segunda-feira, 14 de dezembro de 2009

Antigua etapa


Un nuevo entusiasmo denegado pero transparente al fin. El descubrimiento real consiste en amar y ser amada. Dejar al subconsciente rebelarse y encontrarse aunque la energía provenga de una anticiclón.

Tomas una decisión, rastreas tu rastro, te inhibes y finalmente arrancas; una acción que es toda tuya. Un pasaporte sellado al otro lado del esplendor, de la duradera marginación, de su restituida envergadura, de su rostro de arroz, en las noches en vela. Me he encontrado con el paso de otra semana, la sensación de deshecho aniquilado, las menciones mutuas, las táctiles palabras. Todo ello para maquinar un fluido reposo, un ángel de luz, caído, pero levantándose, un cauce de centellas chispeantes, errantes, inmersibles.

Llegas a tu estación con las manos vacías pero abiertas. Con el ánimo prensado, con las sienes afeitadas y el candil regenerado.

Supongo que te aterran las voces rimbombantes, las escaleras mecánicas del deseo, las rupturas entre juncos de ciénagas, el ventrílocuo en claroscuro. Quieres dar de comer a los sentidos, quieres encontrar el origen de los susurros. Esquiva, te marchas.

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