domingo, 24 de agosto de 2008

VI. Mi vida sin mí. Vuelta a Madrid, julio 2008

Incomprensión
Alienación
Inveterada lucha contra el vacía escénico - mi vida sin mí.

Sueños caídos como una muñeca de de trapo, improntas débiles y mórbidas como regadas en sal marina, imposibilidades infinitas al intentar actuar, activarse sin resuello, habitarse sin refugio, movilizarse sin red.

Este cuerpo inane, sin el confort de huesos asidos en poleas enredadas, múltiples dolores, el cuerpo vencido e inválido, el alma a flor de piel. Suspendida en el aire sin oxígeno. Sueños taladrados en su centro neurálgico, cercenados en un picadillo de materia cerebral sin musculatura mental.

Futuro robado, escamoteado, reciclado en un vacío de dolor reumático. Funciones cerebrales pasadas por el túrmix, el ácimo oxidado, con el ánimo desvaído por una sustancia oxigenada al parecer inocua pero sin etiqueta.

Paz perturbadora, remolino turgente, susodichos reflejos de pared envolvelnte. Tu aroma me abandona, tu reflejo, y evitas correr hacia un punto muerto.

Rábidas escapadas sin rastro de escapatorias. Repetición constante de razonamientos alejados por mi puño y letra. Prestaciones escasas de saber vivir y la vuelta sin duda al minutado excesivo que ronda la mente donde no suenan las argucias ni se esculpen en su justa medida.

Por todo y sin nada. Esencias inmunes al desaliento. Partidas ejemplificantes de futuros desabridos e ilusionantes. Una nada comedida que ronda el alma sin revuelo para nadar en carreras contenidas y esplendorosas. Mi dulce cielo amaestrado, sinceridades amontonadas sin órdenes de deshaucio. Habitamos graves las enlazadas y preciosas ánimas que pueblan la melancolía. Luces sin mecha, sones sin niña que las rondara, bebidas sin burbujas, coros de cientos.

Vislumbro un futuro ceniciento de sueños cervicales olvidades en el oxidado muelle espiritual. Próxima parada : Esperanza.

En esta ávida reseña no tiene cabida el temblor arrebatado, la necesidad de representar la realidad con cauces desenfrenados, escanciarla y refrescarla.

Desénfrenos vivaces y vueltas con tenacidad, no puedo pretender el mantenimiento del paisaje inalterable para siempre. Muy pronto comenzaré a reciclarme la prisa escondida para mantener en su navío los mástiles desangelados. Es una colección de historias mínimas que resurge con tamaña imprecisión.

La leve lejanía insufla el espíritu del saberse impertérritos. Es un vínculo de pasiones nocturnas encontradas. El goce es feroz. Intrépidas sensaciones que sacian el espíritu más recio.

Nenhum comentário:

Postar um comentário