quarta-feira, 28 de janeiro de 2009

Siento preludios falsos


Me desdibujo trazos ciegos, presunciones de inocencia, vidas estrenadas y corazones de cuarzo de roca. Inicio procesos para encontrarle salidas al desencuentro entre el ser y el hacer, entre el esencial inmanente y la trepidación suprema del bregar diario. Tormentas de ideas yacen estrelladas y ondean entre el desencaminar diario.

Principios de asedios cotidianos y contingencias breves me arrollan. Normalizaciones que renuevan el ser en episodios breves, claros y lúcidos de calidez verbal con los que me asigno tareas. Siento fluir cientos de corrientes alternas en vasos comunicantes que anuncian mensajes de amor-odio en direcciones opuestas. Iones de yodo en mi cerebelo tramitan las eventualidades del día en partes de trabajo minuciosos para mis propios recuentos.

Siento ensanchar mis espaldas en una complicada maniobra de máquina de volar renacentista. Los pliegues de pergamino de mis párpados accionan el resorte de las galerías de luces. Siento desvaríos lúcidos en tímidas ráfagas de inoportunos valses. Y presiento espontáneos naufragios y calmachicas puras de mis maltrechas certezas. Tienen nombre de presencia y mecanismos entre sus pausas entrelazadas.

Siento
que entrampada en dos pasos en falso me acogeré al beneficio de la duda de las presunciones indelebles, los perfiles ensartados, los precintos enraizados, las plenitudes recurrentes, las racionalidades asintomáticas. Entre medias de las liberaciones asíntotas se remueven las precursiones en medios afines, las razones críticas y las latencias soterradas. Entre medias de los limbos flanqueantes del pensamiento se resguardan los bosquejos de tus precariedades, del frágil encompasar la mente tuya, sus retos y tesones, sus urgencias neurológicas.

Rodeas los meandros con tus reflexiones, los precursores del deseo y las delicias sonorizadas del aire insuflado con obviedades presuntuosas pero necesarias. Pruebas a perderte en la intermitencia constante entre los saltos de agua y los bordes aéreos. Te recompones en los bordes inciertos de las meditaciones sucesivas y los esencialismos leves que te atrincheran en territorios íntimos ya bien conocidos por ti. Las sensaciones mixtas que te envuelven son presa de las prestidigitaciones diarias en el cuerpo a cuerpo de ese día a día. Te trenzas, te aprisionas, te reconsideras, no prometes lo que no presientes, no anticipas aquello que nunca ha conseguido herirte.

Sientes silbidos de oboe seco en tus oídos, principios inaudibles, recodos múltiples y recorridos sumos y preternaturales. La cordialidad con la que se mecen las precisiones de los límites infranqueables de la realidad está prefijada dentro de un umbral de incentivos directos imantados. Hay cientos de pretextos vinculados a las esquinas triviales y minúsculas de la súbita entrega de sílabas y reproches. Leviatanes sin género poblados de amenazantes menudencias rugen y te atemorizan.

Entre timbres y fueros mendiga el alma secretos ajenos, los que retiemblan al son de las dunas acuaciclópeas, los que no prefieren esconderse porque la luz del alba no les azula, los que se achican al mostrarse entre espejos deformes. Cien inéditas atracciones que recrean ideas idénticas, amores esquivos, altas presiones isobáricas y bajas pasiones humanas.

Los recorridos de la vida son circulares y a veces cambian cuando te das cuenta de que lo que buscas tal vez sea lo que has dejado atrás. Donde quedan ciertas improbables ilusiones, las claves de tus nuevas estrategias. Es una vuelta atrás sin red, sin alivios, sin soluciones de discontinuidad ni aditivos de marca blanca. Es tu propia quimera, tu reflexión entérica, tu fe sin resquemores ni planes de rescate.

Revelas los designios demiúrgicos de tus intuiciones más comprometidas al filo atropellado de tu ADN sintetizado. Recuperas las transiciones arrebatadas al pasado y renuevas las explicaciones rotas de las promesas incumplidas que te hiciste a ti misma. Hoy empieza todo.

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