis proyectos porque no había podido gestarlos de la manera adecuada, a mi ritmo, con mis motivaciones. Si me gastaba un montón de dinero en hacer una película me sentía obligada a promocionarla a tope, a gastar meses y meses empapelando el mundo con ella, asistir a festivales, etc.

Quiero que me quede una galleta en la cocina y guardarla para cuando tenga más hambre. Cuidar mi ropa, tomarme el tiempo necesario para lavarme las manos, y no hacer todo de prisa y corriendo como si fuera a embarcar en el Challenger para ir a Júpiter y estar llegando tarde al embarque.

Y como al final eres una molécula entre la masa ingente de artistas en este mundo que intentan destacar, te olvidas de destacar ante ti misma, que es lo que importa. Yo creo que lo que atrae a la gente de ti es tu luminosidad, la energía exultante pero tranquila, la sinceridad, la espontaneidad. Y cuando estoy bajo demasiada presión (impuesta muchas veces por mí) no brillo ni reluzco ni atraigo. Es más, quiero que me dejen en paz, que no me molesten, y me culpo a mí y al mundo por ello.

Sé que muchas personas se encuentran a gusto en el mundo corporativo; lo aceptan, lo crean, lo diseñan, se mueven como pez en el agua, o simplemente lo toleran, se resignan, etc. Pero cada persona es un mundo y yo todavía me sumerjo y buceo en el mío propio de cualidades y características. Cada vez me conozco y me intuyo más.

Por ejemplo: hace dos semanas cuando Cuore 2008 me abdujo y me hizo expresarme de forma intensísima durante unos días, me di cuenta de que tengo un potencial escondido que no debería quedar en la retaguardia. Yo pensaba que estaba bien, que estaba tranquila y sin embargo había perdido de vista a ciertas cosas, y esta chica hizo que se creara una sacudida, una erupción que las sacó desde dentro de mí. Mi interés de amar, de expresarme, de no contenerme, de estar y no ser, de ser y no estar, de observar.

Bizcochito me hizo una perdida ayer y me dijo que estaba pensando en mí. Sigue pendiente a pesar de que yo tiendo a pensar que su semana transcurre inmersa en sus cosas y soy yo la que le doy la tabarra de vez en cuando apareciendo en su vida. Esta semana no voy a aparecer demasiado por el herbolario porque quiero que tenga la tranquilidad para pensar e imaginarme (si lo hace). El viernes pasado me dijo que quería tener una cita muy especial conmigo este viernes. Como me lo dijo con una semana de antelación imagino que hay un curso, una fiesta, algo que va a hacer ella y le apetece compartir conmigo ... no me lo ha querido decir. Espero que llegue el viernes con anticipación pero tranquilidad, porque quiero que esta semana transcurra con paz y silencio para estimular la fecundidad interior. Que pensemos la una en la otra sin prisas, con todo el tiempo del mundo, sin tener que plantearnos un cambio radical en nuestras vidas.

Yo estoy dispuesta a dejarme llevar por mis encuentros con ella, y si ella quiere mi compañía y mi amistad yo estaré más que feliz, porque no ansío nada que ella no pueda darme. Con Bizcochito estoy dispuesta a tener una relación platónica y sospecho que la suya conmigo también es así.

Estoy un poco a la espera de que me digan hoy lo que va a pasar con este trabajo. No he dormido mucho estos días y han vuelto las agujetas en los gemelos. Sólo me pasa cuando tengo ansiedad y la verdad es que no era consciente de que esta semana iba a tener tantos cambios. Al levantarme esta semana con pinchazos en las piernas me quedé perpleja, porque hace meses que no me pasa. A lo mejor intuía que no podían seguir así las cosas.

Ayer supe cuando me enviaron a una empresa de consultores financieros a pasarme meses cambiando toner de impresoras que en cuestión de minutos iba a sentir alergia y querer salir de allí. No era tanto el tema del toner, aunque me resulta bastante monótono y tonto. Es más que nada formar parte de una cadena; ser la chica de las impresoras y por lo tanto que te traten como a tal en una empresa de estas características. Ya me he cansado de ser topo ahora quiero investigar mi propia alma por mi cuenta.

Nenhum comentário:

Postar um comentário