La mañana supone un despertar torpe y ambiguo. No sé si me ubico o no. Intento zafarme de la realidad y al mismo tiempo hago lo posible por entender y explicarme cómo entrar en ella. Madrid me parece cada vez más burguesa, más afectada, aspira a poco, no quiere aprender de sus errores, se acomoda en un estado de embriagadez y auto suficiencia insoportable. Y supongo que tengo miedo en el fondo de enfrentarme a ello y darme cuenta de que me está afectando. Por supuesto que me afecta y me contamina, yo formo parte de esto a pesar de haber huido durante años. Por eso pierdo el contacto con mi yo, el que se muere por expresar lo que siente y sentir emoción por lo que pasa.
Estoy leyendo periódicos esquivando el politiqueo de galería, esa apreciación intoxicante de lo que hay, de cómo hacerlo, y escucho la radio inglesa y leo el Guardian para encontrar algún tipo de análisis, de verdadera información por el mundo alrededor, de mentes pensantes. No me importa que sean cosas que pasan en Reino Unido porque en el fondo lo importante en la vida es entender y aprender, confrontar tus prejuicios e ignorancia, iluminarte la cara con los paralelismos con tus ideales y tu forma de pensar. El futuro es aleatorio en gran medida y el estar o no estar en un espacio físico, un país como España, supongo que no importa demasiado. Especialmente si hay parte de tu corazón que no vive aquí.
De nuevo parece que tengo oportunidad de experimentarme. No puedo obviar la necesidad de necesitar algo de estabilidad económica, aunque he sido apática en este tema durante varios meses, y ahora que la he garantizado (tengo un trabajillo de fin de semana) estoy otra vez en pleno proceso de descubrimiento de mi identidad artística, porque parece que me olvido de mí de tanto en tanto.
He pasado una verdadera travesía del desierto que ha durado meses y meses. No me había dado cuenta de que me estaba deprimiendo debido al estrés de entrada en una nueva etapa. Es muy raro y me he resistido a creer que eso era lo que estaba pasando ¿cómo es posible ser feliz y descolocarte al mismo tiempo? Como siempre hasta más adelante no entenderé lo que ha sucedido y el significado que tiene para el futuro.
Conocer al amor de mi vida me ha ocasionado también una crisis profunda. Ha supuesto adentrarme en las posibilidades de una nueva vida en compañía, lanzar retos insospechados a mi capacidad de ser generosa en pareja, compartir mi soledad e intimidad, dejarme tocar, el emocionarme y el vibrar de todos mis sentidos. Ha sido un tsunami de reconciliaciones, descubrimientos, cumplimientos de promesas a mí misma, ser consecuente. Es algo muy intrépido el incorporar el amor a mi vida; tengo la tendencia a inmolarme en la personalidad y dinámica vital de la otra persona.
En general es muy fácil que pierda cuenta de mí misma; tal vez mi identidad es muy frágil, aunque ha demostrado su rebeldía de ser y permanecer presente durante esta vida mía. Pero mi predisposición autista siempre se pelea a tortas con mi necesidad de comunicación, y en ese impás, esa twilight me absorbe con su fuerza motriz hasta adentrarme en el subconsciente perdida y aturdida. Al final me sumo en una búsqueda infructuosa (más tarde se dilucidan las claves) y camino por los páramos de la realidad como una mutante confusa, ignorando las ideas que se barruntan en los bastidores de mi mente.
Me faltan las ideas tangibles y cuando viajo en metro o me muevo por los pasillos de casa se me meten en la cabeza sonidos y sensaciones que no reconozco como mías, que me obligan a identificar y analizar la realidad y eso se contradice conmigo de forma profunda y dolorosa. La realidad no la necesito estudiar, tan sólo me salen paralelismos, juegos, intuiciones.
Me cuesta mucho trabajo volver a mi estado natural de ensoñamiento, mecerme en las bambalinas de mi consciencia iluminada, y tiendo a analizar la absurdez de mi presencia en este mundo. Al final se equilibra todo, y a pesar de la falta de estímulo consigo volver a mi modus operandi al lado operativo de mí creatividad, a identificarme de nuevo con ese estado que acarreo desde mi niñez, y vuelvo al ser y (sí) ser, a teletransportarme a esta ciudad sobre el asfalto vivace pero non tropo.
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