segunda-feira, 26 de janeiro de 2009

Alquimia


Llevo un rato, aproximadamente el día entero, intentando concentrarme, pero no puedo. Me gustaría hacerlo para aislar mi refulgencia, mi magia, mi esencia destilada más arrebatadora. Me gustaría ser alquimista para dar con esa mecha, esa irrefrenable empresa que labraría surcos de cebada dorada mecida por el viento en mi cabello.

Últimamente muchas personas se preguntan cómo puedo escribir diariamente. Y yo me pregunto si tan difícil es el recorrer tu mente en busca de aquellos retazos, aquellos flecos deshilachados de la alfombra mágica. Es como si la vida ya nos sacara diariamente todos los pensamientos necesarios y prácticos para el día a día, y por tanto no quedara más que decir gravitando en el ambiente. El mundo es tan preciso, tan reduccionista que los pensamientos occipitales de nuestros puntos ciegos ya casi no tienen cabida, ya no encuentran por dónde aventurarse e ilustrar nuevas jugadas en ludopatías vitales a estrenar.

Cuando me preguntan por la mañana en la oficina que qué tal estoy me gustaría responder tantas cosas ... pero no hay tiempo ni espacio siquiera para empezar. Si pudiera hacer algún amago, cosa que se me pasa a veces por la imaginación, probablemente se me terminarían agolpando las palabras para formar bolas de peludas incoherencias.

No sé. Me resisto a pensar que no me puedo contar nada. Sobre todo hoy, en este lunes luciérnago que parece no haber hecho nada más que empezar cuando te das cuenta de que ya has perdido el último ferry, el que te llevaría hacia dónde habías decidido esfumarte, trastear con tus propias certezas, darle una oportunidad a la ilusión, romper el punto de consistencia del témpano de hielo del hastío, ahí, justo ahí donde parece tener la veta impresionista.

Estoy en la oficina y es tarde. Hoy no me he organizado bien el tiempo porque no estaba resultando nada fácil. Ahora mismo estoy escribiendo como si realmente tuviera que pensar en lo que está sucediendo, en lo que estoy tecleando, y no quiero, no quiero sentirme rehén de mi propia temeridad.

Um comentário:

  1. Ssplash es raro esa tarea, del escritor, que es la de exprimir ese limón amargo que han secado los otros, que son las horas del tedio, de una realidad, cada vez mas mesquina, y mas denigrada por los capitalistas, banqueros, los explotadores del bien ajeno, y sin embargo por mas amarga que sea la realidad, sigue dándonos palabras, beta preciosa que nunca se acaba, para que podamos sacar de ella, rastros, pedazos, de un sueños , que nos pareciera acercarnos a ese día, que podamos ser cada vez mas plenos.
    besoss

    ResponderExcluir