terça-feira, 30 de setembro de 2008

A ver qué es ésto

Hoy, pase lo que pase tengo que irme a la cama pronto. Estoy un poquito hecha polvo porque no termino de descansar bien. Me lío todas las noches con los Macs porque quiero empezar a producir los archivos para el montaje de sonidooooooo y así no puede ser. ¡Basta ya! Soy como un bebé que no quiere irse nunca a la cama porque no termina de jugar. Siempre me voycon una murgueante sensación de decepción y desilusión, como si no hubiera terminado de hacer lo que tenía que hacer, a menos que realmente me hayan salido bien las cosas y haya hecho todo lo mejor posible (o tenga esa sensación en vez de sentirme que el día ha sido una rebosante tomadura de pelo ...= Pero dormir y descansar son unos bieness en sí mismo que tienen una repercusión directa sobre la calidad de tu trabajo.

Además hoy puedo dormir un poquito más porque mañana voy a ver a mi psicóloga antes del trabajo. Es de la Seguridad Social, y absolutamente maravillosa. Hace meses que no la veo, desde antes del verano, creo, y no sé muy bien lo que le voy a contar. Seguro que mis neuras sobre mi trabajo artístico, y le gustará oír que estoy muy bien, centrándome y encontrándome a mí misma después de todo lo que sabe ya de mí.

Cuando hablé por teléfono con ella para la cita me preguntó (o me hizo decirle) si seguía con mi novia. Creo que sonaba aliviada y como si se lo esperara cuando le conté que habíamos roto en abril. Eso me hizo recordar lo mucho que durante mi relación sobre ella andaba comentando a muchas personas que la cosa no iba bien. La relación me causaba una tremenda ansiedad. Ahora me imagino que le contaré lo muy difícil que veo el tener otra relación por todas las cosas que estoy haciendo y que ansío continuar haciendo.

A veces observo otras relaciones y me digo a mí misma que esto es como cuando estudiaba medicina y me daba cuenta de repente de que no podía hacer otra cosa que estudiar. Tampoco sé si tengo ya el gen de la relación en pareja porque la verdad es que con M. no hacía otra cosa que evitar cualquier ocasión social juntas, y ella luchaba como una colosa para sacarme de casa. No entendía mucho necesitara horas y horas y horas seguidas trabajando en algo hasta que sacarle brillo. De todas formas la situación era algo diferente: yo estaba con el ánimo bastante plof, y ahora que no paro no veo cómo podría estar con nadie. Me daría miedo tener una relación de ésas desatendida o ligera de equipaje. En el fondo soy bastante contradictoria porque luego cuando siento algo lo siento de verdad y me siento preparada para todo, aunque ahora lo dude.

También he notado que me enrollo bastante al teléfono o dando palique a la gente en la calle y eso es un tiempo que paso sin hacer nada de lo mío ¿no? Estamos hablando de horas en alguna ocasión. Claro que la multitarea ayuda: por ejemplo, hablar por teléfono y estar montando un ordenador debajo de la mesa es una de mis grandes habilidades. Pero es cierto que últimamente la gente suda para colgarme el teléfono, así que tal vez sí me siento algo sola y con necesidad de comunicarme.

Aunque hay una cosa que también es cierta: tengo la sensación de que estoy pidiéndole al universo una retribución por lo que pongo ahí fuera y no la estoy consiguiendo. Esperaba encontrar una reacción positiva a haber casi terminado la peli, etc, y me he desilusionado con cierta apatía generalizada que percibo en el ambiente. Ayer puse un pequeño anuncio sobre las tomas falsas del corto en un foro supuestamente de cine lésbico y la administradora me empapeló a correazos diciendo que yo estaba lanzándoles spam. De verdad.

También es cierto que las tías lesbianas en general pueden ser un grupo harto difícil como público y por eso, aunque voy a poner el corto gratis por internet en Youtube y toda la pesca, voy a pasar de foros y opiniones, porque me espero una marea de comentarios sobre lo tonto, zafio y baldío que es. Habrá tanta gente a quien le guste como a quienes no les guste, y lo mejor es lanzarlo ahí fuera, dejar que se entretengan las personas que sincronizan contigo y no disculparte por las quejas de quienes lo considerarán una la pérdida de tiempo. Ésa en general sería una actitud perfecta ante la vida, a ver si me aplico un poco el cuento. Pero es difícil, porque siempre he tenido que mendigar la atención y el respeto de mi padre, y muy a menudo me inundaba de críticas destructivas; o sea que mi ego es como un perrillo flaco y asustado al que le han apaleao en la calle y tiene miedo.

Supongo que el que vuelva a hacer mi trabajo no supone un gran acontecimiento para el resto de la gente, sobre todo para aquellas personas que no me conocen mucho. De todas formas he visto cómo mucha energía positiva que estaba propulsando hacia fuera se ha disipado y no ha circulado especialmente, con lo que creo que es mejor que vuelva a coger la sartén por el mango y regrese a mí. Tengo que apreciar mejor los pequeños milagrillos y acontecimientos especiales que se están dando por doquier. A la gente le inspira el verte entusiasmada, creativa, segura de ti misma, divertida y alocada, y también he atraído a muchas personas que me están dando lo mejor de sí mismas. Es preferible el esperar a que la gente venga a ti, y no que la llames. Yo estoy aquí para quien quiera hablar o jugar o crear o cualquier cosa, pero no voy a lanzar más botellas de naúfraga, porque no lo soy. En unas semanas voy a salir pitando de Madrid y me voy a refugiar en los brazos de una de las niñas más dulces que conozco. Ella fue uno de los ángeles de mi corto y nunca he tenido oportunidad suficiente para agradecérselo.

En realidad se trata de continuar practicando un principio en el que creo a ciencia cierta y que consiste en sembrar, sembrar, sembrar ... No tienes que hacer nada, tan sólo estar ahí porque con lo que haces por defecto el camino está trillado. A veces me olvido y me vuelco demasiado en el reconocimiento del exterior hacia mí y me equivoco de cabo a rabo. La fuerza interior hay que medirla y contenerla, de esa forma tendrá mucha más potencia y será más holística. Además, no hay nada más sexy que la confianza en ti misma ;-)

De forma que back to the drawing board, my friend , vuelta al capuchón y el espacio recóndito y hogareño del espacio interior que es en el que más alabanzas, gratitud, deleites, satisfacciones y provecho se pueden encontrar. También es donde sees posible sofocar las reacciones ambivalentes que te devuelve el mundo. En último término la búsqueda de amor, comprensión y comunicación es el resultado de una actitud interior más que de una intención o un manojo de acciones preparadas para conseguir todas estas cosas.

A ver qué es ésto

Hoy, pase lo que pase tengo que irme a la cama pronto. Estoy un poquito hecha polvo porque no termino de descansar bien. Me lío todas las noches con los Macs porque quiero empezar a producir los archivos para el montaje de sonidooooooo y así no puede ser. ¡Basta ya! Soy como un bebé que no quiere irse nunca a la cama porque no termina de jugar. Siempre me voycon una murgueante sensación de decepción y desilusión, como si no hubiera terminado de hacer lo que tenía que hacer, a menos que realmente me hayan salido bien las cosas y haya hecho todo lo mejor posible (o tenga esa sensación en vez de sentirme que el día ha sido una rebosante tomadura de pelo ...= Pero dormir y descansar son unos bieness en sí mismo que tienen una repercusión directa sobre la calidad de tu trabajo.

Además hoy puedo dormir un poquito más porque mañana voy a ver a mi psicóloga antes del trabajo. Es de la Seguridad Social, y absolutamente maravillosa. Hace meses que no la veo, desde antes del verano, creo, y no sé muy bien lo que le voy a contar. Seguro que mis neuras sobre mi trabajo artístico, y le gustará oír que estoy muy bien, centrándome y encontrándome a mí misma después de todo lo que sabe ya de mí.

Cuando hablé por teléfono con ella para la cita me preguntó (o me hizo decirle) si seguía con mi novia. Creo que sonaba aliviada y como si se lo esperara cuando le conté que habíamos roto en abril. Eso me hizo recordar lo mucho que durante mi relación sobre ella andaba comentando a muchas personas que la cosa no iba bien. La relación me causaba una tremenda ansiedad. Ahora me imagino que le contaré lo muy difícil que veo el tener otra relación por todas las cosas que estoy haciendo y que ansío continuar haciendo.

A veces observo otras relaciones y me digo a mí misma que esto es como cuando estudiaba medicina y me daba cuenta de repente de que no podía hacer otra cosa que estudiar. Tampoco sé si tengo ya el gen de la relación en pareja porque la verdad es que con M. no hacía otra cosa que evitar cualquier ocasión social juntas, y ella luchaba como una colosa para sacarme de casa. No entendía mucho necesitara horas y horas y horas seguidas trabajando en algo hasta que sacarle brillo. De todas formas la situación era algo diferente: yo estaba con el ánimo bastante plof, y ahora que no paro no veo cómo podría estar con nadie. Me daría miedo tener una relación de ésas desatendida o ligera de equipaje. En el fondo soy bastante contradictoria porque luego cuando siento algo lo siento de verdad y me siento preparada para todo, aunque ahora lo dude.

También he notado que me enrollo bastante al teléfono o dando palique a la gente en la calle y eso es un tiempo que paso sin hacer nada de lo mío ¿no? Estamos hablando de horas en alguna ocasión. Claro que la multitarea ayuda: por ejemplo, hablar por teléfono y estar montando un ordenador debajo de la mesa es una de mis grandes habilidades. Pero es cierto que últimamente la gente suda para colgarme el teléfono, así que tal vez sí me siento algo sola y con necesidad de comunicarme.

Aunque hay una cosa que también es cierta: tengo la sensación de que estoy pidiéndole al universo una retribución por lo que pongo ahí fuera y no la estoy consiguiendo. Esperaba encontrar una reacción positiva a haber casi terminado la peli, etc, y me he desilusionado con cierta apatía generalizada que percibo en el ambiente. Ayer puse un pequeño anuncio sobre las tomas falsas del corto en un foro supuestamente de cine lésbico y la administradora me empapeló a correazos diciendo que yo estaba lanzándoles spam. De verdad.

También es cierto que las tías lesbianas en general pueden ser un grupo harto difícil como público y por eso, aunque voy a poner el corto gratis por internet en Youtube y toda la pesca, voy a pasar de foros y opiniones, porque me espero una marea de comentarios sobre lo tonto, zafio y baldío que es. Habrá tanta gente a quien le guste como a quienes no les guste, y lo mejor es lanzarlo ahí fuera, dejar que se entretengan las personas que sincronizan contigo y no disculparte por las quejas de quienes lo considerarán una la pérdida de tiempo. Ésa en general sería una actitud perfecta ante la vida, a ver si me aplico un poco el cuento. Pero es difícil, porque siempre he tenido que mendigar la atención y el respeto de mi padre, y muy a menudo me inundaba de críticas destructivas; o sea que mi ego es como un perrillo flaco y asustado al que le han apaleao en la calle y tiene miedo.

Supongo que el que vuelva a hacer mi trabajo no supone un gran acontecimiento para el resto de la gente, sobre todo para aquellas personas que no me conocen mucho. De todas formas he visto cómo mucha energía positiva que estaba propulsando hacia fuera se ha disipado y no ha circulado especialmente, con lo que creo que es mejor que vuelva a coger la sartén por el mango y regrese a mí. Tengo que apreciar mejor los pequeños milagrillos y acontecimientos especiales que se están dando por doquier. A la gente le inspira el verte entusiasmada, creativa, segura de ti misma, divertida y alocada, y también he atraído a muchas personas que me están dando lo mejor de sí mismas. Es preferible el esperar a que la gente venga a ti, y no que la llames. Yo estoy aquí para quien quiera hablar o jugar o crear o cualquier cosa, pero no voy a lanzar más botellas de naúfraga, porque no lo soy. En unas semanas voy a salir pitando de Madrid y me voy a refugiar en los brazos de una de las niñas más dulces que conozco. Ella fue uno de los ángeles de mi corto y nunca he tenido oportunidad suficiente para agradecérselo.

En realidad se trata de continuar practicando un principio en el que creo a ciencia cierta y que consiste en sembrar, sembrar, sembrar ... No tienes que hacer nada, tan sólo estar ahí porque con lo que haces por defecto el camino está trillado. A veces me olvido y me vuelco demasiado en el reconocimiento del exterior hacia mí y me equivoco de cabo a rabo. La fuerza interior hay que medirla y contenerla, de esa forma tendrá mucha más potencia y será más holística. Además, no hay nada más sexy que la confianza en ti misma ;-)

De forma que back to the drawing board, my friend , vuelta al capuchón y el espacio recóndito y hogareño del espacio interior que es en el que más alabanzas, gratitud, deleites, satisfacciones y provecho se pueden encontrar. También es donde sees posible sofocar las reacciones ambivalentes que te devuelve el mundo. En último término la búsqueda de amor, comprensión y comunicación es el resultado de una actitud interior más que de una intención o un manojo de acciones preparadas para conseguir todas estas cosas.

domingo, 28 de setembro de 2008

De todo un poco, porque hoy estoy de todo un poco

Mi fin de semana

Sensualidad:


Aciertos ciegos y sin límites. Temblores en las acequias de las venas. Es en la eterna musa femenina que nuestro cuerpo descubre sus veleidades y nuestra alma su gemela.


Bollo friki_

fsck -fy y el Macintosh repara su disco duro él solito. ¿Qué tengo que hacer yo para que me pase lo mismo?


MacOs X:

Un fin de semana tirada instalando Tiger en un G3 beige afrankensteinado. Tarea titánica. Por supuesto demasiado tiempo libre entre instalación e instalación danzando como con un resorte de muelle de ordenador a ordenador escuchando a Laura Pausini ...

Leyendo nuevos blogs y añadiéndolos a los enlaces:

¡Menudas blogueras en Barna!! Mighty impressive

De todo un poco, porque hoy estoy de todo un poco

Mi fin de semana

Sensualidad:


Aciertos ciegos y sin límites. Temblores en las acequias de las venas. Es en la eterna musa femenina que nuestro cuerpo descubre sus veleidades y nuestra alma su gemela.


Bollo friki_

fsck -fy y el Macintosh repara su disco duro él solito. ¿Qué tengo que hacer yo para que me pase lo mismo?


MacOs X:

Un fin de semana tirada instalando Tiger en un G3 beige afrankensteinado. Tarea titánica. Por supuesto demasiado tiempo libre entre instalación e instalación danzando como con un resorte de muelle de ordenador a ordenador escuchando a Laura Pausini ...

Leyendo nuevos blogs y añadiéndolos a los enlaces:

¡Menudas blogueras en Barna!! Mighty impressive

sexta-feira, 26 de setembro de 2008

Pues me lo pone certificado ...

El sexo adulterado por miel y aromas de almizcle y feronomas de espliego capilar. Vislumbras las cortezas vegetales para escarbar lo más profundamente posible en tu inconsciente. Rindes homenaje a los idus de octubre en este otoño remendado por sudores y esperanzas.

Otoño, y de repente todo cambia. Me huelo y no me escucho. El mundo exterior ... ¿cómo nos relacionamos con él? ¿Silencios o ecos? Cuidarme. Olerme. Aventurarme. Inesperadas palabras resguardadas.

Voy a correr con este olor limpio, fresco y humano para ver si deseo el olor y el sabor volátil y atmosférico de mi propio cuerpo.

Tengo que instalar sistemas operativos, volver a trabajar en el proyecto, ensapillarme con la vida misma aunque me aburra.

Compulsión por escribir y dormir. Romper rutinas ... comer, dormir o escribir??

Pues me lo pone certificado ...

Estoy siendo una absoluta crápula esperando en Correos para enviar DVDs, llamando por teléfono por la mañana a festivales y comprando cajas de calidades varias para hacer la gran hornada de copias de la peli. A ver, hoy trabajo a las nueve pero son más de las doce y ni siquiera tengo excusa. He avisado sin dar razones y estoy haciendo lo que quiero. Pero la cosa es que he dejado la oficina petarda y vuelvo a mi empresa de externalizados, que por lo menos está llena de gente normal y nos echamos risas todo el día. Si me quieren de apagafuegos digo yo que me llamarán, lo que pasa es que no puedo concentrarme. He perdido la vez. En vez de llegar tarde debería estar enfrente del ordenador en el trabajo haciendo prácticamente lo mismo pero por mail. Seguro que me perdonan por una vez.

Nombre, dirección, todo ...

Me ha llegado el otro libro de George Steiner y yo pensaba por el volumen del paquete que sería la tarjeta gráfica del Mac que espero como agua de mayo, pero no, es un libro enorme de tienda de antigüedades de viejo ... 21 con 90 ... que parece haberlo vendido los herederos de algún intelectual incapaces de descifrar el significado de su título: Lenguaje y Silencio; Ensayos sobre lenguaje, literatura y lo inhumano. George Steiner es un judío anti-totalitarismo que me inspira con su enorme vivacidad y dinamismo verbal, reflexivo y pensativo. Una sola frase suya me puede perseguir durante meses, como sucedió cuando lo descubrí en Babelia, el suplemento de El País.

Mi vista lejana está dormida y tengo que hacer un esfuerzo con los párpados para posar mi mirada en la posición adecuada. Menos mal que tengo astigmatismo así que la visión lejana se recupera adecuadamente rápdio de la multitud de horas pasadas a 20 cm de la pantalla del ordenador. Me toca mi turno para enviar el dvd al festival de Bilbao.

Estoy empollando el tema de cómo hacer dvds de calidad después de que el sonido mpeg me fastidió el audio del corto con ecos fantasmagóricos, y me parece un rollo patatero.

Se me han acabado las Moleskines, hay que comprar más.

Pues me lo pone certificado ...

El sexo adulterado por miel y aromas de almizcle y feronomas de espliego capilar. Vislumbras las cortezas vegetales para escarbar lo más profundamente posible en tu inconsciente. Rindes homenaje a los idus de octubre en este otoño remendado por sudores y esperanzas.

Otoño, y de repente todo cambia. Me huelo y no me escucho. El mundo exterior ... ¿cómo nos relacionamos con él? ¿Silencios o ecos? Cuidarme. Olerme. Aventurarme. Inesperadas palabras resguardadas.

Voy a correr con este olor limpio, fresco y humano para ver si deseo el olor y el sabor volátil y atmosférico de mi propio cuerpo.

Tengo que instalar sistemas operativos, volver a trabajar en el proyecto, ensapillarme con la vida misma aunque me aburra.

Compulsión por escribir y dormir. Romper rutinas ... comer, dormir o escribir??

Pues me lo pone certificado ...

Estoy siendo una absoluta crápula esperando en Correos para enviar DVDs, llamando por teléfono por la mañana a festivales y comprando cajas de calidades varias para hacer la gran hornada de copias de la peli. A ver, hoy trabajo a las nueve pero son más de las doce y ni siquiera tengo excusa. He avisado sin dar razones y estoy haciendo lo que quiero. Pero la cosa es que he dejado la oficina petarda y vuelvo a mi empresa de externalizados, que por lo menos está llena de gente normal y nos echamos risas todo el día. Si me quieren de apagafuegos digo yo que me llamarán, lo que pasa es que no puedo concentrarme. He perdido la vez. En vez de llegar tarde debería estar enfrente del ordenador en el trabajo haciendo prácticamente lo mismo pero por mail. Seguro que me perdonan por una vez.

Nombre, dirección, todo ...

Me ha llegado el otro libro de George Steiner y yo pensaba por el volumen del paquete que sería la tarjeta gráfica del Mac que espero como agua de mayo, pero no, es un libro enorme de tienda de antigüedades de viejo ... 21 con 90 ... que parece haberlo vendido los herederos de algún intelectual incapaces de descifrar el significado de su título: Lenguaje y Silencio; Ensayos sobre lenguaje, literatura y lo inhumano. George Steiner es un judío anti-totalitarismo que me inspira con su enorme vivacidad y dinamismo verbal, reflexivo y pensativo. Una sola frase suya me puede perseguir durante meses, como sucedió cuando lo descubrí en Babelia, el suplemento de El País.

Mi vista lejana está dormida y tengo que hacer un esfuerzo con los párpados para posar mi mirada en la posición adecuada. Menos mal que tengo astigmatismo así que la visión lejana se recupera adecuadamente rápdio de la multitud de horas pasadas a 20 cm de la pantalla del ordenador. Me toca mi turno para enviar el dvd al festival de Bilbao.

Estoy empollando el tema de cómo hacer dvds de calidad después de que el sonido mpeg me fastidió el audio del corto con ecos fantasmagóricos, y me parece un rollo patatero.

Se me han acabado las Moleskines, hay que comprar más.

Dos pares de... novios

Hasta ayer tenía cuatro. Dos pares. Y como he de centrarme, he decidido ponerlos a prueba. Voy a quedar no para lujuria, sino para cenar. A ver cómo nos desenvolvemos.

Los participantes son Emilio Rapado, Jose Motero-mecánico, Javier Strong y Antonio Alcorcón.

Anoche comenzó el casting, el primero en participar fue Javier Strong, tenía que quitarme dudas de cómo era este mozalbete. Lo pasé bien con él, pero a las horas en que lo conocí ya estaba yo en manos de Don Cacique.
Quedada en metro Tirso de Molina. ¡Oh Dios! ¡porfis, porfis que no sea este cuadro! Pues sí, era él, esto me pasa por apóstata y renunciar a la fe cristiana.

Nuestras almas se pusieron a callejear dirección: su hogar. Iba a preparar la cena ¿y después? oh, my god! La piel se me ponía de ave sólo de pensarlo. Mi cabeza no paraba de maquinar. Necesitaba una idea, un plan rápido, antes de entrar su guarida. Llegamos a su portal y apareció Dora. Toda digna. "Javier, no me veo. Me vuelvo al metro".

Alber fue mi salvación, estaba también por el centro. Cenamos juntos, además con un amigo suyo y los tres nos fuimos de copas. Al final llegué a casa a las 3. Habiendo catado antes el producto suizo y francés.

Retomamos el casting porque esta noche hay nuevo concursante, Antonio Alcorcón. Que ha retrasado irse a las fiestas de su pueblo para salgamos juntos esta noche. Ojo: lo conocí el sábado pasado después de las 3.00h. Quizá no debería facilitar mi contacto después de esa hora y quedarme sólo con el recuerdo que el señor Cacique me brinde.

Y mira que me lo tiene dicho Ana Belén, "al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver". Pero somos peces de ciudad, algo malo teníamos que tener.

quarta-feira, 24 de setembro de 2008

Alienación en la oficina, horror, horror

Horror en el hipermercado
Terror en los ultramarinos
Mi chica ha desaparecido
Y nadie sabe cómo ha sido .....
.... ohhhhh noooooo

Desfase difásico, vulnerabilidad lunar y superlativa. Retazos de liberación emocional en cubitos de hielo de colores múltiples. Resabiarse, circularse, embrutecerse con actividad varias para que luego no suceda lo de siempre que es lo impredecible, cuanto más mejor.

Escritura automática despedida a latigazos, buzones cibernéticos esféricos encima de una revista masturbatoria. Pringarse con la radio, salazón de líquido contenido en botellas que sudan por dentro. No saber lo que se dice ni por qué se dice ni a quién se dice para que luego se diga lo que te cuentan por motivos disueltos. "Los mensajes no se quedan en el buzón de dirección ... exactamente, lo que envían lo que reciben y de algún modo lo pueden ver los dos ..."

Qué coño rallas. Me importa muy poko, me parecen inconstantes, insuficientes y recalcitrantes los buzones de correo de los usuarios sempiternos que nunca saldrán a respirar de sus contenedores enfermos en el edificio gris y a punto de venderse, pero nadie lo quiere. Es que no se compra con dinero.

Quiero saltarme las distancias y los buzones y las redirecciones, por ejemplo, para que no haya que formatear la mente y los dedos convertidos en teclas de teclados contra natura. Y las mayúsculas detrás o delante de la arroba, o dónde está la arroba que todo el mundo lo sabe pero aún así se tropiezan los dedos con la maldita Alt Grrrr

Así no se puede observar el mundo mientras se termina de configurar el equipo, y mi botella continúa sudando por dentro y a mí me la suda lo que no se puede hacer desde Windows pero sí desde el servidor de no sé qué cacharro en el disco (D:) de la usuaria X. Al final la firma electrónica del mensaje la firma el diablo.

Me disuelvo electrónicamente y me rebaña el radio star de la canción aua aua radio killed the radio star radio killed the radio star ... a aaa ahhhhhhhh

Hastaluegomecagoenlalecheputamiraquelascosassonfacilesyauna
sinolashacenenviarunmensajeesperaunacosa

soporte soporte soporte y vuelvo a picar, punto y coma, eso se puede ... el correo de mi casa es para que responda mi hija o yo ... demasiadas ......

Paso, paso, paso y paso. Como Manolo o como Patricia. ¿Dónde se queda el mensaje? En su buzón on en el de Patricia??????

Alienación en la oficina, horror, horror

Horror en el hipermercado
Terror en los ultramarinos
Mi chica ha desaparecido
Y nadie sabe cómo ha sido .....
.... ohhhhh noooooo

Desfase difásico, vulnerabilidad lunar y superlativa. Retazos de liberación emocional en cubitos de hielo de colores múltiples. Resabiarse, circularse, embrutecerse con actividad varias para que luego no suceda lo de siempre que es lo impredecible, cuanto más mejor.

Escritura automática despedida a latigazos, buzones cibernéticos esféricos encima de una revista masturbatoria. Pringarse con la radio, salazón de líquido contenido en botellas que sudan por dentro. No saber lo que se dice ni por qué se dice ni a quién se dice para que luego se diga lo que te cuentan por motivos disueltos. "Los mensajes no se quedan en el buzón de dirección ... exactamente, lo que envían lo que reciben y de algún modo lo pueden ver los dos ..."

Qué coño rallas. Me importa muy poko, me parecen inconstantes, insuficientes y recalcitrantes los buzones de correo de los usuarios sempiternos que nunca saldrán a respirar de sus contenedores enfermos en el edificio gris y a punto de venderse, pero nadie lo quiere. Es que no se compra con dinero.

Quiero saltarme las distancias y los buzones y las redirecciones, por ejemplo, para que no haya que formatear la mente y los dedos convertidos en teclas de teclados contra natura. Y las mayúsculas detrás o delante de la arroba, o dónde está la arroba que todo el mundo lo sabe pero aún así se tropiezan los dedos con la maldita Alt Grrrr

Así no se puede observar el mundo mientras se termina de configurar el equipo, y mi botella continúa sudando por dentro y a mí me la suda lo que no se puede hacer desde Windows pero sí desde el servidor de no sé qué cacharro en el disco (D:) de la usuaria X. Al final la firma electrónica del mensaje la firma el diablo.

Me disuelvo electrónicamente y me rebaña el radio star de la canción aua aua radio killed the radio star radio killed the radio star ... a aaa ahhhhhhhh

Hastaluegomecagoenlalecheputamiraquelascosassonfacilesyauna
sinolashacenenviarunmensajeesperaunacosa

soporte soporte soporte y vuelvo a picar, punto y coma, eso se puede ... el correo de mi casa es para que responda mi hija o yo ... demasiadas ......

Paso, paso, paso y paso. Como Manolo o como Patricia. ¿Dónde se queda el mensaje? En su buzón on en el de Patricia??????

Noche en vela

He dejado atrás al cerrar la puerta de mi piso esta mañana una atmósfera cargada de electrones y un lecho impoluto. Tenía que entregar una copia más corta de la película y he tardado toda la noche en hacerlo, pero lo he conseguido. No tenía ninguna intención de alterar mis ritmos de sueño de manera tan brutal, pero ha sido uno de esos días que espero no repetir en mucho tiempo. Como siempre que duermo poco me pregunto cómo voy a sobrevivir una jornada entera de trabajo, cuándo la burbuja prieta que me sustenta se pinchará y sufriré la revancha del verdadero cansancio que se aloja bajo mi piel.

Por ahora he podido ducharme, vestirme, salir a la calle, pero empiezan los errores y aunque estoy pensándolo mucho todo me he olvidado de tomar el Lamictal por primera vez en meses, y he cambiado la mochila por otra más ligera que no lleva los repuestos de emergencia. Por lo tanto, al menos durante esta mañana, voy a tener que utilizar mis propios recursos orgánicos, que no son muchos, para poder encararme a la posibilidad de mareas entrantes y olas batientes que pudieran centrifugar mi ánimo.

Es una locura esto de no dormir; me siento vulnerable y no sé muy bien los peligros que entraña este día que ha amanecido roto y perforado. Las venas se me han hinchado en los brazos y me siento como si pudiera levitar. Temo los efectos insospechados del café que me preparó mi vecino esta noche y que he tragado con sonda por la mañana.

No me puedo sincerar con nadie aquí y encima el Hotmail no va, ni idea de por qué.

---------------------------------------------------------------------------------------------
Son casi las dos de la tarde y he sobrevivido la parte más dura. No me puedo creer no haber dormido desde hace tantas horas. Voy a casa, corro a por el DVD, lo entrego, vuelvo aquí y espero de cuatro a siete a aterrizar en mi almohada que huele a mí y me devuelve vapor de sueño a posar mi cabeza en ella.


---------------------------------------------------------------------------------------------
Son las cuatro y media y sigo de una pieza. He entregado la copia, y deben estar hartos de mi rollo stalker (aunque ya se sabe que todos los cineastas son pushy bastards. Pero bueno, como no hay muchas pelis españolas, tal vez haya potra y les guste mi peliculilla.

Sigue el rollo raro con una de las actrices y es una pena porque realmente me causa dolor en el pecho que la situación no esté resuelta por mucho que yo más lo quiera, pero tiro la toalla. Lo he intentado por activa y por pasiva. Ahora me voy a concentrar en dormir, dormirrrr, dormirrrr y cómo no: lavar los platos por dentro y por fuera.

Noche en vela

He dejado atrás al cerrar la puerta de mi piso esta mañana una atmósfera cargada de electrones y un lecho impoluto. Tenía que entregar una copia más corta de la película y he tardado toda la noche en hacerlo, pero lo he conseguido. No tenía ninguna intención de alterar mis ritmos de sueño de manera tan brutal, pero ha sido uno de esos días que espero no repetir en mucho tiempo. Como siempre que duermo poco me pregunto cómo voy a sobrevivir una jornada entera de trabajo, cuándo la burbuja prieta que me sustenta se pinchará y sufriré la revancha del verdadero cansancio que se aloja bajo mi piel.

Por ahora he podido ducharme, vestirme, salir a la calle, pero empiezan los errores y aunque estoy pensándolo mucho todo me he olvidado de tomar el Lamictal por primera vez en meses, y he cambiado la mochila por otra más ligera que no lleva los repuestos de emergencia. Por lo tanto, al menos durante esta mañana, voy a tener que utilizar mis propios recursos orgánicos, que no son muchos, para poder encararme a la posibilidad de mareas entrantes y olas batientes que pudieran centrifugar mi ánimo.

Es una locura esto de no dormir; me siento vulnerable y no sé muy bien los peligros que entraña este día que ha amanecido roto y perforado. Las venas se me han hinchado en los brazos y me siento como si pudiera levitar. Temo los efectos insospechados del café que me preparó mi vecino esta noche y que he tragado con sonda por la mañana.

No me puedo sincerar con nadie aquí y encima el Hotmail no va, ni idea de por qué.

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Son casi las dos de la tarde y he sobrevivido la parte más dura. No me puedo creer no haber dormido desde hace tantas horas. Voy a casa, corro a por el DVD, lo entrego, vuelvo aquí y espero de cuatro a siete a aterrizar en mi almohada que huele a mí y me devuelve vapor de sueño a posar mi cabeza en ella.


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Son las cuatro y media y sigo de una pieza. He entregado la copia, y deben estar hartos de mi rollo stalker (aunque ya se sabe que todos los cineastas son pushy bastards. Pero bueno, como no hay muchas pelis españolas, tal vez haya potra y les guste mi peliculilla.

Sigue el rollo raro con una de las actrices y es una pena porque realmente me causa dolor en el pecho que la situación no esté resuelta por mucho que yo más lo quiera, pero tiro la toalla. Lo he intentado por activa y por pasiva. Ahora me voy a concentrar en dormir, dormirrrr, dormirrrr y cómo no: lavar los platos por dentro y por fuera.

terça-feira, 23 de setembro de 2008

Pack condón-lubricante... ¡y nice!

Pero ¿cómo se puede ser tan estupenda? O tan mamarracha. Volviendo de la cena de cumpleaños de JC al coger el metro me ha pedido la documentación la Policía y me han registrado. Estaba nervioso. Habrán pensado ¡Anda guapaaaaaaa! cuando me han sacado esto tan horterísima del bolsillo de detrás...



y debajo pongo éste, que me ha encantado



Pantallas a 75 hercios

Partimos de la base de que en una de éstas no lo contamos. Miras preciadas, recuperaciones planas, frentes sistemáticos, elucubraciones varias, banalidades diversas.

Estoy tan cansada que no tengo fuerza para respirar. Noto el cansancio en la base del estómago, una especie de naúsea que flota en un mar de aceite industrial mientras se retuerce. Es una de estas veces cuando pierdo la esperanza durante una micra de segundo de que pueda algún día levantar estos párpados que se me cierran bajo el peso de un telón de acero. Me fuerzo a respirar y a sentir, a comunicarme con los individuos que tengo a mi alrededor. Hoy, después de un día pusilánime donde sólo prima el silencio y las impresoras averiándose, nadie tiene ganas de prosperar y las gente se siente pasada por agua.

No encuentro ninguna simpatía de nadie. Cierro los ojos en el ascensor leno de gente y aprieto los cascos a mis oídos para seguir escuchando la banda sonora del corto para recuperarme durante unos mínimos segundos antes de dar un empujón a mi cuerpo y lanzarme al suelo de la planta de mi oficina tambaleándome y a medio gas. El universo no responde. La botella de agua me da náuseas, el arroz chino que me he comido me da náuseas, el aire enrarecido del cuchitril de sistemas de esta empresa me da náuseas ... Me gustaría estar en lo alto de una región rocosa tumbada para poder dormirme con un alma a mi vera que velase por mi descanso.

Me quedan exactamente cuarenta minutos para largarme de aquí y volver a casa a atender mis ordenadores destripados a ver si regurgitan la nueva copia del dvd de una puta vez. He sido bastante temeraria metiendo mis brazos, mis manos y mis codos en sus entrañas intentando optimizarlos por activa y por pasiva. Pero aunque hubiera metido la cabeza y me hubiera sacrificado como un becerro de oro tras electrocutarme nada hubiera cambiado. La rebeldía se ha colado en el ambiente y la pasividad también y afecta a humanos y cyborgs.

Pero he decir que aunque los PCs están caprichosos se están portando mejor que las personas. Todo el mundo actúa en diferido, con cara de pocos amigos, a su entera indisposición. ¿O soy yo que lo siente porque al rescindir mi energía vital esperaba recuperarla con feedback humano? Como siempre en este edificio de siete plantas he sido yo la primera que se ha puesto enferma con la gripe o lo que quiera que sea que ronda por ahí. Ahora estoy supliendo a un compañero indispuesto, y la gente está cayendo como protozoos en una charca inmunda.

Me quiero pirar, terminar el dvd, marcharme a entregarlo y meterme en la cama sin objetivo, con dos o tres vasos de agua en el estómago hidratándome el sueño y sin lavar los platos. Aunque probablemente cuando me arrastre hacia mi casa me active y empiece a robarle tiempo al sueño desde ese preciso instante.

Tras estos párrafos queda media hora. Debería movilizarme, bajar las seis plantas que quedan y tomar el aire, pero eso es imposible en O'Donnell. Respirar en la calle O'Donnell: imposible.

Hoy se ha puesto gruñona mucha gente que ha llamado a soporte, total, porque les he tenido que decir que no vamos a solucionar su problema en una décima de segundo, sino que tienen que entrar en un portal de soporte y registrar su incidencia. Me querían mandar a la puta mierda como si fuera un jodido menú telefónico.

Ha habido un momento en que he mandado a una tía al puto infierno y a medida que me soltaba borderías la he respondido con una familiaridad despiadada: "No sé" o "así son las cosas" o "déjalo" y al final "(¡Joder, tía, deja de cascar!) ¿No te he dicho que ya iba (¡coño!)?". Antes de bajar, ya estaba tomándome el tiempo prudencial para ponerla un poco nerviosa, me ha vuelto a llamar desesperada como si no me hubiera contado nada antes, tal vez esperando que le cogiera otra persona. Cuando he bajado me he encontrado a una mujer atractiva con una mirada esperanzada y con la soberbia convertida en vergüenza. Yo también he sentido el haber estado a punto de mandarla a la mierda, aunque en el fondo creo que estaba vacilándola.

Se ha sentado muy cerca de mí, casi rozándome, y se ha mostrado muy interesada en lo que yo hacía. Me he dedicado a lanzar pantallas y menús a golpe de teclado mientras mis dedos se movían veloces con el piloto automático. No iba de chula por la vida, simplemente expresaba con mi actitud el agotamiento que me vacía la musculatura de las piernas desde hace una semana y media. Cuando le he dicho que su ordenador tenía un virus me ha preguntado que cómo lo íbamos a arreglar. Le he respondido que con mala leche y ella ha dicho que hoy disponía de mucha. Yo la he mirado asintiendo (que yo también la había tenido y lo sentía). Las mujeres y su increíble atractivo hablando de forma indirecta.

Después de eso nos hemos llevado bien, aunque las dos estábamos cortadas por haber estado a punto de habernos mandado a la mierda mutuamente, aunque en el fondo, nos estábamos vacilando. Luego me la he encontrado en el ascensor y andaba feliz diciéndole a todo mundo que tenía un virus y haciéndoles partícipe de la suerte que tenía porque yo se lo iba a machacar.

Estoy harta de hablar con la gente con la mediación de un ratón, una impresora, un virus, unos altavoces, un teclado o un programa que se desvencija. Yo no puedo decidir a voluntad el colgarme o dar un fallo de memoria, o desconectarme. Después de dos meses aquí entrando de sopetón en todas las plantas y preguntando por mujeres que tienen problemas con ordenadores la población femenina de esta empresa me conoce y me está empezando a saludar. Por supuesto esto de los saludos se multiplica a una velocidad exponencial. Todas estas tías con su power dressing y su pelo liso y plisado, estas jovencitas morenazas y de vibrante mirada inteligente y las cuarentonas con experiencia en esta vida están orgullosas de tener a una informática que lleva tirantes, pantalones negros con manos en los bolsillos, zapatillas destrozadas y camisetas de las que regalan. Supongo que mi esencia bollo friki les provoca inconscientemente a coquetear un poco conmigo.

De vez en cuando en mi departamento me presentan a los tíos que son los jefes súper VIP de aquí o de allí o de acullá. Me importan un bledo, los ratones de ordenador son bastante democráticos a la hora de escoger la persona y el momento en el que jugar con tu paciencia.

La planta de esta cuadrícula sin luz que llaman oficina se ha secado.

Pantallas a 75 hercios

Partimos de la base de que en una de éstas no lo contamos. Miras preciadas, recuperaciones planas, frentes sistemáticos, elucubraciones varias, banalidades diversas.

Estoy tan cansada que no tengo fuerza para respirar. Noto el cansancio en la base del estómago, una especie de naúsea que flota en un mar de aceite industrial mientras se retuerce. Es una de estas veces cuando pierdo la esperanza durante una micra de segundo de que pueda algún día levantar estos párpados que se me cierran bajo el peso de un telón de acero. Me fuerzo a respirar y a sentir, a comunicarme con los individuos que tengo a mi alrededor. Hoy, después de un día pusilánime donde sólo prima el silencio y las impresoras averiándose, nadie tiene ganas de prosperar y las gente se siente pasada por agua.

No encuentro ninguna simpatía de nadie. Cierro los ojos en el ascensor leno de gente y aprieto los cascos a mis oídos para seguir escuchando la banda sonora del corto para recuperarme durante unos mínimos segundos antes de dar un empujón a mi cuerpo y lanzarme al suelo de la planta de mi oficina tambaleándome y a medio gas. El universo no responde. La botella de agua me da náuseas, el arroz chino que me he comido me da náuseas, el aire enrarecido del cuchitril de sistemas de esta empresa me da náuseas ... Me gustaría estar en lo alto de una región rocosa tumbada para poder dormirme con un alma a mi vera que velase por mi descanso.

Me quedan exactamente cuarenta minutos para largarme de aquí y volver a casa a atender mis ordenadores destripados a ver si regurgitan la nueva copia del dvd de una puta vez. He sido bastante temeraria metiendo mis brazos, mis manos y mis codos en sus entrañas intentando optimizarlos por activa y por pasiva. Pero aunque hubiera metido la cabeza y me hubiera sacrificado como un becerro de oro tras electrocutarme nada hubiera cambiado. La rebeldía se ha colado en el ambiente y la pasividad también y afecta a humanos y cyborgs.

Pero he decir que aunque los PCs están caprichosos se están portando mejor que las personas. Todo el mundo actúa en diferido, con cara de pocos amigos, a su entera indisposición. ¿O soy yo que lo siente porque al rescindir mi energía vital esperaba recuperarla con feedback humano? Como siempre en este edificio de siete plantas he sido yo la primera que se ha puesto enferma con la gripe o lo que quiera que sea que ronda por ahí. Ahora estoy supliendo a un compañero indispuesto, y la gente está cayendo como protozoos en una charca inmunda.

Me quiero pirar, terminar el dvd, marcharme a entregarlo y meterme en la cama sin objetivo, con dos o tres vasos de agua en el estómago hidratándome el sueño y sin lavar los platos. Aunque probablemente cuando me arrastre hacia mi casa me active y empiece a robarle tiempo al sueño desde ese preciso instante.

Tras estos párrafos queda media hora. Debería movilizarme, bajar las seis plantas que quedan y tomar el aire, pero eso es imposible en O'Donnell. Respirar en la calle O'Donnell: imposible.

Hoy se ha puesto gruñona mucha gente que ha llamado a soporte, total, porque les he tenido que decir que no vamos a solucionar su problema en una décima de segundo, sino que tienen que entrar en un portal de soporte y registrar su incidencia. Me querían mandar a la puta mierda como si fuera un jodido menú telefónico.

Ha habido un momento en que he mandado a una tía al puto infierno y a medida que me soltaba borderías la he respondido con una familiaridad despiadada: "No sé" o "así son las cosas" o "déjalo" y al final "(¡Joder, tía, deja de cascar!) ¿No te he dicho que ya iba (¡coño!)?". Antes de bajar, ya estaba tomándome el tiempo prudencial para ponerla un poco nerviosa, me ha vuelto a llamar desesperada como si no me hubiera contado nada antes, tal vez esperando que le cogiera otra persona. Cuando he bajado me he encontrado a una mujer atractiva con una mirada esperanzada y con la soberbia convertida en vergüenza. Yo también he sentido el haber estado a punto de mandarla a la mierda, aunque en el fondo creo que estaba vacilándola.

Se ha sentado muy cerca de mí, casi rozándome, y se ha mostrado muy interesada en lo que yo hacía. Me he dedicado a lanzar pantallas y menús a golpe de teclado mientras mis dedos se movían veloces con el piloto automático. No iba de chula por la vida, simplemente expresaba con mi actitud el agotamiento que me vacía la musculatura de las piernas desde hace una semana y media. Cuando le he dicho que su ordenador tenía un virus me ha preguntado que cómo lo íbamos a arreglar. Le he respondido que con mala leche y ella ha dicho que hoy disponía de mucha. Yo la he mirado asintiendo (que yo también la había tenido y lo sentía). Las mujeres y su increíble atractivo hablando de forma indirecta.

Después de eso nos hemos llevado bien, aunque las dos estábamos cortadas por haber estado a punto de habernos mandado a la mierda mutuamente, aunque en el fondo, nos estábamos vacilando. Luego me la he encontrado en el ascensor y andaba feliz diciéndole a todo mundo que tenía un virus y haciéndoles partícipe de la suerte que tenía porque yo se lo iba a machacar.

Estoy harta de hablar con la gente con la mediación de un ratón, una impresora, un virus, unos altavoces, un teclado o un programa que se desvencija. Yo no puedo decidir a voluntad el colgarme o dar un fallo de memoria, o desconectarme. Después de dos meses aquí entrando de sopetón en todas las plantas y preguntando por mujeres que tienen problemas con ordenadores la población femenina de esta empresa me conoce y me está empezando a saludar. Por supuesto esto de los saludos se multiplica a una velocidad exponencial. Todas estas tías con su power dressing y su pelo liso y plisado, estas jovencitas morenazas y de vibrante mirada inteligente y las cuarentonas con experiencia en esta vida están orgullosas de tener a una informática que lleva tirantes, pantalones negros con manos en los bolsillos, zapatillas destrozadas y camisetas de las que regalan. Supongo que mi esencia bollo friki les provoca inconscientemente a coquetear un poco conmigo.

De vez en cuando en mi departamento me presentan a los tíos que son los jefes súper VIP de aquí o de allí o de acullá. Me importan un bledo, los ratones de ordenador son bastante democráticos a la hora de escoger la persona y el momento en el que jugar con tu paciencia.

La planta de esta cuadrícula sin luz que llaman oficina se ha secado.

Otoño

Flechas, dardos hirientes y simientes abordadas por el olvido. No existen los silencios ni la ignominia. Los jilgueros repiteny vomitan enmarañadas bolas de pelo.

Humedades discordantes y verticales que emanan en cascada rompiendo aguas a lo largo de mis muslos interiores. Plácidos gemidos e insuflados suspiros que envían predeterminadas partículas frenéticas que se amotinan contra unos cromosomas alucinados.

Debes quererme más porque hoy te deseo menos.

Pérdidas ausentes y delirantes del todo irreales me alejan de mi rumbo, pero no logro asirme al brazo elástico que me propulsa hacia el vacío.

Otoño

Flechas, dardos hirientes y simientes abordadas por el olvido. No existen los silencios ni la ignominia. Los jilgueros repiteny vomitan enmarañadas bolas de pelo.

Humedades discordantes y verticales que emanan en cascada rompiendo aguas a lo largo de mis muslos interiores. Plácidos gemidos e insuflados suspiros que envían predeterminadas partículas frenéticas que se amotinan contra unos cromosomas alucinados.

Debes quererme más porque hoy te deseo menos.

Pérdidas ausentes y delirantes del todo irreales me alejan de mi rumbo, pero no logro asirme al brazo elástico que me propulsa hacia el vacío.

Estación de Hogsmeade

Las flores se convierten en cardos y las sonrisas en gélidos y estirados cipreses helados. Y los candores se apagan, y los libros se despliegan como partituras de orquesta amarillentas y preñadas de promesas.

Escribo estas apuradas líneas embutida en el vagón del metro, rodeada de desconocidos que apoyan su lomo contra mis costillas tan sólo para mantenerse en equilibrio disonante.

Las palabras son neumáticas, las escenas de celos gráficas y el amor se esconde debajo de las alcantarillas. Deseo poder moverme, circularme, envasarme al vacío, dejarme fuera de circulación, fuera de cobertura, esconderme dentro de un libro de bolsillo con tapas rosas. En un viento del Norte, en un capazo de lactante, en la estación fantasmagóricamente perdida y abducida de Harry Potter, en la última parada abandonada de un itinerario.

Eston son los días en los que de forma aséptica concluyo que no es necesario vivir para siempre o alargar la vida de forma estrafalaria, que setenta años es una existencia bien vivida. Total, casi nunca recibimos opiniones, reacciones, alicientes, un tañer de corazones o abrazos reconfortantes. Ni emociones como ristras de ajos tiernos para ahuyentar a los vampiros de la noche que provocan mis miedos nocturnos: miedo al fracaso, a la mediocridad, a la nada, a la fragilidad corporal y al desdoblamiento del subconsciente durante el sueño que finalmente te disgrega en vapor soporífero bajo el crepúsculo. Segismundo, déjame escuchar tu clamor y que sea la sonda que me eduque para salir a flote por encima del conocimiento mundano.

Necesito dormir más y seguir leyendo al tierno Charles Dickens. Su humanidad rescatada como un artilugio entre las alimañas del terror y la miseria me reconfortan y me obligan a disfrutar frenéticamente de los resquicios de felicidad en esta vida.

Estación de Hogsmeade

Las flores se convierten en cardos y las sonrisas en gélidos y estirados cipreses helados. Y los candores se apagan, y los libros se despliegan como partituras de orquesta amarillentas y preñadas de promesas.

Escribo estas apuradas líneas embutida en el vagón del metro, rodeada de desconocidos que apoyan su lomo contra mis costillas tan sólo para mantenerse en equilibrio disonante.

Las palabras son neumáticas, las escenas de celos gráficas y el amor se esconde debajo de las alcantarillas. Deseo poder moverme, circularme, envasarme al vacío, dejarme fuera de circulación, fuera de cobertura, esconderme dentro de un libro de bolsillo con tapas rosas. En un viento del Norte, en un capazo de lactante, en la estación fantasmagóricamente perdida y abducida de Harry Potter, en la última parada abandonada de un itinerario.

Eston son los días en los que de forma aséptica concluyo que no es necesario vivir para siempre o alargar la vida de forma estrafalaria, que setenta años es una existencia bien vivida. Total, casi nunca recibimos opiniones, reacciones, alicientes, un tañer de corazones o abrazos reconfortantes. Ni emociones como ristras de ajos tiernos para ahuyentar a los vampiros de la noche que provocan mis miedos nocturnos: miedo al fracaso, a la mediocridad, a la nada, a la fragilidad corporal y al desdoblamiento del subconsciente durante el sueño que finalmente te disgrega en vapor soporífero bajo el crepúsculo. Segismundo, déjame escuchar tu clamor y que sea la sonda que me eduque para salir a flote por encima del conocimiento mundano.

Necesito dormir más y seguir leyendo al tierno Charles Dickens. Su humanidad rescatada como un artilugio entre las alimañas del terror y la miseria me reconfortan y me obligan a disfrutar frenéticamente de los resquicios de felicidad en esta vida.

segunda-feira, 22 de setembro de 2008

El alma apenada

Se trata única y exclusivamente del alma. De cómo tolera y aguanta las embestidas del viento bronco y sólido. Y cómo huye de los dardos congelados en las palabras de las personas que te ignoran y te acorralan.

Ella circula, recorre los anchos parajes marinos y se vuelve sirena con un llanto eterno que parece para siempre. Padece un malestar que sólo se desmiembra con el tiempo y la caída de las hojas. Recuerda las lejanas sonrisas y padece mal de amores y nardos de soledades.

Poco a poco se decanta y prueba a descansar. Es difícil descansar cuando dejas algo para mañana.

El alma apenada

Se trata única y exclusivamente del alma. De cómo tolera y aguanta las embestidas del viento bronco y sólido. Y cómo huye de los dardos congelados en las palabras de las personas que te ignoran y te acorralan.

Ella circula, recorre los anchos parajes marinos y se vuelve sirena con un llanto eterno que parece para siempre. Padece un malestar que sólo se desmiembra con el tiempo y la caída de las hojas. Recuerda las lejanas sonrisas y padece mal de amores y nardos de soledades.

Poco a poco se decanta y prueba a descansar. Es difícil descansar cuando dejas algo para mañana.

sábado, 20 de setembro de 2008

Decepcionante Mónica Naranjo

Dos puntos. Te dedico y me escribo estas letras para recordarme en tu próxima gira que no debo acudir a tu concierto.

Esta vez sólo te haré preguntas, que para eso corrí una carrera. No obstante, como tú eres tan estupenda, seguro que no contestarás. Aunque ya no sepa si no lo haces porque no te apetece o porque no das para más, como te pasó en tu mini concierto de anoche en la capital del Reino.
Y fíjate que nos habían informado de que tu actuación en Tenerife, donde arrancaste la gira, fue bastante floja, pero... y aquí la pregunta número uno, ¿cómo ibamos a dudar de que en Madrid no ibas a currarte un superconcierto después de 7 años?

Reconozco que tenías el listón muy alto para tu público trucha. Se habían repartido esta semana entre Sevilla y Valencia para ver a Madonna y venían con las pupilas aún haciendo chiribitas y con un éxtasis de diva que anoche, los que sólo optamos por ti, no vimos ni de lejos. Quedó a años luz.

Y luz fue lo que te faltó. Y brillo. Pregunta número dos. ¿A qué viene tanta sobriedad e incluso en la vestimenta? Supongo que tengo la respuesta. Es por la crisis. Aunque ZP diga que esto no es crisis, sí que lo es. Si no cómo se explica que tú, con lo fantabu que eres, no luzcas despampanante en tus conciertos del tour 08. Ilusos de nosotros (Da, IRibera y yo), que cuando nos ponías el cd en mitad de la actuación y tardabas en salir pensabamos "se está cambiando, "se está cambiando de vestido". Y tú nada, errequeerre. Menos mal que la Barbie que te acompañaba sí que tenía complementos y la veíamos calva, con vestido, con supercresta, en cueros y siempre como una gran candidata a ganar Circus, el nuevo programa de Cuatro.

Tú no, tú ahorrabas en trapitos. Y contentos también estarán contigo los de Greenpeace por tu ahorro energético. Una lástima que las pantallas gigantes del Palacio de Deportes estuvieran apagadas toda la noche y no pudieramos disfrutar de los detalles que se nos escapaban cuando no estabas colgada del techo... Y concreto, del techo, porque colgada parecías toda la noche y si no, siguiente pregunta, ¿cómo justificamos que no te dirigieras a nosotros, ni nos dedicaras una palabras hasta casi el final de tu miniconcierto?

Del pelo no diré nada, que no soy yo quién con estas entradas-salidas que me calzo, pero tú, con el equipo que tienes detrás, me recordabas una y otra vez a la bruja avería.
Y, bueno, aunque no fueramos a ver un super espectáculo sí que fuimos a escuchar el chorro de voz que tienes, pero claro, como la mitad de las canciones las cantabamos el público porque nos apuntabas con tu micro en las frentes, nos quedamos con las ganas.

Así que, estimada Mónica Naranjo, me despido decepcionado y pensativo. Pensando en qué me podría haber gastado los 30 euros que costó tu entrada.

quarta-feira, 17 de setembro de 2008

Caidita de un mito

Dice la R.A.E. que cuando a una persona o cosa se le atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen, estamos ante un mito. Y como esas cualidades o excelencias se las ponemos a quien queremos con el mismo viento fresco se las expropiamos.

Ha sido Alex Corretja el último que se ha pegado el ostión al caer del taburete que le acercaba al pedestal. Al pseudomonolito que le estaba construyendo. Y lo siento, catalán, y no porque a veces utilices lengua de campesinos para expresarte, que yo soy muy tolerante y tengo muchos amigos catalanes, pero tú eres re-tra-sa-do. Y no porque yo lo diga y aproveche este rinconcito mío del ciberespacio para expresarlo. Sino por tu comportamiento.

El domingo coincidí con este jugadordeperiodista en el Club de Campo Villa de Madrid. Yo me había creído su papelón de aprendizdereporteromajo. Embargado por su simpatía y por mis ganas de comunicarle -yo sí soy comunicador- que aún conservo una toalla suya que me dio en el torneo de Estoril, Portugal en 1997. Pensé que podría hacerle ilusión que un periodista se acercara a él y le profesara así una, ya difunta, admiración.

Su cara fue de pavor al comprobar que alguien podía osar acercarse a él de esa manera. El gesto de su cara fue de arriba abajo. Mirarme a la cara. Mirar mi acreditación de prensa. Mirarme a la cara. Mirar mi acreditación de prensa. Sentí en mi cutis su rechazo. Amablemente le dije, "bueno entras en directo en unos minutos, luego te veo". Pero me marché. No tenía nada que compartir ya con él. Ni ganas me quedaron.

Después en la sala de prensa le comenté a un par de compañeros lo ocurrido y fue donde me quitaron la venda de mis preciosos ojos. "Hace un papelón, y el problema es que lo cree. Su actitud es 'yo por aquí y el mundo por allá'. Le encanta jugar a ser periodista, no es buen compañero". Fueron algunas de las lindezas que le regalaban a mis, ya preciosas también, orejas.

Además recoge El Mundo que
el Club de Campo Villa de Madrid fue escenario el viernes de una cena por el centenario de la RFET. Una celebración que llega en un momento en que el presidente de la Federación tiene rechazo total por parte de los jugadores desde hace mes. Ningún jugador asistió, tampoco ex tenistas de la talla de Manolo Santana o Manuel Orantes. Álex Corretja fue la excepción. Y es que los cargos de director deportivo no se regalan a cualquiera y son muy golosos. Hay que currárselos. Bajadita de pantalones. Ay, lo que nos va el mamoneo. Y una vez más demostrando lo gran compañero que somos.

Un problema que estas cosas se suban a las cabezas, por suerte o al menos por su anuncio, él no tiene caspa en la suya. Porque él lo vale.

Misión cumplida: ¡Korto terminado!

Ya he terminado la versión de borrador del corto para el festival. La verdad es que casi no me lo creo, aunque por supuesto en el último momento el ordenador me está puteando pero bien. Es el efecto fecha de entrega, que he previsto porque es exactamente lo normal. Puedo todavía entregar algo, aunque no sé si será hoy o no, porque no sé cuándo tardará el programa de dvd en codificar una peli de 35 minutos. Seguro que será un buen puñao de horas.

Menuda mierda, siempre pasa lo mismo, pero, bueno, no es el fin del mundo. Todavía lo puedo entregar mañana y algo puedo hacer aunque me fallo casi todo. Nunca se puede mover ficha fácil, siempre es esta maldita movida. De todas formas debería concentrarme en lo positivo: he terminado el borrador, me gusta, lo he hecho exactamente como he querido y he avisado a la gente, que no se lo termina de creer.

Puedo presentarlo en Lesgaicinemad de Madrid y también a un festival de Bilbao y a otro de Canarias. No me he puesto demasiado enferma: he intentado comer y dormir lo que he podido, y me he lavado, refrescado los ojos e hidratado la cara. Ahora estoy aquí con el portátil mientras echo miradas de reojo al Mac, a ver si le da la gana de codificar el Quicktime movie. Si no lo hace no voy a morir, creo que intentaré sacar fuerzas de flaqueza y probar plan B. Si no lo entrego hoy no me va a hacer ninguna gracias, pero, en fin. Hoy viene una de las niñas del corto y lo iba a entregar a mano por mí, y aunque no pueda ser creo que al menos podrá verlo. No me gusta decir que voy a hacer una cosa y luego no hacerlo, pero esta vez no voy a poder evitarlo del todo.

Sin embargo estoy relajándome, lo que me asusta, porque me está dando un bajoncillo agradable, y si quiero terminar hoy tengo que ponerme las pilas con turbo. Mierda, mierda, mierda. He decidido ponerme a volcar mis emociones en el blog, tomarme espino albar, valeriana y sauce en una infusión de té con polen y miel, y pasar de todo. Tengo que aprender que por relajarme no va a pasar nada; seguro que luego puedo reconducir mi atención a pesar de las poquísimas horas que he dormido (y aún así lo he hecho con el ojo medio pegado, intentando escuchar si el Macintosh hacía alguna cosa rara. He desarrollado una sensibilidad especia hacia descodificar y descifrar el más mínimo ruidillo: sé cuándo termina de hacer algo, por ejemplo. La próxima vez voy a tener que utilizar FinalCut Pro. La idea romántica de utilizar mi sistema antiguo me ha hecho perder bastante tiempo, aunque por lo menos he montado sin angustia porque me conozco el programa como la palma de la mano y he hecho todo en tiempo real, sin pensar.

Tenía miedo a no poder montar las cosas como tenía en mi mente, pero después de haber visto el material tantas veces supongo que mi subconsciente ha utilizado mis manos y mis dedos para traducir lo que quería hacer con el programa de montaje. Es la fusión entre el ser humano y la máquina. Además he tenido paciencia y he respirado hondo cada vez que tenía que hacer un cambio o una alteración después de haberlo hecho todo cien veces anteriormente.

Llevo ya diez minutos esperando que el Mac haga una cosa relativamente fácil. Esto se está eternizando, pero pase lo que pase voy a dormir esta noche, porque mañana tengo que ir a trabajar. Me he tomado dos días libres, aunque no creo que me echen de menos. Probablemente tenga que estar en casa mañana descansando y terminando esto si es necesario, porque ya me conozco el plan: siempre vuelvo al trabajo la mañana siguiente de haber hecho un proyecto, un rodaje, un montaje, unas vacaciones trasatlánticas y me siento como una piltrafilla. Los pulmones me duelen como si estuvieran envasados al vacío, me falta el aliento, se me cierran los ojos, el cerebro tiene echado el cerrojo, etc, etc.

Pero esta vez me he cuidado mucho, y, aunque me preocupaba la falta de sueño, no me ha entrado excesiva hipomanía; tan sólo la típica neurastenia de tener que hacer algo a la velocidad del rayo.

Aparte del bajón físico lo peor de volver al trabajo al día siguiente es que a la gente de la oficina normalmente suele importarle una mierda lo que he hecho, y mi euforia psicológica se hunde ante la indiferencia del personal.

Ayer me falló el PC, la conexión wifi se desconectaba cada dos segundos, y me dio mucha rabia, porque por supuesto la necesitaba para trabajar en red con el Macintosh. Decidí no estresarme, atribuirlo al efecto entrega y probar cosillas mientras me planteaba soluciones C, D y E. Finalmente lo solucioné con dos restauraciones de sistema, después de estar horas saliendo disparada de la silla del Mac a cada pausa para probar soluciones de todo tipo.

Hoy, aparte de no poder hacer la copia más actualizada en cinta, he tenido todo tipo de errores de disco y de software, y para terminar de mal en peor han ido desapareciendo del escritorio los discos duros como si fueran pompas de jabón, mientras yo estaba en carrera contrarreloj tirándome de los pelos con sorpresa alucinatoria. Sin embargo he hecho lo posible por relajarme; entre chorrada y chorrada me he hecho tés, me he lavado, me he puesto cremas, recogido los platos, ordenado la mesa, intentando contrarrestar mi parsimonia y tranquilidad con las malas vibraciones del equipo. Como si fuera a importarle algo al capullo.

Ahora estoy escuchando a Radio 3, creo que un grupo del fundador de Pink Floyd o algo así, seguido de música arabe y baladas tango bolero. Estoy tentada a tomarme un poco más de valeriana cargada con amapola e irme a dormir una horita o así, porque no veo que la última parida del ordenador vaya a procesarse con rapidez. Podría tumbarme y dormirme y esperar a que venga A., que la pobrecita se está muriendo por ver el corto. Se lo podría enseñar porque tengo algunas copias por ahí, pero se va a ir con las manos vacías. No creo que cambien las vibraciones del universo porque yo no entregue la copia hoy. Hay que entender primero, que soy una personita más en esta marea de hormiguitas que forman la humanidad, y segundo, que todavía tengo mañana la calle pa correr.

Mi vecina de arriba ha tendido la ropa y entra un airecillo muy rico con olor a ropa fresca por la ventana del dormitorio, donde monto. Tengo una litera de Ikea que he ido rotando de casa en casa (levantándola y desmontándola en tiempo récord, ya me conozco el sistema y sigo odiando las llaves de Ikea destroza dedos). Tengo organizado un armamento ingente de material audiovisual y equipo gráfico en el hueco glorioso de debajo de la cama. En el saloncito (o sea, a dos pasos, mi casa es tiny) está el súper PC. El resto son cientos de libros y un sofá. M., mi ex, mi niña, dice que mi casa es como un cíber café.

Me parece que me voy a ir a la cama una horita, porque ya es tontería, y no está en mi mano despertar a este Mac. Se ha portado relativamente bien, y lo he tenido trabajando día y noche durante semanas. Alguna putadita me ha hecho, pero en general ha estado muy bien, así que tal vez sólo tenga que dejarle a su aire un rato; ya está bien de atosigarle.

Misión cumplida: ¡Korto terminado!

Ya he terminado la versión de borrador del corto para el festival. La verdad es que casi no me lo creo, aunque por supuesto en el último momento el ordenador me está puteando pero bien. Es el efecto fecha de entrega, que he previsto porque es exactamente lo normal. Puedo todavía entregar algo, aunque no sé si será hoy o no, porque no sé cuándo tardará el programa de dvd en codificar una peli de 35 minutos. Seguro que será un buen puñao de horas.

Menuda mierda, siempre pasa lo mismo, pero, bueno, no es el fin del mundo. Todavía lo puedo entregar mañana y algo puedo hacer aunque me fallo casi todo. Nunca se puede mover ficha fácil, siempre es esta maldita movida. De todas formas debería concentrarme en lo positivo: he terminado el borrador, me gusta, lo he hecho exactamente como he querido y he avisado a la gente, que no se lo termina de creer.

Puedo presentarlo en Lesgaicinemad de Madrid y también a un festival de Bilbao y a otro de Canarias. No me he puesto demasiado enferma: he intentado comer y dormir lo que he podido, y me he lavado, refrescado los ojos e hidratado la cara. Ahora estoy aquí con el portátil mientras echo miradas de reojo al Mac, a ver si le da la gana de codificar el Quicktime movie. Si no lo hace no voy a morir, creo que intentaré sacar fuerzas de flaqueza y probar plan B. Si no lo entrego hoy no me va a hacer ninguna gracias, pero, en fin. Hoy viene una de las niñas del corto y lo iba a entregar a mano por mí, y aunque no pueda ser creo que al menos podrá verlo. No me gusta decir que voy a hacer una cosa y luego no hacerlo, pero esta vez no voy a poder evitarlo del todo.

Sin embargo estoy relajándome, lo que me asusta, porque me está dando un bajoncillo agradable, y si quiero terminar hoy tengo que ponerme las pilas con turbo. Mierda, mierda, mierda. He decidido ponerme a volcar mis emociones en el blog, tomarme espino albar, valeriana y sauce en una infusión de té con polen y miel, y pasar de todo. Tengo que aprender que por relajarme no va a pasar nada; seguro que luego puedo reconducir mi atención a pesar de las poquísimas horas que he dormido (y aún así lo he hecho con el ojo medio pegado, intentando escuchar si el Macintosh hacía alguna cosa rara. He desarrollado una sensibilidad especia hacia descodificar y descifrar el más mínimo ruidillo: sé cuándo termina de hacer algo, por ejemplo. La próxima vez voy a tener que utilizar FinalCut Pro. La idea romántica de utilizar mi sistema antiguo me ha hecho perder bastante tiempo, aunque por lo menos he montado sin angustia porque me conozco el programa como la palma de la mano y he hecho todo en tiempo real, sin pensar.

Tenía miedo a no poder montar las cosas como tenía en mi mente, pero después de haber visto el material tantas veces supongo que mi subconsciente ha utilizado mis manos y mis dedos para traducir lo que quería hacer con el programa de montaje. Es la fusión entre el ser humano y la máquina. Además he tenido paciencia y he respirado hondo cada vez que tenía que hacer un cambio o una alteración después de haberlo hecho todo cien veces anteriormente.

Llevo ya diez minutos esperando que el Mac haga una cosa relativamente fácil. Esto se está eternizando, pero pase lo que pase voy a dormir esta noche, porque mañana tengo que ir a trabajar. Me he tomado dos días libres, aunque no creo que me echen de menos. Probablemente tenga que estar en casa mañana descansando y terminando esto si es necesario, porque ya me conozco el plan: siempre vuelvo al trabajo la mañana siguiente de haber hecho un proyecto, un rodaje, un montaje, unas vacaciones trasatlánticas y me siento como una piltrafilla. Los pulmones me duelen como si estuvieran envasados al vacío, me falta el aliento, se me cierran los ojos, el cerebro tiene echado el cerrojo, etc, etc.

Pero esta vez me he cuidado mucho, y, aunque me preocupaba la falta de sueño, no me ha entrado excesiva hipomanía; tan sólo la típica neurastenia de tener que hacer algo a la velocidad del rayo.

Aparte del bajón físico lo peor de volver al trabajo al día siguiente es que a la gente de la oficina normalmente suele importarle una mierda lo que he hecho, y mi euforia psicológica se hunde ante la indiferencia del personal.

Ayer me falló el PC, la conexión wifi se desconectaba cada dos segundos, y me dio mucha rabia, porque por supuesto la necesitaba para trabajar en red con el Macintosh. Decidí no estresarme, atribuirlo al efecto entrega y probar cosillas mientras me planteaba soluciones C, D y E. Finalmente lo solucioné con dos restauraciones de sistema, después de estar horas saliendo disparada de la silla del Mac a cada pausa para probar soluciones de todo tipo.

Hoy, aparte de no poder hacer la copia más actualizada en cinta, he tenido todo tipo de errores de disco y de software, y para terminar de mal en peor han ido desapareciendo del escritorio los discos duros como si fueran pompas de jabón, mientras yo estaba en carrera contrarreloj tirándome de los pelos con sorpresa alucinatoria. Sin embargo he hecho lo posible por relajarme; entre chorrada y chorrada me he hecho tés, me he lavado, me he puesto cremas, recogido los platos, ordenado la mesa, intentando contrarrestar mi parsimonia y tranquilidad con las malas vibraciones del equipo. Como si fuera a importarle algo al capullo.

Ahora estoy escuchando a Radio 3, creo que un grupo del fundador de Pink Floyd o algo así, seguido de música arabe y baladas tango bolero. Estoy tentada a tomarme un poco más de valeriana cargada con amapola e irme a dormir una horita o así, porque no veo que la última parida del ordenador vaya a procesarse con rapidez. Podría tumbarme y dormirme y esperar a que venga A., que la pobrecita se está muriendo por ver el corto. Se lo podría enseñar porque tengo algunas copias por ahí, pero se va a ir con las manos vacías. No creo que cambien las vibraciones del universo porque yo no entregue la copia hoy. Hay que entender primero, que soy una personita más en esta marea de hormiguitas que forman la humanidad, y segundo, que todavía tengo mañana la calle pa correr.

Mi vecina de arriba ha tendido la ropa y entra un airecillo muy rico con olor a ropa fresca por la ventana del dormitorio, donde monto. Tengo una litera de Ikea que he ido rotando de casa en casa (levantándola y desmontándola en tiempo récord, ya me conozco el sistema y sigo odiando las llaves de Ikea destroza dedos). Tengo organizado un armamento ingente de material audiovisual y equipo gráfico en el hueco glorioso de debajo de la cama. En el saloncito (o sea, a dos pasos, mi casa es tiny) está el súper PC. El resto son cientos de libros y un sofá. M., mi ex, mi niña, dice que mi casa es como un cíber café.

Me parece que me voy a ir a la cama una horita, porque ya es tontería, y no está en mi mano despertar a este Mac. Se ha portado relativamente bien, y lo he tenido trabajando día y noche durante semanas. Alguna putadita me ha hecho, pero en general ha estado muy bien, así que tal vez sólo tenga que dejarle a su aire un rato; ya está bien de atosigarle.

segunda-feira, 15 de setembro de 2008

Ángeles

Aquí ando, a la 1:30 de la madrugada haciendo copias de seguridad del borrador de la peli. La verdad es que tiene buena pinta, me estoy riendo mucho y se me están difuminando las heridas del rodaje. Me gustaría saber lo que opina la gente que ha participado, va a ser interesante.

Estoy haciendo copias porque no quiero imaginarme la situación si me entran en casa y me roban el ordenador (Dios me libre). He escondido las cintas pero en fin, todo es posible, aunque por lo menos podré ir tirando. Debería haber hecho un duplicado de las cintas. En cuanto termine el borrador voy a ir a algún sitio y hacerlo.

He estado trabajando duro estos días: mis ojos están secos y continuamente los apaciguo con baños de manzanilla y lágrimas artificiales. También me tapo los ojos de vez en cuando para que los conos y los bastones se regeneren como mi hermana me aconsejó. Las gafas de ordenador con cristal verde especial que me hizo ahora me valen; curiosamente hace una semana me mareaba con ellas, mmhhh.

Al principio me parecía que iba a ser muy difícil terminar todo. Ahora me ha salido una película de unos cuarenta minutos con títulos y esto es sólo la primera parte porque es un offline. Tengo que hacer la postproducción en las próximas semanas. Pero ya tengo la música y el montante completo. Voy a entregarlo todo a Lesgaicinemad el jueves y esperaré con ansia que la acepten. A las niñas les gustaría mucho y a mí también, que ya estoy imaginándome el atavío: pantalones negros, zapatillas, chaqueta verde y camisa blanca. Sigo pensando que tal vez logre impresionar a Cuore, pero, jajajajajaja, vamos a dejarlo, anda.

He estado trabajando intensamente y por tanto he vivido mi creatividad con la misma intensidad. Me ha llenado por completo y me está quitando los blues de septiembre. Madre mía, qué mes. Luego vendrán los festivales, las premieres, etc, etc, etc. Y luego me voy a encargar del guión del largo.

Más cosas. El ordenador ha sido un cabroncete durante estos días y me ha dado todo tipo de errores. Ya me lo conozco, aunque con cada problemilla me ha retorcido un poco más los nervios. Estoy cansadísima, sobre todo de tener que ir al trabajo durante el día y soportar cómo NADIE se molesta en dirigirme la palabra. Ya lo tengo comprobado, debe ser que saben que la externa se va en tres días o que simplemente no he congeniado. Voy a derretirme y esparcirme por el suelo cada día y luego tendré que recogerme con una cuchara al salir, brrrrrrrrrrrrrr

No voy a volver con ellos en diciembre para la otra suplencia de vacaciones, que les den morcilla, me da igual lo que me digan en mi empresa; me portaré tan bien (como siempre) con los otros clientes, en especial los internacionales, que me lloverán elogios (también como siempre) y se pensarán si vale la pena inflarme los bigotes con este tema. Me faltan cuatro días pero se me van a hacer eternos, sobre todo si no duermo lo suficiente. No quiero darle al café, me niego, porque me aceleraría.

Hablando de café: a pesar de mis brebajes múltiples de buenas hierbas, raíces y plantas a los cuales se ha añadido jalea real fresca, esta tarde he claudicado y me he comprado un café. Para más inri Starbucks. La única justificación es: hacen café rico para llevar, es fresco y puedo usar la tarjeta. Por lo demás la empresa me da ganas de vomitar. Menos mal que la gente que trabaja allí es ADORABLE. Además está al lao de casa, en Fuencarral, donde el cine Paz. (A propósito de los pagos con tarjeta: he pagado TODAS mis deudas con la ayuda de mi santa Madre y no voy a volver a endeudarme ni con películas ni con nada de nada de nada. La VISA está escondida por los tiempos de los tiempos. Sólo voy a usar la Electrón a débito).

Al volver a casa con la torre de café con leche con dos cargas de café, sin espuma y leche muy caliente me sentía doña Basurilla por el cansancio que me colgaba de las ordejas. Esta mañana me desperté tarde porque los tapones en los oídos me impidieron oír el despertador. Me los había puesto porque el ordenador estaba haciendo un render de seis horas y no puedo dormir con el runrún, por leve que sea. Total, que he salido escopetada y en diez minutos estaba en la calle todavía dormida, andando súper deprisa y con la sensación de que se me iban a doblar las piernas y me iba a romper la crisma debajo del coche que me atropellaría.

Bueno, volviendo a esta tarde, me encaminaba a casa con el tamaño café y la duda de si iba a ayudarme a terminar la parte que me daba perecilla mezclada con cansancio atroz tras haber montado sin parar seis o siete días; y ente aquí que un viejillo poeta (rapsoda) me paró y me invitó a sentarme a su lado. Temblequeando lo hice, y lo primero que hizo fue preguntarme si era un chico. Yo le dije: "No, yo no, la verdad", porque vete a saber lo que andaría buscando. Se disculpó y me preguntó mi nombre porque quería hacerme un poema. A partir de ese instante el viejecito me conquistó. Tenía noventa y no sé cuántos años en un cuerpo frágil y una piel traslúcida, pero estaba muy bien vestido con sus tirantes, pantalones azules plisados a rayas, gorra en el asiento, corbata chula, camisa blanca y zapatos de cuero marrón bien cepillados. Me sonrió, me llamó cosas bonitas y me agradeció inmensamente que estuviera pasando el rato con él. De haber tenido tiempo y energía me hubiera quedado a charlar con él; me dijo que había hecho teatro y había tenido una vida apasionante. En seguida congeniamos y sospecho que también compartíamos el sentido del humor de aquellas personas a las que les ha pasado de todo.

Se llamaba Ángel, claro. Es uno de los Ángeles y las Ángeles que he conocido en mi vida. Uno de ellos, un italiano en Londres, Ángelo, que apareció también de la nada y me inundó con su magia, su dulzura y su luminosidad en un momento muy doloroso para mí.

Hay personas especiales en este mundo y a veces te encuentran. Tal vez sea yo una de ellas.

Ángeles

Aquí ando, a la 1:30 de la madrugada haciendo copias de seguridad del borrador de la peli. La verdad es que tiene buena pinta, me estoy riendo mucho y se me están difuminando las heridas del rodaje. Me gustaría saber lo que opina la gente que ha participado, va a ser interesante.

Estoy haciendo copias porque no quiero imaginarme la situación si me entran en casa y me roban el ordenador (Dios me libre). He escondido las cintas pero en fin, todo es posible, aunque por lo menos podré ir tirando. Debería haber hecho un duplicado de las cintas. En cuanto termine el borrador voy a ir a algún sitio y hacerlo.

He estado trabajando duro estos días: mis ojos están secos y continuamente los apaciguo con baños de manzanilla y lágrimas artificiales. También me tapo los ojos de vez en cuando para que los conos y los bastones se regeneren como mi hermana me aconsejó. Las gafas de ordenador con cristal verde especial que me hizo ahora me valen; curiosamente hace una semana me mareaba con ellas, mmhhh.

Al principio me parecía que iba a ser muy difícil terminar todo. Ahora me ha salido una película de unos cuarenta minutos con títulos y esto es sólo la primera parte porque es un offline. Tengo que hacer la postproducción en las próximas semanas. Pero ya tengo la música y el montante completo. Voy a entregarlo todo a Lesgaicinemad el jueves y esperaré con ansia que la acepten. A las niñas les gustaría mucho y a mí también, que ya estoy imaginándome el atavío: pantalones negros, zapatillas, chaqueta verde y camisa blanca. Sigo pensando que tal vez logre impresionar a Cuore, pero, jajajajajaja, vamos a dejarlo, anda.

He estado trabajando intensamente y por tanto he vivido mi creatividad con la misma intensidad. Me ha llenado por completo y me está quitando los blues de septiembre. Madre mía, qué mes. Luego vendrán los festivales, las premieres, etc, etc, etc. Y luego me voy a encargar del guión del largo.

Más cosas. El ordenador ha sido un cabroncete durante estos días y me ha dado todo tipo de errores. Ya me lo conozco, aunque con cada problemilla me ha retorcido un poco más los nervios. Estoy cansadísima, sobre todo de tener que ir al trabajo durante el día y soportar cómo NADIE se molesta en dirigirme la palabra. Ya lo tengo comprobado, debe ser que saben que la externa se va en tres días o que simplemente no he congeniado. Voy a derretirme y esparcirme por el suelo cada día y luego tendré que recogerme con una cuchara al salir, brrrrrrrrrrrrrr

No voy a volver con ellos en diciembre para la otra suplencia de vacaciones, que les den morcilla, me da igual lo que me digan en mi empresa; me portaré tan bien (como siempre) con los otros clientes, en especial los internacionales, que me lloverán elogios (también como siempre) y se pensarán si vale la pena inflarme los bigotes con este tema. Me faltan cuatro días pero se me van a hacer eternos, sobre todo si no duermo lo suficiente. No quiero darle al café, me niego, porque me aceleraría.

Hablando de café: a pesar de mis brebajes múltiples de buenas hierbas, raíces y plantas a los cuales se ha añadido jalea real fresca, esta tarde he claudicado y me he comprado un café. Para más inri Starbucks. La única justificación es: hacen café rico para llevar, es fresco y puedo usar la tarjeta. Por lo demás la empresa me da ganas de vomitar. Menos mal que la gente que trabaja allí es ADORABLE. Además está al lao de casa, en Fuencarral, donde el cine Paz. (A propósito de los pagos con tarjeta: he pagado TODAS mis deudas con la ayuda de mi santa Madre y no voy a volver a endeudarme ni con películas ni con nada de nada de nada. La VISA está escondida por los tiempos de los tiempos. Sólo voy a usar la Electrón a débito).

Al volver a casa con la torre de café con leche con dos cargas de café, sin espuma y leche muy caliente me sentía doña Basurilla por el cansancio que me colgaba de las ordejas. Esta mañana me desperté tarde porque los tapones en los oídos me impidieron oír el despertador. Me los había puesto porque el ordenador estaba haciendo un render de seis horas y no puedo dormir con el runrún, por leve que sea. Total, que he salido escopetada y en diez minutos estaba en la calle todavía dormida, andando súper deprisa y con la sensación de que se me iban a doblar las piernas y me iba a romper la crisma debajo del coche que me atropellaría.

Bueno, volviendo a esta tarde, me encaminaba a casa con el tamaño café y la duda de si iba a ayudarme a terminar la parte que me daba perecilla mezclada con cansancio atroz tras haber montado sin parar seis o siete días; y ente aquí que un viejillo poeta (rapsoda) me paró y me invitó a sentarme a su lado. Temblequeando lo hice, y lo primero que hizo fue preguntarme si era un chico. Yo le dije: "No, yo no, la verdad", porque vete a saber lo que andaría buscando. Se disculpó y me preguntó mi nombre porque quería hacerme un poema. A partir de ese instante el viejecito me conquistó. Tenía noventa y no sé cuántos años en un cuerpo frágil y una piel traslúcida, pero estaba muy bien vestido con sus tirantes, pantalones azules plisados a rayas, gorra en el asiento, corbata chula, camisa blanca y zapatos de cuero marrón bien cepillados. Me sonrió, me llamó cosas bonitas y me agradeció inmensamente que estuviera pasando el rato con él. De haber tenido tiempo y energía me hubiera quedado a charlar con él; me dijo que había hecho teatro y había tenido una vida apasionante. En seguida congeniamos y sospecho que también compartíamos el sentido del humor de aquellas personas a las que les ha pasado de todo.

Se llamaba Ángel, claro. Es uno de los Ángeles y las Ángeles que he conocido en mi vida. Uno de ellos, un italiano en Londres, Ángelo, que apareció también de la nada y me inundó con su magia, su dulzura y su luminosidad en un momento muy doloroso para mí.

Hay personas especiales en este mundo y a veces te encuentran. Tal vez sea yo una de ellas.

domingo, 14 de setembro de 2008

Noche en blanco y día de tenis

Me las prometía yo muy felices. Al final fue literal, no-che-en-blan-co. Todo Madrid petao, parecía Nochevieja. Y todo por un buen motivo, fomentar la cultura. Y dice Dora.. ¿ah sí, se acerca a los ciudadanos así la cultura? Buen fondo, mala forma.

El inventor de acercamiento a la cultura del 'acto' que tuvo lugar, por ejemplo, en el Palacio de las Telecomunicaciones (últimamente el pobre vale para todo), estaría en su casa bien ancho y riéndose de todos los bobos que nos pasamos anoche por allí. El panorama era: Cibeles a oscuras, y sobre el Palacio proyectados unos besos a la vez que oigamos constamente unos desagradables e hirientes auditivamente muaks. Cutre. Y actos como estos hubo tropecientos repartidos por la capital, que abunden, la cultura así, como el que vende patatas... a cascoporro.

Pero, ¿cuánto habrá costado todo esto? Al final lo mejor fue la vuelta a casa, y no porque hubiera quedado con Rafa, porque vino al hogar y se quedó dormido en mitad de faena. Después se marchó y calentito y relajado me metí en mi camita. Qué viento y qué frío hacía por esas calles de Dios.

Y esta mañana ha sido la segunda jornada de la Fed Cup, joder qué sueño a las 11, !aún estaba pedo! pero Dora ha insistido en que había que ir al Club de Campo Villa de Madrid a ver a nuestras chicas y apoyar el tenis femenino. Entre los compis periodistas hoy estaba Cuca G. de V. Majísima, sobre todo cuando me ha pedido que cruzase los dedos para que ganara Anabel. Me ha hecho sentir bien el observar hay que gente con tantos años de profesión sigue ilusionada con algunos temas.
Me he encontrado con Rosana TVE, ya le hado la gorra para que la próxima semana me la dedique y firme Nadal.

Y la guinda la ha puesto mi Magüi Serna. Qué buen rollo me da siempre que hablo con ella. Venía de la boda de Arancha y se marchaba a primera hora de la tarde a Las Palmas. Le comentaba que no sé si siento predilección por ella por ser de la misma edad que yo o por qué, pero bueno... Es una crack, está terminando ADE. Me ha vuelto a dejar su teléfono -he perdido el mío n veces este año- le avisaré cuando vuelva a escaparme a Maspalomas, que ella tiene una casita en Meloneras. Mientras, hemos quedado en vernos por facebook, que también se ha apuntado a esto de las nuevas tecnologías.

sábado, 13 de setembro de 2008

La noche en blanco

Es la que van a celebrar en Madrid, pero la mía no tiene pinta de ello. He quedado con Rafa, el primer mozo de quedada on line que me marqué allá por el año 2000. Sólo nos vemos una o dos veces al año, así que hay que aprovechar.

Y el otro punto de color, o al menos de diferencia con el blanco, lo protagoniza una preciosa cazadora en color negro, ne-gro, que me he regalado esta tarde. Es la primera vez en mi vida que me compro algo negro. ¿Realmente estaré madurando?

sexta-feira, 12 de setembro de 2008

Olor a galleta mojada

¿A qué huele tu casa cuando alguien te espera? El olor de otra persona tiene un efecto calmante y analgésico que te mece en brazos silbándote una nana con su aliento para que traspase los poros de la piel. Es envolvente como tela de toalla y es un brebaje perfumado que se escancia para combatir el desvelo nocturno.

Olor a galleta mojada

¿A qué huele tu casa cuando alguien te espera? El olor de otra persona tiene un efecto calmante y analgésico que te mece en brazos silbándote una nana con su aliento para que traspase los poros de la piel. Es envolvente como tela de toalla y es un brebaje perfumado que se escancia para combatir el desvelo nocturno.

quarta-feira, 10 de setembro de 2008

Septiembre: vértigo escénico

Tengo frío y tengo calor. Padezco un serio resfriado debido al cambio de tiempo, el rito de paso del del Yang al Ying con su alquimia chamánica, de calor a templado, de observar a reaccionar: un dulce septiembre sin remunerar pero oportuno.

Los días que antes transcurrían enteros y que ahora se esparcen en la media tarde; un tililar y revelar significados ocultos. La corriente acaricia mi frente húmeda, una gota de sudor amanece en mi cuello y seduce a mi espalda. Estoy reflexionando sin saberlo. El rebullir del verano ha saciado mi carne y emprendo el año vespertino con muchas lecciones vitales por aprender.

Estoy enfrascada en plena actividad; pero ahora tiene sentido. Ya no me pregunto cómo podré sublimar las noches cálidas de estío con actividades ociosas y desenfrenadas. Septiembre se cierne con su lógica aplastante. ¿Lo ves o no lo ves? Al cubrir el cuerpo con ropa las ideas se recogen en racimos, la energía se concentra y se vislumbran las mechas de pólvora de su necesidad de acción. Basta el desparramarse por las aceras, cegarse con la luz, sonreír a tu suerte, desplomarse en el sofá con la piel marcada por la energía solar.

Hace dos años esa energía por poco me consume. Hoy es todo diferente y la sangre palpita en mi cuerpo y debo reaccionar. Pero este cambio me ha traído al cuerpo por la calle de la amargura. Estoy agotada y medida en mi burbuja. Es una cerrazón en mi interior, una turbulencia anónima, una intensa ruborización. Es un volver y no volver que rezuma a olvido. El dormir parece un destierro, un abandono. No me atrevo a adentrarme en la oscuridad de los sueños abigarrados pero peligrosos. Me gustaría exprimir lo que no ha salido a resurgir todavía en el día de hoy, aunque la noche se cierra.

Exhalar no me libera del clamor del dolor físico. Una llave inglesa tira de las tuercas de mi mandíbula y me hace bostezar con excesiva frecuencia. Voy a dejarme caer, voy a ventilar mis deseos más profundos, levitar y deslizarme en los pliegues del silencio fecundo y creativo.

El cambio de clima de septiembre me ha educado para entender que el crear es doloroso y que el dolor es como una molestia en el zapato a la que te vas acostumbrando hasta que la sofocas con la satisfacción del deber cumplido. Las ansias se transforman en resultados lógicos, en un apresurarse para concebir ese bebé recién nacido que pares con angustia desde tu interior.

Septiembre: vértigo escénico

Tengo frío y tengo calor. Padezco un serio resfriado debido al cambio de tiempo, el rito de paso del del Yang al Ying con su alquimia chamánica, de calor a templado, de observar a reaccionar: un dulce septiembre sin remunerar pero oportuno.

Los días que antes transcurrían enteros y que ahora se esparcen en la media tarde; un tililar y revelar significados ocultos. La corriente acaricia mi frente húmeda, una gota de sudor amanece en mi cuello y seduce a mi espalda. Estoy reflexionando sin saberlo. El rebullir del verano ha saciado mi carne y emprendo el año vespertino con muchas lecciones vitales por aprender.

Estoy enfrascada en plena actividad; pero ahora tiene sentido. Ya no me pregunto cómo podré sublimar las noches cálidas de estío con actividades ociosas y desenfrenadas. Septiembre se cierne con su lógica aplastante. ¿Lo ves o no lo ves? Al cubrir el cuerpo con ropa las ideas se recogen en racimos, la energía se concentra y se vislumbran las mechas de pólvora de su necesidad de acción. Basta el desparramarse por las aceras, cegarse con la luz, sonreír a tu suerte, desplomarse en el sofá con la piel marcada por la energía solar.

Hace dos años esa energía por poco me consume. Hoy es todo diferente y la sangre palpita en mi cuerpo y debo reaccionar. Pero este cambio me ha traído al cuerpo por la calle de la amargura. Estoy agotada y medida en mi burbuja. Es una cerrazón en mi interior, una turbulencia anónima, una intensa ruborización. Es un volver y no volver que rezuma a olvido. El dormir parece un destierro, un abandono. No me atrevo a adentrarme en la oscuridad de los sueños abigarrados pero peligrosos. Me gustaría exprimir lo que no ha salido a resurgir todavía en el día de hoy, aunque la noche se cierra.

Exhalar no me libera del clamor del dolor físico. Una llave inglesa tira de las tuercas de mi mandíbula y me hace bostezar con excesiva frecuencia. Voy a dejarme caer, voy a ventilar mis deseos más profundos, levitar y deslizarme en los pliegues del silencio fecundo y creativo.

El cambio de clima de septiembre me ha educado para entender que el crear es doloroso y que el dolor es como una molestia en el zapato a la que te vas acostumbrando hasta que la sofocas con la satisfacción del deber cumplido. Las ansias se transforman en resultados lógicos, en un apresurarse para concebir ese bebé recién nacido que pares con angustia desde tu interior.

La clientela

Que me sale la vena del pueblo y no lo puedo remediar. ¿Qué dirán los vecinos? ¿Y los panchitos de abajo? Y es que es probable se les pasen cositas por sus cabecitas cada vez que viene alguien a casa. El Coru y yo a estas visitas, que normalmente son polvetes (más suyos que míos) los llamamos clientes.

Pero hace un rato me he sentido raro. Ha hecho una escapada fugaz a la hora de la comida Emilio rapado, a las 14.30 para ponernos al día de los respectivos viajes estivales. Yo también he aprovechado para ponerle las cartas sobre la mesa, que a mí eso siempre se me dio bien, lo siento por ti Conchita. Y que me aclarara lo de su ex, el porqué de esos mensajes sin respuesta, y por qué ha entrado en coma su teléfono cada vez que le comentaba irnos a pasar un finde fuera.

Venía con traje. Muy mono. Cuando se ha quitado la chaqueta ha dejado al descubierto una preciosa camisa... ¡empapada de sudor! Me ha dado mucho asco. Así que aprovechando que se ha ido la líbido a los pinreles, he empezado a sacar temitas que me tocaban las narices. Y eso que ya me estoy dando cuenta de que muchas veces, o casi siempre, no es la nariz lo que me tocan, sino el orgullo. Cuando me pongo digna...

Al final nos hemos relajado, aclarado todo y tal. Se ha marchado hace una horita y al abandonar mi morada, observarlo con el traje de chaqueta y rebotar su despedida en mi oreja "gracias por tu hospitalidad", he cerrado la puerta con una sonrisa y me he soltado: Las vecinas van a pensar que esto es un piso de maricones.