quarta-feira, 7 de janeiro de 2009

Trasbordos


Estas noches de frío helado post-navideño me abroncan el aliento, y al inhalar las corrientes gélidas cuando respiro siento como si mis pulmones hubieran mutado y se hubieran convertido en dos puertas oblongas de metal que se agitan inanes y crean ecos robóticos de templanzas varias.

El frío de enero me provoca accesos de tos asmática, y al llegar a mi garganta los témpanos de aire se convierten en virutas de hierro imantadas que me raspan la tráquea por dentro, y me siento como si tragase burbujas de mercurio que al expandirse me congelan la salvia.

Son las doce de la noche pero parece como de madrugada. Las correas de acero que mantienen estos dos austeros vagones de metro unidos están tocando una melodía de silbidos que suena a una armónica concertando su propio aquelarre de brujas, para cuando el metro cierre sus puertas y persianas mecánicas, y nos hayamos largado todo el mundo de aquí.

Me encuentro de nuevo en Canal, en dirección a Quevedo y con ganas de hacer pis contenidas. Si duda la bolsa de líquido en mi vejiga me mantiene más caliente y en pleno centro de gravedad. Viene el tren, y esta vez el frío ha amainado el escándolo ruidoso con el que se amarra al andén. Al entrar en el vagón me espera un aire cálido aterciopelado, gentil, que arrulla a quienes viajamos para hacernos enero más cariñoso. Ya llego a Quevedo.

Sé por qué no me gusta bajar aquí; es porque tengo que tirar toda hacia abajo la aburguesada calle Fuencarral, salvada de su amancebamiento por los cines de versión subtitulada. Me da escalofríos pasar por delante del fantasmagórico y enorme Carrefour vacío y oscuro, con los peces de la pescadería mirándose los unos a los otros a los ojos brumosos encerrados en su propia muerte.

Tango ganas de llegar a casa, aunque trafico las calles sin planes previos, sin saber muy bien qué impresones positivas o negativas me provocarán los emails que me esperan, el spam en la carpeta de junk mail, o el olor a mí mezclado con la dulzona esencia de mis sábanas, mis pijamas, la manta verde fosforito portuguesa de Ikea encima de mi sofá naranja también de Ikea; la esencia de cebolla frita mezclada con caballa de lata que impregna hoy la pared sudorosa de azulejos de mi cocina americana.

Pero al llegar me pongo mi bufanda verde, los pantalones de aeróbic negros de estar por casa, miro Facebook, escribo un par de mensajes a gente maja, reenvío la factura de autónoma a mi empresa por tercera vez, maldigo a Excel, le respondo un mail a mi jefe que me escribe desde su cuenta de Hotmail para ver si estoy bien y para quedar por Malasaña; hablo con mi madre (se me ha olvidado avisarla) cuando me llama para ver si he llegado bien, y me preparo una tila.

Fácil. Trasbordo de la calle a casa. Punto.

4 comentários:

  1. Guau! he trasbordado contigo desde de Bs. As, me has regalado desde el frío y tu respiración entrecortada, y esa silbatina que trae el asma, y de mi boca sale el aliento con humito, y se evaporan los 35 grados que anteriormente me agobiaban, ahora estoy en tu computadora y me pierdo en tu quehacer nocturno.
    Maravillosa forma de describir tu llegada, las metáforas, son grandilocuentes!

    Besos Ssplash

    Esmeralda

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  2. Esmeralda:

    No sé cómo lo haces, pero me haces ver lo que hago y que no veo. Es como que me ayudas a mirarme por detrás.

    A veces me da miedo el expresar una sensación que no es tan venerable, tan sweet, tan poética, y entonces me animo a hacerlo, porque muchas veces nuestra voz es áspera y hay que hacer ejém, ejém a nosotr@s mism@s.

    No sé si así liberamos el escupitajo o nos revelamos un pedazo sólido de honestidad ... ¿tú qué crees?

    Besoss

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  3. Sabes que pienso que muchas veces necesitamos escupir lo que pensamos y nadie oye.
    A veces queremos que alguien sepa de nuestro andar y que mejor forma mi querida amiga que escupirlo.
    Igual creo que lo que enaltece tu pagina es que seas vos con tus cosas y tus muebles y sus colores, con la elección de tus comidas, no importa si para los demás no es swett, o poético mientras que para vos tenga sentido.
    Todo lo que sale es porque necesitamos escupirlo, porque de alguna forma necesitamos de la palabra amiga, y el susurro de buenas noches aunque sea a la distancia.
    Coincido con algo que te dijo mi querido Eduardo aprende a escucharte si todos te encontramos allí, no dudes de lo que atesoras!

    Besos lindo día mañana, y un genial trasbordo por la noche.

    Esmeralda tu amiga que te invita con un mate, en patas!

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  4. Ssplash: Tenes razón con respecto a la distancia. Y con respecto al mate, es una bebida que el fin verdadero es el compartir, la excusa perfecta para reunión entre amigos, el mate es una manera de darte siempre la bienvenida, en cada lugar que te lo ofrezcan están entregándote parte de una historia!

    Besos y Mates Esmeralda

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