Reconozco que no soy fanático. No me hace especial ilusión conocer a nadie famoso, ni pedir autógrafos. Intuyo que es por mi profesión, que es fácil conseguirlo.
Pero lo de Conchita viene de atrás. Desde que empecé a jugar al tenis a principios de los 90. Primero en una mini pista pintada sobre el asfalto de la calle en el pueblo (teníamos que suspender el juego cada vez que pasaba un coche), y después a la pista que construyeron. Tenía como rival siempre a mi hermano Jose, después ya los vecinos se fueron animando a tenerme enfrente.
Pero yo soñaba con tener enfrente a Conchita. No podía competir, así que ser periodista deportivo era lo mejor para charlar con ella y conocerla algún día. De momento podría conformarme con un póster suyo en mi habitación de Wimbledon (la imagen de este post es la misma del póster). "Conchita, he hecho periodismo por ti" le espeté tras una rueda de prensa en la Copa Federación de 2001 en Madrid, la primera vez que la vi.
Han pasado casi 15 años. El póster permanece en mi habitación del pueblo. Y el viernes estuvimos en la misma habitación. En su despacho. Trabajando por amor al arte. Trabajando por amor a Conchita. Desarrollo de este encuentro digital.
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