quarta-feira, 23 de dezembro de 2009

Colt


Ella se dispara con violencia una bola de fuego en la boca. No es una bala de plata de su Colt 45, no es una amenaza ni un buen presagio. Es un acto horrible, de aniquilación, de indignada lucha, parte de una historia de terror. Una pesadilla intensa que rezuma fracasos, miedo, vulnerabilidad, calambres musculares como bengalas.

Ella recorre con miedo las alambradas eléctricas de su conciencia, y los fosos asoman, el temblor arrecia, la oscuridad se traga a la soledad al igual que un lobo emplea toda la noche en la rapiña.

Ella se siente inútil, obligada a dejar su hábitat de agua y respirar oxígeno sin haberse deshecho de los bronquios de pez. Ella busca en los aledaños de su mente una salida fugaz, una avenida, un rastro para no tener que vender su alma para fugarse de un cuerpo en forzada salida. Ella inventa escalones que descienden aunque lo que le gustaría es subir, reinventarse. Madrugar.

Llegar.

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