Un beso es un deseo arrancado, un regalo un deseo entregado, un verso un deseo imaginado.
Los jilgueros son almas tardías en su belleza prestas a abandonar su nido tras el primer lance de su adolescencia. Se pierden en los cielos plomizos, recorren los que son amplios y azur, se tiran en picado a las superficies crema de los amaneceres ardientes de verano, y planean inseguros por los bosquejos de ideas delirantes e impecables.
Y vuelven a su nido. Como yo hice retornando a Madrid donde me han esperado esos besos, esos regalos y esos versos.
Nenhum comentário:
Postar um comentário