quinta-feira, 28 de agosto de 2008

Tomadura de pelo

Hay un abismo. En un rato o mañana sabré si tengo un puesto de trabajo con contrato indefinido o estaré el lunes en la cola del INEM, abismal diferencia. Habiendo visto pasar por delante de mis putas narices esta oportunidad.

Ayer hice la entrevistaparipé, porque había sido seleccionado. Estuve bastante nervioso al inicio, pero creo que ellos no lo notaron. A la directora de RRHH le encantó mi carta de motivación y por ello quería que le transmitiera ese entusiasmo de viva voz. Varias preguntas. Varias respuestas. Todas creo que bastante buenas, o al menos con la satisfacción que da el saber que no podrías haberlo hecho ni respondido mejor.

Si antes de la entrevista las posibilidades de conseguir el puesto eran del 1% frente a un 99% de mi compañero. Ahora me veía con muchas opciones. Con opciones reales, pero siempre y cuando esta reunión fuera realmente determinante para decantarse por uno u otro.

Hoy vuelvo a saber que no es así. Mi compañero está viendo días para cogerse en septiembre. Y la jefa le comentó ayer, aunque no sabemos en qué contexto, delante del resto de compañeros "es mero trámite". Decepcionado.

"Hiciste una entrevista increíble. Si fuera la primera vez que os vemos a los dos nos quedamos contigo sin duda. Pero estando él ya en el puesto..." "Para la baja de N contamos contigo, aunque no sabemos fecha".

Sólo queda recoger las cosas una vez más y volver a empezar de cero.

quarta-feira, 27 de agosto de 2008

Me falta papel

La falta de papel se le haría intolerable y inaguantable al presidiario. Lo mismo que a mí en estos momentos (salvando las distancias y las jaurías del sufrimiento sin libertad, arrastrando las cadenas de la falta de perdón de sus víctimas).

Es difícil pernoctar con la escritura en aquellas cosas que se nos aparecen tan a menudo en los sueños y en los planes de futuro. Vale la pena viajar aunque sólo sea para escribir sobre algo diferente con la misma plataforma de tinta. Quiero hacer algo más que escribir sobre escribir, aunque todo al final tiene un recorrido circular por todo tipo de temas vitales. También quiero arrinconar los ánimos de narrar sufrimientos.

Leo a Charles Dickens en su viaje a la niñez mediante David Copperfield y recojo sus vivencias con fruicción. Muestra tanta sensibilidad que me enternece y me ayuda a entender el eterno humanismo.

Me falta papel

La falta de papel se le haría intolerable y inaguantable al presidiario. Lo mismo que a mí en estos momentos (salvando las distancias y las jaurías del sufrimiento sin libertad, arrastrando las cadenas de la falta de perdón de sus víctimas).

Es difícil pernoctar con la escritura en aquellas cosas que se nos aparecen tan a menudo en los sueños y en los planes de futuro. Vale la pena viajar aunque sólo sea para escribir sobre algo diferente con la misma plataforma de tinta. Quiero hacer algo más que escribir sobre escribir, aunque todo al final tiene un recorrido circular por todo tipo de temas vitales. También quiero arrinconar los ánimos de narrar sufrimientos.

Leo a Charles Dickens en su viaje a la niñez mediante David Copperfield y recojo sus vivencias con fruicción. Muestra tanta sensibilidad que me enternece y me ayuda a entender el eterno humanismo.

Noches de encefalograma plano, y tanto por hacer

Odas recias al cielo inanimado y plomizo. Valores de desfase. Curvas retorcidas para frenar los impulsos acomodatorios. Noche cálida aplatanada que ha sido arrebatada a las luciérnagas vespertinas. Estúpidos reflejos de color mayonesa en las farolas. Cúmulos de ecos y sombras, se puede escribir a oscuras y se puede hablar a oscuras.

El rastro auditivo del impertinente tubo de escape de una moto se extiende en el aire como un reguero de agua sucia y enjabonada. Coches silenciosos como ánimas en busca de descanso recorren veloces las calles vacías, éstos son símbolos pueriles de la despensa del visceral superávit económico. Solares vacíos y luminosos sin sentido emanando una luz chillona desde lo alto de las tiendas cerradas. Desatendidos menús de cenas de restaurantes vacíos cuelgan de los tablones de anuncios que se desplegan a lo largo de la acera.

Pasión por escribir sin respirar ni parar en los semáforos. Noches dicharacheras repletas de solitarias e irreverentes gentes que raudamente penetran los portales que se abren y cierran. Edificios de bancos forjados a golpe de solidez presupuestaria pululan por doquier, pero yo estoy con cinco euros hasta fin de mes.

Hombres e hijos ambos embutidas las piernas en bermudas y cogidos de la mano hacia la eternidad. Razas compartiendo juntas los andenes de metro. Miradas enigmáticamente sostenidas en el aire y yo con miedo de dejar caer mi abono transportes y no poder viajar en metro ni en autobús en lo que queda de mes.

Rugidos y resoplidos de los trenes como vacas mugiendo al unísono. Mis ojos no pueden respirar tan enrojecidos. Dudo que cerrarlos me proporcione el alivio suficiente. Noticias en la tele-metro hablando de los usuarios de ADSL.

Un hombre destornillando un panel de anuncio publicitario me saluda jovialmente con la mano. No tengo ni idea de lo que significa.

Otro hombre con el brazo sangrando en una gasa expectora residuos de nicotina, arsénico y células cenicientas de los disecados bronquios de sus pulmones.

No me molesto en quitarme la mochila de puro agotamiento y parezco una tortuga Ninja nocturna, encorvada en su peregrinación a lo largo de los túneles subterráneos de la ciudad. El coche del metro navega raudo y veloz por este averno urbano pero como no es viernes la gente mira al suelo con la mirada perdida sin expectativas de salvamento. Las cabezas de tres kilos de peso se descuelgan y se doblan acrecentando el cansancio de la gente. La capacidad pulmonar de los viajeros se reduce a una tercera parte excepto cuando hinchan el pecho para levantarse en su parada.

No puedo responder a la marabunta de ideas rescindidas que pueblan mi mente, me lo niega el agotamiento. El vagón del metro en mi parada, Bilbao, tiembla y retrocede tras un avance indeciso como haciendo un amago de humor para que el pasajero se pregunte si de verdad parará.

Descubro que los bolis Bic de toda la vida escriben mejor en mi Moleskine que los Pilot que llevo utilizando todo el verano.

Esquirlas de agua del aire acondicionado que me esperan a la vuelta de la esquina de mi calle me duchan encima como el agua de dispersión del césped, pero nunca me molesto de no pasar porque me olvido cada vez y me gusta la frescura (pero no los gérmenes).

Mi calle tiene vados para los contenedores de la obra que nadie respeta.

Estoy exhausta pero sé que podría activarme si tú, quien quiera que seas, estuvieras esperando en mi portal.

Buzón con carta del banco que llevo ignorando todo el día.

Calor en el piso, ordenadores encendidos todo el día subiendo los archivos de seguridad de mi corto, bajándose pelis. Mañana probaré Samba para compartir archivos entre el Mac y el Pc tanto con MacOs 9 como Macos X. Me he pasado toda la mañana haciéndolo en vez de montar la peli pero necesito copias de seguridad de los archivos de montaje tutiplén.

No tengo hambre y no ceno, lo que me viene bien para comer el desayuno de mañana con ganas.

Duermo y espero sueños dinámicos adrenalíticos y no espejos de algún lugar del alma donde la mediocridad se aloja conjuntamente con la paranoia.

Noches de encefalograma plano, y tanto por hacer

Odas recias al cielo inanimado y plomizo. Valores de desfase. Curvas retorcidas para frenar los impulsos acomodatorios. Noche cálida aplatanada que ha sido arrebatada a las luciérnagas vespertinas. Estúpidos reflejos de color mayonesa en las farolas. Cúmulos de ecos y sombras, se puede escribir a oscuras y se puede hablar a oscuras.

El rastro auditivo del impertinente tubo de escape de una moto se extiende en el aire como un reguero de agua sucia y enjabonada. Coches silenciosos como ánimas en busca de descanso recorren veloces las calles vacías, éstos son símbolos pueriles de la despensa del visceral superávit económico. Solares vacíos y luminosos sin sentido emanando una luz chillona desde lo alto de las tiendas cerradas. Desatendidos menús de cenas de restaurantes vacíos cuelgan de los tablones de anuncios que se desplegan a lo largo de la acera.

Pasión por escribir sin respirar ni parar en los semáforos. Noches dicharacheras repletas de solitarias e irreverentes gentes que raudamente penetran los portales que se abren y cierran. Edificios de bancos forjados a golpe de solidez presupuestaria pululan por doquier, pero yo estoy con cinco euros hasta fin de mes.

Hombres e hijos ambos embutidas las piernas en bermudas y cogidos de la mano hacia la eternidad. Razas compartiendo juntas los andenes de metro. Miradas enigmáticamente sostenidas en el aire y yo con miedo de dejar caer mi abono transportes y no poder viajar en metro ni en autobús en lo que queda de mes.

Rugidos y resoplidos de los trenes como vacas mugiendo al unísono. Mis ojos no pueden respirar tan enrojecidos. Dudo que cerrarlos me proporcione el alivio suficiente. Noticias en la tele-metro hablando de los usuarios de ADSL.

Un hombre destornillando un panel de anuncio publicitario me saluda jovialmente con la mano. No tengo ni idea de lo que significa.

Otro hombre con el brazo sangrando en una gasa expectora residuos de nicotina, arsénico y células cenicientas de los disecados bronquios de sus pulmones.

No me molesto en quitarme la mochila de puro agotamiento y parezco una tortuga Ninja nocturna, encorvada en su peregrinación a lo largo de los túneles subterráneos de la ciudad. El coche del metro navega raudo y veloz por este averno urbano pero como no es viernes la gente mira al suelo con la mirada perdida sin expectativas de salvamento. Las cabezas de tres kilos de peso se descuelgan y se doblan acrecentando el cansancio de la gente. La capacidad pulmonar de los viajeros se reduce a una tercera parte excepto cuando hinchan el pecho para levantarse en su parada.

No puedo responder a la marabunta de ideas rescindidas que pueblan mi mente, me lo niega el agotamiento. El vagón del metro en mi parada, Bilbao, tiembla y retrocede tras un avance indeciso como haciendo un amago de humor para que el pasajero se pregunte si de verdad parará.

Descubro que los bolis Bic de toda la vida escriben mejor en mi Moleskine que los Pilot que llevo utilizando todo el verano.

Esquirlas de agua del aire acondicionado que me esperan a la vuelta de la esquina de mi calle me duchan encima como el agua de dispersión del césped, pero nunca me molesto de no pasar porque me olvido cada vez y me gusta la frescura (pero no los gérmenes).

Mi calle tiene vados para los contenedores de la obra que nadie respeta.

Estoy exhausta pero sé que podría activarme si tú, quien quiera que seas, estuvieras esperando en mi portal.

Buzón con carta del banco que llevo ignorando todo el día.

Calor en el piso, ordenadores encendidos todo el día subiendo los archivos de seguridad de mi corto, bajándose pelis. Mañana probaré Samba para compartir archivos entre el Mac y el Pc tanto con MacOs 9 como Macos X. Me he pasado toda la mañana haciéndolo en vez de montar la peli pero necesito copias de seguridad de los archivos de montaje tutiplén.

No tengo hambre y no ceno, lo que me viene bien para comer el desayuno de mañana con ganas.

Duermo y espero sueños dinámicos adrenalíticos y no espejos de algún lugar del alma donde la mediocridad se aloja conjuntamente con la paranoia.

Un verano sin Torremolinos

¿Quién lo iba a decir? con lo me gusta a mí Torre, Torremolinos que este verano no dejaría ver mis chanclas de dedo por allí. Y es que yo en La Nogalera, como dice un amigo, soy una antigua. Aunque bueno, después de 8 veranos ininterrumpidos de escapada malagueña quizá éste sea el primero que me ausento, pero aún no ha terminado el verano.

Anoche hablé con un amigo dice que está mal, enfadado con el mundo, con cara de divorciado con la vida. Que no liga y siente que la gente le rechaza. Él sigue siendo el mismo hombretón, alto, de ojos verdes y cara de pillo, pero ya no transmite nada interesante con esa mirada. No despierta nada. No da ese buen rollo y morbo de hace 6 veranos.

Piensa que se ha hecho mayor y que ya no gusta. No se da cuenta de que todos hemos cumplido años.

Amigamia, bienvenida a mi programa. Dora, gran conocedora de la teoría, le comentó dos posibles razones de esta situación. 1) Las amistades. Sale solo o con su amigo Jose, es decir, solo. Alguien que ves cada fin de semana, durante varios años, purulando por los locales solo, sin risas a su alrededor y tal... hmmm...

2) Si tienes 30 años y te atrae la gente maś joven que tú, olé, gustos para todos. Si a los 30 te gustaba Do que tenía 24, perfecto. Si a los 37 sigues buscando Do's, de 24 (aspecto que me ha reconocido). Evidentemente serás invisible para ellos, pero no porque te rechacen, sino porque no estás en su punto de mira.
Supongo que es el momento en que aconsejas fijarse en otras cosas, no sólo en el físico. Porque cuando tienes 58 y sigues pretendiendo a los de 24, no es que vayas a ser invisible, sino que podría ser patético.Pero caris, es muy fácil aconsejar, y una cosa es la teoría.

Le pregunté que estos post-adolescentes ¿qué le aportan? "Problemas" fue su respuesta.

terça-feira, 26 de agosto de 2008

"Anam Cara" de John O'Donohue

Where before there was anonymity, now there is intimacy

Where before there was fear, now there is courage

Where before in your life there was awkwardness, now there is a rhythm of grace and gracefulness

"Anam Cara" de John O'Donohue

Where before there was anonymity, now there is intimacy

Where before there was fear, now there is courage

Where before in your life there was awkwardness, now there is a rhythm of grace and gracefulness

La vida en resumidas cuentas

Las mañanas temprano saben a baldosa fregada. Los sueños trillados recién salidos del pajar amortizándose en un ambiente entre suave y rugoso, tonos a media luz y lentitud acelerada. La luz diurna se coloca en columnas verticales y beatíficas que desde arriba iluminan como un foco las cuerdas de la ropa dormidas del patio interior de mi casa.

Multiplicidad envolvente abortada por la falta de papel. Trazos que se desdicen con tinta deshilachada. Refrenar los impulsos, tañer la intuición, retomar los malos hábitos que chillaban de angustia, refrendar el oscurantismo de la alegría. Corresponder al valor que no te aniquila, que te personifica y que representa tus brotes de confianza.

Atenta me sumo transida en la alborada del pensamiento y el alma en paz que refrenda todos los olvidos y requiebros. Tanto trasiego apenas para respirar plenamente. Suspiros inhalados por falta de tiempo.

Las necesidades alborotadas exudan remolinos artificiales en búsqueda desesperada por encontrar la salida de la gruta. Tanto trasiego y tan poco alimento. Entiendo muy bien la frase partida, el juego del malestar, su arboretum fruncido, piezas destartaladas y aromas encallados, pócimas de deseo y verdades a medias. Brillos deslucidos por la poca luz que entra. Amarillos pálidos, exuberantes, inciertos, pérdidas irrecuperables, transformaciones inéditas.

Raudos pesares que recorren el desamor. La fragua de Vulcano, vive Dios, escondido o extinguido por su justa penitencia. El castigo de no tener más experiencias malditas per sí un círculo vicioso anodino y ausente.

Compulsiones diarias, corazones cerrados, precisos golpes por el cinturón paterno. Sendos sones de alaridos auténticos y ayunos infiltrados, palos de santo de azúcar hilado.

La vida en resumidas cuentas.

La vida en resumidas cuentas

Las mañanas temprano saben a baldosa fregada. Los sueños trillados recién salidos del pajar amortizándose en un ambiente entre suave y rugoso, tonos a media luz y lentitud acelerada. La luz diurna se coloca en columnas verticales y beatíficas que desde arriba iluminan como un foco las cuerdas de la ropa dormidas del patio interior de mi casa.

Multiplicidad envolvente abortada por la falta de papel. Trazos que se desdicen con tinta deshilachada. Refrenar los impulsos, tañer la intuición, retomar los malos hábitos que chillaban de angustia, refrendar el oscurantismo de la alegría. Corresponder al valor que no te aniquila, que te personifica y que representa tus brotes de confianza.

Atenta me sumo transida en la alborada del pensamiento y el alma en paz que refrenda todos los olvidos y requiebros. Tanto trasiego apenas para respirar plenamente. Suspiros inhalados por falta de tiempo.

Las necesidades alborotadas exudan remolinos artificiales en búsqueda desesperada por encontrar la salida de la gruta. Tanto trasiego y tan poco alimento. Entiendo muy bien la frase partida, el juego del malestar, su arboretum fruncido, piezas destartaladas y aromas encallados, pócimas de deseo y verdades a medias. Brillos deslucidos por la poca luz que entra. Amarillos pálidos, exuberantes, inciertos, pérdidas irrecuperables, transformaciones inéditas.

Raudos pesares que recorren el desamor. La fragua de Vulcano, vive Dios, escondido o extinguido por su justa penitencia. El castigo de no tener más experiencias malditas per sí un círculo vicioso anodino y ausente.

Compulsiones diarias, corazones cerrados, precisos golpes por el cinturón paterno. Sendos sones de alaridos auténticos y ayunos infiltrados, palos de santo de azúcar hilado.

La vida en resumidas cuentas.

Listas

Cansancio supremo y brumoso. Intentos repetidos de saltarse las convenciones y las formalidades. Sería genial el abaratar los brotes de la conmiseración. Indignos principios de un molde reencontrado. Miedo de sopetón sin fuerza para revolverse.

Madrid está hecho a mi altura. Si fuera la típica holandesa, por ejemplo, mi viaje por el metro consistiría en una pesadilla turística no apta para el Lonely Planet: una ensalada de chichones, encontronazos con techos bajos y dolores cervicales de tanto agacharse. Mi altura me permite evitar bordes reforzados, esquivarlos aunque me aúpe en el último peldaño de las escaleras para conseguir fuerza motriz.

Sin estar convencida del todo pruebo fortuna con el autobús supletorio de la línea 10. Se acaba de inclinar a casi dos palmos de mí una chica con una espalda perfecta y descubierta. Plana, morena, musculosa, casi contorneada y minúsculo vello oxigenado por el sol. Menos mal que estoy soltera (¿qué quiere decir eso?) y que ,aunque estoy ansiosa ni me haya convertido en una mirona a la caza, disfruto de poder observar a las mujeres que ocasionalmente me resultan atractivas sin sentirme súper culpable y traicionera por ello.

Desde que he vuelto a la tan esperada y esperanzadora eutimia soy capaz de utilizar adjetivos verbales. Esa capacidad de asociación cotidiana ha reaparecido en mí al igual que el deseo por cocinarme comida orgánica rica rica, comprar aquello que es bueno para mí, trabajar en el corto, cambiarme de ropa, arreglar armarios, fregar los platos, saborearme los sentidos. Escuchar podcasts de filosofía y literatura, ¡y un largo etcétera de cosas maravillosas!

Algunos profesionales de la psiquiatría debería dejar la interminable conversación sobre la pastillería y hacer listas de este tipo para animar a la gente. Presentarles algún tipo de señal esperanzadora de lo que les espera si tienen la suerte de conquistar su tranquilidad

Listas

Cansancio supremo y brumoso. Intentos repetidos de saltarse las convenciones y las formalidades. Sería genial el abaratar los brotes de la conmiseración. Indignos principios de un molde reencontrado. Miedo de sopetón sin fuerza para revolverse.

Madrid está hecho a mi altura. Si fuera la típica holandesa, por ejemplo, mi viaje por el metro consistiría en una pesadilla turística no apta para el Lonely Planet: una ensalada de chichones, encontronazos con techos bajos y dolores cervicales de tanto agacharse. Mi altura me permite evitar bordes reforzados, esquivarlos aunque me aúpe en el último peldaño de las escaleras para conseguir fuerza motriz.

Sin estar convencida del todo pruebo fortuna con el autobús supletorio de la línea 10. Se acaba de inclinar a casi dos palmos de mí una chica con una espalda perfecta y descubierta. Plana, morena, musculosa, casi contorneada y minúsculo vello oxigenado por el sol. Menos mal que estoy soltera (¿qué quiere decir eso?) y que ,aunque estoy ansiosa ni me haya convertido en una mirona a la caza, disfruto de poder observar a las mujeres que ocasionalmente me resultan atractivas sin sentirme súper culpable y traicionera por ello.

Desde que he vuelto a la tan esperada y esperanzadora eutimia soy capaz de utilizar adjetivos verbales. Esa capacidad de asociación cotidiana ha reaparecido en mí al igual que el deseo por cocinarme comida orgánica rica rica, comprar aquello que es bueno para mí, trabajar en el corto, cambiarme de ropa, arreglar armarios, fregar los platos, saborearme los sentidos. Escuchar podcasts de filosofía y literatura, ¡y un largo etcétera de cosas maravillosas!

Algunos profesionales de la psiquiatría debería dejar la interminable conversación sobre la pastillería y hacer listas de este tipo para animar a la gente. Presentarles algún tipo de señal esperanzadora de lo que les espera si tienen la suerte de conquistar su tranquilidad

Hombres que trabajan en mi oficina de misterios sublimes



Tras el distorsionante ojo de un anormal carácter, observo cómo el eterno masculino puede crear clones de tamaño cambiante. Estos hombres subsisten en una atmósfera de mayor complicidad cortada como el caujo de queso por cigarrillos Nobel, visitas al estanco y periódicos pero sin frecuentes visitas al lavabo para no deformarse en el cuerpo a cuerpo con espacios abiertos. La
fuerza omnipresente del primer macho alfa percusiona la sinfonía de trabajo diario de cuchitril sin posible salida al exterior en nuestro horario de noche. La disparidad de caracteres se amolda a la necesaria colectividad que existe en un conglomerado minimalista con personas encerradas por pegamento de aire y rodeadas de revistas inútiles por sus contenidos pornográficos.

Jóvenes y viejos, todos rinden culto a la tendinitis cerebral de un grupo de hombres encerrados en un antrillo con un trabajo por hacer y rodeados de botellas de agua de litro y medio. Los monitores desmarcados y las carcasas esquilmadas de PCs ex-renting se acumulan con obvias intenciones de reciclarse algún día en centros de acogida de objetos perdidos e inutilizados.

Finamente la suciedad permeable que planea en el ambiente intenta oxigenarse con el invertido aire acondicionado de una máquina excesivamente potente, como es de esperar en un mundo de hombres. La máquina paleolítica de aire persiste con sus alientos de edificio enfermo y nicotínico en sus intentos por desdibujar las líneas que componen la escena a golpe de borrón grueso y tridimensional.

Sigo buscando despierta en esta realidad virtual en la que descodificar los movimientos de las fuerzas sociales, los cambios de temperatura entre la calle y los establecimientos, las conversaciones envolventes y generosamente filtradas para no revelar el trasfondo masculino pergeñado en infancias intensas.

Intento encontrarle recovecos a la soledad, enfrentarme de cara a ella y ser creativa para ahondar en la inspiración entre sus mallas de peto metálico. Pretendo abandonar el pensamiento concreto y las explicaciones sintéticas inmediatas entre la perturbadora cacofonía del ambiente que me rodea.

Las líneas fluyen y las líneas se cruzan, los egos confluyen, se chocan y se amenazan para mantener su poderío. Intento sumirme en mi universo desfasante hasta el punto de olvidar la mátrix que me atenaza y me columpia. Yo creo que la mayoría de los artistas se sienten como yo y tratan de encontrar puentes entre su percepción y lo que les rodea. A veces tienen la suerte de connectar con el público que les espera entre bastidores.

Pienso en mi película que es como la película sibilante que envuelve el tejido de los húmedos ganglios basales de mi cerebro. Es un trabajo que debe adquirir todo el sentido para mí. Tal vez pueda convertirse en una pieza que por sí tenga sentido. Puedo probarlo para sorprenderme, articularme y recuperar la memoria perdida que insufló la creatividad cuando escribía el guión basada en mi percepción de la realidad.


Hoy me encuentro en una situación ambigua. Como siempre corro al encuentro en los círculos concéntricos de una mejoría anímica y espiritual. Espero que la medicación me sitúe esta vez en mejores coordenadas para morder y prender la aguja en aquéllo que puede realmente rehacerme y devolverme la ilusión.

He vuelto a escribir y eso tiene una importancia fundamental, defectuosa, imprescindible.

A veces cuando miro veo un vaivén de gentes en espacios permeables pero disolutos para mí, por lo que que mi principales objetivos son o evadir el ambiente y desdibujarlo, o ignorarlo. Si la rabia es un sentimiento interno tiene que ser posibledesmontarla y desestructurarla internamente. Sí, sigo en mi regreso de trabajo concienzudo en el montaje de mi película y descubriré su desarrollo agonizante hasta pasar de crisálida a mariposa. Si trabajo duro estos dos meses podría realmente avanzar, aunque a veces pienso que es una pila de basura malísima.

Regodeándose
estremeciéndose
repitiéndote

sinceramente
precisamente
visceralmente
en fluido roce
en frío
visionariamente

Jaque mate

Hombres que trabajan en mi oficina de misterios sublimes



Tras el distorsionante ojo de un anormal carácter, observo cómo el eterno masculino puede crear clones de tamaño cambiante. Estos hombres subsisten en una atmósfera de mayor complicidad cortada como el caujo de queso por cigarrillos Nobel, visitas al estanco y periódicos pero sin frecuentes visitas al lavabo para no deformarse en el cuerpo a cuerpo con espacios abiertos. La
fuerza omnipresente del primer macho alfa percusiona la sinfonía de trabajo diario de cuchitril sin posible salida al exterior en nuestro horario de noche. La disparidad de caracteres se amolda a la necesaria colectividad que existe en un conglomerado minimalista con personas encerradas por pegamento de aire y rodeadas de revistas inútiles por sus contenidos pornográficos.

Jóvenes y viejos, todos rinden culto a la tendinitis cerebral de un grupo de hombres encerrados en un antrillo con un trabajo por hacer y rodeados de botellas de agua de litro y medio. Los monitores desmarcados y las carcasas esquilmadas de PCs ex-renting se acumulan con obvias intenciones de reciclarse algún día en centros de acogida de objetos perdidos e inutilizados.

Finamente la suciedad permeable que planea en el ambiente intenta oxigenarse con el invertido aire acondicionado de una máquina excesivamente potente, como es de esperar en un mundo de hombres. La máquina paleolítica de aire persiste con sus alientos de edificio enfermo y nicotínico en sus intentos por desdibujar las líneas que componen la escena a golpe de borrón grueso y tridimensional.

Sigo buscando despierta en esta realidad virtual en la que descodificar los movimientos de las fuerzas sociales, los cambios de temperatura entre la calle y los establecimientos, las conversaciones envolventes y generosamente filtradas para no revelar el trasfondo masculino pergeñado en infancias intensas.

Intento encontrarle recovecos a la soledad, enfrentarme de cara a ella y ser creativa para ahondar en la inspiración entre sus mallas de peto metálico. Pretendo abandonar el pensamiento concreto y las explicaciones sintéticas inmediatas entre la perturbadora cacofonía del ambiente que me rodea.

Las líneas fluyen y las líneas se cruzan, los egos confluyen, se chocan y se amenazan para mantener su poderío. Intento sumirme en mi universo desfasante hasta el punto de olvidar la mátrix que me atenaza y me columpia. Yo creo que la mayoría de los artistas se sienten como yo y tratan de encontrar puentes entre su percepción y lo que les rodea. A veces tienen la suerte de connectar con el público que les espera entre bastidores.

Pienso en mi película que es como la película sibilante que envuelve el tejido de los húmedos ganglios basales de mi cerebro. Es un trabajo que debe adquirir todo el sentido para mí. Tal vez pueda convertirse en una pieza que por sí tenga sentido. Puedo probarlo para sorprenderme, articularme y recuperar la memoria perdida que insufló la creatividad cuando escribía el guión basada en mi percepción de la realidad.


Hoy me encuentro en una situación ambigua. Como siempre corro al encuentro en los círculos concéntricos de una mejoría anímica y espiritual. Espero que la medicación me sitúe esta vez en mejores coordenadas para morder y prender la aguja en aquéllo que puede realmente rehacerme y devolverme la ilusión.

He vuelto a escribir y eso tiene una importancia fundamental, defectuosa, imprescindible.

A veces cuando miro veo un vaivén de gentes en espacios permeables pero disolutos para mí, por lo que que mi principales objetivos son o evadir el ambiente y desdibujarlo, o ignorarlo. Si la rabia es un sentimiento interno tiene que ser posibledesmontarla y desestructurarla internamente. Sí, sigo en mi regreso de trabajo concienzudo en el montaje de mi película y descubriré su desarrollo agonizante hasta pasar de crisálida a mariposa. Si trabajo duro estos dos meses podría realmente avanzar, aunque a veces pienso que es una pila de basura malísima.

Regodeándose
estremeciéndose
repitiéndote

sinceramente
precisamente
visceralmente
en fluido roce
en frío
visionariamente

Jaque mate

segunda-feira, 25 de agosto de 2008

Download eBoostr 2.0.2 DEMO

eBoostr 2.0.2 DEMO Pouca memória RAM? Tenha resultados semelhantes ao do ReadyBoost no seu Windows XP.
Sistema: XP/2000/2003
Tamanho: 1,02 MB


Apesar de muitos usuários ainda terem medo — não se adaptarem aos recursos — de utilizar o Windows Vista, ninguém pode negar que muitos recursos do novo sistema da Microsoft são excelentes para uma melhoria diária. Um dos novos recursos do Windows Vista é o ReadyBoost, que infelizmente não possui uma versão para o Windows XP. No entanto, com o eBoostr isto é irrelevante, pois ele funciona de maneira semelhante ao ReadyBoost e proporciona resultados muito bons aos usuários do XP.FuncionamentoeBoostr tem um modo de funcionamento bem curioso: o programa irá simular que seu pendrive é parte da memória RAM, e assim irá acelerar o carregamento de programas e do sistema. Além de ser necessário um pendrive, o programa exige que o usuário utilize uma porta USB 2.0, porque é a única que oferece alta velocidade.Caso o usuário prefira, é possível configurar para que o eBoostr faça o carregamento dos programas em memórias flash, e deste modo faz-se necessário que o usuário possua um leitor de cartões com velocidade mínima de 2,5MB/sec.A instalação do programa é muito rápida, porém será solicitado que você reinicie seu computador. Após a reinicialização será solicitado que você configure seu programa, e é nesta etapa que você deve optar se deseja utilizar o pendrive ou uma memória flash.eBoostr que conta com uma tradução em português, não tem segredos. Mostrando claramente em sua janela as principais velocidades de acesso e detalhes de como está operando, você não terá de se preocupar com o programa, podendo ignorá-lo e utilizar seu sistema normalmente.



eBoostr em ação!" title="eBoostr em ação!" />

Não só na teoria, mas na prática é perfeitamente possível notar um ganho de desempenho durante o carregamento de programas mais pesados. Infelizmente, esta versão do eBoostr é demonstração, e limita o ganho de desempenho por duas miseras horas.A configuração do programa é simples, e os detalhes exibidos durante o funcionamento são suficientes para provar aos usuários que o programa realmente está atuando. Não resta dúvidas que o desempenho realmente melhora apenas em sistemas que possuam pouca memória RAM, ou seja, para usuários que possuam 2GB ou mais de memória não perceberão grandes resultados e talvez não se contentem com o resultado provido pelo programa.

Clique Aqui Para Baixar

Download High School Musical 3 Screensaver

High School Musical 3 Screensaver Enquanto o terceiro filme desta grande série adolescente não estréia, aproveite o protetor de tela oficial.
Sistema: XP/Vista

Tamanho: 2,38 MB



High School Musical é uma das mais assistidas séries da Disney, em que um grupo de jovens se aproxima devido ao seu amor pela música. Já foram rodados e exibidos dois filmes-musicais, tendo o primeiro estreado em 2006 e o segundo em 2007, ambos exibidos pelo Disney Channel e com grande sucesso de público no mundo inteiro, levando até uma emissora de TV brasileira a se associar à Disney para a criação de uma versão brasileira da série.



O terceiro filme-musical, High School Musical 3: Ano da Formatura, tem estréia marcada para o dia 24 de outubro de 2008 e será o primeiro da série a ser exibido em salas de cinema. O filme fala sobre as reflexões dos protagonistas Troy Bolton e Gabriela Montez a respeito de seu futuro, visto que este é o último ano dos dois na escola e sua separação parece ser inevitável. E é então, nesse clima de uma possível despedida, que o maior musical de todos é produzido.








Com ótimas imagens que atiçarão ainda mais a curiosidade dos fãs para descobrir o que vem por aí no terceiro filme-musical da série, High School Musical 3 Screensaver é um excelente aperitivo e tem tudo para agradar a todos que se encantaram com a paixão musical de cada um dos personagens.Fácil de instalar e de ser configurado, este protetor de tela não alterará o funcionamento do seu computador e poderá ser utilizado em qualquer máquina sem nenhum problema. Portanto, se você é um dos inúmeros adoradores desta série de sucesso, aguarde a estréia do filme com este belo screensaver enfeitando o seu computador.




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Aeon Icon Pack Mude a aparência do seu Windows com esse pacote contendo mais de 150 novos ícones!
Sistema: XP/Vista/2000Tamanho: 15,80 MB

Quer personalizar o seu Windows trocando aqueles velhos ícones de sempre por outros mais modernos e bonitos? Esse pacote traz os mais variados ícones para as plataformas Windows de um modo totalmente gratuito.


Aeon Icon Pack é uma compilação de ícones para o computador em suas mais variadas categorias. Existem imagens para as pastas, tipos de arquivos, arquivos do sistema, discos rígidos, entre outros.
Como trocar os ícones
Para modificar seus ícones dos atalhos para meu computador, meus documentos, lixeira e outros, o processo é muito simples e rápido. Primeiro, clique com o botão da direita do mouse na sua área de trabalho e então escolha a opção propriedades. Nela, aperte o botão “Personalizar minha área de trabalho”, que fica no guia “Área de trabalho”.
Agora, os ícones originais de sua área de trabalho aparecerão na janela. Para modificá-los, basta clicar no ícone e depois alterá-lo, procurando o arquivo onde você salvou a pasta do Aeon Icon Pack.
Aeon Icon Pack é uma compilação de belos ícones para o seu Windows. Além disso, são cerca de 150 diferentes imagens para modificar o visual do seu computador. O único ponto negativo do programa é o fato dele não possuir um método mais simples de trocar os ícones, levando o usuário a fazer isso manualmente.

Heidi no existe


ir al minuto 2

Quedé como una cateta. Pero vaya desilusión. Siempre pensé que Heidi era algo así como Anna Frank. Y esperaba encontrar la casa donde vivió con Clara en Frankfurt convertida ahora en museo. Qué cateta. Heidi es sólo un cuento.

El problema es de los dibujos animados y sus grafías tan exóticas. Yo di por hecho que entre esas letras japonesas tan nice ponía en algún momento "Basado en hechos reales". No era así.

Bar, una pena, porque ya no podré gritar desde tu precioso piso de Alonso Martínez para llamar a Heidi y Clara, por más que sus vistas me recuerden a las que tenía la pequeña Adelaida desde el hogar de la familia Sesemann, en Frankfurt.

Lo que sí creo que continuaré haciendo es comiendo salchichas Frankfurt, no hemos catado el producto nacional. Esos hombretones altos y rubios y algunos incluso torazos rapados sólo los encuentro en Maspalomas. ¿Lo bueno de Alemania viene para la tierra?

Hubo un amago de cata el sábado noche, con Theo, un amigo de la gente con la que estuve, alto con ojos superchulos, delgado, que lo fiché en cuanto lo vi. Le pregunté a mi amigo que de quién se trataba. Me lo presentó, cambiamo sólo dos frases y le emplacé a vernos en el Corner, el bar al que ibamos nosotros. Y en cerocoma apareció. Qué chulo, me he pasado todo el día cantando I need a hero, y cuando estaba con Theo ¡¡¡sonaba la canción!!!! Mucho besito, mucha baba y poco abrazo. No me convenció. Así que cuando me animó a dormir juntos la Dora más amigamiabienvenidaamiprograma miró a su cámara y le espetó: "Theo, he venido a pasar el finde con Bjöern, no me parece bien irme a dormir con nadie, nos vemos en Madrid pronto, ¿vale?"

Me parto con este vídeo de Clarita

Ante el maltratador, tolerancia cero

Uf. Me ha impactado. Tanto tiempo de viajes y sin ver la tele. Acabo de descubrir esta campaña y no puedo hacer otra cosa que apoyarla desde aquí.

Contra la violencia de género desde los ojos de los hijos.


Contra la violencia de género desde los ojos de los hombres.


Contra la violencia de género desde los ojos de las mujeres.

domingo, 24 de agosto de 2008

VI. Mi vida sin mí. Vuelta a Madrid, julio 2008

Incomprensión
Alienación
Inveterada lucha contra el vacía escénico - mi vida sin mí.

Sueños caídos como una muñeca de de trapo, improntas débiles y mórbidas como regadas en sal marina, imposibilidades infinitas al intentar actuar, activarse sin resuello, habitarse sin refugio, movilizarse sin red.

Este cuerpo inane, sin el confort de huesos asidos en poleas enredadas, múltiples dolores, el cuerpo vencido e inválido, el alma a flor de piel. Suspendida en el aire sin oxígeno. Sueños taladrados en su centro neurálgico, cercenados en un picadillo de materia cerebral sin musculatura mental.

Futuro robado, escamoteado, reciclado en un vacío de dolor reumático. Funciones cerebrales pasadas por el túrmix, el ácimo oxidado, con el ánimo desvaído por una sustancia oxigenada al parecer inocua pero sin etiqueta.

Paz perturbadora, remolino turgente, susodichos reflejos de pared envolvelnte. Tu aroma me abandona, tu reflejo, y evitas correr hacia un punto muerto.

Rábidas escapadas sin rastro de escapatorias. Repetición constante de razonamientos alejados por mi puño y letra. Prestaciones escasas de saber vivir y la vuelta sin duda al minutado excesivo que ronda la mente donde no suenan las argucias ni se esculpen en su justa medida.

Por todo y sin nada. Esencias inmunes al desaliento. Partidas ejemplificantes de futuros desabridos e ilusionantes. Una nada comedida que ronda el alma sin revuelo para nadar en carreras contenidas y esplendorosas. Mi dulce cielo amaestrado, sinceridades amontonadas sin órdenes de deshaucio. Habitamos graves las enlazadas y preciosas ánimas que pueblan la melancolía. Luces sin mecha, sones sin niña que las rondara, bebidas sin burbujas, coros de cientos.

Vislumbro un futuro ceniciento de sueños cervicales olvidades en el oxidado muelle espiritual. Próxima parada : Esperanza.

En esta ávida reseña no tiene cabida el temblor arrebatado, la necesidad de representar la realidad con cauces desenfrenados, escanciarla y refrescarla.

Desénfrenos vivaces y vueltas con tenacidad, no puedo pretender el mantenimiento del paisaje inalterable para siempre. Muy pronto comenzaré a reciclarme la prisa escondida para mantener en su navío los mástiles desangelados. Es una colección de historias mínimas que resurge con tamaña imprecisión.

La leve lejanía insufla el espíritu del saberse impertérritos. Es un vínculo de pasiones nocturnas encontradas. El goce es feroz. Intrépidas sensaciones que sacian el espíritu más recio.

VI. Mi vida sin mí. Vuelta a Madrid, julio 2008

Incomprensión
Alienación
Inveterada lucha contra el vacía escénico - mi vida sin mí.

Sueños caídos como una muñeca de de trapo, improntas débiles y mórbidas como regadas en sal marina, imposibilidades infinitas al intentar actuar, activarse sin resuello, habitarse sin refugio, movilizarse sin red.

Este cuerpo inane, sin el confort de huesos asidos en poleas enredadas, múltiples dolores, el cuerpo vencido e inválido, el alma a flor de piel. Suspendida en el aire sin oxígeno. Sueños taladrados en su centro neurálgico, cercenados en un picadillo de materia cerebral sin musculatura mental.

Futuro robado, escamoteado, reciclado en un vacío de dolor reumático. Funciones cerebrales pasadas por el túrmix, el ácimo oxidado, con el ánimo desvaído por una sustancia oxigenada al parecer inocua pero sin etiqueta.

Paz perturbadora, remolino turgente, susodichos reflejos de pared envolvelnte. Tu aroma me abandona, tu reflejo, y evitas correr hacia un punto muerto.

Rábidas escapadas sin rastro de escapatorias. Repetición constante de razonamientos alejados por mi puño y letra. Prestaciones escasas de saber vivir y la vuelta sin duda al minutado excesivo que ronda la mente donde no suenan las argucias ni se esculpen en su justa medida.

Por todo y sin nada. Esencias inmunes al desaliento. Partidas ejemplificantes de futuros desabridos e ilusionantes. Una nada comedida que ronda el alma sin revuelo para nadar en carreras contenidas y esplendorosas. Mi dulce cielo amaestrado, sinceridades amontonadas sin órdenes de deshaucio. Habitamos graves las enlazadas y preciosas ánimas que pueblan la melancolía. Luces sin mecha, sones sin niña que las rondara, bebidas sin burbujas, coros de cientos.

Vislumbro un futuro ceniciento de sueños cervicales olvidades en el oxidado muelle espiritual. Próxima parada : Esperanza.

En esta ávida reseña no tiene cabida el temblor arrebatado, la necesidad de representar la realidad con cauces desenfrenados, escanciarla y refrescarla.

Desénfrenos vivaces y vueltas con tenacidad, no puedo pretender el mantenimiento del paisaje inalterable para siempre. Muy pronto comenzaré a reciclarme la prisa escondida para mantener en su navío los mástiles desangelados. Es una colección de historias mínimas que resurge con tamaña imprecisión.

La leve lejanía insufla el espíritu del saberse impertérritos. Es un vínculo de pasiones nocturnas encontradas. El goce es feroz. Intrépidas sensaciones que sacian el espíritu más recio.

V. Mi vida sin mí. Vuelta a Madrid, julio 2008



Tristeza cobarde.

Cobarde porque me apresa, me secuestra y me maldice.

Me atraviesa, me abrasa y me destroza.

Me vuelve inservible y en el fondo me detesta. La cura se me antoja sencilla: una pócima dulce de amor; amor anhelante, anhelado y sincero. Amor que perdona y enmudece las sombras, reconforta ante los mordiscos de la gélida melancolía. Amor que consuela al ángel caído, amor que no se confunde, que espera, subyace, se transmite y se propaga. Amor que sabe detener tormentas de hielo y estalactitas hirientes en el corazón, que calienta el apresar de la muerte que parece besarme con su tristeza cobarde para convertirme en algo que ondea al viento inane, fácil presa de su espuria y fuerza inmortal. La muerte, la dama de negro que se empeña en silenciar mi vida, en acallar el suave, roto e inaudible latir de mis anhelos.

Tristeza cobarde que me atraviesa y me desangra, me contiene y me mantiene prisionera entre sus garras venenosas e inalterables.

Herida de muerte, acallada en vida presiento ese dulce amor que descifre el hechizo y renueve el verdor malaquita de la esperanza en mi exiguo cuerpo, hasta permitir una bocanada de aire fresco y revelador.

Un gramo de amor inconmensurable e incondicional, una lágrima que se abra paso entre los espinos de la escarcha y me permita liberarme temporalmente de las tormentas lúgubres de nieve límbica y desnaturalizada que empapan mi capacidad de acariciar, de sonreír, de soñar un mañana mejor.

Dulce sueño de amor trasnochado, silvestre, acertado, suave, mullido y reconfortante. Una palabra amable que deslice las pareces de mi prisión, del jalear hilarante de sus yermas poleas. Un suave murmurar que diga: "¡Adelante! ¡Ánimo!". Un te quiero dichoso que no busca nada a cambio, tan sólo la incondicional promesa de felicidad fiel.

Secretos del corazón, que sólo se conocen cuando tres siglos de soledad rejuvenecen con la llamada suave y delicada de quien te rescata, tan sólo al sentirse cerca.

Tristeza cobarde que me amordaza, me asesina, me tortura y me acuchilla. Tengo el alma herida por cien mil navajazos pasados, presentes y futuros. Me escuecen los cortes como golpes monstruosos de aristas de cristal de cuarzo amargado.

Esta tristeza cobarde me arrebata la salvia misma del vivir y el deseo, y me absorbe todo el gozo hasta que ya mi sangre no cruce mis venas. Tengo hiel recorriendo los canales de mi cuerpo y ácido efervescente rebajándome a la existencia de un temblor.

Tristeza cobarde. Tristeza cobarde. Tristeza cobarde. Tristeza cobarde. Tristeza cobarde. Tristeza cobarde.

Me arrancas de mí, me impides respirar a fondo, renovar mis votos y mis instantes de paz, no me das tregua, me escondes los destrozos, me machacas, me vacías, me desollas, me atenazas, me estrangulas, me ahogas, me pegas, me lastimas, me cortas, me clavas, me asesinas. TRISTEZA COBARDE, TRISTEZA COBARDE.

Eres una miserable, te escondes como una maldita plaga, me inundas como una metástasis y confías en poseerme por el resto de mis días, aniquilando los tallos de vida y los brotes verdes que pudieran encontrar una impronta dentro de mí. Voy a llorar cientos de lágrimas, miles, millones hasta que elabore mi llanto catalismos de sodio que obturen la pena.

Tristeza cobarde que se ceba en los desvelos, el desconsuelo y los deseosos nidos vacíos. Hábil escamoteador de sueños, perversa dueña y señora de la invalidez.

Tristeza cobarde que te escondes en los pliegues de mi desconsuelo y que brotas como un virus mortal que aborta mi luz y el recorrido de oxígeno por mis venas.

Renuncio a vivirte así, quiero escaparme, quiero huir de tu presencia, hundirte y desmontarte del jinete apocalíptico.

Tristeza cobarde, quiero hallar solución; me fuerzas a sentirme tu sierva, tu esclava endemoniada. Me siento sola, inservible, inmoral, detestable, insegura, inútil, muerta. Me has quitado mis intereses, mis ilusiones, mis ganas. Me obligas a rendirme, a aislarme, a perderme, a prenderme fuego. Entraste por la fuerza en mi hogar y vaciaste con tu fuego abrasador la luz, la riqueza, las formas y ahora entro en él para que me absorba la oscuridad.

Repuestas tiendes como hilos de araña nocturnas y apáticas. En resumidas cuentas un desbaratado reajuste de cuentas con la realidad soñada. Orquesta septentrional, claros de luna, dolores encontrados, maldad forjada entre las rejas de tu cobardía.

Llamas de valor apagadas por la lluvia persistente, eres un anteayer y hoy ya no tienes ganas. Apenas un perfil inaudito, desdibujado, pensando entre aviesos descalabros. Repites el mantra de un destino entre inmutables innegables imágenes tridimensionales, un San Jorge atravesado por lanzas traidoras.

Saber cuánto queda es casi tan difícil como jurar en arameo. Las hormigas del tiempo se reúnen sus cientos de suspiros trasnochados, vueltas impecables de acompañante de baile, dedos sensibles de pianista, inmemorables abrazos, suspiros en el aire y lanzas de seriegrafías tornadas en orondas sierpes magnetizadas.

Preferimos todo el silencio empapado de las Flores del Corán; es más sencillo que contar con los dedos las horas que se ciernen. No es suficiente con contar el dinero y separa la simiente del céntimo y del centavo articulado en sendos disparates existenciales.

Repetida inconsciente, bárbara y sádica tristeza cobarde y tus ejércitos. No estimo interesante su lugarteniente ni el cruel almirante de una armada esquelética. Ha huido prácticamente todo el mundo en busca de tierras más fértiles y protegidas. No puedo abrir la ventana sin que me invada el humo del tabaco dotado con arsénico que exhalan mis vecinos, siempre horadando mi malestar. Enrabietada y ensangrentada, deslucida y acalorada por un preciado sinsabor, errante y prácticamente cegada por su nívea blancura.

Eres tan torpe como tu hermana solitaria y distante, no surge fácil la necesidad de dejarte en prenda mi aorta. Es simple, está vacía, no alimenta tu codicia en un despilfarro de vacuidad y no quiere decirte nada. no cura las heridas, no surge entre tus bambalinas, forma parte de una simple vida normal, mi simple vida normal, y entre tanto se entretiene con los restos de la boca, y presiente las próximas ataduras.

Tristezas cobardes. Rampantes ecos y descansos que quieren recorrer las plantas de tergiversadas noticias ciudadanas de dudoso interés. Están grandilocuentes, se sienten imponentes ante sus palabras vacías y son lazos bisiestos de dudosa vistosidad por su vacío en ciernes.

Recorro los meridianos del placer y albergo dudas maliciosas en tanto en cuanto no arruinen la velada del señor embajador; tome una parte, se la entrego en mano, cuando quiera el andino duque le estornudará encima. No, por favor, no transmute el conocimiento del tiempo, el tiempo es irremediablemente oro, para que nadie estimule el crecimiento cero por encima de los límites desafiantes.

Es fundamental inquirir el significado del terraplén y sufro con varias variedades de cuadros y esplendores, siempre y cuando lluevan cenizas en las canastillas. Nadie quiere encontrarse fuera de una posible malversación de síncopes y notas adiestradas en fiasco. Es fundamental que entre tanto caiga la tierra y se organice suntuosamente en un carrito de bebé con hielos. Es suficiente recomponer el lirismo reconcentrado para no servir de nada al expectante público rapaz y trapichero.

Es como una ventosidad tan grande como una comarca; amiga, no vaya a ser que nos lo están contando y nadie cuida la compostura. No sé lo que estoy escribiendo; todo empezó con el pánico de que se trivializara la tinta. Luces y trabajo. El lugar de hoy era un nicho de sueños sexuados atrapados en cubiertas inalcanzables que resisten.

V. Mi vida sin mí. Vuelta a Madrid, julio 2008



Tristeza cobarde.

Cobarde porque me apresa, me secuestra y me maldice.

Me atraviesa, me abrasa y me destroza.

Me vuelve inservible y en el fondo me detesta. La cura se me antoja sencilla: una pócima dulce de amor; amor anhelante, anhelado y sincero. Amor que perdona y enmudece las sombras, reconforta ante los mordiscos de la gélida melancolía. Amor que consuela al ángel caído, amor que no se confunde, que espera, subyace, se transmite y se propaga. Amor que sabe detener tormentas de hielo y estalactitas hirientes en el corazón, que calienta el apresar de la muerte que parece besarme con su tristeza cobarde para convertirme en algo que ondea al viento inane, fácil presa de su espuria y fuerza inmortal. La muerte, la dama de negro que se empeña en silenciar mi vida, en acallar el suave, roto e inaudible latir de mis anhelos.

Tristeza cobarde que me atraviesa y me desangra, me contiene y me mantiene prisionera entre sus garras venenosas e inalterables.

Herida de muerte, acallada en vida presiento ese dulce amor que descifre el hechizo y renueve el verdor malaquita de la esperanza en mi exiguo cuerpo, hasta permitir una bocanada de aire fresco y revelador.

Un gramo de amor inconmensurable e incondicional, una lágrima que se abra paso entre los espinos de la escarcha y me permita liberarme temporalmente de las tormentas lúgubres de nieve límbica y desnaturalizada que empapan mi capacidad de acariciar, de sonreír, de soñar un mañana mejor.

Dulce sueño de amor trasnochado, silvestre, acertado, suave, mullido y reconfortante. Una palabra amable que deslice las pareces de mi prisión, del jalear hilarante de sus yermas poleas. Un suave murmurar que diga: "¡Adelante! ¡Ánimo!". Un te quiero dichoso que no busca nada a cambio, tan sólo la incondicional promesa de felicidad fiel.

Secretos del corazón, que sólo se conocen cuando tres siglos de soledad rejuvenecen con la llamada suave y delicada de quien te rescata, tan sólo al sentirse cerca.

Tristeza cobarde que me amordaza, me asesina, me tortura y me acuchilla. Tengo el alma herida por cien mil navajazos pasados, presentes y futuros. Me escuecen los cortes como golpes monstruosos de aristas de cristal de cuarzo amargado.

Esta tristeza cobarde me arrebata la salvia misma del vivir y el deseo, y me absorbe todo el gozo hasta que ya mi sangre no cruce mis venas. Tengo hiel recorriendo los canales de mi cuerpo y ácido efervescente rebajándome a la existencia de un temblor.

Tristeza cobarde. Tristeza cobarde. Tristeza cobarde. Tristeza cobarde. Tristeza cobarde. Tristeza cobarde.

Me arrancas de mí, me impides respirar a fondo, renovar mis votos y mis instantes de paz, no me das tregua, me escondes los destrozos, me machacas, me vacías, me desollas, me atenazas, me estrangulas, me ahogas, me pegas, me lastimas, me cortas, me clavas, me asesinas. TRISTEZA COBARDE, TRISTEZA COBARDE.

Eres una miserable, te escondes como una maldita plaga, me inundas como una metástasis y confías en poseerme por el resto de mis días, aniquilando los tallos de vida y los brotes verdes que pudieran encontrar una impronta dentro de mí. Voy a llorar cientos de lágrimas, miles, millones hasta que elabore mi llanto catalismos de sodio que obturen la pena.

Tristeza cobarde que se ceba en los desvelos, el desconsuelo y los deseosos nidos vacíos. Hábil escamoteador de sueños, perversa dueña y señora de la invalidez.

Tristeza cobarde que te escondes en los pliegues de mi desconsuelo y que brotas como un virus mortal que aborta mi luz y el recorrido de oxígeno por mis venas.

Renuncio a vivirte así, quiero escaparme, quiero huir de tu presencia, hundirte y desmontarte del jinete apocalíptico.

Tristeza cobarde, quiero hallar solución; me fuerzas a sentirme tu sierva, tu esclava endemoniada. Me siento sola, inservible, inmoral, detestable, insegura, inútil, muerta. Me has quitado mis intereses, mis ilusiones, mis ganas. Me obligas a rendirme, a aislarme, a perderme, a prenderme fuego. Entraste por la fuerza en mi hogar y vaciaste con tu fuego abrasador la luz, la riqueza, las formas y ahora entro en él para que me absorba la oscuridad.

Repuestas tiendes como hilos de araña nocturnas y apáticas. En resumidas cuentas un desbaratado reajuste de cuentas con la realidad soñada. Orquesta septentrional, claros de luna, dolores encontrados, maldad forjada entre las rejas de tu cobardía.

Llamas de valor apagadas por la lluvia persistente, eres un anteayer y hoy ya no tienes ganas. Apenas un perfil inaudito, desdibujado, pensando entre aviesos descalabros. Repites el mantra de un destino entre inmutables innegables imágenes tridimensionales, un San Jorge atravesado por lanzas traidoras.

Saber cuánto queda es casi tan difícil como jurar en arameo. Las hormigas del tiempo se reúnen sus cientos de suspiros trasnochados, vueltas impecables de acompañante de baile, dedos sensibles de pianista, inmemorables abrazos, suspiros en el aire y lanzas de seriegrafías tornadas en orondas sierpes magnetizadas.

Preferimos todo el silencio empapado de las Flores del Corán; es más sencillo que contar con los dedos las horas que se ciernen. No es suficiente con contar el dinero y separa la simiente del céntimo y del centavo articulado en sendos disparates existenciales.

Repetida inconsciente, bárbara y sádica tristeza cobarde y tus ejércitos. No estimo interesante su lugarteniente ni el cruel almirante de una armada esquelética. Ha huido prácticamente todo el mundo en busca de tierras más fértiles y protegidas. No puedo abrir la ventana sin que me invada el humo del tabaco dotado con arsénico que exhalan mis vecinos, siempre horadando mi malestar. Enrabietada y ensangrentada, deslucida y acalorada por un preciado sinsabor, errante y prácticamente cegada por su nívea blancura.

Eres tan torpe como tu hermana solitaria y distante, no surge fácil la necesidad de dejarte en prenda mi aorta. Es simple, está vacía, no alimenta tu codicia en un despilfarro de vacuidad y no quiere decirte nada. no cura las heridas, no surge entre tus bambalinas, forma parte de una simple vida normal, mi simple vida normal, y entre tanto se entretiene con los restos de la boca, y presiente las próximas ataduras.

Tristezas cobardes. Rampantes ecos y descansos que quieren recorrer las plantas de tergiversadas noticias ciudadanas de dudoso interés. Están grandilocuentes, se sienten imponentes ante sus palabras vacías y son lazos bisiestos de dudosa vistosidad por su vacío en ciernes.

Recorro los meridianos del placer y albergo dudas maliciosas en tanto en cuanto no arruinen la velada del señor embajador; tome una parte, se la entrego en mano, cuando quiera el andino duque le estornudará encima. No, por favor, no transmute el conocimiento del tiempo, el tiempo es irremediablemente oro, para que nadie estimule el crecimiento cero por encima de los límites desafiantes.

Es fundamental inquirir el significado del terraplén y sufro con varias variedades de cuadros y esplendores, siempre y cuando lluevan cenizas en las canastillas. Nadie quiere encontrarse fuera de una posible malversación de síncopes y notas adiestradas en fiasco. Es fundamental que entre tanto caiga la tierra y se organice suntuosamente en un carrito de bebé con hielos. Es suficiente recomponer el lirismo reconcentrado para no servir de nada al expectante público rapaz y trapichero.

Es como una ventosidad tan grande como una comarca; amiga, no vaya a ser que nos lo están contando y nadie cuida la compostura. No sé lo que estoy escribiendo; todo empezó con el pánico de que se trivializara la tinta. Luces y trabajo. El lugar de hoy era un nicho de sueños sexuados atrapados en cubiertas inalcanzables que resisten.

IV. Mi vida sin mí. Vuelta a Madrid, julio 2008

Qué pena mis novias, aunque no hubiera podido quedarme en las relaciones sin hacerlas daño. La sensación que tengo es que todo lo que hecho en mi vida ha sido un gran lío, una carrera hacia el vacía con ruedas de mala calidad y decisiones poco cuerdas. Por eso es normal que me atormenten los recuerdos de mi vida. Han sido sucesos que describen una personalidad llena de sucesos vacío y dolorosos. En los últimos años he intentado que el dolor sea menor y en realidad no puedo confesarle a nadie mi inutilidad social de la que se siente todavía múltiples permutaciones negativas. Esta última experiencia también está plagada de sensaciones que me reflejan el ácimo y parcamente estimulado ánimo. Pero no debería utilizar estas páginas para describirlas.

Tengo un plan bastante a medida que me provoca el pánico. Un vuelo súper largo tras dos semanas que me han hecho sentir bastante poca cosa. He tenido dos semanas sin el más mínimo toque de cultura queer e incluso menos manifestaciones de feminidad a pesar de haber tenido a mi tía y primas y sobrino prima a mi lado. Me he sentido bastante desprotegida a pesar de la paradoja de estar constantemente rodeada de gente. Y estoy empezando a pensar que tal vez la forma de andar por la vida tenga que ser el hacer las cosas para mí y el cuidar de mí misma para atraer a las personas que gravitan hacia mi compañía sin que yo tenga que hacer nada (I've felt separation anxiety).

Mi estado físico no es muy maravilloso. Creo que el aire brumoso de Montreal no me ha sentado del todo bien. He estado de vacaciones pero lo he sentido como una odiosa y vergonzosa obligación y una tortura psicológica. Debería hacer un esfuerzo para concretarme en los aspecots positivos, yeah. Lo que he ehcho durante tiempo es practicar el ser prácticamente invisible (un sueño de mi niñez y juventud púber) o tal vez no invisible sino desconocida. Creo que estoy buscando mi propio estilo pero me caigo entre las fisuras de la madera.

Estoy un mucho decepcionada de no ser esa persona que creía que era. Siempre he estado convencida de que tenía algo especial que no compartí con los demás y de repente no estoy tan segura y me estoy dando cuenta de que no tengo nada especial sin más bien todo lo contrario: una tremenda ineptitud. Ha sido inquietante. La verdad es que no quiero volver a tomar ninguna pastilla porque quiero encontrar mi mente límpida como forma de subirme la moral.

El problema es que no tengo energía para hacer cosas. Si me pusiera a montar la película me empezarían a entrar las neuras aunque en el fondo sé que comenzarían a pasar cosas. La inactividad desde luego no mejora la situación. Ni dormir ni vegetar. No me tranquiliza nada, todo me neurotiza. Soy consciente de que cuando las situaciones rebasan su barrera física me ralentizan y me obligan a encontrarme frente a frent con el dolor que me causan. Dice Joe que caer en la depresión y la ansiedad es un hábito. Yo estoy buscan el método adecuada para salir de ambas. Lo ideal sería congregar pequeñas soluciones.

Hacer, hacer, hacer, hacer.

IV. Mi vida sin mí. Vuelta a Madrid, julio 2008

Qué pena mis novias, aunque no hubiera podido quedarme en las relaciones sin hacerlas daño. La sensación que tengo es que todo lo que hecho en mi vida ha sido un gran lío, una carrera hacia el vacía con ruedas de mala calidad y decisiones poco cuerdas. Por eso es normal que me atormenten los recuerdos de mi vida. Han sido sucesos que describen una personalidad llena de sucesos vacío y dolorosos. En los últimos años he intentado que el dolor sea menor y en realidad no puedo confesarle a nadie mi inutilidad social de la que se siente todavía múltiples permutaciones negativas. Esta última experiencia también está plagada de sensaciones que me reflejan el ácimo y parcamente estimulado ánimo. Pero no debería utilizar estas páginas para describirlas.

Tengo un plan bastante a medida que me provoca el pánico. Un vuelo súper largo tras dos semanas que me han hecho sentir bastante poca cosa. He tenido dos semanas sin el más mínimo toque de cultura queer e incluso menos manifestaciones de feminidad a pesar de haber tenido a mi tía y primas y sobrino prima a mi lado. Me he sentido bastante desprotegida a pesar de la paradoja de estar constantemente rodeada de gente. Y estoy empezando a pensar que tal vez la forma de andar por la vida tenga que ser el hacer las cosas para mí y el cuidar de mí misma para atraer a las personas que gravitan hacia mi compañía sin que yo tenga que hacer nada (I've felt separation anxiety).

Mi estado físico no es muy maravilloso. Creo que el aire brumoso de Montreal no me ha sentado del todo bien. He estado de vacaciones pero lo he sentido como una odiosa y vergonzosa obligación y una tortura psicológica. Debería hacer un esfuerzo para concretarme en los aspecots positivos, yeah. Lo que he ehcho durante tiempo es practicar el ser prácticamente invisible (un sueño de mi niñez y juventud púber) o tal vez no invisible sino desconocida. Creo que estoy buscando mi propio estilo pero me caigo entre las fisuras de la madera.

Estoy un mucho decepcionada de no ser esa persona que creía que era. Siempre he estado convencida de que tenía algo especial que no compartí con los demás y de repente no estoy tan segura y me estoy dando cuenta de que no tengo nada especial sin más bien todo lo contrario: una tremenda ineptitud. Ha sido inquietante. La verdad es que no quiero volver a tomar ninguna pastilla porque quiero encontrar mi mente límpida como forma de subirme la moral.

El problema es que no tengo energía para hacer cosas. Si me pusiera a montar la película me empezarían a entrar las neuras aunque en el fondo sé que comenzarían a pasar cosas. La inactividad desde luego no mejora la situación. Ni dormir ni vegetar. No me tranquiliza nada, todo me neurotiza. Soy consciente de que cuando las situaciones rebasan su barrera física me ralentizan y me obligan a encontrarme frente a frent con el dolor que me causan. Dice Joe que caer en la depresión y la ansiedad es un hábito. Yo estoy buscan el método adecuada para salir de ambas. Lo ideal sería congregar pequeñas soluciones.

Hacer, hacer, hacer, hacer.

III. Mi vida sin mí. Montreal, julio 2008

Me estaba columpiando en la veracidad y la claridad de mis sueños recién dormidos.

Creo que a Cuore le soy bastante indiferente. Es una pena, pero lo mejor es dejarle tranquila. Tiene que haber muchas mujeres atractivas con las que además se pueda hablar. Debo alejarme de ella porque esta chica (o yo) rebaja mi autoestima al mínimo. Se ha perdido la magia para siempre. Bueno, por lo menos sé que soy capaz de sentirme atraída sexualmente por alguien. Creí por un momento que mis instintos estaban bastante dormidos al respecto.

Lo estoy pasando mal estos días, la verdad. Estoy embotada y me siento frágil. Ni siquiera estoy corriendo estos días después de haber empezado muy fuerte con mi tío y haber corrido con increíble vitalidad. Lo que pasa es que me he ido deshinchando. Mi cuerpo terminó padeciendo dolores nunca vistos. Llegó un momento que mis gemelos chillaban de dolor al rasgarse. Menudo desastre. No encuentro a nadie que me quiera. Mi tía y mi tío (y mis primas) me tratan como a la realeza monagesca. Me han mostrado tanto amor que ha llegado a axfisiarme. No me considero obsesiva, la verdad, es más bien un delirante martilleo de emociones negativas que hablan por sí solas y me controlan como a una muñeca de madera de cerillas.

Tengo bastante poco éxito con Cuore, aunque la verdad es que la mayoría de la gente que me conoce disfruta con mi compañía. Tengo que seguir mi camino, me conducirá a conocer a gente que me quiera por mi intelectualidad y también por los escombros de mi deslucida belleza interior.

La sensación que tengo es de vacía actual y miedo al futuro. No sé por qué me ha costado tanto estar aquí. Llevo meses aburridísima con internet. En los últimos días he intentado encontrarme a mí misma, desnuda e inalterada. Tiene que ser posible el tocar la fibra sensible de una misma y redimirse ante su presencia. Ante el reverberado brillo del ansia, el dolor decapitado, el desconocimiento complejo del momento siguiente. El último movimiento de este aria confusa y emasculante me ha incapacitado.

Es como si lo que estoy haciendo es realmente una realidad paralela de lo que realmente quiero hacer. Me gustaría poder vivirla así. Lo que experimento de forma directa no es satisfactorio ni sofisticado. Es como una tela acribillada por agujeros; francamente decepcionante.

A veces me siento, por ejemplo en este preciso instante, como un bolsillo vacío. Como si tuviera hambre vital y salvaje, visceral. Es una sensación que me escuece por dentro, empieza en el doblez de mi pie, asciende, se resguarda en la carne hinchada de mi gemelo derecho, navega de forma trasversal, encoge mi abdomen y aprehende mi garganta. Pero no puedo gritar ni exhorcisarlo para desahogarme.

Si pudiera conseguir residir en el otro lado, en mi subconsciente, por lo menos creativamente, lograría desembarazarme de las plagas neumóticas y los come come físicos que me impiden respirar a pleno pulmón en este momento. Estoy intentando recordar pero cuando estoy en un periodo híper activo el mundo exterior es una realidad virtual acelerada y las ideas se prenden como brillantes alfileres en mi mente: no hay manera de que estos recuerdos se trasladen después a la memoria a largo plazo. Y las etapas depresivas son una mierda que sin duda mi cerebro por ansias de supervivencia animal quiere descartar.

I'm broken hearted
Empty headed
Dull minded
Sick, plagued with pain

Dolor de cabeza
Ardor de estómago
La boca me sabe amarga
La garganta está rasposa
El cuerpo deshidratado ralentizando su ritmo hasta la saciedad
Es como si desconociera el placer: no existe, no ha existido nunca.

El bolígrafo tiene piezas rotatorias azules y la tinta le ha abandonado.

Traspasar los límites
Robar por las villas como un canto descolorido. Tienes una idea que surge de otra idea y decides plasmar un escupitajo de Ventolín. Reprendes al enano que brama entre multitudes de molinos de viento. Supones que el malestar cotdiano que sufres se imbúe en otros antojos. Nos pitidos del pájaro cojo árbitro de la brisa árida se centrifugan en el motor diletante, parsimonioso y absorte en la rutina del motor recalentado e ígeno de la calefacción.

Es necesario retirar las cubiertas de las lanchas del pasado, encender el brillo alpino de las lunas recurrentes. Expresar el olvido, las soledades imbuidas de olor a hiel. Los minutos están siempre en suspenso, el futuro es un mito de nidos abandonados, no se puede esperar, siempre te duele el presente. El presente, el segundo actual, la pesadez, el martirio del avance de nuestra propia existencia que nos ensancha la inercia, pero no nos recupera nunca del cansancio.

La inercia inerte de los pasos en falso, de la negación de nuestra soledad. El repicar de los pájaros y el retorcerse de las dinamos lejanas. Bordes límpidos, trazos suaves e instrascendentes, insectos inperennes, agujeros de malla metálica. Cajas repicadas, bordes de sombra y luz marcada. Extraños matices superficiales, plático blanco, frío y barato. Sensaciones premeditadas, verdes, remolinos de hierba y rastrojos secos.

Incoherencias propias de la edad madura. Inexistentes paredes, azules impropios, avances inexorables e impenitentes de las nubes regias y duo tonales. Interpretaciones vagas de memorias corruptas, el pase del tiempo en travestismo interno de las identidades propias y ajenas. Farolillos rojos que proceden de células culturales, inexistentes y retorcidas. La memoria no existe, tan sólo la experiencia. Ritmos doblados de luces generadoras de entusiasmos sin motivo. Redes deshilachadas incapaces de rastrean los caminos mnemotécnicos por los pensamientos insomnes, vanos, sin destinatario.

La vida de los insomnes es como el pensamiento descaminado, desenfrenado y desencaminado.

LA ALEGRÍA DE VIVIR NO ES TAL, ES TAN SÓLO URGENCIA POR ESCAPAR.

La tramoya mal pensante es una, es hiriente, en una trola que retumba y se pregona por miles de altavoces mediáticos. Basta con que persigas un sueño para que dejes de soñar y que dirijas tu pensamiento a la racionalidad consciente para que remita tu creatividad. Admiro a aquellas personas que pueden corpamentalizar sus ansias con sus quehaceres . Mi creatividad, señores y señoras, no está a la venta por razones de carencia de dueños y de destino. Laberíntica hazaña. El único futuro es auto flagelarse, consumirse en el paroxismos de su aislamiento y retumbar con un sonido monosilábico y trifásico en la soledad de su auto reconocimiento y posterior auto olvido.

No me siento identificada por mi género, mi historia, mi ropa, la imagen que me devuelve el espejo. Mi inconsciencia es tal que casi había renunciado a mantenerme a mí misma con vida. Podría enfrentarme al eco y su negación imaginada en negativo, pero todo lo demás me resulta un esfuerzo vago y sobrehumanamente compensatorio. Es difícil darse cuenta de esto.

No puedo reconocerme ante tamaños cambios de intensidad y modificarme a la carta ni tan a menudo. Es un desencuentro amoroso muy prolífico. A veces sólo se puede encontrar aire seco entre los dos extremos de la incomodidad. Y que la tinta azul dé vida a todo de forma lineal.

Desconcierto fulminante, palabras francesas en este Montreal lanzadas al aire, demudadas, extripadas al cierzo y sin connotaciones emotivas para mí. Frases en forma de acordeón, sin recovecos cálidos, entornadas, ciertas, sin recorrido, cazadas en un vuelo muerto, repleto de esperanzas estériles, sin cómputo de tiempo.

Establecimientos comerciales erráticos, levantados como campamentos que forman soliloquios modernos, nocturnos e inenarrables. El mundo del absurdo, de las percepciones es más fidedigno que es simbolismo de lo correcto.

Hay múltiples narraciones mutantes, sabes honestos y sencillos, trayectorias de insectos prefectamente bien trazadas. Información excelentemente inepta, de gran fragilidad, susceptible y reciente. Transida de las mínimas rotaciones, suplidas por los sueños y agonías. Saben cuáles son sus próximos movimientos: la incoherencia y la multiplicidad de separaciones y oquedades. Son las soledades de la inexperiencia, la falta en vivo y en directo de iniciativa. Lo hemos escuchado todo: insuficiencia, mala voluntad, inutilidad, graves acusaciones que en mi niñez se convirtieron en perdicciones de personalidad.

Y yo voy percibiendo los cambos de las aristas de las nubes, la mínima fatiga que invade el todo. Mi personalidad está entumecida por la variedad de temblores y la falta de tranquilidad. Es algo poco satisfactorio dadas las coordenadas oportunas. Quería analizar este sentimiento de alienación y reencontrarme con la fluidez azulada añil del reencuentro o el alejamiento. No puedo escribir sobre lo ridícula que me parece la historia humana y lo mucho que me aburre la información en los periódicos.

Debería reaccionar ante ello y mi sentido de la moralidad se ofende cuando no me importa nada lo que está pasando porque ya no puedo aprender y localizar nuevas estrategias de futuro. Cada persona se encuentra es su propia y diferente dimensión. La mía es la del escepticismo por no conocer mi propia individualidad. La solución a mi desdibujada personalidad.

Quiero empezar a trazar los nuevos planes par conquistar el centro clave donde reside mi personalidad. El punto neurálgico donde residen las claves y los beneficios de una amplia convicción en que tras grandiosa observación volcada hacia el mundo no propio lo único que no desmerece de esta organización biológica trasgénica es el encuentro con la obviedad de la mente. Estas son varias y tergiversadas, el molde escogido por los publicistas para nivelarse.

¿Qué les ha pasado a los novelistas que se codean con el poder y el orden establecido?

III. Mi vida sin mí. Montreal, julio 2008

Me estaba columpiando en la veracidad y la claridad de mis sueños recién dormidos.

Creo que a Cuore le soy bastante indiferente. Es una pena, pero lo mejor es dejarle tranquila. Tiene que haber muchas mujeres atractivas con las que además se pueda hablar. Debo alejarme de ella porque esta chica (o yo) rebaja mi autoestima al mínimo. Se ha perdido la magia para siempre. Bueno, por lo menos sé que soy capaz de sentirme atraída sexualmente por alguien. Creí por un momento que mis instintos estaban bastante dormidos al respecto.

Lo estoy pasando mal estos días, la verdad. Estoy embotada y me siento frágil. Ni siquiera estoy corriendo estos días después de haber empezado muy fuerte con mi tío y haber corrido con increíble vitalidad. Lo que pasa es que me he ido deshinchando. Mi cuerpo terminó padeciendo dolores nunca vistos. Llegó un momento que mis gemelos chillaban de dolor al rasgarse. Menudo desastre. No encuentro a nadie que me quiera. Mi tía y mi tío (y mis primas) me tratan como a la realeza monagesca. Me han mostrado tanto amor que ha llegado a axfisiarme. No me considero obsesiva, la verdad, es más bien un delirante martilleo de emociones negativas que hablan por sí solas y me controlan como a una muñeca de madera de cerillas.

Tengo bastante poco éxito con Cuore, aunque la verdad es que la mayoría de la gente que me conoce disfruta con mi compañía. Tengo que seguir mi camino, me conducirá a conocer a gente que me quiera por mi intelectualidad y también por los escombros de mi deslucida belleza interior.

La sensación que tengo es de vacía actual y miedo al futuro. No sé por qué me ha costado tanto estar aquí. Llevo meses aburridísima con internet. En los últimos días he intentado encontrarme a mí misma, desnuda e inalterada. Tiene que ser posible el tocar la fibra sensible de una misma y redimirse ante su presencia. Ante el reverberado brillo del ansia, el dolor decapitado, el desconocimiento complejo del momento siguiente. El último movimiento de este aria confusa y emasculante me ha incapacitado.

Es como si lo que estoy haciendo es realmente una realidad paralela de lo que realmente quiero hacer. Me gustaría poder vivirla así. Lo que experimento de forma directa no es satisfactorio ni sofisticado. Es como una tela acribillada por agujeros; francamente decepcionante.

A veces me siento, por ejemplo en este preciso instante, como un bolsillo vacío. Como si tuviera hambre vital y salvaje, visceral. Es una sensación que me escuece por dentro, empieza en el doblez de mi pie, asciende, se resguarda en la carne hinchada de mi gemelo derecho, navega de forma trasversal, encoge mi abdomen y aprehende mi garganta. Pero no puedo gritar ni exhorcisarlo para desahogarme.

Si pudiera conseguir residir en el otro lado, en mi subconsciente, por lo menos creativamente, lograría desembarazarme de las plagas neumóticas y los come come físicos que me impiden respirar a pleno pulmón en este momento. Estoy intentando recordar pero cuando estoy en un periodo híper activo el mundo exterior es una realidad virtual acelerada y las ideas se prenden como brillantes alfileres en mi mente: no hay manera de que estos recuerdos se trasladen después a la memoria a largo plazo. Y las etapas depresivas son una mierda que sin duda mi cerebro por ansias de supervivencia animal quiere descartar.

I'm broken hearted
Empty headed
Dull minded
Sick, plagued with pain

Dolor de cabeza
Ardor de estómago
La boca me sabe amarga
La garganta está rasposa
El cuerpo deshidratado ralentizando su ritmo hasta la saciedad
Es como si desconociera el placer: no existe, no ha existido nunca.

El bolígrafo tiene piezas rotatorias azules y la tinta le ha abandonado.

Traspasar los límites
Robar por las villas como un canto descolorido. Tienes una idea que surge de otra idea y decides plasmar un escupitajo de Ventolín. Reprendes al enano que brama entre multitudes de molinos de viento. Supones que el malestar cotdiano que sufres se imbúe en otros antojos. Nos pitidos del pájaro cojo árbitro de la brisa árida se centrifugan en el motor diletante, parsimonioso y absorte en la rutina del motor recalentado e ígeno de la calefacción.

Es necesario retirar las cubiertas de las lanchas del pasado, encender el brillo alpino de las lunas recurrentes. Expresar el olvido, las soledades imbuidas de olor a hiel. Los minutos están siempre en suspenso, el futuro es un mito de nidos abandonados, no se puede esperar, siempre te duele el presente. El presente, el segundo actual, la pesadez, el martirio del avance de nuestra propia existencia que nos ensancha la inercia, pero no nos recupera nunca del cansancio.

La inercia inerte de los pasos en falso, de la negación de nuestra soledad. El repicar de los pájaros y el retorcerse de las dinamos lejanas. Bordes límpidos, trazos suaves e instrascendentes, insectos inperennes, agujeros de malla metálica. Cajas repicadas, bordes de sombra y luz marcada. Extraños matices superficiales, plático blanco, frío y barato. Sensaciones premeditadas, verdes, remolinos de hierba y rastrojos secos.

Incoherencias propias de la edad madura. Inexistentes paredes, azules impropios, avances inexorables e impenitentes de las nubes regias y duo tonales. Interpretaciones vagas de memorias corruptas, el pase del tiempo en travestismo interno de las identidades propias y ajenas. Farolillos rojos que proceden de células culturales, inexistentes y retorcidas. La memoria no existe, tan sólo la experiencia. Ritmos doblados de luces generadoras de entusiasmos sin motivo. Redes deshilachadas incapaces de rastrean los caminos mnemotécnicos por los pensamientos insomnes, vanos, sin destinatario.

La vida de los insomnes es como el pensamiento descaminado, desenfrenado y desencaminado.

LA ALEGRÍA DE VIVIR NO ES TAL, ES TAN SÓLO URGENCIA POR ESCAPAR.

La tramoya mal pensante es una, es hiriente, en una trola que retumba y se pregona por miles de altavoces mediáticos. Basta con que persigas un sueño para que dejes de soñar y que dirijas tu pensamiento a la racionalidad consciente para que remita tu creatividad. Admiro a aquellas personas que pueden corpamentalizar sus ansias con sus quehaceres . Mi creatividad, señores y señoras, no está a la venta por razones de carencia de dueños y de destino. Laberíntica hazaña. El único futuro es auto flagelarse, consumirse en el paroxismos de su aislamiento y retumbar con un sonido monosilábico y trifásico en la soledad de su auto reconocimiento y posterior auto olvido.

No me siento identificada por mi género, mi historia, mi ropa, la imagen que me devuelve el espejo. Mi inconsciencia es tal que casi había renunciado a mantenerme a mí misma con vida. Podría enfrentarme al eco y su negación imaginada en negativo, pero todo lo demás me resulta un esfuerzo vago y sobrehumanamente compensatorio. Es difícil darse cuenta de esto.

No puedo reconocerme ante tamaños cambios de intensidad y modificarme a la carta ni tan a menudo. Es un desencuentro amoroso muy prolífico. A veces sólo se puede encontrar aire seco entre los dos extremos de la incomodidad. Y que la tinta azul dé vida a todo de forma lineal.

Desconcierto fulminante, palabras francesas en este Montreal lanzadas al aire, demudadas, extripadas al cierzo y sin connotaciones emotivas para mí. Frases en forma de acordeón, sin recovecos cálidos, entornadas, ciertas, sin recorrido, cazadas en un vuelo muerto, repleto de esperanzas estériles, sin cómputo de tiempo.

Establecimientos comerciales erráticos, levantados como campamentos que forman soliloquios modernos, nocturnos e inenarrables. El mundo del absurdo, de las percepciones es más fidedigno que es simbolismo de lo correcto.

Hay múltiples narraciones mutantes, sabes honestos y sencillos, trayectorias de insectos prefectamente bien trazadas. Información excelentemente inepta, de gran fragilidad, susceptible y reciente. Transida de las mínimas rotaciones, suplidas por los sueños y agonías. Saben cuáles son sus próximos movimientos: la incoherencia y la multiplicidad de separaciones y oquedades. Son las soledades de la inexperiencia, la falta en vivo y en directo de iniciativa. Lo hemos escuchado todo: insuficiencia, mala voluntad, inutilidad, graves acusaciones que en mi niñez se convirtieron en perdicciones de personalidad.

Y yo voy percibiendo los cambos de las aristas de las nubes, la mínima fatiga que invade el todo. Mi personalidad está entumecida por la variedad de temblores y la falta de tranquilidad. Es algo poco satisfactorio dadas las coordenadas oportunas. Quería analizar este sentimiento de alienación y reencontrarme con la fluidez azulada añil del reencuentro o el alejamiento. No puedo escribir sobre lo ridícula que me parece la historia humana y lo mucho que me aburre la información en los periódicos.

Debería reaccionar ante ello y mi sentido de la moralidad se ofende cuando no me importa nada lo que está pasando porque ya no puedo aprender y localizar nuevas estrategias de futuro. Cada persona se encuentra es su propia y diferente dimensión. La mía es la del escepticismo por no conocer mi propia individualidad. La solución a mi desdibujada personalidad.

Quiero empezar a trazar los nuevos planes par conquistar el centro clave donde reside mi personalidad. El punto neurálgico donde residen las claves y los beneficios de una amplia convicción en que tras grandiosa observación volcada hacia el mundo no propio lo único que no desmerece de esta organización biológica trasgénica es el encuentro con la obviedad de la mente. Estas son varias y tergiversadas, el molde escogido por los publicistas para nivelarse.

¿Qué les ha pasado a los novelistas que se codean con el poder y el orden establecido?