domingo, 28 de dezembro de 2008

Melanina


Mi melanina es mi signo de identidad corporal, mi visibilidad interna. Es la que me proporciona la atención al detalle, la adscripción a mi forma, una micra más de peso en la superficie de mi piel como si se tratase de una carga insignificante de plomo en plata, de bronce en oro. Un cargamento de sueños encarnados en mi dermis, transitados en ondulaciones regeneradas por el crecimiento celular, celebrados en los pliegues del iris en flor, en la condensación del aceite tras la duchas en las dunas de mi cuerpo.

Me proporciona silenciosos viajes trascendentales por los ritmos caribeños del mar límpido y turquesa de Dereck Walcott con su espuma rizada por los caldos de zinc de Tiziano.

Y convence a mi pelo para proseguir sus innatas tendencias, sus círculos continuos, su sed de salitre y aceite condensado para nutrirse y nutrirme el afán de independencia, veracidad, calor sensual y consensuado.

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