Estoy buscándote en los minutos imberbes, los satélites ciegos, los rosales engallados, las primeras horas de la mañana. Te entreveo desnuda, fresca, secuestrada por la naturalidad de tu belleza.
En tu piel encuentro promesas selladas, en tus labios cárdenos se unge el fuego de tu intelecto, en tus dudas se hallan las mieles de tus futuros triunfos.
Tus besos siempre se apresuran, tus sonrisas son fugaces, tus abandonos breves pero continuos. Es una prerrogativa femenina que me envuelve.
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