domingo, 6 de dezembro de 2009

Y a ti


Una pequeña gota de arena, un cuerpo extraño.

Exudados mínimos en tardías reflexiones que me atoran con un nudo en la garganta. Todo ello me obliga a salir entregada como en un parto sin dolor hacia ti.

Me has pillado desprevenida: pasan cosas y yo no me las explico. Todas las fórmulas de aguante de antaño son obsoletas ahora. Me empujas a volver a esperar. Estoy sintiendo los arañazos del desvelo porque me preocupa que te sientas confusa y sorprendida entre frecuencias que súbitamente te apresan y te desmayan.

Yo debo completar mis intuiciones y no desoírlas, preciso sintonizar los leves reflejos del subconsciente que desfallecen al ignorarlos. Debo aprender cómo tratarte.

El fuego de la pasión escarcha el éter de nuestra sangre. Y entonces.

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