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domingo, 11 de janeiro de 2009
Chocolate, café, sexo; no sé, algo.
Intento dormir con los ojos abiertos, pero no me sale, sólo puedo toser el sueño. No sirve. Estoy en casa de mi madre, agobiada como siempre, pero intentando encontrar un remanso de paz. Los consejos que le doy, mis plegarias y enfados para que cambie de actitud y se cuide un poquito, parecen caer en saco roto y le irritan todavía más. Y yo me irrito. Me callo y me escondo. Y me entra mucho sueño y casi no me puedo mover por la letargia. Aquí no para nadie de hablar y necesito silencio. Mi padre es un disco rallado 25 horas al día, y mi madre agobiantemente le sigue la corriente. Demencial, claramente.
El privilegio que obtengo de estar en esta casa es saltar de sobresalto en sobresalto. Estoy somnolienta porque mi madre me ha levantado súper pronto esta mañana (me fui a dormir a las cuatro AM para no fallar a la costumbre) para decirme que me vistiera y que estuviera preparada para ir a buscar a mi padre o pagar el taxi que le hubiera rescatado, porque se había escapado otra vez. Me apetecía exactamente un huevo.
Cuando no es eso es no pongas el vaso, que tu padre se enfada, y me tengo que traer el vaso una y otra vez al mismo sitio porque mi madre lo quita. No te sientes ahí que es el sitio de tu padre y le da rabia, no me des un beso que a tu padre le molesta y le da envidia, no me llames mami, no andes y hagas ruido, que va a venir, tiene oído de tuberculoso, no le contestes, no comas y dejes migas en la mesa , no, no, noooooooo. Y a mí no me hace caso nadie, o tal vez me repito demasiado y el mensaje llegará, en algún momento, a pesar de haberlo repetido más de veinticinco años, desde que tenía quince: cuídate, cuídate, cuídate, mamiiii. Nada (la nada de Camus).
No siempre es horrible. Sé que la ayudo y a veces me río con ella y siempre me asombra su increíble inteligencia y cachondeo. Cuando puedo arrancarla de todo, hablamos de literatura, arte, ciencia. Pero también tengo que soportar el mira lo que ha pasado en no sé dónde, a una señora le han robado a su bebé y luego lo han hecho escabechina y ... Mami, por favor, no me interesaaaaaaaaaa, ¿no puedes fijarte en alguna otra noticia que sea más edificante, más positiva, menos truculencia!?
Hoy me he desesperado, pero también me he reído, porque las respuestas de mi madre a mi padre están llenas de doble sentido e ironía.
¿Dónde está mi padre? (pregunta él).
Se ha ido a dar un paseo (dice ella), un paseo muy largo (está muerto).
Él: ¿Has visto a esa gallina?
Ella: Sí, y al pavo y la morsa.
Él: ¿Qué día es?
Ella: Es fiesta (siempre es fiesta, para que no se nos escape porque se crea que tiene que irse a trabajar). Anda, échate una siestecita y déjanos tranquilitas, ¿sí, guapito?
Él: ¿Quién es esta señora? (se refiere a mi propia madre).
Ella: La doméstica (desde hace cuarenta y cinco años, hijo).
Él: God damn it! (mi padre es políglota y ahora le da por hablar en otros idiomas)
Ella: Godamán, toda la vida oyendo esto. Encima ahora hay que aprender alemán.
Él: (habla en francés durante media hora)
Ella: tururú tralalá rrrrrrrrrrrr La merdé.
Él (que no suelta el teléfono para dejar mensajes en nuestro mismo número): ¿Quién es usted?
Ella: Soy la telefonista. Hay un problema de la línea, ande, suelte el telefonito un momento, por favor. Ya le avisaremos.
¿Suena cruel? Es que si no nos reímos un poco se nos cae el mundo encima. Hay que vivirlo para creerlo.
Me gustaría ir a mi casa, pero estoy demasiado vaga, invadida por el sopor y algo de confusión. Además, anoche conseguí sentar a mi madre y que viéramos Los Soprano, la serie que le bajé porque a ella le gustan las películas de mafios. Pero fue un fracaso absoluto, porque la serie es carnicería pura, y a mi madre no le gusta la casquería. A mí no me gustan las películas de narcos, ni mafios, ni nada de eso,; y encima de tragarme el desastre, me llevé el capítulo de la imaginación a la cama porque me obsesioné un poco con el Tony Soprano yendo a la psicóloga, y cayendo desplomado de desmayo en desmayo y ataques de pánico porque la familia de patos había abandonado su piscina con los patitos en busca de zonas geográficas más benévolas. Me removió eso de los patos. Creo que a mí también se me han volado la familia de patitos y estoy traumatizada.
Tengo lumbagia de tanto hacer sofing y no me salen las ideas porque la regadera de mi cabeza tiene también agujeros en la base. Y no he leído lo suficiente, quiero decir de mi libro de Proust, que me centra y me hace investigar mi mundo interior, que es un vergel, y fundirme con el suyo en pura explosión de dopamina narrativa. Me parece que tengo gripe.
Quiero chocolate, café, sexo; no sé, algo.
He decidido dejar el Lamictal por un tiempo, porque tengo los ojos y la boca híper secos desde hace tiempo, la memoria se ha ido a hacer puñetas, y sospechosamente dejé de correr en julio cuando volví a tomarlo. Interrumpí el tratamiento durante un mes y medio o así, creo, y después tuve un disgusto muy grande, tras un tiempo súper feliz, creativa y artística, y al día siguiente de eso caí en una inmensa depresión en el avión a Canadá. Al volver de Montreal, tras dos semanas de sufrimiento, decidí volver a tomarlo, y la depresión se me quitó en tres días. Pero bueno, al menos ya sé que si me vuelvo a sentir mal porque esto no funciona siempre puedo volver y seguir con el Lamictal.
Mi nuevo régimen, tras un abandono progresivo del Lamictal, va a ser entre uno y dos gramos de aceite EPA omega 3, un complejo potente de vitamina B12, biotina, vitamina E y zinc (tengo deficiencia crónica de todo esto), Ginkgo Biloba, NADH con no sé qué más para la memoria, ejercicio, creatividad y tranquilidad. Esta perspectiva de probar algo nuevo tras un amplio periodo de investigación propia me da bastante alegría.
Hoy he conseguido meter mi podcast en iTunes, guay. Cuando vuelva a la banda ancha de mi casa (aquí he montado un dial-up con Gonuts4Free) escucharé a Stephen Fry y sus podgrams, los últimos vídeos de Rachel Maddow cargándose al oponente con sus gafas de Clark Kent, y otras cosas. ¿Por qué? Porque tengo mono de l@s bipolares apasionantes y maravillos@s que hay por el mundo. Últimamente he estado pensando mucho en la locura creativa y vital que supone ser bipolar. A veces me siento bien por serlo, porque me regodeo en mi propia inteligencia aunque esté acechada por todo tipo de malignidades y torpezas, y me encanta identificarme con la gente tan majaretamente deliciosa que circula por ahí. Necesito ese ritmo.
Stephen Fry fue célibe durante 19 años, me enteré ayer. Joder, menudo récord. A mí no me queda tiempo para eso, pero la verdad es que el sexo no me ha traído más que problemas y desilusiones, y hace tiempo que decidí potenciar más mi sexualidad que mi sex-dualidades. También he pensado que no estoy genéticamente diseñada para hacer relaciones. Mi cerebro puede que a veces vaya muy rápido, pero mis movimientos físicos son de la lentitud de uno de esos monos perezosos, la gente me atonta y los espacios abiertos resultan demasiado abiertos tras un tiempo prudencial. Así que eso de las relaciones va a ser blazé durante una buena temporada para amueblarme la cabeza y saber derivar y hacer multitarea cuando la persona con quien esté me caliente los cascos demasiado :-D
Mañana devolveré el reproductor divx a El Corte Inglés porque mi hermana me ha encontrado uno por la mitad de precio en el Mediamarkt. Me encanta usar cosas de El Corte Inglés y devolverlas luego. Espero que no las metan en la caja como si nada y las vendan a otra persona con mis huellas dactilares. Bueno, está perfectamente, no le pasa nada, es simplemente que es demasiado caro y ya está.
Mi tía, que ha venido como refuerzo, para darle a mi madre un descanso con el tsunami de mi padre, asoma la nariz (increíblemente, me están dejando tranquila hoy), y me pregunta si quiero ir al circo con mi hermano el próximo sábado. No. Me horroriza el circo, paso. Y además no quiero pillar una pulmonía en la plaza de las Ventas. Me da veinte euros, porque en esta familia no es posible convencer a nadie de que tienes cuarenta años.
Mi vida hoy es un pequeño impás, como todos los días. Leo blogs y alucino con la creatividad y lucidez de todo el mundo.
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Ssplash yo también creo que necesitaría de eso, complejos vitamínicos,
ResponderExcluirpero les tengo, tirria, por ahora, voy al gimnasio a dormir un rato, bostezo , y saco fuerza de donde no tengo, pero soy de los que aconsejan hacerlo, yo antes no iba por prejuicios, de eso que alguien que le gusta la lectura, no puede perder el tiempo, haciendo flexiones reiterativas y poco creativas, pero hace dos años que no tengo, frio en las manos, ni en los pies, y se gana en seguridad, y no se pierde sensibilidad para nada. eso si lo mió todo natural, nada de “complejo vitamínicos”.( aumente el zoon del woord a 120, ya no se mueven tanto las palabras, mas que problema de sueño es de vista)
besos,
Edu
Y yo ahora he alucinado o alunizado en tu espléndida creatividad.
ResponderExcluirNo sé desde cuál de mis perfiles comentarte; pero me valga éste desde el que lo haré y por el cual te conocí a través del Eduprecidente
Edu: Sí, lo mejor es el ejercicio y a ver si me pongo las pilas. Es un oxigenante cerebral y desde luego el chute de endorfinas y serotonina es fantástico. Pero a pesar del ejercicio tengo tendencia a saltos astronómicos de humor así que sí necesito cuidar de mis neuroncillas con otras ayuditas :-)
ResponderExcluirCarmen:
Me encanta verte por aquí y ¡por el empujón de moral!
Besoss
Una alegría que me hayas encontrado y haberte encontrado...Te seguiré de cerca...
ResponderExcluirPepa:
ResponderExcluir¡Es un placer de los buenos leerte y verte por aquí! :-)