
Virginidad piadosa entregada a las entradas del año. Empezadas las vísperas el mañana te alcanza de plano. Hay prismas atravesados por los estores, y luces que desafían las trabas de los destellos de interior.
Interiores: blandos y rezumando suspiros leves y trombas de jabón. El aire enrarecido se dobla al paso de las misivas completadas de los niños y las niñas que contemplan el ambiente como una continuación más del día anterior, pero con una esperanza y un deseo de jugar viviendo.
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