terça-feira, 31 de março de 2009

Another day ...


Today is another day, but there will be a cat nap

Bueno, parece que me he levantado sin la sensación atenazante de estrés en el tórax. Con un poco de suerte, ayer es historia. Aix!

Another day ...


Today is another day, but there will be a cat nap

Bueno, parece que me he levantado sin la sensación atenazante de estrés en el tórax. Con un poco de suerte, ayer es historia. Aix!

Masturbaciones II: una milésima


He intentado ver una película, más de 3 gigas descargados para nada. Si es una serie tonta, prefería que fuera de chicas y no de tíos colgados.

Se me cruza una idea por la cabeza.

De forma mecánica saco la redecilla, me pregunto por las pilas, ¿durarán, habrá que cargarlas?

¿Los lavo o no los lavo? Están higienizados, no hay problema.

Demasiado cansada? Pudiera ser.

El procedimiento es mecánico: dos toallas, utilizadas ya pero eyaculadas muy suavemente, pueden pasar.

Lavado de manos.

Bajo el estor de la ventana.

Me quito la ropa cadera abajo y mantengo un exagerado montón de ropa por encima. No me importa, no quiero pasar frío, no tengo que hacer las cosas con mucho estilo, nadie me va a ver.

Ordenarlo todo, iluminación difusa y escasa, just as I like it.

El ruido del otro PC descargando series, algo como el mar o una réplica de la nevera o el calentador de mi cocina americana.

Todo premeditado, no sé si es un presagio poco prometedor.

Sacar fotos en el ordenador para devolverme al sentimiento de días anteriores.

Me pregunto si algunas fotos estarían éticamente prohibidas, pero qué ética cabe aquí cuando ...

Inclino la pantalla del ordenador varias veces para focalizar con la iluminación necesaria.

Empiezo por el juguete más obvio.

Se anima la cosa pero después de un primer empujón va lenta ...

¿Nada especial?

Sigo.

Tras un tiempo me doy cuenta de que estoy enfadada, furiosa, energética y me acuerdo del rough and kinky y me observo en esta situación y veo que estoy siendo rough y sin duda kinky.

Tras mucho movimiento, emociones, ups and down escribo un mail en Facebook al alguien que sabe a lo que me refiero.

Me veo como la perfecta friki, pero otra gente coge el teléfono en medio de la movida, me da igual.

Furioso, salvaje. ¿Nunca lo había hecho así?

Cambio de dirección, de posición.

Me decido a ir directamente al grano tras un cambio de juguete.

Notos mis uñas que impiden que se me escape el clítoris por la crema orgánica látex friendly con olor a cocoa butter.

Siento que mis uñas me excitan, y no sé si es la primera vez que a lo mejor lo hago como otros millones de chicas en el mundo, y me veo como una principiante, pero tengo tiempo de perfeccionar. No es mi prioridad en la vida.

Me pregunto si hubiera conocido mi cuerpo bien ¿hubiera sido mejor amante? No lo sé, de verdad.

Sigo contra el dolor, el picor y tal vez eso es la excitación y no lo he entendido hasta ahora.

Una milésima de segundo del mayor placer sentido hasta ahora y en mucho tiempo, pero sólo una milésima de segundo. ¿Es suficiente? Creo que sí, es demasiado preciado, punzante, especial, me ha dejado sin sentido de la vista por una fracción de segundo, me ha dado lucidez, claridad, una conjunción con mi cuerpo y mis sentidos. Una milésima tan sólo.

Persigo la milésima pero sé que ya no volverá, pero ahora sé dónde está.

Continúo y me pregunto si las toallas valen, si son suficientes, veo cómo los juguetes chorrean líquido como un arroyuelo, no los he visto así antes.

Sigo buscando la sensación, el sentimiento en mi vientre que noté atravesar el músculo como un alfiler afilado e hiriente que me obligaba a sujetarme la cintura con los brazos cruzados cuando vi Media hora más contigo en los cines Azul en la Gran Vía a los 18 años con Leslie, la americana de veintipico, pecosa, pelirrojísima de San Diego que me hablaba de tíos españoles, seguratas, hombres guapos, normales, morenos, pero que luego me permitía darle un masaje en todo el cuerpo mientras se ponía boca abajo en la cama de su apartamento. Conocía a poca gente, a casi nadie que no viviera con su padre y su madre.

Y con ella vi dos películas gays en una tanda doble de cine. Y por primera vez noté esa sensación. Que seguí teniendo en Londres con los encuentros fugaces, los one-night stands hasta que ... Y después con sólo un par de chicas más, hasta que vino S. y entonces fue mi verdadera amante, a pesar de tener yo otra a la que traicionaba cada día, cada noche, durante más de cinco años de los siete que duró nuestra relación.

Y después nada.

Y nunca había habido nada por mi parte, en soledad, algún escarceo aburrido que me hizo desistir. Pero cuando decidí no estar con nadie hasta el 2010-2011 me di cuenta de que tal vez necesitaba ir a Los Placeres de Lola y comprarme algo. Fui con una amiga y le regalé algo a ella también. Las chicas nos lo explicaron todo a la perfección con total naturalidad. Era una visita kinky científica, supongo. Al día siguiente en mi break del trabajo y en media hora hice lo que hice, satisfactoria y sorprendentemente. El siguiente día fui a otro sitio en Malasaña y un chico me explicó detalladamente el mecanismo de otro juguete que daba mucho juego. Estaba entusiasmado, sobre todo cuando le comenté que era para mí y no para mi novia. Entusiasmado, pero no me hizo sentirme incómoda, aunque tal vez exageró la eficacia del objeto. No funcionaba de la forma que él decía, por lo menos para mí. No había que seguir instrucciones. En realidad el juego que le dabas no dependía de sus botones ni su programa de vibraciones ascendentes ni su diseño noruego por una mujer, ¡una mujer!, decía él con orgullo, nah, nada de eso.

Me resulta mejor cambiar de tercio. Persigo la milésima de segundo pero me contento con éso: perseguirla sin ansiedad. Me pregunto si estoy demasiado cansada, si el Lamictal me hará menos daño al hígado si sigo eyaculando lo que parecen litros, si beber agua luego será suficiente, si tendré ganas de bajar a pillar un arroz con gambones del chino de al lado para evitar desfallecer.

Pensando mucho.

Me doy cuenta de que en pleno apogeo me suda la espalda y el agua que surge de entre mis piernas casi me quema las manos por su increíble y cálida temperatura. Me alegro de sudar al fin pero me doy cuenta de que por teléfono hacía dos días jadeaba, y que hoy no lo hacía ni por asomo. También constato que en realidad no es the real thing, pero no me preocupa lo más mínimo. Me viene a la cabeza el consejo de C. de relax. No sé si estoy relajada ni si lo estaré luego. Tenso demasiado los músculos. A lo mejor me hago hasta daño en el cuello. Me preparo para la consiguiente migraña. No debe ser tan bueno perder tanto líquido; siempre me pasa.

Se acabó pero lo hago pausadamente. Me pregunto cuándo lo haré otra vez, seguro que hasta dentro de mucho tiempo no me apetecerá. Compruebo las toallas, ahora sí que van directas al tonel blanco de Ikea de la ropa sucia. Envuelvo todo en ellas y dudo dónde ponerlas. Termino dejándolas en el lavabo con los juguetes eróticos entre los pliegues. No tengo prisa por hacer nada, tengo un esterilizador orgánico del que me siento muy segura, y pueden esperar.

Me pongo los pantalones grises de algodón de chándal de los 80 y me siento guay por hacerlo a pelo. Me siento como los tíos buenos que responden a la puerta en calzoncillos o que no se los ponen debajo de los pantalones cuando se van de la casa de su amante.

No hay espaguetis, no hay cocido (me lo olvidé en la nevera de la oficina cuando me echaron ayer del trabajo), tampoco hay hay paella de mi madre. Pillo un vaso de agua, pienso que a lo mejor no me va a apetecer escribir ni pensar mucho en todo esto de forma escalonada y descriptiva, y me bebo tras esta reflexión un par de vasos como si nada. Me acuerdo del ácido fólico, voy a tener que cenar por narices si quiero tomarme las dos pastillas y ser lista y brillante por el efecto de este mineral.

Sorprendentemente hoy ha sido un día raro de cojones. Este mes de marzo ha sido de todo, pero ya he hablado de eso. Por lo menos se me ha quitado el calentón que llevo en el cuerpo desde hace cinco días.

Llamo al restaurante chino de la esquina tras buscar el teléfono en Google. El tío suena raro y difícil al teléfono, no quiere que pida para llevar. Me importa un cojón lo que él quiera, no pienso esperar, la espera prefiero hacerla en casa. Finalmente me pilla como la mitad del pedido porque no sé pronunciar ni decir "col" en chino. Quiere que vaya al restaurante a pedir la comida; parece que tiene demasiada prisa como para escribir lo que pido, memorizarlo o buscar un boli. Ni de coña voy a ir a pedir del menú y perder diez minutos esperando desfallecida y de mal humor.

Me pongo las botas grandes de montaña antes de salir, porque los pantalones son algo largos y si no se arrastra el borde por el suelo. Tengo la moral de un borrego en el matadero. Estoy tan cansada, llevo varios días con insomnio por los problemas y las emociones fuertes que he vivido. Cuando llego al restaurante me replican estupefactos que no hay ningún pedido para llevar. Dicen que yo no les he llamado. El sitio de antes resulta ser el de sus hermanos en Plaza de España que se llama igual. Explicación que yo doy: en internet han puesto mal el número de teléfono, sorry, pero no pienso ir ahí a buscar la comida. Acceden a llamar por teléfono para anular el pedido y les explican a sus familiares la situación, ligeramente de mala gana. Me importa tres pepinos, quiero mi comida, y paso de la tía borde, de la gente agradable normalmente pero estresada, de la niña que un día me insultó por la calle cuando le aconsejé cuidado con los patines sin frenos para no romperse los piños.

Pido mi comida, un montón, pero no quiero pasar hambre como el otro día. Estoy encantada de pedir verdura, por fin; hace un montón que no como, aunque en este restaurante esté saladísima. Mmhh, estoy en paro ¿cierto? Es la última vez que compro para llevar a menos que sea más o menos lo mismo que pagarlo yo. Tampoco voy a ir a restauranes ni sitios caros. Fuera taxis y otras milongas también. Tengo que volver a mis largos periodos artísticos sin hacer dinero. A pesar de todo, mi madre insistirá en darme dinero cada vez que pase por su lado y se pondrá neurasténica si no lo acepto. Me recordará hasta la saciedad que tengo su tarjeta de El Corte Inglés para comprar lo que quiera (yo no se la pedí, pero insistió hasta arrastrarme a atención al cliente para hacérmela). Tiene la extraña idea de que me tiene que pagar por cuidar a mi padre ... le viene bien tener un poco de ayuda. Le tranquilizo diciéndole que mis gastos mensuales con todo incluido (el piso es nuestro y la comunidad es irrisoria -votaron en contra del ascensor) son €350 si me apuras. Tengo para seis meses limpios dedicándome a mi vida conmigo, con mi padre, madre, hermana, sobrino, y arreglando estropicios de los chicos de la casa.

Paso de todo (¿lo he dicho ya?) y me pregunto que cuándo me van a dar la cuenta para largarme de una vez a mi casa, engullir y dejarme dormir en el sofá con una comedia. Con parsimonia me dejan la bolsa en el poyete del bar. El cocinero se fija en mí y me mira largamente, ni idea de por qué. La tía grosera, no la dueña, sino la hermana o cuñada o yo qué sé, que no habla porque no quiere, sólo mira con chulería, me pasa la tarjeta, y por supuesto no me dice gracias ni adiós.

Pago, y yo digo gracias, adiós adiós, un poco huraña. Normalmente soy súper agradable, pero estoy cansada, de mal humor y paso de todo (¿ya lo he dicho?).
-
Voy a ver Kámprack en el portátil. No sé qué hace Windows Vista que me estropea tlodos los DVDs al grabar películas y voy a tener que verlo en el portátil. No puedo molestarme a copiarlo en el otro PC. Me pregunto cuándo me llamará mi madre para el parte o mi hermana (si es que llama) para ver si estoy bien después de haber llorado en su hombro (metafóricamente hablando) esta tarde.

Al volver a casa me doy cuenta de que hoy ha sido un día raro, de que he salido a la calle ahora por primera vez en todo el día, que todo ha cambiado de un día a otro, que yo he sobrevivido y que mañana será otro día, por una milésima de segundo ...

No tengo nadie a quien contarle todo esto.

Masturbaciones II: una milésima


He intentado ver una película, más de 3 gigas descargados para nada. Si es una serie tonta, prefería que fuera de chicas y no de tíos colgados.

Se me cruza una idea por la cabeza.

De forma mecánica saco la redecilla, me pregunto por las pilas, ¿durarán, habrá que cargarlas?

¿Los lavo o no los lavo? Están higienizados, no hay problema.

Demasiado cansada? Pudiera ser.

El procedimiento es mecánico: dos toallas, utilizadas ya pero eyaculadas muy suavemente, pueden pasar.

Lavado de manos.

Bajo el estor de la ventana.

Me quito la ropa cadera abajo y mantengo un exagerado montón de ropa por encima. No me importa, no quiero pasar frío, no tengo que hacer las cosas con mucho estilo, nadie me va a ver.

Ordenarlo todo, iluminación difusa y escasa, just as I like it.

El ruido del otro PC descargando series, algo como el mar o una réplica de la nevera o el calentador de mi cocina americana.

Todo premeditado, no sé si es un presagio poco prometedor.

Sacar fotos en el ordenador para devolverme al sentimiento de días anteriores.

Me pregunto si algunas fotos estarían éticamente prohibidas, pero qué ética cabe aquí cuando ...

Inclino la pantalla del ordenador varias veces para focalizar con la iluminación necesaria.

Empiezo por el juguete más obvio.

Se anima la cosa pero después de un primer empujón va lenta ...

¿Nada especial?

Sigo.

Tras un tiempo me doy cuenta de que estoy enfadada, furiosa, energética y me acuerdo del rough and kinky y me observo en esta situación y veo que estoy siendo rough y sin duda kinky.

Tras mucho movimiento, emociones, ups and down escribo un mail en Facebook al alguien que sabe a lo que me refiero.

Me veo como la perfecta friki, pero otra gente coge el teléfono en medio de la movida, me da igual.

Furioso, salvaje. ¿Nunca lo había hecho así?

Cambio de dirección, de posición.

Me decido a ir directamente al grano tras un cambio de juguete.

Notos mis uñas que impiden que se me escape el clítoris por la crema orgánica látex friendly con olor a cocoa butter.

Siento que mis uñas me excitan, y no sé si es la primera vez que a lo mejor lo hago como otros millones de chicas en el mundo, y me veo como una principiante, pero tengo tiempo de perfeccionar. No es mi prioridad en la vida.

Me pregunto si hubiera conocido mi cuerpo bien ¿hubiera sido mejor amante? No lo sé, de verdad.

Sigo contra el dolor, el picor y tal vez eso es la excitación y no lo he entendido hasta ahora.

Una milésima de segundo del mayor placer sentido hasta ahora y en mucho tiempo, pero sólo una milésima de segundo. ¿Es suficiente? Creo que sí, es demasiado preciado, punzante, especial, me ha dejado sin sentido de la vista por una fracción de segundo, me ha dado lucidez, claridad, una conjunción con mi cuerpo y mis sentidos. Una milésima tan sólo.

Persigo la milésima pero sé que ya no volverá, pero ahora sé dónde está.

Continúo y me pregunto si las toallas valen, si son suficientes, veo cómo los juguetes chorrean líquido como un arroyuelo, no los he visto así antes.

Sigo buscando la sensación, el sentimiento en mi vientre que noté atravesar el músculo como un alfiler afilado e hiriente que me obligaba a sujetarme la cintura con los brazos cruzados cuando vi Media hora más contigo en los cines Azul en la Gran Vía a los 18 años con Leslie, la americana de veintipico, pecosa, pelirrojísima de San Diego que me hablaba de tíos españoles, seguratas, hombres guapos, normales, morenos, pero que luego me permitía darle un masaje en todo el cuerpo mientras se ponía boca abajo en la cama de su apartamento. Conocía a poca gente, a casi nadie que no viviera con su padre y su madre.

Y con ella vi dos películas gays en una tanda doble de cine. Y por primera vez noté esa sensación. Que seguí teniendo en Londres con los encuentros fugaces, los one-night stands hasta que ... Y después con sólo un par de chicas más, hasta que vino S. y entonces fue mi verdadera amante, a pesar de tener yo otra a la que traicionaba cada día, cada noche, durante más de cinco años de los siete que duró nuestra relación.

Y después nada.

Y nunca había habido nada por mi parte, en soledad, algún escarceo aburrido que me hizo desistir. Pero cuando decidí no estar con nadie hasta el 2010-2011 me di cuenta de que tal vez necesitaba ir a Los Placeres de Lola y comprarme algo. Fui con una amiga y le regalé algo a ella también. Las chicas nos lo explicaron todo a la perfección con total naturalidad. Era una visita kinky científica, supongo. Al día siguiente en mi break del trabajo y en media hora hice lo que hice, satisfactoria y sorprendentemente. El siguiente día fui a otro sitio en Malasaña y un chico me explicó detalladamente el mecanismo de otro juguete que daba mucho juego. Estaba entusiasmado, sobre todo cuando le comenté que era para mí y no para mi novia. Entusiasmado, pero no me hizo sentirme incómoda, aunque tal vez exageró la eficacia del objeto. No funcionaba de la forma que él decía, por lo menos para mí. No había que seguir instrucciones. En realidad el juego que le dabas no dependía de sus botones ni su programa de vibraciones ascendentes ni su diseño noruego por una mujer, ¡una mujer!, decía él con orgullo, nah, nada de eso.

Me resulta mejor cambiar de tercio. Persigo la milésima de segundo pero me contento con éso: perseguirla sin ansiedad. Me pregunto si estoy demasiado cansada, si el Lamictal me hará menos daño al hígado si sigo eyaculando lo que parecen litros, si beber agua luego será suficiente, si tendré ganas de bajar a pillar un arroz con gambones del chino de al lado para evitar desfallecer.

Pensando mucho.

Me doy cuenta de que en pleno apogeo me suda la espalda y el agua que surge de entre mis piernas casi me quema las manos por su increíble y cálida temperatura. Me alegro de sudar al fin pero me doy cuenta de que por teléfono hacía dos días jadeaba, y que hoy no lo hacía ni por asomo. También constato que en realidad no es the real thing, pero no me preocupa lo más mínimo. Me viene a la cabeza el consejo de C. de relax. No sé si estoy relajada ni si lo estaré luego. Tenso demasiado los músculos. A lo mejor me hago hasta daño en el cuello. Me preparo para la consiguiente migraña. No debe ser tan bueno perder tanto líquido; siempre me pasa.

Se acabó pero lo hago pausadamente. Me pregunto cuándo lo haré otra vez, seguro que hasta dentro de mucho tiempo no me apetecerá. Compruebo las toallas, ahora sí que van directas al tonel blanco de Ikea de la ropa sucia. Envuelvo todo en ellas y dudo dónde ponerlas. Termino dejándolas en el lavabo con los juguetes eróticos entre los pliegues. No tengo prisa por hacer nada, tengo un esterilizador orgánico del que me siento muy segura, y pueden esperar.

Me pongo los pantalones grises de algodón de chándal de los 80 y me siento guay por hacerlo a pelo. Me siento como los tíos buenos que responden a la puerta en calzoncillos o que no se los ponen debajo de los pantalones cuando se van de la casa de su amante.

No hay espaguetis, no hay cocido (me lo olvidé en la nevera de la oficina cuando me echaron ayer del trabajo), tampoco hay hay paella de mi madre. Pillo un vaso de agua, pienso que a lo mejor no me va a apetecer escribir ni pensar mucho en todo esto de forma escalonada y descriptiva, y me bebo tras esta reflexión un par de vasos como si nada. Me acuerdo del ácido fólico, voy a tener que cenar por narices si quiero tomarme las dos pastillas y ser lista y brillante por el efecto de este mineral.

Sorprendentemente hoy ha sido un día raro de cojones. Este mes de marzo ha sido de todo, pero ya he hablado de eso. Por lo menos se me ha quitado el calentón que llevo en el cuerpo desde hace cinco días.

Llamo al restaurante chino de la esquina tras buscar el teléfono en Google. El tío suena raro y difícil al teléfono, no quiere que pida para llevar. Me importa un cojón lo que él quiera, no pienso esperar, la espera prefiero hacerla en casa. Finalmente me pilla como la mitad del pedido porque no sé pronunciar ni decir "col" en chino. Quiere que vaya al restaurante a pedir la comida; parece que tiene demasiada prisa como para escribir lo que pido, memorizarlo o buscar un boli. Ni de coña voy a ir a pedir del menú y perder diez minutos esperando desfallecida y de mal humor.

Me pongo las botas grandes de montaña antes de salir, porque los pantalones son algo largos y si no se arrastra el borde por el suelo. Tengo la moral de un borrego en el matadero. Estoy tan cansada, llevo varios días con insomnio por los problemas y las emociones fuertes que he vivido. Cuando llego al restaurante me replican estupefactos que no hay ningún pedido para llevar. Dicen que yo no les he llamado. El sitio de antes resulta ser el de sus hermanos en Plaza de España que se llama igual. Explicación que yo doy: en internet han puesto mal el número de teléfono, sorry, pero no pienso ir ahí a buscar la comida. Acceden a llamar por teléfono para anular el pedido y les explican a sus familiares la situación, ligeramente de mala gana. Me importa tres pepinos, quiero mi comida, y paso de la tía borde, de la gente agradable normalmente pero estresada, de la niña que un día me insultó por la calle cuando le aconsejé cuidado con los patines sin frenos para no romperse los piños.

Pido mi comida, un montón, pero no quiero pasar hambre como el otro día. Estoy encantada de pedir verdura, por fin; hace un montón que no como, aunque en este restaurante esté saladísima. Mmhh, estoy en paro ¿cierto? Es la última vez que compro para llevar a menos que sea más o menos lo mismo que pagarlo yo. Tampoco voy a ir a restauranes ni sitios caros. Fuera taxis y otras milongas también. Tengo que volver a mis largos periodos artísticos sin hacer dinero. A pesar de todo, mi madre insistirá en darme dinero cada vez que pase por su lado y se pondrá neurasténica si no lo acepto. Me recordará hasta la saciedad que tengo su tarjeta de El Corte Inglés para comprar lo que quiera (yo no se la pedí, pero insistió hasta arrastrarme a atención al cliente para hacérmela). Tiene la extraña idea de que me tiene que pagar por cuidar a mi padre ... le viene bien tener un poco de ayuda. Le tranquilizo diciéndole que mis gastos mensuales con todo incluido (el piso es nuestro y la comunidad es irrisoria -votaron en contra del ascensor) son €350 si me apuras. Tengo para seis meses limpios dedicándome a mi vida conmigo, con mi padre, madre, hermana, sobrino, y arreglando estropicios de los chicos de la casa.

Paso de todo (¿lo he dicho ya?) y me pregunto que cuándo me van a dar la cuenta para largarme de una vez a mi casa, engullir y dejarme dormir en el sofá con una comedia. Con parsimonia me dejan la bolsa en el poyete del bar. El cocinero se fija en mí y me mira largamente, ni idea de por qué. La tía grosera, no la dueña, sino la hermana o cuñada o yo qué sé, que no habla porque no quiere, sólo mira con chulería, me pasa la tarjeta, y por supuesto no me dice gracias ni adiós.

Pago, y yo digo gracias, adiós adiós, un poco huraña. Normalmente soy súper agradable, pero estoy cansada, de mal humor y paso de todo (¿ya lo he dicho?).
-
Voy a ver Kámprack en el portátil. No sé qué hace Windows Vista que me estropea tlodos los DVDs al grabar películas y voy a tener que verlo en el portátil. No puedo molestarme a copiarlo en el otro PC. Me pregunto cuándo me llamará mi madre para el parte o mi hermana (si es que llama) para ver si estoy bien después de haber llorado en su hombro (metafóricamente hablando) esta tarde.

Al volver a casa me doy cuenta de que hoy ha sido un día raro, de que he salido a la calle ahora por primera vez en todo el día, que todo ha cambiado de un día a otro, que yo he sobrevivido y que mañana será otro día, por una milésima de segundo ...

No tengo nadie a quien contarle todo esto.

It just is ...

Es el tierno pesar que nos da densidad al alma ... Es la dulce ilusión de vivir que nos envía viento a las alas.

It's that tender sorrow that gives our soul its weight ... It's that sweet enamour that believes that flight of our wings ...

It just is ...

Es el tierno pesar que nos da densidad al alma ... Es la dulce ilusión de vivir que nos envía viento a las alas.

It's that tender sorrow that gives our soul its weight ... It's that sweet enamour that believes that flight of our wings ...

Tsunami




This month of March has been fucking shit, mate.

I'm just going to dope myself with the first complete season of The Flight of the Conchords and stay in with the sofa and my blankie. That's my solution to cope with the last day of this sodding fucked up month.

There's been a few surprising, enlightening moments but extricated from blood in the guts. Growing is painful. It's been a month of destruction and rebirth, dawn, mayhem and private insights. But you know, the show must go on (thank you, Lisa Minnelli)- or something like that, anyways : Camina o Revienta.

I've come to the conclusion that I sabotage my love life purposefully so that I can be alone in the loony room and get my arse together with my art work (imitating and diverting from life at the same time). Yeah, long live rock & roll and her whore: music and art!



Polka Reid's
Guerrilla filmmaking code of honour
(Circa 2002)

Polka is my twin soul, my alter ego, my dear Cuore poster girl.

- Don't get a proper job: it's useless, you know it.

- Forget you have to eat (someone else will remind you)

- Just make films and show them to your friends (if you've got any)

Tsunami




This month of March has been fucking shit, mate.

I'm just going to dope myself with the first complete season of The Flight of the Conchords and stay in with the sofa and my blankie. That's my solution to cope with the last day of this sodding fucked up month.

There's been a few surprising, enlightening moments but extricated from blood in the guts. Growing is painful. It's been a month of destruction and rebirth, dawn, mayhem and private insights. But you know, the show must go on (thank you, Lisa Minnelli)- or something like that, anyways : Camina o Revienta.

I've come to the conclusion that I sabotage my love life purposefully so that I can be alone in the loony room and get my arse together with my art work (imitating and diverting from life at the same time). Yeah, long live rock & roll and her whore: music and art!



Polka Reid's
Guerrilla filmmaking code of honour
(Circa 2002)

Polka is my twin soul, my alter ego, my dear Cuore poster girl.

- Don't get a proper job: it's useless, you know it.

- Forget you have to eat (someone else will remind you)

- Just make films and show them to your friends (if you've got any)

Machacas de discoteca

Donde no hay, no se puede sacar. Y es que acabo de conocer que el 63,5% de los porteros de locales de copas y discotecas que se presentaron hace un par de sábados a la prueba para obtener el certificado de la Comunidad de Madrid que les permitirá ejercer esa actividad han aprobado el examen, según la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior.

Habiendo preguntas como "¿Qué es el DNI?" no me extrañaría que hubiera otra como "¿Cuántos continentes hay?" y respondieran más de 150, pero ahora se llaman Carrefú.

Aluciando me hallo con los datos:
-El 90% de los que han suspendido, fallaron en la prueba psicotécnica. (En la prueba psicotécnica se evaluaron ponderadamente factores de personalidad, como la hostilidad, la agresividad y el desajuste emocional). Así que nos confirman el estereotipo.

- Compañeros de profesión reconocen que muchos de sus conocidos no se han presentado porque tienen antecedentes penales. Los kinkis a su casa y no a tratar con gente.
- Muchos no se han presentado porque sus papeles no están en regla o por no estudiar.
- Habrá déficit de porteros por los pocos aprobados del primer examen.
- A partir del 5 de abril será obligatoria la acreditación para ejercer. ¿Les podremos pedir que nos lo muestren? ¿O habrá que llamar a la policía?

¿Te imaginas? "Se busca portero dialogante, pacífico y tranquilo. Imprescindible carné de controlador de acceso".

Si es que la cabra no da más leche.

segunda-feira, 30 de março de 2009

Vías


Creo que tanto el enamoramiento como la amistad necesitan mucho tiempo para fructificar en algo real, duradero y cierto. Hay que conocer a la persona tanto por lo que dice como por lo que no dice, por sus aciertos y por sus desatinos, y tanto por sus actos como por sus omisiones ... Es poner tu ego en el borde y escuchar atentamente oído en la vía los lejanos sonidos del tren ...

Y hay veces que hay que dejar la ilusión volar ... libre más allá del rainbow


Pasarán más de mil años, muchos más
yo no sé si tenga amor, la eternidad
pero allá tal como aquí
en la boca llevarás
sabor a mí ...


no pretendo ser tu dueña
No soy nada yo no tengo vanidad
de mi vida doy lo bueno
soy tan pobre que otra cosa puedo dar

..

Vías


Creo que tanto el enamoramiento como la amistad necesitan mucho tiempo para fructificar en algo real, duradero y cierto. Hay que conocer a la persona tanto por lo que dice como por lo que no dice, por sus aciertos y por sus desatinos, y tanto por sus actos como por sus omisiones ... Es poner tu ego en el borde y escuchar atentamente oído en la vía los lejanos sonidos del tren ...

Y hay veces que hay que dejar la ilusión volar ... libre más allá del rainbow


Pasarán más de mil años, muchos más
yo no sé si tenga amor, la eternidad
pero allá tal como aquí
en la boca llevarás
sabor a mí ...


no pretendo ser tu dueña
No soy nada yo no tengo vanidad
de mi vida doy lo bueno
soy tan pobre que otra cosa puedo dar

..

Pretérito perfecto



Pasado pensado

Pretérito perfecto



Pasado pensado

domingo, 29 de março de 2009

The longest night

It is, tonight, the longest night. I'm undone.

..

The longest night

It is, tonight, the longest night. I'm undone.

..

Papi

Ayer fui a ver a mi padre al hospital. Desde que está ingresado, a pesar de chuparme los días de urgencias, las llamadas, las gestiones administrativas, chillar a su neuróloga de mierda agilipollada, prepotente e inepta, aguantar las paridas de mi hermano y sus amenazas cibernéticas por mis entradas en este blog, el marrón de aceptar el tema residencia, el verle atado y apresado con grilletes y con pañales, sólo había visto a mi padre en planta una vez brevemente con mi madre, sin interactuar con él. Y ése día me había sentido como un submarinista que se estrella contra el suelo marino por una fuerza motriz tremenda, imposible de amansar.

Me había sorprendido su mirada idiotizada (deterioro, Haloperidol), su pérdida de peso, su aspecto empequeñecido y su constante mal humor que me pone los pelos de punta, a pesar de que me miraba (me reconocía, pero ... ¿sabía quién soy yo?), al mismo tiempo que me destrozaba por dentro cómo al marcharme me guiñaba el ojo, muy estilo papi joven y guapo de antaño, y me seguía con la mirada.

Así que ayer me armé de valor después de haber hablado por la noche tiernamente con mi galleguiña y fui para allá. Tiene un compañero de habitación que está aguantando carros y carretas, en particular sus gritos durante toda la noche que le impiden a él dormir. Este viejillo chisposo y nervioso, profesional del gremio de ingresos hospitalarios, sobrevive gracias a la bombona de oxígeno y dos operaciones de pulmón en el que le han reducido más de dos quintos de superficie pulmonar a tajo de bisturí, y tiene problemas varios que palia viendo televisión todo el día (le gusta Cuatro -temas de supervivencia y viajes Kontiki), una cabeza muy entera a pesar de su edad, enseñarle su cicatriz a todo el mundo (tiene una piel muy bonita a pesar de que es puro huesines de pollo), y unas hijas que son como cinco soles, aunque siempre apunta que tuvo un hijo que murió a los treinta. Su señora murió hace tres años; lo sé porque se lo ha dicho a mi madre, a mi padre, y después me lo dijo a mí.

Mi padre estaba allí, sentado en pañales con una camisola de niño de cinco años, ocupadísimo intentando quitar el botón de sujeción de una de sus muñecas girándolo hasta la eternidad (no se quita así, sino con una llave especial, obviamente). Gracias a Dios sólo tenía sujeción en la cintura, la banda de la mano era sólo para tenerla a huevo los auxiliares y paralizarle los brazos si la situación iba a más. Al llegar me empezó a hablar en francés y yo le dije en numerosas ocasiones (casi gritando, porque paso tanto de su maldito francés) que yo NO hablo francés (en concreto porque a él nunca le salió de los huevos el enseñárnoslo de pequeñ@s). Total, que le cabreé y le seguí cabreando, como siempre desde hace 42 años, con todo lo que yo le decía o hacía para intentar ayudarle. Se volaron unas toallitas de papel y me gritó por haber sido indolente y haberlas esparcido por el suelo; luego me gritó por haberle tirado "la carta" (presumiblemente una de las toallitas), y después en general me gritó por todo. Pero le mentí porque sí que entiendo su francés, no sé cómo ni por qué, pero sí, le entiendo. Quiso luego hablarme en inglés y también le dije que no, que no le entendía, leñe (no me apetecíaaaaaa), y al final le tuve hablando en español la mayor parte del tiempo para que se orientase y por lo menos se comunicara con nosotr@s (llevaba DÍAS hablándole en francés a todo quisqui!)

Tras tanto grito a MÍ fue a quien se le puso la mirada perdida y me cogí mi libro de Mejor Platón no Prozac, e intenté leer un poco. Por supuesto no pude concentrame y me sentí como una leona Akuna Matata enjaulada. Entonces se me ocurrió hacerle un masaje, vi que tenía todavía mucho músculo en la espalda y me gustó poder darle un masajito como cuando volvía del tenis. (¿Dónde estaba su cadena de oro macizo que le compró mi madre?) Se resistió mucho pero le gustó, y luego le ayudé a hacer estiramientos. Quiero que se acuerde de ser él mismo. Me repitió como antaño que los masajes se hacen de abajo a arriba, como cuando tenía doce años y le masajeaba la espalda; o me enseñaba a poner inyecciones practicando en almohadas y luego en sus glúteos (le pinché en el hueso y se acabó la lección).

Después se me ocurrió algo mágico: salí del hospital pintando y fui corriendo a casa donde escogí unas fotos, unas pesas suyas y un aparato para fortalecer los brazos (todo pequeño, a ver si se lo tira a la cara a las auxiliares de clínica, o mi madre ... dejé las pesas enormes, el cinturón de cuero de Muhammad Alí que usó durante años y años todos los días a las cinco y media de la mañana) y volví y puse las fotos en la ventana con blu-tac. Se sorprendió mucho, digo yo que se preguntaría dónde estaba. Le pregunté foto por foto quién era quién. Reconoció a mi madre, lo que es novedoso, porque en la vida real se queda muy confuso: reconoce su voz pero no tanto cuando la ve en persona. No se reconoció a sí mismo de joven, dijo que era mi hermano mayor :(. Es cierto que se parece a él pero .... menudo bajón me entró al ver que ya no sabe ni quién es. Luego a mi hermana y a mí nos llamó por mi nombre a las dos, y sí reconoció al bebé de mi hermana y a mis hermanos. Creo que es muy importante para él volver sobre sus pasos familiares y hacer pequeñas cosas que le orienten, aunque su principal interés de ayer fue girar la maldita rueda con la que le atan a la cama y a la silla para que no se escape, la que no se abría al girarla hasta la saciedad, y buscar la carta que estaba escribiendo o que le habían mandado que en realidad era una servilleta blanca e impoluta ...

Fue mucho mejor de lo que esperaba y ahora vuelvo otra vez con mi hermana y Poquitos, y que sea lo que Dios quiera, porque parece ser que está muy rebelde, queriendo escaparse, arrastrando la silla por el suelo porque quiere levantarse y volar hacia la nada infinita, hacia un sitio en su imaginación que nunca encontrará. A veces es su casa, la casa en la que vivíamos hace más de veinte años, otras es una mezcla delirante de imágenes de sueños provocados por su demencia, por las decenas de pequeños infartos que se enredan entre sus neuronas como cráteres carbonizados y que le han destruido el entendimiento y la conciencia de sí mismo.

Y esta noche tuve un sueño alucinante:

Tengo una nueva novia, pero al final no es otra que mi querida Ojitos Verdes de Ámsterdam, la novia que tuve durante siete inolvidables años, y voy a ver a sus padres a un barco donde viven. Sus padres no son sus padres en la realidad, son una especie genérica de padres, y no son agradables conmigo (odio ver a padres y madres de novias, malas experiencias), pero su padre de repente era el padre de mi ex mal encarado conmigo. En la vida real la última vez que lo vi en Ámsterdam en la ceremonia de la tesis de Ojitos Verdes fue muy raro conmigo, aunque no me extraña porque tres años antes había echado a su hija de mi casa por la noche diciéndole por toda explicación que se levantara de la cama y se fuera a la calle, fuera de mi casa. Siempre pienso que si ella hubiera vuelto todo hubiera sido tan diferente, si hubiera dado un giro sobre sus talones y tras salir hubiera llamado a la puerta, hubiera pensado en mí y en nosotras, y se hubiera armado de valor para convencerme de que aún había algo entre nosotras, como seis días antes, antes del rodaje, cuando nos queríamos a pesar de todo. Pero fue al final de un rodaje absolutamente demencial y tras un día en un taxi durante ocho horas (había inundación en la carretera) devolviendo equipo del rodaje, las dos en el taxi discutiendo a voces mientras el taxista sufría por nosotras sin saber qué estaba pasando. Yo había tenido una crisis entonces el día anterior y había despedido a todo el mundo del rodaje y me había liado casi a puñetazos con el chulo de playa del inútil del sonido que tan sólo quería follarse a la actriz principal y estaba en el rodaje sólo para ligar.

Yo había tenido ese día antes de echar a Ojitos Verdes de mi vida una crisis bipolar enorme y estaba en el cénit, justo antes del desplome total. No me he perdonado a mí misma todavía por haberla echado de mi lado. Creo que ella sí, porque a pesar de haberle pedido que volviera durante seis meses, ella decidió hacerlo cuando yo ya había vuelto a España, había tirado el anillo suyo que llevé durante siete años por la ventana, me había liado con una tía en Madrid, y tras ser incapaz de perdonarla porque ella me había ignorado durante meses durante la depresión más grande, feroz y dañina que he tenido en mi puta vida.

En fin, el padre de Ojitos Verdes me miraba mal y de repente mis padres también estaban allí. Mi padre, ágil, despierto y más joven, se andaba riendo. Yo, no sé por qué, tal vez para fastidiarle y dejarle claro que yo quería a mi madre y que no iba a permitir que estropeara todo como siempre, porque él no iba a bailar con ella y mostrarle ternura ni cariño, me puse a bailar tiernamente con ella esta canción de principio a final:





Pasarán más de mil años, muchos más
yo no sé si tenga amor, la eternidad
pero allá tal como aquí
en la boca llevarás
sabor a mí ...

En un momento dado, estábamos atracados en el puerto, y mi padre se subió a un gran camión de reparto de Heineken y se rió en nuestras narices mientras los tíos del camión, ignorando nuestros ruegos desesperados, arrancaron con mi padre riéndose, escapándose en la parte de atrás del camión.

Yo le dije a mi madre que no se preocupara y salí corriendo detrás del camión. Y corrí y corrí y corrí por toda la carretera, entre los coches, subiendo cuestas; se perdió el camión y seguí corriendo, me recorrí toda la ciudad incansable, dejándome las piernas, cayéndome a trompicones casi de tanto tirar de mí misma hacia adelante, siempre hacia adelante. Y de repente llegué a un cruce de caminos, era una mezcla de Madrid y Ámsterdam la ciudad en la que corría, y avisté el camión después de haberlo perdido de vista hacía bastantes manzanas. Entonces logré alcanzarlo con un esfuerzo sobrehumano, y le forcé a parar. Cuando aparcó cogí a mi padre y llamé de todo a los conductores del camión, que pasaban de mí aunque les molestaba visiblemente mi furia.

Cogí a mi padre como cojo a Poquitos y aunque con miedo de que se me escapara me chocó el darme cuenta de que era muy delgadito, muy liviano y que estaba desvalido. Él puso su cabeza en mi hombro y se agarró a mí con las piernecitas enlazadas alrededor de mi cintura. Era como un monito algo más grande que mi sobrino. Y me puse a buscar un taxi como loca. Me pasaban taxis peligrosamente por todos lados porque estaba en mitad de la carretera (siempre estoy cogiendo taxis de madrugada para ver qué pasa con mi padre cuando me llama mi madre porque ha tenido que comunicarse con la policia y el Samur psiquiátrico que se han personado para calmarle ...). Los taxis no paraban y yo arriesgaba mi vida como cuando corría detrás del camión porque los taxis y los coches pasaban por mi lado a gran velocidad, y yo seguía caminando con mi padre por la carretera. Después de un rato interminable y tras meternos en un sitio que era como de mini-cabs de Londres pero que estaba lleno de gente peligrosa, por lo que apreté a mi padre contra mi pecho y salí pitando con él, nos resguardarmos en un restaurante italiano muy elegante. Hasta entonces había estado cogiendo a mi padre como a un peluche, con sus piernas larguitas y de pollito (como le vi en el hospital). Pero de repente él estaba de nuevo de pie, imponente, con un traje caro de Celso García y una corbata de seda, y pidió una pizza al camarero con mucha autoridad y simpatía. Y yo era pequeña otra vez, tenía dieciséis años. Pero no sé cómo le convencí de que nos marcháramos (ante la mirada estupefacta de los camareros), conseguí que me dieran el teléfono de un radio taxi y llamar desde el restaurante, y lo llevé sano y salvo a mi madre que me lo agradeció en el alma con la mirada ...

Ayer mi hermana miraba a mi padre invadida por el silencio y además llevaba un rato sin que yo me diera cuenta. staba sentada en la esquina angular de la habitación, que parecía aún más gris en ese momento, con sus manos desposeídas sujetando la mano de mi padre en el frío aluminio de su cama que se alzaba como una barrera entre él y nosotr@s ... su otra mano caía sobre su propio regazo. Sus ojos estaban invadidos de lágrimas en ciernes y yo sentí su pena profundísima como una saeta que se ensartaba en mi corazón .... Poquitos miraba a mi padre... las enfermeras miraban a mi padre ... y él miraba las fotos de la ventana sin decir nada ... Las miradas hablan más que las palabras.

Papi

Ayer fui a ver a mi padre al hospital. Desde que está ingresado, a pesar de chuparme los días de urgencias, las llamadas, las gestiones administrativas, chillar a su neuróloga de mierda agilipollada, prepotente e inepta, aguantar las paridas de mi hermano y sus amenazas cibernéticas por mis entradas en este blog, el marrón de aceptar el tema residencia, el verle atado y apresado con grilletes y con pañales, sólo había visto a mi padre en planta una vez brevemente con mi madre, sin interactuar con él. Y ése día me había sentido como un submarinista que se estrella contra el suelo marino por una fuerza motriz tremenda, imposible de amansar.

Me había sorprendido su mirada idiotizada (deterioro, Haloperidol), su pérdida de peso, su aspecto empequeñecido y su constante mal humor que me pone los pelos de punta, a pesar de que me miraba (me reconocía, pero ... ¿sabía quién soy yo?), al mismo tiempo que me destrozaba por dentro cómo al marcharme me guiñaba el ojo, muy estilo papi joven y guapo de antaño, y me seguía con la mirada.

Así que ayer me armé de valor después de haber hablado por la noche tiernamente con mi galleguiña y fui para allá. Tiene un compañero de habitación que está aguantando carros y carretas, en particular sus gritos durante toda la noche que le impiden a él dormir. Este viejillo chisposo y nervioso, profesional del gremio de ingresos hospitalarios, sobrevive gracias a la bombona de oxígeno y dos operaciones de pulmón en el que le han reducido más de dos quintos de superficie pulmonar a tajo de bisturí, y tiene problemas varios que palia viendo televisión todo el día (le gusta Cuatro -temas de supervivencia y viajes Kontiki), una cabeza muy entera a pesar de su edad, enseñarle su cicatriz a todo el mundo (tiene una piel muy bonita a pesar de que es puro huesines de pollo), y unas hijas que son como cinco soles, aunque siempre apunta que tuvo un hijo que murió a los treinta. Su señora murió hace tres años; lo sé porque se lo ha dicho a mi madre, a mi padre, y después me lo dijo a mí.

Mi padre estaba allí, sentado en pañales con una camisola de niño de cinco años, ocupadísimo intentando quitar el botón de sujeción de una de sus muñecas girándolo hasta la eternidad (no se quita así, sino con una llave especial, obviamente). Gracias a Dios sólo tenía sujeción en la cintura, la banda de la mano era sólo para tenerla a huevo los auxiliares y paralizarle los brazos si la situación iba a más. Al llegar me empezó a hablar en francés y yo le dije en numerosas ocasiones (casi gritando, porque paso tanto de su maldito francés) que yo NO hablo francés (en concreto porque a él nunca le salió de los huevos el enseñárnoslo de pequeñ@s). Total, que le cabreé y le seguí cabreando, como siempre desde hace 42 años, con todo lo que yo le decía o hacía para intentar ayudarle. Se volaron unas toallitas de papel y me gritó por haber sido indolente y haberlas esparcido por el suelo; luego me gritó por haberle tirado "la carta" (presumiblemente una de las toallitas), y después en general me gritó por todo. Pero le mentí porque sí que entiendo su francés, no sé cómo ni por qué, pero sí, le entiendo. Quiso luego hablarme en inglés y también le dije que no, que no le entendía, leñe (no me apetecíaaaaaa), y al final le tuve hablando en español la mayor parte del tiempo para que se orientase y por lo menos se comunicara con nosotr@s (llevaba DÍAS hablándole en francés a todo quisqui!)

Tras tanto grito a MÍ fue a quien se le puso la mirada perdida y me cogí mi libro de Mejor Platón no Prozac, e intenté leer un poco. Por supuesto no pude concentrame y me sentí como una leona Akuna Matata enjaulada. Entonces se me ocurrió hacerle un masaje, vi que tenía todavía mucho músculo en la espalda y me gustó poder darle un masajito como cuando volvía del tenis. (¿Dónde estaba su cadena de oro macizo que le compró mi madre?) Se resistió mucho pero le gustó, y luego le ayudé a hacer estiramientos. Quiero que se acuerde de ser él mismo. Me repitió como antaño que los masajes se hacen de abajo a arriba, como cuando tenía doce años y le masajeaba la espalda; o me enseñaba a poner inyecciones practicando en almohadas y luego en sus glúteos (le pinché en el hueso y se acabó la lección).

Después se me ocurrió algo mágico: salí del hospital pintando y fui corriendo a casa donde escogí unas fotos, unas pesas suyas y un aparato para fortalecer los brazos (todo pequeño, a ver si se lo tira a la cara a las auxiliares de clínica, o mi madre ... dejé las pesas enormes, el cinturón de cuero de Muhammad Alí que usó durante años y años todos los días a las cinco y media de la mañana) y volví y puse las fotos en la ventana con blu-tac. Se sorprendió mucho, digo yo que se preguntaría dónde estaba. Le pregunté foto por foto quién era quién. Reconoció a mi madre, lo que es novedoso, porque en la vida real se queda muy confuso: reconoce su voz pero no tanto cuando la ve en persona. No se reconoció a sí mismo de joven, dijo que era mi hermano mayor :(. Es cierto que se parece a él pero .... menudo bajón me entró al ver que ya no sabe ni quién es. Luego a mi hermana y a mí nos llamó por mi nombre a las dos, y sí reconoció al bebé de mi hermana y a mis hermanos. Creo que es muy importante para él volver sobre sus pasos familiares y hacer pequeñas cosas que le orienten, aunque su principal interés de ayer fue girar la maldita rueda con la que le atan a la cama y a la silla para que no se escape, la que no se abría al girarla hasta la saciedad, y buscar la carta que estaba escribiendo o que le habían mandado que en realidad era una servilleta blanca e impoluta ...

Fue mucho mejor de lo que esperaba y ahora vuelvo otra vez con mi hermana y Poquitos, y que sea lo que Dios quiera, porque parece ser que está muy rebelde, queriendo escaparse, arrastrando la silla por el suelo porque quiere levantarse y volar hacia la nada infinita, hacia un sitio en su imaginación que nunca encontrará. A veces es su casa, la casa en la que vivíamos hace más de veinte años, otras es una mezcla delirante de imágenes de sueños provocados por su demencia, por las decenas de pequeños infartos que se enredan entre sus neuronas como cráteres carbonizados y que le han destruido el entendimiento y la conciencia de sí mismo.

Y esta noche tuve un sueño alucinante:

Tengo una nueva novia, pero al final no es otra que mi querida Ojitos Verdes de Ámsterdam, la novia que tuve durante siete inolvidables años, y voy a ver a sus padres a un barco donde viven. Sus padres no son sus padres en la realidad, son una especie genérica de padres, y no son agradables conmigo (odio ver a padres y madres de novias, malas experiencias), pero su padre de repente era el padre de mi ex mal encarado conmigo. En la vida real la última vez que lo vi en Ámsterdam en la ceremonia de la tesis de Ojitos Verdes fue muy raro conmigo, aunque no me extraña porque tres años antes había echado a su hija de mi casa por la noche diciéndole por toda explicación que se levantara de la cama y se fuera a la calle, fuera de mi casa. Siempre pienso que si ella hubiera vuelto todo hubiera sido tan diferente, si hubiera dado un giro sobre sus talones y tras salir hubiera llamado a la puerta, hubiera pensado en mí y en nosotras, y se hubiera armado de valor para convencerme de que aún había algo entre nosotras, como seis días antes, antes del rodaje, cuando nos queríamos a pesar de todo. Pero fue al final de un rodaje absolutamente demencial y tras un día en un taxi durante ocho horas (había inundación en la carretera) devolviendo equipo del rodaje, las dos en el taxi discutiendo a voces mientras el taxista sufría por nosotras sin saber qué estaba pasando. Yo había tenido una crisis entonces el día anterior y había despedido a todo el mundo del rodaje y me había liado casi a puñetazos con el chulo de playa del inútil del sonido que tan sólo quería follarse a la actriz principal y estaba en el rodaje sólo para ligar.

Yo había tenido ese día antes de echar a Ojitos Verdes de mi vida una crisis bipolar enorme y estaba en el cénit, justo antes del desplome total. No me he perdonado a mí misma todavía por haberla echado de mi lado. Creo que ella sí, porque a pesar de haberle pedido que volviera durante seis meses, ella decidió hacerlo cuando yo ya había vuelto a España, había tirado el anillo suyo que llevé durante siete años por la ventana, me había liado con una tía en Madrid, y tras ser incapaz de perdonarla porque ella me había ignorado durante meses durante la depresión más grande, feroz y dañina que he tenido en mi puta vida.

En fin, el padre de Ojitos Verdes me miraba mal y de repente mis padres también estaban allí. Mi padre, ágil, despierto y más joven, se andaba riendo. Yo, no sé por qué, tal vez para fastidiarle y dejarle claro que yo quería a mi madre y que no iba a permitir que estropeara todo como siempre, porque él no iba a bailar con ella y mostrarle ternura ni cariño, me puse a bailar tiernamente con ella esta canción de principio a final:





Pasarán más de mil años, muchos más
yo no sé si tenga amor, la eternidad
pero allá tal como aquí
en la boca llevarás
sabor a mí ...

En un momento dado, estábamos atracados en el puerto, y mi padre se subió a un gran camión de reparto de Heineken y se rió en nuestras narices mientras los tíos del camión, ignorando nuestros ruegos desesperados, arrancaron con mi padre riéndose, escapándose en la parte de atrás del camión.

Yo le dije a mi madre que no se preocupara y salí corriendo detrás del camión. Y corrí y corrí y corrí por toda la carretera, entre los coches, subiendo cuestas; se perdió el camión y seguí corriendo, me recorrí toda la ciudad incansable, dejándome las piernas, cayéndome a trompicones casi de tanto tirar de mí misma hacia adelante, siempre hacia adelante. Y de repente llegué a un cruce de caminos, era una mezcla de Madrid y Ámsterdam la ciudad en la que corría, y avisté el camión después de haberlo perdido de vista hacía bastantes manzanas. Entonces logré alcanzarlo con un esfuerzo sobrehumano, y le forcé a parar. Cuando aparcó cogí a mi padre y llamé de todo a los conductores del camión, que pasaban de mí aunque les molestaba visiblemente mi furia.

Cogí a mi padre como cojo a Poquitos y aunque con miedo de que se me escapara me chocó el darme cuenta de que era muy delgadito, muy liviano y que estaba desvalido. Él puso su cabeza en mi hombro y se agarró a mí con las piernecitas enlazadas alrededor de mi cintura. Era como un monito algo más grande que mi sobrino. Y me puse a buscar un taxi como loca. Me pasaban taxis peligrosamente por todos lados porque estaba en mitad de la carretera (siempre estoy cogiendo taxis de madrugada para ver qué pasa con mi padre cuando me llama mi madre porque ha tenido que comunicarse con la policia y el Samur psiquiátrico que se han personado para calmarle ...). Los taxis no paraban y yo arriesgaba mi vida como cuando corría detrás del camión porque los taxis y los coches pasaban por mi lado a gran velocidad, y yo seguía caminando con mi padre por la carretera. Después de un rato interminable y tras meternos en un sitio que era como de mini-cabs de Londres pero que estaba lleno de gente peligrosa, por lo que apreté a mi padre contra mi pecho y salí pitando con él, nos resguardarmos en un restaurante italiano muy elegante. Hasta entonces había estado cogiendo a mi padre como a un peluche, con sus piernas larguitas y de pollito (como le vi en el hospital). Pero de repente él estaba de nuevo de pie, imponente, con un traje caro de Celso García y una corbata de seda, y pidió una pizza al camarero con mucha autoridad y simpatía. Y yo era pequeña otra vez, tenía dieciséis años. Pero no sé cómo le convencí de que nos marcháramos (ante la mirada estupefacta de los camareros), conseguí que me dieran el teléfono de un radio taxi y llamar desde el restaurante, y lo llevé sano y salvo a mi madre que me lo agradeció en el alma con la mirada ...

Ayer mi hermana miraba a mi padre invadida por el silencio y además llevaba un rato sin que yo me diera cuenta. staba sentada en la esquina angular de la habitación, que parecía aún más gris en ese momento, con sus manos desposeídas sujetando la mano de mi padre en el frío aluminio de su cama que se alzaba como una barrera entre él y nosotr@s ... su otra mano caía sobre su propio regazo. Sus ojos estaban invadidos de lágrimas en ciernes y yo sentí su pena profundísima como una saeta que se ensartaba en mi corazón .... Poquitos miraba a mi padre... las enfermeras miraban a mi padre ... y él miraba las fotos de la ventana sin decir nada ... Las miradas hablan más que las palabras.

Noche aburrida

La noche no arrancó. Y no sabemos por qué. Cierto que anoche, cuando cenamos en casa de Rosa, sorprendida nos avisó de la compañía de un mosquito en el salón... ¡Ya está! No era un mosquito, sino una mosca. La mosca tsé-tsé. Nos picó, nos aletargó y nos jodió la noche. Elemental querida Dora. (Cuando me pongo a pensar, soy la mejor, jiji).

Si no, ¿cómo justificamos lo fatality que se nos dio la noche? La detallo, porque tuvo pelendengue (Rous te ahorro trabajo y te pongo el enlace a la definición).
Primero tiramos el dinero al aire, bueno al aire no, al lado del mostrador del bar que mostraba napolitanas de chocolate, cruasanes y demás bollería a la 1 de la madrugada. Y digo lo tiramos, porque la caipiriña que nos puso era de orujo. Le di un sorbo a la mía, y Rous dos a la suya, y nos fuimos. "No nos gusta esta caipiriña, pero gracias" espetó Dora al marcharse.

En el Bart Decó nos pusieron los minis con dos dedos de Brugal, ¿la música? Mejor llevarnos el Ipod.
La noche dio un respingo con la llegada de Ma y un amigomioconsuamiga. "Bueno, ya somos 5" pensé con alivio y esperanza de que aquello cambiara.

Nada. A Rous seguían llamándola de usted y litros de cocacola no eran suficientes para animarnos. Nos plantamos en el Velvet y a mi vera un ex rollete. Bajonazo. Jarrón de agua fría sobre mi cabeza que se unió a la llovizna que nos acompañaba. Este ánimo ya no lo levantaba ni el Tauritón.

La música pachanga, el tener que estar a la entrada de la discoteca porque mi amigoconsuamiga padece claustrofobia y el adelanto de hora terminó de zamparse la noche. Noche aburrida. La mosca tsé-tsé se salía con la suya. Nos ibamos a casa, con la enfermedad del sueño.

sexta-feira, 27 de março de 2009

Lamictal: ya empezamos


Ya empezamos.

Con los ojos de esparto, sintiendo cuchillas en las palmas de las manos por las mañanas y por las noches, con la sequedad dental, con la piel de la cara tensa y seca como Joan Crawford tras un retoquito más

Ya empezamos

con los lapsus (las bragas sucias van al tonel blanco de Ikea no al WC - aunque eso sólo pasó una vez ;-) pero es preocupante) , con la fotofobia y tener que llevar gafas de sol (no me gusta, ¡que soy italiana! y no quiero perderlas, regalo de mi hermana, son buenas ... bueno si tengo que hacerlo dejaré las Chanel y pillaré unas Rayban Aviador;-), con la pérdida de peso vertiginosa, con el pelo caído a mechones por el desagüe al lavármelo, con los ojos inyectados en sangre tras horas enfrente del ordenador por la sequedad en las mucosas, con el investigar a fondo, empollarme de bioquímica y neurobiología para dar con información que minimice los efectos de la química neuronal, con las ganas de llevar mis anillos romos de planta otra vez, mis muñequeras de tenis, con gastarme una fortuna en la parafarmacia, con conocer a fondo mis neurotransmisores, con querer irme a Barna de fiesta lo antes posible, con sacar la trompeta y practicar, con hacer finalmente el pedido de mi caja de verdura y fruta orgánica por internet y que no me importe que la traigan cuando yo no esté y la dejen en la escalera, sin pensar que un vecin@ me va a robar los huevos de corral

Ya empezamos

con los anglicismos y las dudas con la ortografía y la gramática que antes nunca tuve causados por la medicación, pero espero que contrarrestados pronto con mi nuevo hallazgo del L-metilfolato que ya metabolizado llega inmediatamente a la corriente sanguínea y de ahí al cerebro, de esa forma se mejora el impacto en la función cognitiva y me podría volver lista y todo, con el probar el cardo mariano para la sequedad y la mejora del funcionamiento del hígado, con los pensamientos algo desatados y acelerados, con la rapidez mental, la sumersión en mi mundo, la simpatía y el guapo subido, la impaciencia, la observación y recepción enriquecida del mundo a mi alrededor sin agobiarme por Madrid, los detalles cotidianos, la imaginación sin límites, la capacidad creativa desentumecida, el poder escribir sin forzarme ni trabarme por ser una necesidad vital, el respirar literatura, filosofía, sociología, psicología, ciencias y humanidades y absorber todo a lo bestia y volcarlo luego en mi vida, integrarlo en mis pensamientos, con el bajarme series de internet y películas clásicas de Spencer Tracy y Katherine Hepburn para verlas luego con mi madre, con el comer bolsas enteras de nachos orgánicos de una panzada para matar el gusanillo, con el cocinar con gengibre y tomates secos, con el ponerme ropa diferente del uniforme, sacar mis camisetas de Flat Eric, ponerme unas zapatillas diferentees cada día, con el querer sentirme libre y ansiar correr durante kilómetros y sudar chorros de oro y estirar en el parquecillo de la Plaza de Olavide, con el olerme el sudor retrotrayéndome a mis entrenamientos en el Vallehermoso cuando tenía 14 años

Ya empezamos

con mis actuaciones en plena fluidez, con el volver a escuchar música (recorriendo Radio 3 para levantarme: "Hoy empieza todo", Laura Pausini, Mecano en París, David Bowie), el descargarme todas las pelis bollos que hay en internet, el pasar fines de semanas enteros viendo cinco o seis películas diarias, noches enteras hasta las ocho o diez de la mañana, montando en el Mac mis películas, mis bobinas, mis cortos, mis vídeos de danza, de poesía en escena, con el open mike, con el querer ver a mis amig@s, con el entender mejor a Poquitos (mi sobrino) porque el bebé me recuerda a tod@s nosotr@s en esta bendita familia con sus luces y sus sombras, con la lucidez mental, la descarga de mi inteligencia, con el no saber por qué salida de metro era a pesar de ser la de siempre durante años, con el sudar al calcular las horas de trabajo, el tiempo transcurrido entre las 3:15 y las 19:45 porque me cuesta sumar y restar, ni entender mezclas entre horarios AM y PM y los otros, el llegar tarde a todas partes tras lapsos de tiempo de cinco horas haciendo cosas, leyendo, ensoñada en conceptos intelectuales que no puedo pasar de largo o dejar para luego, imposible parar tiene que ser AHORA, el no darme cuenta del tiempo transcurrido, el volverme más curiosa, dinámica, hiperbólica, despierta e intuitiva, con el trabajar de cachondeo y dejarme querer por las chicas de la oficina, con silbarle a una mánager cuando está buena y se pone el traje de power dressing, con ser híper bollo y reconciliarme con mi lado masculino y mi lado feminino, con el pasar del sexo porque el sexo pasa y el sexo viene y ya me desearán, con mi platonismo en acción, con el pensar antes de actuar o no pensar y sólo actuar, con el ser una mujer de acción, con el querer cortarme el pelo pero sólo hacerlo a la tercera porque a mi madre no le gusta, con convercer a mi madre una vez cortado dejándole pasar la mano por los rizos ensortijados que me salen y que son como en la foto mía en el baño a los seis meses sonriente con el patito y sé que eso la enternece, con alimentarme con algo más que pan con queso y aceite desayuno comida y cena, y tener mono de nueces, tofu, verdura verde y roja, con no sentir yuyu de poner lavadoras o limpiar el baño, es más tener ganas!

Ya empezamos

con el no pensar en cosas raras y en la depresión todo el santo día, con el soltar tacos como jodido esto y puto lo otro otro porque se me suelta la lengua, con el encendido automático, con la impaciencia con la gente perturbada y difícil, la empatía con almas gemelas, el sufrimiento ajeno, mi misticismo, el querer aprender palabras y buscarlas en Wikipedia, en los diccionarios de griego y latín, en María Moliner, con el amar la tos de los bebés, el no cesar en el intento a pesar de las dificultades, el buscar alternativas escondidas y no reseñadas, el comer comida integral y buenos alimentos porque creo en ello, el no importarme tanto lavar los platos, y fregar toda la casa de un tirón, con el hablar cómodamente con gente desconocida, el hombre que limpia el portal y que me devuelve una sonrisa y que me busca cuando está en casa, con el que me ponga el brazo en el hombro con ternura y me enseñe su diente de oro, con el acostarme a las mil y al dormir encender la luz antes de caer para escribir alguna cosilla en mi Moleskine de la mesa de noche, con mi Macintosh a tope y el destornillador en ristre, con el open software y Ubuntu y Linux para este año, con el borrador del guión de mi largo sobre mileuristas, con el llamar a amig@s para que lean mis guiones o vean mis pelis y me den nuevas ideas, con el quedarme después del trabajo en la ofi porque así puedo escribir y estar tranquila con los cuatro gatos, con el gustarme tener cuarenta y algo años que en Europa son los nuevos 30, con el entrar en librerías y centros de arte, con el pensar en ir a NY ya, con el pasear por la oficina con las manos en los bolsillos como un modelo de Calvin Klein

Ya empezamos

con el comprar cosas en internet después de investigar mil historias y no darme por vencida hasta que encuentro lo que busco, a no saber lo que busco pero dar con ello igualmente, con el bollo frikismo - el firmware, el software, mi web 2.0, el vintage, el naturo-frikismo, el médico frikismo, el Apple-frikismo, con el faltarme oxígeno al respirar y notar que me ahogo, con el forzarme a respirar, el intentar relajarme con cds, con mp3s que me bajo de internet, con el estudiar terapia cognitiva, con ser la princesa que lo aprendió todo en los libros, con el enamorarme predeciblemente cada tres meses, con el escribir en foros de internet y comentarios en los blogs y luego responderlos y conocer a gente, con el conectar con la comunidad de bipolares en internet y sentir compañia por lo list@s que son, con el buscar almas gemelas, con el abrir la puerta de la casa de mi madre esta vez con la llave sin llamar para que me abra, con el no poder leer mi letra cuando escribo y al mismo tiempo ando por la calle o subiendo las escaleras del metro, con cepillarme Moleskines de bolsillo en unas semanas con letra apretada, con comprar más bolígrafos Pilot y pensar en micro tamaños de trazo de tinta, con el preferir la tinta fluida a la pegajosa y consistente, con el cuidar de mi pelo con cera de abejas y otros productos afro hair que aprendí de mis novias en Londres y Estados Unidos, con volver a mis productos clásicos de pelo y acordarme cada día de ponérmelos, con dejarme los pelos de punta de vez en cuando por la calle, con reflexionar a menudo que tengo las cejas de mi madre y de mi abuelo, con crear nuevas etiquetas de mi blog y nuevos podcasts con mi voz aunque me dé algo de vergüenza porque me ayudan a clarificar mis sentimientos y apreciar la imagen del espejo

Ya empezamos

A ser yo

Lamictal: ya empezamos


Ya empezamos.

Con los ojos de esparto, sintiendo cuchillas en las palmas de las manos por las mañanas y por las noches, con la sequedad dental, con la piel de la cara tensa y seca como Joan Crawford tras un retoquito más

Ya empezamos

con los lapsus (las bragas sucias van al tonel blanco de Ikea no al WC - aunque eso sólo pasó una vez ;-) pero es preocupante) , con la fotofobia y tener que llevar gafas de sol (no me gusta, ¡que soy italiana! y no quiero perderlas, regalo de mi hermana, son buenas ... bueno si tengo que hacerlo dejaré las Chanel y pillaré unas Rayban Aviador;-), con la pérdida de peso vertiginosa, con el pelo caído a mechones por el desagüe al lavármelo, con los ojos inyectados en sangre tras horas enfrente del ordenador por la sequedad en las mucosas, con el investigar a fondo, empollarme de bioquímica y neurobiología para dar con información que minimice los efectos de la química neuronal, con las ganas de llevar mis anillos romos de planta otra vez, mis muñequeras de tenis, con gastarme una fortuna en la parafarmacia, con conocer a fondo mis neurotransmisores, con querer irme a Barna de fiesta lo antes posible, con sacar la trompeta y practicar, con hacer finalmente el pedido de mi caja de verdura y fruta orgánica por internet y que no me importe que la traigan cuando yo no esté y la dejen en la escalera, sin pensar que un vecin@ me va a robar los huevos de corral

Ya empezamos

con los anglicismos y las dudas con la ortografía y la gramática que antes nunca tuve causados por la medicación, pero espero que contrarrestados pronto con mi nuevo hallazgo del L-metilfolato que ya metabolizado llega inmediatamente a la corriente sanguínea y de ahí al cerebro, de esa forma se mejora el impacto en la función cognitiva y me podría volver lista y todo, con el probar el cardo mariano para la sequedad y la mejora del funcionamiento del hígado, con los pensamientos algo desatados y acelerados, con la rapidez mental, la sumersión en mi mundo, la simpatía y el guapo subido, la impaciencia, la observación y recepción enriquecida del mundo a mi alrededor sin agobiarme por Madrid, los detalles cotidianos, la imaginación sin límites, la capacidad creativa desentumecida, el poder escribir sin forzarme ni trabarme por ser una necesidad vital, el respirar literatura, filosofía, sociología, psicología, ciencias y humanidades y absorber todo a lo bestia y volcarlo luego en mi vida, integrarlo en mis pensamientos, con el bajarme series de internet y películas clásicas de Spencer Tracy y Katherine Hepburn para verlas luego con mi madre, con el comer bolsas enteras de nachos orgánicos de una panzada para matar el gusanillo, con el cocinar con gengibre y tomates secos, con el ponerme ropa diferente del uniforme, sacar mis camisetas de Flat Eric, ponerme unas zapatillas diferentees cada día, con el querer sentirme libre y ansiar correr durante kilómetros y sudar chorros de oro y estirar en el parquecillo de la Plaza de Olavide, con el olerme el sudor retrotrayéndome a mis entrenamientos en el Vallehermoso cuando tenía 14 años

Ya empezamos

con mis actuaciones en plena fluidez, con el volver a escuchar música (recorriendo Radio 3 para levantarme: "Hoy empieza todo", Laura Pausini, Mecano en París, David Bowie), el descargarme todas las pelis bollos que hay en internet, el pasar fines de semanas enteros viendo cinco o seis películas diarias, noches enteras hasta las ocho o diez de la mañana, montando en el Mac mis películas, mis bobinas, mis cortos, mis vídeos de danza, de poesía en escena, con el open mike, con el querer ver a mis amig@s, con el entender mejor a Poquitos (mi sobrino) porque el bebé me recuerda a tod@s nosotr@s en esta bendita familia con sus luces y sus sombras, con la lucidez mental, la descarga de mi inteligencia, con el no saber por qué salida de metro era a pesar de ser la de siempre durante años, con el sudar al calcular las horas de trabajo, el tiempo transcurrido entre las 3:15 y las 19:45 porque me cuesta sumar y restar, ni entender mezclas entre horarios AM y PM y los otros, el llegar tarde a todas partes tras lapsos de tiempo de cinco horas haciendo cosas, leyendo, ensoñada en conceptos intelectuales que no puedo pasar de largo o dejar para luego, imposible parar tiene que ser AHORA, el no darme cuenta del tiempo transcurrido, el volverme más curiosa, dinámica, hiperbólica, despierta e intuitiva, con el trabajar de cachondeo y dejarme querer por las chicas de la oficina, con silbarle a una mánager cuando está buena y se pone el traje de power dressing, con ser híper bollo y reconciliarme con mi lado masculino y mi lado feminino, con el pasar del sexo porque el sexo pasa y el sexo viene y ya me desearán, con mi platonismo en acción, con el pensar antes de actuar o no pensar y sólo actuar, con el ser una mujer de acción, con el querer cortarme el pelo pero sólo hacerlo a la tercera porque a mi madre no le gusta, con convercer a mi madre una vez cortado dejándole pasar la mano por los rizos ensortijados que me salen y que son como en la foto mía en el baño a los seis meses sonriente con el patito y sé que eso la enternece, con alimentarme con algo más que pan con queso y aceite desayuno comida y cena, y tener mono de nueces, tofu, verdura verde y roja, con no sentir yuyu de poner lavadoras o limpiar el baño, es más tener ganas!

Ya empezamos

con el no pensar en cosas raras y en la depresión todo el santo día, con el soltar tacos como jodido esto y puto lo otro otro porque se me suelta la lengua, con el encendido automático, con la impaciencia con la gente perturbada y difícil, la empatía con almas gemelas, el sufrimiento ajeno, mi misticismo, el querer aprender palabras y buscarlas en Wikipedia, en los diccionarios de griego y latín, en María Moliner, con el amar la tos de los bebés, el no cesar en el intento a pesar de las dificultades, el buscar alternativas escondidas y no reseñadas, el comer comida integral y buenos alimentos porque creo en ello, el no importarme tanto lavar los platos, y fregar toda la casa de un tirón, con el hablar cómodamente con gente desconocida, el hombre que limpia el portal y que me devuelve una sonrisa y que me busca cuando está en casa, con el que me ponga el brazo en el hombro con ternura y me enseñe su diente de oro, con el acostarme a las mil y al dormir encender la luz antes de caer para escribir alguna cosilla en mi Moleskine de la mesa de noche, con mi Macintosh a tope y el destornillador en ristre, con el open software y Ubuntu y Linux para este año, con el borrador del guión de mi largo sobre mileuristas, con el llamar a amig@s para que lean mis guiones o vean mis pelis y me den nuevas ideas, con el quedarme después del trabajo en la ofi porque así puedo escribir y estar tranquila con los cuatro gatos, con el gustarme tener cuarenta y algo años que en Europa son los nuevos 30, con el entrar en librerías y centros de arte, con el pensar en ir a NY ya, con el pasear por la oficina con las manos en los bolsillos como un modelo de Calvin Klein

Ya empezamos

con el comprar cosas en internet después de investigar mil historias y no darme por vencida hasta que encuentro lo que busco, a no saber lo que busco pero dar con ello igualmente, con el bollo frikismo - el firmware, el software, mi web 2.0, el vintage, el naturo-frikismo, el médico frikismo, el Apple-frikismo, con el faltarme oxígeno al respirar y notar que me ahogo, con el forzarme a respirar, el intentar relajarme con cds, con mp3s que me bajo de internet, con el estudiar terapia cognitiva, con ser la princesa que lo aprendió todo en los libros, con el enamorarme predeciblemente cada tres meses, con el escribir en foros de internet y comentarios en los blogs y luego responderlos y conocer a gente, con el conectar con la comunidad de bipolares en internet y sentir compañia por lo list@s que son, con el buscar almas gemelas, con el abrir la puerta de la casa de mi madre esta vez con la llave sin llamar para que me abra, con el no poder leer mi letra cuando escribo y al mismo tiempo ando por la calle o subiendo las escaleras del metro, con cepillarme Moleskines de bolsillo en unas semanas con letra apretada, con comprar más bolígrafos Pilot y pensar en micro tamaños de trazo de tinta, con el preferir la tinta fluida a la pegajosa y consistente, con el cuidar de mi pelo con cera de abejas y otros productos afro hair que aprendí de mis novias en Londres y Estados Unidos, con volver a mis productos clásicos de pelo y acordarme cada día de ponérmelos, con dejarme los pelos de punta de vez en cuando por la calle, con reflexionar a menudo que tengo las cejas de mi madre y de mi abuelo, con crear nuevas etiquetas de mi blog y nuevos podcasts con mi voz aunque me dé algo de vergüenza porque me ayudan a clarificar mis sentimientos y apreciar la imagen del espejo

Ya empezamos

A ser yo

Este reportero mola

Ayer y hoy se está celebrando en Málaga la cuarta edición. Hace un año de esto:




Otra entrevista, en inglés http://www.vimeo.com/1265779

¡Y ésta con tomas falsas! http://www.vimeo.com/1237130
Atención a los tiempos: 2'43'' y 3'25

quinta-feira, 26 de março de 2009

Bengalas de trigo

Esperas, tránsitos y esencias.

Canjeo estrazas plisadas de piñata por piedras semi preciosas pequeñas

Vínculos por miradas

Y estratagemas por pegaminas alucinadas (con reflejos suaves tridimensionales).

Bengalas de trigo

Esperas, tránsitos y esencias.

Canjeo estrazas plisadas de piñata por piedras semi preciosas pequeñas

Vínculos por miradas

Y estratagemas por pegaminas alucinadas (con reflejos suaves tridimensionales).