Liposucción de cerebro

He pasado el fin de semana en Valencia. Anoche sufrí los retrasos provocados por los pilotos de Iberia y llegué a casa a la 1.30h. El vuelo tenía fecha de salida 21.50h.
Un finde como me lo esperaba, nada nuevo, nada reseñable. Pero una cosa se me ha confirmado, y no es por vanidad, ni por creerme más listo que nadie, pero quiero una liposucción de cerebro.

El resultado que deseo con ella es no ser consciente de la realidad. Dibujarla a mi manera, y lo que es peor, creérmela. Creerme lo más. Y poder decir, por ejemplo, que con 1.70m, cara mona e incipiente papada, hueso ancho (sí de cadera también) y pesar más de 70 kilos (lo que viene a ser en un años años un barrilete) que, qué estupendo soy, afirmar que le gusto a todo el mundo, desde al panadero hasta el marido de mi prima, todos se mueren por mí.

Qué más da no haber dado nunca un palo al agua. No saber que Madonna se escribe con dos n o que la enfermedad del sol no es la soliasis.
Aunque me temo que no me compensa. Tendría que sufrir en mis salidas nocturas sin hablar con nadie, "con mi presencia vale". Os pondría la cabeza como un bombo repitiéndoos lo nice que es mi vida. No tendría capacidad de ponerme en vuestro lugar. Y las orejas ya sólo las tendría para sujetarme mis preciosas gafas de sol.