quarta-feira, 14 de janeiro de 2009

The dressing station




Supuestos antagonismos, secuencias liberadas, preciosas ataduras que sin embargo reduje a sus fueros internos. Yo sé que puedo rondar tu círculo de influencias y prosperar en el recogimiento. Si me tendieras una mano podríamos salir de ésta. Quiero simplificar la concurrente atmósfera terrestre para sublimar mi deseo hacia ti.

Eres tanto y yo tan poco. Eros te sobrepone y los destellos me ciegan, pero las brasas me mantienen cómoda y serena, y mi sangre fluye como la tinta sobre el papel, en inciertas misivas que rondan las milésimas enteras, precarias, presentes.

Entro en una fase de mi deseo hacia ti. Circunvalando el enamoramiento para observarte desde lejos y que tú me tengas en tu radio de acción. Me gustaría llamarte por diminutivos, arquetipos de letras, puzles de corazones solitarios; atraerte a mí por medio de múltiples reacciones en cadena.

Eres un rayo de sol prendido en mis enojos, simple y furioso como un cascabel encendido y apasionado. No vuelvo la vista atrás porque si lo hiciera mi cuerpo, un estandarte de sal lechosa, no podría volver a imaginarte a ciegas, vislumbrarte entre tus fugas, acomodarte en tus silencios átonos.

Quiero consolidarte con un lazo de picos equidistantes en tus caderas balanceadas, libres, giratorias y perfiladas en el aire como en una peonza de carne ardiente. Siento el temor de perderte devorar mi alma sin apenas haberte conocido. Y también el pánico escénico de tener que presentarme ante ti desnuda y convaleciente, sin coartadas, como una semilla sin abrir, con vergüenza y prisa por saber más de ti.

Y al fin ni siquiera poder narrar mi deseo ferviente, ni convertirlo en aureolas de significados comprensibles, ni sables en alto, ni transiciones. Porque sigo notando el elefante rosa presionando mi tórax bestialmente; descargando su pesado semen como un charco de metal de cromo solidificado, permeando la piel suspendida justo por encima del miocardio como el techo de un hospital de campaña que se hunde. Y provocando una tormenta de confusión y preocupación maldita.

2 comentários:

  1. Ssplash , no entiendo este post, ¿Por qué la imagen de los instrumentos de medicina, ¿el elefante, rosa? lo amas, le permites, que haga todo eso con vos, porque no quieres estar sola ¿es sus forma de expresar afecto? ¿es un elefante de peluche? o ¿un ser, meramente imaginario, como ser la representación del dolor?¿cuando dices que eres tanto, y yo tan poco?¿es una figura edipica?¿eres niña, con respecto a quien? el elefante rosa, por eso no te quiere.. porque da ganas de saltar arriba tuyo, cuando te pones tan densa, y el no quieres, que este en la cama, sino patinando y cayéndote, de traste, cálzale una corea a ese elefante, y perdete en la marisma, de una ciudad, sin rosa, ni elefantes y encontrate feliz después de haberte perdido.
    besos
    Edu

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  2. Edu!

    El elefante rosa es un peso tremendo que hace que el hospital de campaña que protege tu corazón colapse y los pulmones se te encharquen.

    El sentirte tan poco es el comienzo de rendirse, lo sé. Porque no quiero volver a escuchar el mismo disco rayado del desencanto.

    ¡Vale! Voy a pegarme un par de trompazos en seguida. Tienes razón, este elefante juguetón se vuelve sádico y provocativo si no ve movimiento alguno. Pero antes de perderme ... déjame aprenderme el camino de vuelta.

    Besoss

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