sábado, 28 de fevereiro de 2009

Colisión


Las lágrimas causan un pequeño naufragio en tu rostro que deja restos de salitre de tristeza sobre tu piel. Te hablan de amar y olvidar como si fuera lo mismo que causar un grave accidente y largarte de allí sin que nadie te detenga por omisión de socorro. Te recuerdan que el amor es así.

Tras conducir durante horas una sensación extraña te invade, una desazón se apoderado de ti, y tu memoria visual te devuelve una imagen: en tu apresurada huida se te descalabró el corazón, herido de muerte en el trágico choque de emociones. Ya no escuchas su habitual y rutinario ir y venir, te llevas las manos al pecho presa de pánico y es demasiado tarde ... se ha parado.

Colisión


Las lágrimas causan un pequeño naufragio en tu rostro que deja restos de salitre de tristeza sobre tu piel. Te hablan de amar y olvidar como si fuera lo mismo que causar un grave accidente y largarte de allí sin que nadie te detenga por omisión de socorro. Te recuerdan que el amor es así.

Tras conducir durante horas una sensación extraña te invade, una desazón se apoderado de ti, y tu memoria visual te devuelve una imagen: en tu apresurada huida se te descalabró el corazón, herido de muerte en el trágico choque de emociones. Ya no escuchas su habitual y rutinario ir y venir, te llevas las manos al pecho presa de pánico y es demasiado tarde ... se ha parado.

Perdón


Acabo de volver de ver a mi ex y me siento destrozada. He tenido frío todo el tiempo que hemos estado juntas, y al final de vagar de sitio en sitio porque no encontrábamos ninguno en el que estar a gusto (completamente sintomático) he ido acumulando frío en el cuerpo y malestar. Creo que no me viene bien vernos porque me siento como si me hubiese tirado a una piscina de cristal y se me hubiesen clavado todos los pedazos en la piel. Ya no estoy enamorada pero me siento completamente perdida con ella. Tal vez es imposible tener una buena relación con una ex, no puedo soportar ser incapaz de hablar con ella con la cercanía íntima que necesito, que solíamos gastar.

Hay una parte de su vida de la que obviamente no me habla, y no quiero probar a hacerlo porque se trata de su relación con una persona con la que empezó a salir cinco minutos después de estar juntas (yo fui quien cortó). Y tampoco parece que podamos hablar del pasado con sinceridad porque es como un inmenso tabú y todavía duele muchísimo. Es como si me hubieran cortado con un cuchillo y me hubieran seccionado un par de trozos del cuerpo, o me hubieran censurado parte del cerebro. Así que sin poder hablar del presente ni del pasado apenas he podido balbucear unas cuantas cosas, algunas interesantes, lo sé, y en general hemos pasado un buen rato, pero al final se me ha ocurrido intentar concretar sobre un par de temas que sin duda estaban en el aire y es cuando finalmente se me ha metido el frío en el cuerpo y me he congelado.

Pero yo necesitaba estar más cerca de ella, aunque fuera porque es alguien con quien he compartido muchas cosas, pero parece que todo lo que tiene que ver conmigo si se lo cuento termina acarreando recuerdos en los que no habría que meterse. Me ha dado mucha pena, llevaba mucho tiempo deseando que nos viéramos y al final ha resultado muy difícil. Echo de menos el nivel de cercanía y de intimidad que parece que sólo puedo conseguir con la persona a quien quiero en ese momento. Me da mucha rabia, sé que no se puede evitar, tal vez sea cuestión de tiempo o tal vez no va a ser posible que sigamos conociéndonos. Creo que busco la validación de sentimientos. Dejando a un lado los recuerdos duros, los momentos en los que nos hemos hecho daño mutuamente, creo que echo de menos la posibilidad de seguir hacia adelante, siendo quienes somos, ofreciéndonos algo ya que hubo una vez que nos cruzamos en el camino. Es la única ex que tengo que Madrid, la única persona que conoce mis debilidades, a la única a la que he intentado abrirme y mostrarme como soy, como fui, y ahora todo parece papel mojado.

Ya sé que lo que estoy buscando en ella ya no es posible entre nosotras. Ella es demasiado joven, muy alejada de mi realidad, vive excesivamente rápido, no tiene tiempo para absorber las emociones en las que se zambulle, está buscando constantemente claves de sí misma en el mundo, prefiere observar a involucrarse. Y cuando le pedí ayuda no conseguía centrarla.

Sé todas estas cosas, las sé muy bien, pero en todo ello está el reflejo de mi incapacidad de comunicación, de relacionarme, de explicarme ante su mundo.

Bueno, no debería castigarme más. Cuando estuve con ella no era ni remotamente tan astuta como lo soy ahora, no tenía las claves de mi recuperación, acababa de empezar, estaba haciendo grandes progresos, di con el principio del camino, lo que me había llevado toda la vida, pero estaba bastante incompleta y me puse en sus manos como un bebé. Pero me dio la sensación de que me dejó caer varias veces. No puede volver a pasarme lo mismo, por eso estoy donde estoy ahora y hago lo que hago. He aprendido muchas lecciones sobre mí misma con estas mujeres maravillosas y sé que no he desaprovechado la ocasión. Pero me duele el significar tan poco para ella ahora.

Con mi ex holandesa es diferente, o por lo menos lo noto diferente. Ella estaba probando muchas estrategias vitales nuevas cuando estábamos juntas, estrategias que construimos juntas, que vivimos juntas, a pesar de que ella también era muy independiente y me excluía muchas veces del proceso (como mi ex madrileña). Creo que mi cara aparece en miles de recuerdos suyos, vivimos muchas cosas juntas, yo le ayudé a tomar decisiones, me involucré en su bienestar. Por supuesto a veces no estaba totalmente en sincronía con sus necesidades. Y la parte más espiritual de nuestra relación, la que todavía continúa, la forjó las múltiples veces que me perdonó. Porque el perdón y la comprensión son la base del amor, cuando te das cuenta de que la persona no te hace daño a ti sino a sí misma es cuando realmente la quieres y puedes perdonarla, puedes ayudarla. Cuando acaba el perdón acaba el amor. Y así ha sido cómo acabaron mis dos últimas relaciones.

Supongo que sufro por eso y porque tampoco me he perdonado yo a mí misma por haber terminado con ellas. Al no haberme perdonado ellas los errores que cometí (y viceversa) la sensación de culpa prosigue su rumbo inalterable y continúa haciéndote daño. No puedes acarrearla a la próxima relación, tienes que haberte liberado de ella. Porque si no es así lo único que voy a buscar en la siguiente pareja va a ser una validación de mi personalidad, de mí, de cómo hago las cosas, un perdón camuflado a mis errores/trampas/heridas pasadas. Y el proceso tiene que llevarse a cabo ahora, antes de todo.

Perdón


Acabo de volver de ver a mi ex y me siento destrozada. He tenido frío todo el tiempo que hemos estado juntas, y al final de vagar de sitio en sitio porque no encontrábamos ninguno en el que estar a gusto (completamente sintomático) he ido acumulando frío en el cuerpo y malestar. Creo que no me viene bien vernos porque me siento como si me hubiese tirado a una piscina de cristal y se me hubiesen clavado todos los pedazos en la piel. Ya no estoy enamorada pero me siento completamente perdida con ella. Tal vez es imposible tener una buena relación con una ex, no puedo soportar ser incapaz de hablar con ella con la cercanía íntima que necesito, que solíamos gastar.

Hay una parte de su vida de la que obviamente no me habla, y no quiero probar a hacerlo porque se trata de su relación con una persona con la que empezó a salir cinco minutos después de estar juntas (yo fui quien cortó). Y tampoco parece que podamos hablar del pasado con sinceridad porque es como un inmenso tabú y todavía duele muchísimo. Es como si me hubieran cortado con un cuchillo y me hubieran seccionado un par de trozos del cuerpo, o me hubieran censurado parte del cerebro. Así que sin poder hablar del presente ni del pasado apenas he podido balbucear unas cuantas cosas, algunas interesantes, lo sé, y en general hemos pasado un buen rato, pero al final se me ha ocurrido intentar concretar sobre un par de temas que sin duda estaban en el aire y es cuando finalmente se me ha metido el frío en el cuerpo y me he congelado.

Pero yo necesitaba estar más cerca de ella, aunque fuera porque es alguien con quien he compartido muchas cosas, pero parece que todo lo que tiene que ver conmigo si se lo cuento termina acarreando recuerdos en los que no habría que meterse. Me ha dado mucha pena, llevaba mucho tiempo deseando que nos viéramos y al final ha resultado muy difícil. Echo de menos el nivel de cercanía y de intimidad que parece que sólo puedo conseguir con la persona a quien quiero en ese momento. Me da mucha rabia, sé que no se puede evitar, tal vez sea cuestión de tiempo o tal vez no va a ser posible que sigamos conociéndonos. Creo que busco la validación de sentimientos. Dejando a un lado los recuerdos duros, los momentos en los que nos hemos hecho daño mutuamente, creo que echo de menos la posibilidad de seguir hacia adelante, siendo quienes somos, ofreciéndonos algo ya que hubo una vez que nos cruzamos en el camino. Es la única ex que tengo que Madrid, la única persona que conoce mis debilidades, a la única a la que he intentado abrirme y mostrarme como soy, como fui, y ahora todo parece papel mojado.

Ya sé que lo que estoy buscando en ella ya no es posible entre nosotras. Ella es demasiado joven, muy alejada de mi realidad, vive excesivamente rápido, no tiene tiempo para absorber las emociones en las que se zambulle, está buscando constantemente claves de sí misma en el mundo, prefiere observar a involucrarse. Y cuando le pedí ayuda no conseguía centrarla.

Sé todas estas cosas, las sé muy bien, pero en todo ello está el reflejo de mi incapacidad de comunicación, de relacionarme, de explicarme ante su mundo.

Bueno, no debería castigarme más. Cuando estuve con ella no era ni remotamente tan astuta como lo soy ahora, no tenía las claves de mi recuperación, acababa de empezar, estaba haciendo grandes progresos, di con el principio del camino, lo que me había llevado toda la vida, pero estaba bastante incompleta y me puse en sus manos como un bebé. Pero me dio la sensación de que me dejó caer varias veces. No puede volver a pasarme lo mismo, por eso estoy donde estoy ahora y hago lo que hago. He aprendido muchas lecciones sobre mí misma con estas mujeres maravillosas y sé que no he desaprovechado la ocasión. Pero me duele el significar tan poco para ella ahora.

Con mi ex holandesa es diferente, o por lo menos lo noto diferente. Ella estaba probando muchas estrategias vitales nuevas cuando estábamos juntas, estrategias que construimos juntas, que vivimos juntas, a pesar de que ella también era muy independiente y me excluía muchas veces del proceso (como mi ex madrileña). Creo que mi cara aparece en miles de recuerdos suyos, vivimos muchas cosas juntas, yo le ayudé a tomar decisiones, me involucré en su bienestar. Por supuesto a veces no estaba totalmente en sincronía con sus necesidades. Y la parte más espiritual de nuestra relación, la que todavía continúa, la forjó las múltiples veces que me perdonó. Porque el perdón y la comprensión son la base del amor, cuando te das cuenta de que la persona no te hace daño a ti sino a sí misma es cuando realmente la quieres y puedes perdonarla, puedes ayudarla. Cuando acaba el perdón acaba el amor. Y así ha sido cómo acabaron mis dos últimas relaciones.

Supongo que sufro por eso y porque tampoco me he perdonado yo a mí misma por haber terminado con ellas. Al no haberme perdonado ellas los errores que cometí (y viceversa) la sensación de culpa prosigue su rumbo inalterable y continúa haciéndote daño. No puedes acarrearla a la próxima relación, tienes que haberte liberado de ella. Porque si no es así lo único que voy a buscar en la siguiente pareja va a ser una validación de mi personalidad, de mí, de cómo hago las cosas, un perdón camuflado a mis errores/trampas/heridas pasadas. Y el proceso tiene que llevarse a cabo ahora, antes de todo.

sexta-feira, 27 de fevereiro de 2009

Hombro con hombro


Me gustaría estar a tu lado. Hombro con hombro, brazo con brazo. Para sentirme atrapada en un espacio cuadrado de ensueño, de perfiles reconocibles, a tu lado, de viaje. A tu lado, en pausa. A tu lado, para no vivir siempre entre espacios vacíos. Tu brazo es el reflejo de tu contención, de tu forma de mantenerte, de recoger a tu alrededor las ideas que se te van ocurriendo. Si no me hubiera sentado en este vagón de metro en este exacto lugar no te habrías decidido a sentarte conmigo.

Podría ir a tu lado mientras nos huyeran los minutos, y se helaran las horas. Tú podrías estar al mío entre tanto abrir y cerrar de las puertas del vagón, con el display electrónico luminoso anunciando estaciones; lo veo de reojo, porque he debido acurrucarme un poco, y aunque no nos conocemos cuando te miro te sonríes mirando al frente, y sabes que estamos encajadas en este vagón, en este espacio, y tu hombro mullido encuadrando el mío. Y eres una perfecta desconocida. Pero esta sensación es también perfecta, es pura serendipity.

Hombro con hombro


Me gustaría estar a tu lado. Hombro con hombro, brazo con brazo. Para sentirme atrapada en un espacio cuadrado de ensueño, de perfiles reconocibles, a tu lado, de viaje. A tu lado, en pausa. A tu lado, para no vivir siempre entre espacios vacíos. Tu brazo es el reflejo de tu contención, de tu forma de mantenerte, de recoger a tu alrededor las ideas que se te van ocurriendo. Si no me hubiera sentado en este vagón de metro en este exacto lugar no te habrías decidido a sentarte conmigo.

Podría ir a tu lado mientras nos huyeran los minutos, y se helaran las horas. Tú podrías estar al mío entre tanto abrir y cerrar de las puertas del vagón, con el display electrónico luminoso anunciando estaciones; lo veo de reojo, porque he debido acurrucarme un poco, y aunque no nos conocemos cuando te miro te sonríes mirando al frente, y sabes que estamos encajadas en este vagón, en este espacio, y tu hombro mullido encuadrando el mío. Y eres una perfecta desconocida. Pero esta sensación es también perfecta, es pura serendipity.

Reconocimientos internos


Reconocimientos internos, reconocimientos incondicionales, enriquecedores, plurales, fuertes.

Intento entenderme y cuidarme.

Ahondo hasta tocar el calcio del hueso, me enfrento a las carencias más dolorosas de mi personalidad. Me peleo con la hoja, con la línea manchada de tinta, con el cuajo del viento donde rastreo intenciones adormiladas. Sé lo que quiero, lo he sentido antes. La impaciencia devorada por el riesgo. La conozco, es muy intensa. A veces crees que quieres algo pero en el fondo no es más que un sustituto de otra cosa, qué fácil es engañarse. Voy detrás de quimeras porque es más fácil taparte la cara y olvidarte de ti misma. Reviso presencias llenas de hábitos de silencio y cierres transitorios.

Rauda y veloz, me gustaría ser rápida. Pensar en espacios habitables y dúctiles, abiertos y decorados sobriamente. Busco modificarme en pequeños pasos, resonar en esos espacios con los aspectos de mi personalidad que no estén amañados para el juego de la vida.

Quiero despedir a la tranquilidad, deseo movimientos repletos de vigor, resplandores, destellos nocturnos durante el día apenas contenidos en tandas de salvas repetidas. Esta es una tarde en la que no he podido resguardarme en los paisajes internos de mi soledad porque hay cientos de voces con historias discordantes. Cada una de ellas con sus dotes de comunicación intactas.

Estas son mis conversaciones inconclusas conmigo misma.

Reconocimientos internos


Reconocimientos internos, reconocimientos incondicionales, enriquecedores, plurales, fuertes.

Intento entenderme y cuidarme.

Ahondo hasta tocar el calcio del hueso, me enfrento a las carencias más dolorosas de mi personalidad. Me peleo con la hoja, con la línea manchada de tinta, con el cuajo del viento donde rastreo intenciones adormiladas. Sé lo que quiero, lo he sentido antes. La impaciencia devorada por el riesgo. La conozco, es muy intensa. A veces crees que quieres algo pero en el fondo no es más que un sustituto de otra cosa, qué fácil es engañarse. Voy detrás de quimeras porque es más fácil taparte la cara y olvidarte de ti misma. Reviso presencias llenas de hábitos de silencio y cierres transitorios.

Rauda y veloz, me gustaría ser rápida. Pensar en espacios habitables y dúctiles, abiertos y decorados sobriamente. Busco modificarme en pequeños pasos, resonar en esos espacios con los aspectos de mi personalidad que no estén amañados para el juego de la vida.

Quiero despedir a la tranquilidad, deseo movimientos repletos de vigor, resplandores, destellos nocturnos durante el día apenas contenidos en tandas de salvas repetidas. Esta es una tarde en la que no he podido resguardarme en los paisajes internos de mi soledad porque hay cientos de voces con historias discordantes. Cada una de ellas con sus dotes de comunicación intactas.

Estas son mis conversaciones inconclusas conmigo misma.

Maldita bipolaridad

La verdad es que la depresión bipolar apesta. Es una total y absoluta mierda. Aunque si se analiza desde dentro de la herida, con el corazón en la boca y los colmillos en las entrañas, es de algún modo una herramienta que te enseña la volubilidad de los afectos, te explica el por qué de ciertos comportamientos humanos, te puede ayudar a entender una lección muy dura y es la de lo condicionadas que están las personas por su cerebro, y nos hace ver lo poco que nos queda que podamos llamar personalidad, talento y hasta culpabilidad.

Mi depresión bipolar ha sido para mí un azote de la cólera de Dios, pero ahora que ya no me creo (aunque duelan) los mensajes de terror que reenvía a mi mente, me siento más capacitada para luchar contra ella cuando se manifiesta. Sé que en estos momentos estoy en un momento delicado, porque he identificado los ramales por los que me puedo encaramar para salir de este atolladero. Básicamente tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para soportar el dolor - como si un dolor de muelas se tratase o de estómago. Eso es difícil, porque es un dolor muy especial y siempre tienes la sensación de que no lo tendrías tan duro si tuvieras un poco de ayuda. Sin embargo, es difícil que esa ayuda llegue. Es como esperar que te llame por teléfono alguien de quien estás enamorada, ese alguien que no tiene intención de llamarte.

El dolor de la depresión bipolar es un dolor inducido desde tu cerebro contra tus emociones, tu bienestar, y es muy difícil ignorarlo o paliarlo. Pero es posible porque no es real, es una enorme farsa, una terrible mentira, una gran tomadura de pelo.

En mi caso duranto los últimos años he ido echando por tierra todos los mitos que la bipolaridad me ha endosado, he ido buscando y aclarándome poco a poco quién soy yo, y qué es lo que esta enfermedad me ha hecho. De entre las ruinas has salido alguien escindida, alguien tal vez menos equipada, con menos creencias y menos muletillas. Alguien que todavía está aprendiendo a respirar sin ayuda. El mundo también tiene otro aspecto. Se ha convertido en un atril, en un lienzo. Ya no es una escalera, un túnel de sorpresas, un sitio merendado entre el pasado y el futuro, un enigma global. Es algo más sencillo pero igual de desconocido. Hay muchos menos "debería ser", pero más "no sés". Es también un sitio donde observo, leo, siento a muchísimos seres como yo, dotados con una predisposición especial hacia el dolor de corazón, hacia el desnudo creativo. En un mundo así no puede haber envidias, sólo relevos.

Este fin de semana tengo que hacer un esfuerzo muy fuerte para mandar el bajón bipolar a hacer puñetas. Sé que tengo que trabajar en el corto. No tengo más remedio que ponerme a pelearme de nuevo y enredarme con las rencillas técnicas que han asolado a este proyecto desde sus inicios. Es difícil verme a mí misma fuera de mi personalidad de realizadora. Escribir es importantísimo para mí, vital, pero estoy de parón cinematográfico y tengo que terminar este proyecto antes de imaginarme creando, gestando algún otro. Me va a resultar difícil empezar porque tengo el cerebro secuestrado por esta mierda de enfermedad, pero no le voy a dejar que se salga con la suya. Si por ella fuera no movería un sólo dedo, me volvería un ratón que entregase su vida día tras día, año tras año frenética y desesperadamente en una lucha inútil por salir de una vil ratonera, sin esperanzas, con un dolor inmenso, con un desgaste tremendo. Es una enfermedad que en realidad es un cáncer porque hace todo lo posible por destruirte, por ganarte la batalla, por despreciar tu humanidad, tus desvelos. Es tremenda y cruel, como todas las enfermedades. Y la última persona en comprenderla por supuesto eres tú misma.

Tengo que ponerme y sacar la peli del ordenador y finalizarla entre otras cosas para activarme, entenderme, provocar catálisis químicas en mi cerebro que me hagan el cerebro tutti frutti, que generen las sustancias químicas que nivelan los niveles hormonales, todo para que al final yo vuelva a ser yo: a filmmaker. Tragándome planos, enamorándome de mis actrices, rebobinando mi historia, mis diálogos en mi cabeza una y otra vez, cientos, miles de veces, en busca de un acabado final, de aquéllo que sabes que tienes que hacer para que se pueda ver. Dejar la película terminada lo mejor posible, dentro de la ineptitud que me asola.

Ir a buscar mi ordenador, llevarlo en el metro en una bolsa, ver lo bien, lo mal que se porta tras el viaje. Emprenderla con el software, los reinicios de MacOs, los pantallazos, los errores de sistema, los bugs; volver a masticar la banda sonora que escogí con tanta serendipity, cariño y entusiasmo. Levantarme por la mañana con ideas para mejorar un plano, un problema. Querer saltar de la litera y ponerme frente al ordenador durante todas las horas del mundo, fundida en mi historia, parando para comer tras un acuerdo táctico conmigo misma. Ir a comprar comida sólo porque si no como bien no puedo trabajar. Olvidarme de que el mundo fuera está lleno de parajes inhóspitos porque mientras tanto aquí estoy yo dentro, enredada en mi película. Poner lavadoras entre renders. Planear mi día en base al trabajo que me queda por hacer. Ver a gente sabiendo que lo hago sin prejuicio del trabajo que tengo entre manos. Tener una vida organizada donde todo lo que haces fuera de la peli es un accesorio, es para rellenar huecos con paja. Es lo que es la vida: una pulsión vital, algo que arrolladoramente te motiva y te da excusas para hacer todo lo demás, que te ayuda a hacer todo lo demás sin que tenga excesivo sentido.

No puedo olvidarme de quién soy, de lo que soy, de aquéllo por lo que sacrificado media vida lejos de mi familia, de mi casa, en sitios donde sólo buscaba maximizarme y potenciar esta parte de mí misma. Porque en algún momento tengo que volver a hacer cine, no sé cómo ni qué voy a hacer, pero sí que necesito expresar mi creatividad visual. No quiero que sea a costa de mi salud mental ni física. Tampoco sé cómo voy a organizar la logística sin estresarme a lo bestia. Me gustaría que pudiera ser algo tan natural como escribir. Hay veces que tengo que forzar la escritura, pero me resulta muy doloroso ver película tras película mientras noto todas mis ideas, mi expresión revolverse dentro de mí sin tener salida alguna. Mi próximo proyecto quiero que sea orgánico, personal, necesario. No quiero hacer nada que no brote de forma natural. Debería terminar el guión del largo también, yo creo en la historia que estoy contando, la veo proyectada en mi mente en mi pequeño y particular Cinema Paradiso.

Maldita bipolaridad

La verdad es que la depresión bipolar apesta. Es una total y absoluta mierda. Aunque si se analiza desde dentro de la herida, con el corazón en la boca y los colmillos en las entrañas, es de algún modo una herramienta que te enseña la volubilidad de los afectos, te explica el por qué de ciertos comportamientos humanos, te puede ayudar a entender una lección muy dura y es la de lo condicionadas que están las personas por su cerebro, y nos hace ver lo poco que nos queda que podamos llamar personalidad, talento y hasta culpabilidad.

Mi depresión bipolar ha sido para mí un azote de la cólera de Dios, pero ahora que ya no me creo (aunque duelan) los mensajes de terror que reenvía a mi mente, me siento más capacitada para luchar contra ella cuando se manifiesta. Sé que en estos momentos estoy en un momento delicado, porque he identificado los ramales por los que me puedo encaramar para salir de este atolladero. Básicamente tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para soportar el dolor - como si un dolor de muelas se tratase o de estómago. Eso es difícil, porque es un dolor muy especial y siempre tienes la sensación de que no lo tendrías tan duro si tuvieras un poco de ayuda. Sin embargo, es difícil que esa ayuda llegue. Es como esperar que te llame por teléfono alguien de quien estás enamorada, ese alguien que no tiene intención de llamarte.

El dolor de la depresión bipolar es un dolor inducido desde tu cerebro contra tus emociones, tu bienestar, y es muy difícil ignorarlo o paliarlo. Pero es posible porque no es real, es una enorme farsa, una terrible mentira, una gran tomadura de pelo.

En mi caso duranto los últimos años he ido echando por tierra todos los mitos que la bipolaridad me ha endosado, he ido buscando y aclarándome poco a poco quién soy yo, y qué es lo que esta enfermedad me ha hecho. De entre las ruinas has salido alguien escindida, alguien tal vez menos equipada, con menos creencias y menos muletillas. Alguien que todavía está aprendiendo a respirar sin ayuda. El mundo también tiene otro aspecto. Se ha convertido en un atril, en un lienzo. Ya no es una escalera, un túnel de sorpresas, un sitio merendado entre el pasado y el futuro, un enigma global. Es algo más sencillo pero igual de desconocido. Hay muchos menos "debería ser", pero más "no sés". Es también un sitio donde observo, leo, siento a muchísimos seres como yo, dotados con una predisposición especial hacia el dolor de corazón, hacia el desnudo creativo. En un mundo así no puede haber envidias, sólo relevos.

Este fin de semana tengo que hacer un esfuerzo muy fuerte para mandar el bajón bipolar a hacer puñetas. Sé que tengo que trabajar en el corto. No tengo más remedio que ponerme a pelearme de nuevo y enredarme con las rencillas técnicas que han asolado a este proyecto desde sus inicios. Es difícil verme a mí misma fuera de mi personalidad de realizadora. Escribir es importantísimo para mí, vital, pero estoy de parón cinematográfico y tengo que terminar este proyecto antes de imaginarme creando, gestando algún otro. Me va a resultar difícil empezar porque tengo el cerebro secuestrado por esta mierda de enfermedad, pero no le voy a dejar que se salga con la suya. Si por ella fuera no movería un sólo dedo, me volvería un ratón que entregase su vida día tras día, año tras año frenética y desesperadamente en una lucha inútil por salir de una vil ratonera, sin esperanzas, con un dolor inmenso, con un desgaste tremendo. Es una enfermedad que en realidad es un cáncer porque hace todo lo posible por destruirte, por ganarte la batalla, por despreciar tu humanidad, tus desvelos. Es tremenda y cruel, como todas las enfermedades. Y la última persona en comprenderla por supuesto eres tú misma.

Tengo que ponerme y sacar la peli del ordenador y finalizarla entre otras cosas para activarme, entenderme, provocar catálisis químicas en mi cerebro que me hagan el cerebro tutti frutti, que generen las sustancias químicas que nivelan los niveles hormonales, todo para que al final yo vuelva a ser yo: a filmmaker. Tragándome planos, enamorándome de mis actrices, rebobinando mi historia, mis diálogos en mi cabeza una y otra vez, cientos, miles de veces, en busca de un acabado final, de aquéllo que sabes que tienes que hacer para que se pueda ver. Dejar la película terminada lo mejor posible, dentro de la ineptitud que me asola.

Ir a buscar mi ordenador, llevarlo en el metro en una bolsa, ver lo bien, lo mal que se porta tras el viaje. Emprenderla con el software, los reinicios de MacOs, los pantallazos, los errores de sistema, los bugs; volver a masticar la banda sonora que escogí con tanta serendipity, cariño y entusiasmo. Levantarme por la mañana con ideas para mejorar un plano, un problema. Querer saltar de la litera y ponerme frente al ordenador durante todas las horas del mundo, fundida en mi historia, parando para comer tras un acuerdo táctico conmigo misma. Ir a comprar comida sólo porque si no como bien no puedo trabajar. Olvidarme de que el mundo fuera está lleno de parajes inhóspitos porque mientras tanto aquí estoy yo dentro, enredada en mi película. Poner lavadoras entre renders. Planear mi día en base al trabajo que me queda por hacer. Ver a gente sabiendo que lo hago sin prejuicio del trabajo que tengo entre manos. Tener una vida organizada donde todo lo que haces fuera de la peli es un accesorio, es para rellenar huecos con paja. Es lo que es la vida: una pulsión vital, algo que arrolladoramente te motiva y te da excusas para hacer todo lo demás, que te ayuda a hacer todo lo demás sin que tenga excesivo sentido.

No puedo olvidarme de quién soy, de lo que soy, de aquéllo por lo que sacrificado media vida lejos de mi familia, de mi casa, en sitios donde sólo buscaba maximizarme y potenciar esta parte de mí misma. Porque en algún momento tengo que volver a hacer cine, no sé cómo ni qué voy a hacer, pero sí que necesito expresar mi creatividad visual. No quiero que sea a costa de mi salud mental ni física. Tampoco sé cómo voy a organizar la logística sin estresarme a lo bestia. Me gustaría que pudiera ser algo tan natural como escribir. Hay veces que tengo que forzar la escritura, pero me resulta muy doloroso ver película tras película mientras noto todas mis ideas, mi expresión revolverse dentro de mí sin tener salida alguna. Mi próximo proyecto quiero que sea orgánico, personal, necesario. No quiero hacer nada que no brote de forma natural. Debería terminar el guión del largo también, yo creo en la historia que estoy contando, la veo proyectada en mi mente en mi pequeño y particular Cinema Paradiso.

quinta-feira, 26 de fevereiro de 2009

Paisajes


Hay un paisaje nocturno por explorar. Un paraje que visitar despacio porque las llantas de las ruedas son pesadas, la libertad de pensar por ti misma no tendrá barreras y el sueño librará toda suerte de batallas con la vida cotidiana.

Me voy a dormir.

Paisajes


Hay un paisaje nocturno por explorar. Un paraje que visitar despacio porque las llantas de las ruedas son pesadas, la libertad de pensar por ti misma no tendrá barreras y el sueño librará toda suerte de batallas con la vida cotidiana.

Me voy a dormir.

GANHE 16.72400 EUROS EM 4 MESES SEM GASTAR 1 Centavo

Participe do grupo Dinheiro na Net é saiba de tudo sobre ganhar muito dinheiro sem gastar nada.

RESOURCE-A DAY
LEIA COM MUITA ATENÇÃO:

GANHE 16.72400 EUROS EM 4 MESES SEM GASTAR 1 Centavo:

VOCÊ NÃO PAGA NADA PELO CADASTRO NEM PELA CONTINUIDADE CONHEÇA ESTA
CHANCE GRATUITA DE GANHAR EM DÓLARES (EUROS ) !!

Observe que o dinheiro arrecadado é apenas resultado de Marketing
Multi-Nível. Participe como eu.

SE QUER GANHAR EM DÓLARES OU EUROS AQUI ESTÁ A CHANCE..

- O SEU ÚNICO TRABALHO SERÁ O DE LER O TEXTO COM ATENÇÃO.

- DEPOIS DEVE INSCREVER-SE ATRAVÉS DO SSITE RESOURCE-A-DAY

- O RESTANTE O SITE VAI TRABALHAR PARA VOCÊ.

PREPARE-SE PARA RECEBER MUITOS CHEQUES EM DÓLARES/EUROS. GANHE
16.72400 EUROS (U$ 15.00000 Dólares) EM 4 MESES SEM GASTAR NADA!

NÃO PRECISA TIRAR UM CENTAVO DO BOLSO. Ao invés de pagar como nas
outras Oportunidades VOCÊ RECEBE 11,15 Euros (U$10 Dólares) SÓ PARA SE
CADASTRAR E AINDA PODE GANHAR 16.72400 Euros ou (U$15.00000) EM APENAS
ALGUMAS SEMANAS !!!

Basta seguir exatamente estas instruções passo a passo:

1 - PRIMEIRO PASSO: Cadastre-se no Resource-a-Day. com. Veja como:

Clique no site e cadastre-se -

http://www.resource-a-day.net/member/index.cgi?p3bb4

No site procure o campo Subscribe logo no início (do lado esquerdo).
Digite seu E-mail (Eles não aceitam Hotmail, Yahoo... O MELHOR É O
GMAIL) e Clique no botão Subscribe. Imediatamente receberá no seu
email mensagem para confirmar o seu cadastro no site.

Ao receber o email clique no link que eles te derem para confirmação e
preencha o pequeno formulário .

Choose a Username: USUÁRIO

Create your Password: SENHA

First Name: 1° NOME

Last Name: SOBRENOME

Street Address: ENDEREÇO

City: CIDADE

State/Province: ESTADO

Country: BRASIL

Zip Code: CEP

Email Address: SEU E-MAIL

Verify Email Address: Confirme SEU E-MAIL

CLIQUE EM > I AGREE. SUBSCRIBE ME!

VOCÊ VAI RECEBER ALGUNS LINKS PARA DIVULGAÇÃO ESCOLHA O QUE TIVER SEU
NOME DE USUÄRIO. PARA ENTRAR NA SUA PAGINA VÁ PARA

http://www.resource-a-day.net/ CLIQUE EM MEMBER'S LOGIIN NO LADO
ESQUERDO NA FAIXA LARANJA OU VERMELHA. ENTRE COM O SEU NOME DE USUÁRIO
E SENHA, NA PÄGINA QUE ABRIR CLIQUE EM > VIEW YOUR STATS ? DO LADO
DIREITO PRONTO !

Logo que você se Cadastrar já terá 11,15 Euros (U$10 Dólares) na Sua
conta só por ter se Cadastrado.. .

2 - SEGUNDO PASSO: Envie um Email com este texto para a pessoa que
está na posição 3) da lista e coloque no Assunto ou Subject: ME
ME
CADASTREI NO SITE DA RESOURCE-A DAY.
.

Copie este texto e apague o endereço de email e o site 1) Coloque o
endereço de email e o site 2) na Posição 1), Coloque o endereço de
email e o site 3) na posição 2) Agora insira o seu endereço de email e
seu site na posição 3) Agora é só mandar o texto modificado por email
para quantas pessoas você puder, até você receber 3 email's com o
assunto: ME CADASTREI NO SITE 3.

SÓ ISSO! NÃO PRECISA FAZER MAIS NADA!!! Quando o seu site chegar na
posição 1) você terá 27 pessoas cadastradas diretamente abaixo de você
(cadastradas com seu ID e gerando ganhos para você!). E isso é só o
Começo! Em pouco tempo cada um dos seus 27 cadastrados diretos terá
também outros 27 Cadastrados gerando ganhos para eles e também para
você e assim por diante.

Depois é só esperar que você terá 16.72400 Euros (U$15.000 Dólares) na
Sua conta que lhe serão enviados em cheques pelos Correios. (Você pode
Trocar os cheques na rede bancária pagando uma pequena taxa de
serviço.)

*AQUI ESTÁ : note que depois do ponto de ? aparece o seu nome
de usuário.


janey.jsm@gmail.com
http://www.resource-a-day.net/member/index.cgi?p3bb4



Pronto. Agora é só esperar que os cheques cheguem. Se você quiser
ganhar Mais de 16.72400 Euros (U$15.000) é só mandar este texto por
email para mais Pessoas, pois quanto mais pessoas forem cadastradas
abaixo de você mais VOCÊ receberá.
DE ONDE O DINHEIRO VEM PARA PAGAR A VOCÊ???

É simples e genial. Esse Site usa o sistema de marketing multinível -
como o Teletrabalho - Internetrabalho - (em 4 níveis de patrocínio -
cadastrando pessoas abaixo de você pela sua divulgação). O site é uma
revista eletrônica (e-Magazine ou e-Zine) que manda apenas um e-mail
por dia para cada um dos seus associados contendo 3 anúncios pagos
pelos anunciantes (são eles que pagam você) além de informações
variadas como piadas e curiosidades. (Você não precisa nem ler se não
quiser basta manter a conta de e-mail em uso.)

COMO PODE DIVULGAR?
Você poderá divulgar em sites de classificados gratuitos (procure por
Classificados grátis nas ferramentas de busca .

quarta-feira, 25 de fevereiro de 2009

Aliteraciones consanguíneas


Miro en mis bolsillos
y se me caen los conceptos más peregrinos:

Galimatías escénicas
plisados intrépidos
miradas galopantes
sabores de estío
prensados automáticos

razones hermeneúticas
sólidas
encerradas en cajas de plata
para destetarse
para regenerarse

firmas de orujo
jardines destituidos
sentimientos flojos
ceniceros de crisantemos
brevedades mínimas

Quiero volver a ser yo misma, o convertirme. Pero ya no parece posible y no sé quién soy. Me he perdido: mi camino es mi búsqueda.

Follow, follow, follow, follow
follow the yellow brick road

Aliteraciones consanguíneas


Miro en mis bolsillos
y se me caen los conceptos más peregrinos:

Galimatías escénicas
plisados intrépidos
miradas galopantes
sabores de estío
prensados automáticos

razones hermeneúticas
sólidas
encerradas en cajas de plata
para destetarse
para regenerarse

firmas de orujo
jardines destituidos
sentimientos flojos
ceniceros de crisantemos
brevedades mínimas

Quiero volver a ser yo misma, o convertirme. Pero ya no parece posible y no sé quién soy. Me he perdido: mi camino es mi búsqueda.

Follow, follow, follow, follow
follow the yellow brick road

terça-feira, 24 de fevereiro de 2009

Calor


En momentos de gran torpeza y fiebres iconoclastas me gustaría caer, estrellarme en una ola de calor. No busco evaporarme, tan solo vibrar con las radiaciones solares, echarme la manta a la cabeza y acabar en un lugar a mil kilómetros de la civilización. Soportaría torbellinos meridianos, rastrearía inconsciencias en fiebres de dunas, me cardaría el pelo con sueños de arena y dormiría bajo redes de estrellas. Si pudiera.

Hoy he visto una imagen en el anuncio de una farmacia. Era nada ... un cielo azul, límpido, eléctrico, y una chica tumbada en una tabla. Y me trasladé allí. Al malecón.

Y Jane Fonda tirándose en salto mortal desde la tabla para conseguir la aprobación de su padre, bajo la mirada triste y tierna de Katherine Hepburn en El Estanque Dorado ...

Mis ideas no son del todo asumibles, son más bien una descarga de fluidos imprecisos y revelatorios que asumen formas distintas acorde al giro de la rosa de los vientos. Apenas revelo nada porque me asomo a todo; lucho con la grave totalidad de los desperfectos como aparejos, y no es sencillo.

Respiro haces de luces y tropiezos, retengo el aliento cada dos pasos. Emprendo procesos inacabados, utilizo llaves maestras incompletas, contrariadas e inservibles. Me obligas a levantarme y callar diariamente. Me obligas a reaccionar y saltarme los protocolos de la lástima. Me invitas a recorrer constantes embites contra el rompeolas, para ser una corredora de fondo en una línea de playa extranjera.

El tobogán bipolar es una llamarada de fuego injusta sobre mi carne débil. Prefiero las llamaradas solares. El sol me seduce, me hace sentirme bien, me sana, me cuida. Menudo bellezón.

Calor


En momentos de gran torpeza y fiebres iconoclastas me gustaría caer, estrellarme en una ola de calor. No busco evaporarme, tan solo vibrar con las radiaciones solares, echarme la manta a la cabeza y acabar en un lugar a mil kilómetros de la civilización. Soportaría torbellinos meridianos, rastrearía inconsciencias en fiebres de dunas, me cardaría el pelo con sueños de arena y dormiría bajo redes de estrellas. Si pudiera.

Hoy he visto una imagen en el anuncio de una farmacia. Era nada ... un cielo azul, límpido, eléctrico, y una chica tumbada en una tabla. Y me trasladé allí. Al malecón.

Y Jane Fonda tirándose en salto mortal desde la tabla para conseguir la aprobación de su padre, bajo la mirada triste y tierna de Katherine Hepburn en El Estanque Dorado ...

Mis ideas no son del todo asumibles, son más bien una descarga de fluidos imprecisos y revelatorios que asumen formas distintas acorde al giro de la rosa de los vientos. Apenas revelo nada porque me asomo a todo; lucho con la grave totalidad de los desperfectos como aparejos, y no es sencillo.

Respiro haces de luces y tropiezos, retengo el aliento cada dos pasos. Emprendo procesos inacabados, utilizo llaves maestras incompletas, contrariadas e inservibles. Me obligas a levantarme y callar diariamente. Me obligas a reaccionar y saltarme los protocolos de la lástima. Me invitas a recorrer constantes embites contra el rompeolas, para ser una corredora de fondo en una línea de playa extranjera.

El tobogán bipolar es una llamarada de fuego injusta sobre mi carne débil. Prefiero las llamaradas solares. El sol me seduce, me hace sentirme bien, me sana, me cuida. Menudo bellezón.

Satisfacción laboral

¿Cuál es el éxito de la estrategia comunicativa de Greenpeace?
¿Una comunicación eficaz es cuestión de dinero, de creatividad, de tener una buena marca, un buen equipo, una buena estrategia... o de correr riesgos? ¿Cuál es el secreto de Greenpeace?
...
Como afirman en su web, “cada vez que Greenpeace lleva a cabo una acción se convierte en los ojos y la voz de miles de personas en todo el mundo. Después, difunde esas voces, esas denuncias, esas palabras e imágenes alrededor del mundo”.

La eficacia de esas acciones radica obviamente en su difusión y en la inmediatez, hasta el punto de convertirse prácticamente en agencia de noticias para los medios. Greenpeace sin embargo, y al contrario de otras organizaciones, ha controlado siempre celosamente sus imágenes y sus mensajes.

Con youtube y los blogs en vivo ha multiplicado por cien las posibilidades de llegar a todos los rincones, pero la lógica sigue siendo la misma: los videos que graban y distribuyen directamente parecen preparados para los informativos. No hay voz en off, gritos, ni violencia.

Las palabras durante la acción son exclusivamente las de sus pancartas amarillas y, al final, las declaraciones típicas a medios, grabadas con una falsa objetividad. Se apropian del lenguaje televisivo informativo para no alejarse de la gramática cultural de su público potencial, pero dan un paso más allá: cambian el contenido y quitan el ruido.

Noticia completa

segunda-feira, 23 de fevereiro de 2009

Viajar


Es un momento incierto de hábiles cegueras donde no confío en mi propia inexactitud. Es un momento de extrañas aperturas hacia lo desconocido. Es un instante en el que me gustaría escaparme a un viaje largo, sin rumbo y ser una simple espectadora. Ir donde mi personalidad no se inquiete ni llame la atención, donde se puedan hacer kilómetros con la mera intención de ir lejos a un lugar correlativo.

Donde el tránsito hacia la lejanía capture mil ritmos estancos y pueda ver a pinceladas retazos de querencias, de intuiciones, y saber lo que quiero, lo que me espera, a lo que tengo derecho propio. Simplemente un viaje para adquirir certezas al vuelo, no rondar momentos específicos, planes ni designios. Para ir estirando el tiempo como una serpentina, situarte en tránsito para desprotegerte de las rutinas diarias, los saltos en falso hacia lo previsto, los constantes saludos en paralelo.

Un viaje con la suficiente comodidad para trasladar el sinsabor en sin saber, para otear la escapada y moverse en esa dirección, para simplificar la salida.

Y dar saltos de precisión hacia el siguiente kilómetro, imbuida en la velocidad y la rapidez. Sentirme acorralada por prisiones de calma, radiantes de incertidumbre suave y negociable. Caer rendida en principios de un trance susurrado, suspiros en blanco y sentimientos que cruzan los pormenores finos del paisaje.

Los tranvías de deseo afloran su pasaje de imprevistos en volubles itinerarios con certeras brumas. El trayecto es visible aunque no haya objetivo a la vista. Cada día es una acumulación de lejanías, un sombrear los bordes de los mapas. Sólo quiero ansiar recorridos, izar cientos de velas al métrico paso de los lindes de las ciudades. Rezumar libertad.

Viajar


Es un momento incierto de hábiles cegueras donde no confío en mi propia inexactitud. Es un momento de extrañas aperturas hacia lo desconocido. Es un instante en el que me gustaría escaparme a un viaje largo, sin rumbo y ser una simple espectadora. Ir donde mi personalidad no se inquiete ni llame la atención, donde se puedan hacer kilómetros con la mera intención de ir lejos a un lugar correlativo.

Donde el tránsito hacia la lejanía capture mil ritmos estancos y pueda ver a pinceladas retazos de querencias, de intuiciones, y saber lo que quiero, lo que me espera, a lo que tengo derecho propio. Simplemente un viaje para adquirir certezas al vuelo, no rondar momentos específicos, planes ni designios. Para ir estirando el tiempo como una serpentina, situarte en tránsito para desprotegerte de las rutinas diarias, los saltos en falso hacia lo previsto, los constantes saludos en paralelo.

Un viaje con la suficiente comodidad para trasladar el sinsabor en sin saber, para otear la escapada y moverse en esa dirección, para simplificar la salida.

Y dar saltos de precisión hacia el siguiente kilómetro, imbuida en la velocidad y la rapidez. Sentirme acorralada por prisiones de calma, radiantes de incertidumbre suave y negociable. Caer rendida en principios de un trance susurrado, suspiros en blanco y sentimientos que cruzan los pormenores finos del paisaje.

Los tranvías de deseo afloran su pasaje de imprevistos en volubles itinerarios con certeras brumas. El trayecto es visible aunque no haya objetivo a la vista. Cada día es una acumulación de lejanías, un sombrear los bordes de los mapas. Sólo quiero ansiar recorridos, izar cientos de velas al métrico paso de los lindes de las ciudades. Rezumar libertad.

domingo, 22 de fevereiro de 2009

La roca


La roca es esa persona cuya simple presencia te fortalece, te encuentra, te sostiene. Llegas a casa y durante el camino te has olvidado de quién eres. No ha sido un descuido circunstancial sino un olvido orgánico. Estás tan destrozada, tan poco entera que el portal, las llaves todo parece formar parte del mismo juego confuso. Te vas a poner en sus manos aunque haya algo que te advierta de que te queda bastante poco en lo que creer, por lo que apostar en ti. Si estuvieras sola te preocuparía qué hacer para encontrar la calma. Cerrar los ojos no sería una opción, porque el peso, la mancha de tinta que ha encharcado tus pulmones y circula por tus venas te ha invadido y te impediría vislumbrar siquiera unos segundos de paz. Pero ella es la calma. Ella te espera y nada más entrar interpreta tu mirada quebrada, y se hace cargo.

Porque ella sabe quién eres y le gustas. Te pide que te liberes de tus estrecheces prenda a prenda, te ayuda a encontrar un camino trasversal, un refugio donde realmente habéis ahuyentado a las alimañas nocturnas. Te lleva allí con la mirada y te cura las heridas como a una presa herida. Tú has perdido el habla y casi el entendimiento.

La vista se te nubla por un surtidor de lágrimas calientes mientras ella te habla y te reconforta. No le asustan tu mirada perdida, tus músculos encallados, tu soledad, ni que te hayas olvidado de ella durante esos instantes previos. Tu roca ve como tu pecho está horadado, tu mente se ha replegado y no ves salidas ni alternativas, tu energía se ha extinguido, el oxígeno lucha por penetrar tu tráquea. Ella lo ve y lo sabe porque te ha pasado antes y ella también estuvo ahí.

No tiene palabras de consuelo pero intenta hacerte recordar que en otras ocasiones el dolor también fue ahuyentado, la rabia consumida, el miedo difuminado, la ceguera restablecida. A ella no le da miedo y te promete estar ahí la próxima vez mucho antes de que se manifiesten los primeros síntomas. No permitirá que te apresen y te alejen de tu vida. Ella lo impedirá si puede.

No te va a dejar. No te va a dejar. No te va a dejar. No te va a dejar.

La roca


La roca es esa persona cuya simple presencia te fortalece, te encuentra, te sostiene. Llegas a casa y durante el camino te has olvidado de quién eres. No ha sido un descuido circunstancial sino un olvido orgánico. Estás tan destrozada, tan poco entera que el portal, las llaves todo parece formar parte del mismo juego confuso. Te vas a poner en sus manos aunque haya algo que te advierta de que te queda bastante poco en lo que creer, por lo que apostar en ti. Si estuvieras sola te preocuparía qué hacer para encontrar la calma. Cerrar los ojos no sería una opción, porque el peso, la mancha de tinta que ha encharcado tus pulmones y circula por tus venas te ha invadido y te impediría vislumbrar siquiera unos segundos de paz. Pero ella es la calma. Ella te espera y nada más entrar interpreta tu mirada quebrada, y se hace cargo.

Porque ella sabe quién eres y le gustas. Te pide que te liberes de tus estrecheces prenda a prenda, te ayuda a encontrar un camino trasversal, un refugio donde realmente habéis ahuyentado a las alimañas nocturnas. Te lleva allí con la mirada y te cura las heridas como a una presa herida. Tú has perdido el habla y casi el entendimiento.

La vista se te nubla por un surtidor de lágrimas calientes mientras ella te habla y te reconforta. No le asustan tu mirada perdida, tus músculos encallados, tu soledad, ni que te hayas olvidado de ella durante esos instantes previos. Tu roca ve como tu pecho está horadado, tu mente se ha replegado y no ves salidas ni alternativas, tu energía se ha extinguido, el oxígeno lucha por penetrar tu tráquea. Ella lo ve y lo sabe porque te ha pasado antes y ella también estuvo ahí.

No tiene palabras de consuelo pero intenta hacerte recordar que en otras ocasiones el dolor también fue ahuyentado, la rabia consumida, el miedo difuminado, la ceguera restablecida. A ella no le da miedo y te promete estar ahí la próxima vez mucho antes de que se manifiesten los primeros síntomas. No permitirá que te apresen y te alejen de tu vida. Ella lo impedirá si puede.

No te va a dejar. No te va a dejar. No te va a dejar. No te va a dejar.

sábado, 21 de fevereiro de 2009

Noche


Hora remendada y bruja. Antes de que se me escape este día crisálido de frentes comunes y anodinos. A partir de ahora no voy a tener grandes sobresaltos, ni llamadas, ni mensajes, ni ansiedad. Hoy he tenido una pequeña posibilidad de volverme normal, pero, claro está, la he desaprovechado como siempre.

Me gustaría cortar las horas como el membrillo, ver su corazón traslúcido y cargarme los minutos de sueños dulces. Escucho música, esa voz que canta y puedo hacerme dueña de su mensaje, pensar que rasguean las guitarras rock sólo para mí. Y me pregunto dónde está mi esencia rock, mi existencia rock, mi perdición rock & roll. Tal vez nunca he querido llegar demasiado lejos por miedo a perderme. No importa.

Me gustaría ser consciente de que estoy disfrutando de los mejores años de mi vida, en el paraíso, porque todo es perfecto. Tal vez algún día tenga la suerte de poder hablar contigo, sólo un día, un momento dedicado y perfecto, sin condicionantes, espaciado y retirado, sin preparativos ni rabietas.

Estoy a punto de brindar por un día casi perfecto e imaginario, simple y ordinario, pero entendible e insuperable. Un día más donde imaginarte que en vez del techo tienes un tragaluz y puedes ver la luna y respirar la noche. Un día en el que olvidarte de ti misma y transpirar simplemente con el tiempo libre y la sinceridad. Un día para recuperar la libertad.

Noche


Hora remendada y bruja. Antes de que se me escape este día crisálido de frentes comunes y anodinos. A partir de ahora no voy a tener grandes sobresaltos, ni llamadas, ni mensajes, ni ansiedad. Hoy he tenido una pequeña posibilidad de volverme normal, pero, claro está, la he desaprovechado como siempre.

Me gustaría cortar las horas como el membrillo, ver su corazón traslúcido y cargarme los minutos de sueños dulces. Escucho música, esa voz que canta y puedo hacerme dueña de su mensaje, pensar que rasguean las guitarras rock sólo para mí. Y me pregunto dónde está mi esencia rock, mi existencia rock, mi perdición rock & roll. Tal vez nunca he querido llegar demasiado lejos por miedo a perderme. No importa.

Me gustaría ser consciente de que estoy disfrutando de los mejores años de mi vida, en el paraíso, porque todo es perfecto. Tal vez algún día tenga la suerte de poder hablar contigo, sólo un día, un momento dedicado y perfecto, sin condicionantes, espaciado y retirado, sin preparativos ni rabietas.

Estoy a punto de brindar por un día casi perfecto e imaginario, simple y ordinario, pero entendible e insuperable. Un día más donde imaginarte que en vez del techo tienes un tragaluz y puedes ver la luna y respirar la noche. Un día en el que olvidarte de ti misma y transpirar simplemente con el tiempo libre y la sinceridad. Un día para recuperar la libertad.

Festivo


Un día pequeño, templado, que se ha mecido entre mis cejas, bordeando un constante dolor de cabeza. Con sus perfiles sorprendentes y mi eterna búsqueda siempre en marcha.

Festivo


Un día pequeño, templado, que se ha mecido entre mis cejas, bordeando un constante dolor de cabeza. Con sus perfiles sorprendentes y mi eterna búsqueda siempre en marcha.

Fiebre del sábado noche


Así era Dora hace cinco años...

sexta-feira, 20 de fevereiro de 2009

Masturbaciones


Masturbaciones secas, prendidas, parcas y precisas. Ansiadas y espumosas, con trasfondos breves. Deseos argumentados, revitalizados, sincerados y difusos, horadándote el alma de ramificaciones del cuerpo. Silencios que lo son todo, objeciones que no llegan a nada.

Un charco de arena de playa, un sabor agreste de duna. Una servil humedad en busca del placer, imaginando cambios de dirección, reveses de piel, fuegos fatuos en los nervios, gemidos que recorren el reborde de la carne y acallan las dudas táctiles.

Brindis al sortear soterramientos inalcanzables, sabores colmados de actualidad y presencias. Los dedos son rótulos de movimiento, imágenes en tres dimensiones, sueños establecidos en el filo de las hojas de los libros. Las presiones de las yemas de los dedos crean lesiones de emoción, enardecidas por la búsqueda, impresionables, resonantes al arrancar sensaciones a los poros de la piel desvirgada. El placer se abre paso como una marea abroncada, como unas olas soliviantadas bajo un cielo borrascoso. Te rompes antes de contenerte, te reviertes tras acercarte; tu vientre busca desesperado placentas inexistentes, caudales de sangre que se exhalan en esporas de vapor al salir de tu pecho y respirarlas. Los pinchazos de tu vientre son afilados como la aguja de una brújula, y te avisan entrecortadamente con un ritmo perfecto y acelerado de la inminencia de tu fusión con el dolor.

Te acuerdas de ella y de cómo te gustaría reventar la tensión sexual entre vosotras, pero sabes que no es siquiera suficiente con poseerla una noche. Ya la deseas, y ves claramente cómo te sientes perdida y despreciada por su imaginación. Las explicaciones no bastarían desde el momento en que tú no posees en tu potencial todo aquello imaginable en su mente. Las imágenes de ella te acorralan, te seccionan y te excitan. Piensas en lo fácil y sencilla que es la muerte ahora que notas la vida tan próxima. Te has desmontado, te has dejado seducir por sus palabras, ahora el sufrimiento está muy cerca del éxtasis y es inevitable.

Por fin has dejado de lado la monótona idea del amor, esa sierpe que abandona sus continuas mudas de piel cerca de ti al abandonarte. Te das cuenta de que no vas a ser deseada, tan sólo te recompondrás en cercos de piel, retrocesos de músculos, nociones incomprendidas de deseo, semillas sin germinar. Te atormentas pensando que tus genes del placer están mal diseñados y se dejan llevan por patrones emocionales inútiles. Persistes y te engañas.

Un juego de señales de humo contigo y tu deseo de otras. Preferirías sus brazos, sus codos contra tu cara. Preferirías su empuje y sus cambios de ritmo. No te aventuras a más porque no importa.

Masturbaciones


Masturbaciones secas, prendidas, parcas y precisas. Ansiadas y espumosas, con trasfondos breves. Deseos argumentados, revitalizados, sincerados y difusos, horadándote el alma de ramificaciones del cuerpo. Silencios que lo son todo, objeciones que no llegan a nada.

Un charco de arena de playa, un sabor agreste de duna. Una servil humedad en busca del placer, imaginando cambios de dirección, reveses de piel, fuegos fatuos en los nervios, gemidos que recorren el reborde de la carne y acallan las dudas táctiles.

Brindis al sortear soterramientos inalcanzables, sabores colmados de actualidad y presencias. Los dedos son rótulos de movimiento, imágenes en tres dimensiones, sueños establecidos en el filo de las hojas de los libros. Las presiones de las yemas de los dedos crean lesiones de emoción, enardecidas por la búsqueda, impresionables, resonantes al arrancar sensaciones a los poros de la piel desvirgada. El placer se abre paso como una marea abroncada, como unas olas soliviantadas bajo un cielo borrascoso. Te rompes antes de contenerte, te reviertes tras acercarte; tu vientre busca desesperado placentas inexistentes, caudales de sangre que se exhalan en esporas de vapor al salir de tu pecho y respirarlas. Los pinchazos de tu vientre son afilados como la aguja de una brújula, y te avisan entrecortadamente con un ritmo perfecto y acelerado de la inminencia de tu fusión con el dolor.

Te acuerdas de ella y de cómo te gustaría reventar la tensión sexual entre vosotras, pero sabes que no es siquiera suficiente con poseerla una noche. Ya la deseas, y ves claramente cómo te sientes perdida y despreciada por su imaginación. Las explicaciones no bastarían desde el momento en que tú no posees en tu potencial todo aquello imaginable en su mente. Las imágenes de ella te acorralan, te seccionan y te excitan. Piensas en lo fácil y sencilla que es la muerte ahora que notas la vida tan próxima. Te has desmontado, te has dejado seducir por sus palabras, ahora el sufrimiento está muy cerca del éxtasis y es inevitable.

Por fin has dejado de lado la monótona idea del amor, esa sierpe que abandona sus continuas mudas de piel cerca de ti al abandonarte. Te das cuenta de que no vas a ser deseada, tan sólo te recompondrás en cercos de piel, retrocesos de músculos, nociones incomprendidas de deseo, semillas sin germinar. Te atormentas pensando que tus genes del placer están mal diseñados y se dejan llevan por patrones emocionales inútiles. Persistes y te engañas.

Un juego de señales de humo contigo y tu deseo de otras. Preferirías sus brazos, sus codos contra tu cara. Preferirías su empuje y sus cambios de ritmo. No te aventuras a más porque no importa.

Dolor de estómago


Quiero amamantar a mi fosa estomacal para impedir el dolor.

Dolor de estómago


Quiero amamantar a mi fosa estomacal para impedir el dolor.

quinta-feira, 19 de fevereiro de 2009

Serendipity


Prenso las hojas mientras las escribo, y te siento perenne. Asomo ligeramente por un lado, disconforme y movilizada. Pierdo las gravitaciones mientras las sorteo a una mano de cartas en una sola jugada. Tengo todo el tiempo del mundo para frustrar mis cavilaciones. Me siento encendida y extraña. Como una candela en una calle de antaño, entre deseos de lumbre.

Pero soy yo quien busca el calor, el ardor, las madreselvas con buenas nuevas. Hoy ha sido un día de entreactos y he pasado de uno a otro con la espera de terminar aquí donde finalmente he llegado. Es un destino perfecto; no me tiraniza, me arropa. A veces necesita vislumbrarse a sí mismo y dejar de estirar corazones.

De nuevo me obligo a arrancarme de este sitio y volcar todos mis deseos tanto satisfechos como insatisfechos en mi cama, en el sueño. Sé que mañana tengo espacio para volver a intentarlo todo de nuevo, pero no va a ser lo mismo. No siento lástima por este día que se aleja abanderado, para unirse con los demás, dejar su hatillo de desplazado, de itinerante en el camino. Mañana vuelve a abrirse la botella de champán, vuelve el misterio, porque siempre me pregunto cuando salgo de casa qué es lo que siento, y siempre, inexorablemente siempre, es algo, tengo respuesta, tengo ambiciones para el día que se acaba de gestar que sólo puedo orientar con el ánimo con el que me he levantado y transito.

Por eso sé que mañana, como hoy, será un día sorprendente al que analizar con fascinación de microbióloga. Hoy me he dedicado un poco más de tiempo y he empezado a trillar el camino para unos días de descanso, con menos estrés, con más sentido en todo. Es difícil, pero me tropiezo todos los días con un ser que es poesía en movimiento.

Serendipity


Prenso las hojas mientras las escribo, y te siento perenne. Asomo ligeramente por un lado, disconforme y movilizada. Pierdo las gravitaciones mientras las sorteo a una mano de cartas en una sola jugada. Tengo todo el tiempo del mundo para frustrar mis cavilaciones. Me siento encendida y extraña. Como una candela en una calle de antaño, entre deseos de lumbre.

Pero soy yo quien busca el calor, el ardor, las madreselvas con buenas nuevas. Hoy ha sido un día de entreactos y he pasado de uno a otro con la espera de terminar aquí donde finalmente he llegado. Es un destino perfecto; no me tiraniza, me arropa. A veces necesita vislumbrarse a sí mismo y dejar de estirar corazones.

De nuevo me obligo a arrancarme de este sitio y volcar todos mis deseos tanto satisfechos como insatisfechos en mi cama, en el sueño. Sé que mañana tengo espacio para volver a intentarlo todo de nuevo, pero no va a ser lo mismo. No siento lástima por este día que se aleja abanderado, para unirse con los demás, dejar su hatillo de desplazado, de itinerante en el camino. Mañana vuelve a abrirse la botella de champán, vuelve el misterio, porque siempre me pregunto cuando salgo de casa qué es lo que siento, y siempre, inexorablemente siempre, es algo, tengo respuesta, tengo ambiciones para el día que se acaba de gestar que sólo puedo orientar con el ánimo con el que me he levantado y transito.

Por eso sé que mañana, como hoy, será un día sorprendente al que analizar con fascinación de microbióloga. Hoy me he dedicado un poco más de tiempo y he empezado a trillar el camino para unos días de descanso, con menos estrés, con más sentido en todo. Es difícil, pero me tropiezo todos los días con un ser que es poesía en movimiento.

Presente


He desertado de la idea de patria y he buscado patrias chicas en el perímetro de mi cuerpo y quizá el tuyo. Me doy cuenta de que mis mejores conversaciones son en diferido.

Ya no hablo de ti porque me sobran las palabras.

Presente


He desertado de la idea de patria y he buscado patrias chicas en el perímetro de mi cuerpo y quizá el tuyo. Me doy cuenta de que mis mejores conversaciones son en diferido.

Ya no hablo de ti porque me sobran las palabras.

quarta-feira, 18 de fevereiro de 2009

Persistencias


Miro a mi alrededor, moviéndome con rapidez durante toda la semana y me pregunto el valor y la duración de la persistencia de las emociones. Creo que mi retina amontona los rastros ceñidos y álgidos, aquellos principios planos en trances estriados, bordeando las seriegrafías emocionales y llamativas. Y mi cerebro guarda filigranas tardías para evocar misivas enviadas por los recuerdos en diminutos ramos de papel incendiario con formas de abanico.

Pero esta semana he ahuyentado las sombras y no he visto las luces. Ha sido una semana de tránsitos demasiado rápidos, poco duraderos, con mínimas persistencias, tan sólo distracciones para percusionar minutos, pero sin improntas. No he podido conservar apenas el cuajo de las imágenes que han transcurrido por mi mente en contacto con el aire, mis sueños nocturnos han lapidado el presente y no han hecho de él un papier marché de pasados. Me siento embarcada en un tremendo cansancio que no se cura con descanso físico, porque tiene antecedentes emocionales forjados en las últimas semanas. Es como si estuviera ya sufriendo la astenia primaveral antes de la evasión del frío en la atmósfera.

Me gustaría narrar mi semana pero ha tenido un envoltorio de papel aceitoso con excesivo predominio de trabajo. Mis neuronas brillaban escasamente como luciérnagas asmáticas y encima las he agotado con procesos que poco tienen que ver con mi bienestar emocional. En los últimos días mi mente ha sido impactada de nuevo y se han estampado cráteres, me he desentrelazado de mí misma; quiero volver a mí.

Algo hay que ha alterado mi zen, tal vez el estar observándome como lo haría una desconocida; me he dispersado demasiado en un momento en el que debería haberme concentrado. Intento poner en acción todos mis mecanismos de recogimiento, echo de menos las horas que paso tumbada en el sofá viendo peliculas, escuchando al tiempo estirarse como un chicle. Tal vez me he acostumbrado a un cierto ritmo personal que he roto durante estos días y necesito volver a él.

No soporto tanta contingencia, precariedad, falta de comunicación, vínculos inestables con la gente, invisibilidad ... Y por otro lado tampoco encuentro nuevas formas de comunicación con la gente, me saturo pronto -lo bueno, si breve ... He notado un cambio radical en mí en mi forma de relacionarme: ya no tengo respuesta para todo. Nunca la he tenido, pero la he buscado y salía una especie de impostora. Ahora mi mente no fuerza tanto las situaciones y me siento un poco estúpida, como lenta o algo. No sé cómo interpretar el estupor que me entra ante ciertas situaciones. No sé si es que finalmente me he dado cuenta de que mantener la unidad personal supone el no buscar siempre soluciones a los problemas de otras personas. Tal vez sea necesario escuchar tu intuición pero no necesariamente comunicar todo lo que se te pase por la cabeza en lenguaje universal. Dar explicaciones es una forma de diluir las buenas ideas. No hay nada mejor que una buena idea en su envoltura inicial, con su fuerza primal, su energía sin comprometer. Tal vez la comunicación sea una farsa y no exista, y lo único que puedas hacer es rasgar el aire con tus uñas, quemar oxígeno con tu voz y crear formas que otras personas perciban como veraces, verdaderas, independientemente de su origen.

Llega un momento en que no puedes siempre bajarte al común denominador, al rasero, a la medida exacta, y puede que esto mismo te despoje de tus virtudes sociales, pero creo que te libera. Yo en la soledad busco entre otras cosas mejores armas para comunicarme con otras personas. Busco el fuego, las vistas, la realidad que yo vivo, una visión única por su originalidad, sin forzarla, sin necesidad de hacerla respirable, tan solo veraz y relevante para mí. La soledad es un desaprender constante.

Tal vez el recordar de forma fiel cada uno de los eventos transcurridos en un día es una forma de kilometraje de la vida que no tiene gran sentido. Por eso para mí es tan importante este tiempo que me otorgo para descargar y reflexionar con mi instinto, sin terciar palabra con mi recuerdos del día, si se quieren inmiscuir, vale, pero no sé nunca qué se esconde tras mi ánimo, mi ingente acumulación de minutos transcurridos.

Pero estoy demasiado involucrada en todo tipo de rebeliones para sentirme libre todavía. Por eso quiero dejar las armas unidad tras unidad. Quiero desertar todas aquellas batallas y guerras que mantengo conmigo misma y el mundo. No puedo reciclar todos los plásticos que utilizo, ni vivir de forma orgánica y ecológica, ni alegrarle el día a nadie, esas cosas. He debido estar luchando toda la semana porque si no no me encontraría tan agotada mentalmente. Sería fácil echarle la culpa a la gripe, a mis dolores de estómago, a lo que sea, pero es una pérdida de tiempo.

Hasta que no vea el tiempo como un proceso circular y no evolutivo, hasta que no sepa reconocer e invocar las persistencias que de mí se funden con todo aquello que me rodea, hasta que no me dé cuenta de algunas cosas que me están pasando y de otras que quiero, voy a seguir confusa y remezclada.

Persistencias


Miro a mi alrededor, moviéndome con rapidez durante toda la semana y me pregunto el valor y la duración de la persistencia de las emociones. Creo que mi retina amontona los rastros ceñidos y álgidos, aquellos principios planos en trances estriados, bordeando las seriegrafías emocionales y llamativas. Y mi cerebro guarda filigranas tardías para evocar misivas enviadas por los recuerdos en diminutos ramos de papel incendiario con formas de abanico.

Pero esta semana he ahuyentado las sombras y no he visto las luces. Ha sido una semana de tránsitos demasiado rápidos, poco duraderos, con mínimas persistencias, tan sólo distracciones para percusionar minutos, pero sin improntas. No he podido conservar apenas el cuajo de las imágenes que han transcurrido por mi mente en contacto con el aire, mis sueños nocturnos han lapidado el presente y no han hecho de él un papier marché de pasados. Me siento embarcada en un tremendo cansancio que no se cura con descanso físico, porque tiene antecedentes emocionales forjados en las últimas semanas. Es como si estuviera ya sufriendo la astenia primaveral antes de la evasión del frío en la atmósfera.

Me gustaría narrar mi semana pero ha tenido un envoltorio de papel aceitoso con excesivo predominio de trabajo. Mis neuronas brillaban escasamente como luciérnagas asmáticas y encima las he agotado con procesos que poco tienen que ver con mi bienestar emocional. En los últimos días mi mente ha sido impactada de nuevo y se han estampado cráteres, me he desentrelazado de mí misma; quiero volver a mí.

Algo hay que ha alterado mi zen, tal vez el estar observándome como lo haría una desconocida; me he dispersado demasiado en un momento en el que debería haberme concentrado. Intento poner en acción todos mis mecanismos de recogimiento, echo de menos las horas que paso tumbada en el sofá viendo peliculas, escuchando al tiempo estirarse como un chicle. Tal vez me he acostumbrado a un cierto ritmo personal que he roto durante estos días y necesito volver a él.

No soporto tanta contingencia, precariedad, falta de comunicación, vínculos inestables con la gente, invisibilidad ... Y por otro lado tampoco encuentro nuevas formas de comunicación con la gente, me saturo pronto -lo bueno, si breve ... He notado un cambio radical en mí en mi forma de relacionarme: ya no tengo respuesta para todo. Nunca la he tenido, pero la he buscado y salía una especie de impostora. Ahora mi mente no fuerza tanto las situaciones y me siento un poco estúpida, como lenta o algo. No sé cómo interpretar el estupor que me entra ante ciertas situaciones. No sé si es que finalmente me he dado cuenta de que mantener la unidad personal supone el no buscar siempre soluciones a los problemas de otras personas. Tal vez sea necesario escuchar tu intuición pero no necesariamente comunicar todo lo que se te pase por la cabeza en lenguaje universal. Dar explicaciones es una forma de diluir las buenas ideas. No hay nada mejor que una buena idea en su envoltura inicial, con su fuerza primal, su energía sin comprometer. Tal vez la comunicación sea una farsa y no exista, y lo único que puedas hacer es rasgar el aire con tus uñas, quemar oxígeno con tu voz y crear formas que otras personas perciban como veraces, verdaderas, independientemente de su origen.

Llega un momento en que no puedes siempre bajarte al común denominador, al rasero, a la medida exacta, y puede que esto mismo te despoje de tus virtudes sociales, pero creo que te libera. Yo en la soledad busco entre otras cosas mejores armas para comunicarme con otras personas. Busco el fuego, las vistas, la realidad que yo vivo, una visión única por su originalidad, sin forzarla, sin necesidad de hacerla respirable, tan solo veraz y relevante para mí. La soledad es un desaprender constante.

Tal vez el recordar de forma fiel cada uno de los eventos transcurridos en un día es una forma de kilometraje de la vida que no tiene gran sentido. Por eso para mí es tan importante este tiempo que me otorgo para descargar y reflexionar con mi instinto, sin terciar palabra con mi recuerdos del día, si se quieren inmiscuir, vale, pero no sé nunca qué se esconde tras mi ánimo, mi ingente acumulación de minutos transcurridos.

Pero estoy demasiado involucrada en todo tipo de rebeliones para sentirme libre todavía. Por eso quiero dejar las armas unidad tras unidad. Quiero desertar todas aquellas batallas y guerras que mantengo conmigo misma y el mundo. No puedo reciclar todos los plásticos que utilizo, ni vivir de forma orgánica y ecológica, ni alegrarle el día a nadie, esas cosas. He debido estar luchando toda la semana porque si no no me encontraría tan agotada mentalmente. Sería fácil echarle la culpa a la gripe, a mis dolores de estómago, a lo que sea, pero es una pérdida de tiempo.

Hasta que no vea el tiempo como un proceso circular y no evolutivo, hasta que no sepa reconocer e invocar las persistencias que de mí se funden con todo aquello que me rodea, hasta que no me dé cuenta de algunas cosas que me están pasando y de otras que quiero, voy a seguir confusa y remezclada.