sábado, 8 de novembro de 2008

A flor de piel

Estoy sudando porque mi caldera no funciona bien y no me apetece morir de una ducha fría. No puedo hacerle el amor a la persona que quiero así que me he parapetado en mi maravilloso sofá naranja de Ikea que me permite tirarme ancha y tendida y me he puesto este calentador que me aturde. Estoy bajo la manta polar de Ikea (genial, no sé de qué está hecha pero es genial) y ya he empezado a sudar.

Noto mi sudor invadir mi garganta por dentro, ayudarme a exudar el alma, la conversación horrible con mi ex hace una hora y media, el dolor y picor de garganta que me ha causado un sistema inmunológico aplatanado tras las pocas horas de sueño que pillé esta semana. Este sudor hace que me pique la nariz y que se me desnude el cuero cabelludo. Me da paz, me alberga y arropa, me hace sentirme piel con piel, mujer contra mujer con quien ya no yazco desnuda durmiendo calentando sus extremidades notando el sudor evaporándose de las almohadas, las caderas, las sábanas blancas y sus bordados.

Es un sudor que me retrotrae al verano ardiente, que me ayuda a echar una cabezadita, que me dicta fórmulas secretas que no puedo descifrar.

Me duermo porque no duermo, y tan alta vida espero, que muero porque no muero.

Nenhum comentário:

Postar um comentário