terça-feira, 26 de agosto de 2008

Hombres que trabajan en mi oficina de misterios sublimes



Tras el distorsionante ojo de un anormal carácter, observo cómo el eterno masculino puede crear clones de tamaño cambiante. Estos hombres subsisten en una atmósfera de mayor complicidad cortada como el caujo de queso por cigarrillos Nobel, visitas al estanco y periódicos pero sin frecuentes visitas al lavabo para no deformarse en el cuerpo a cuerpo con espacios abiertos. La
fuerza omnipresente del primer macho alfa percusiona la sinfonía de trabajo diario de cuchitril sin posible salida al exterior en nuestro horario de noche. La disparidad de caracteres se amolda a la necesaria colectividad que existe en un conglomerado minimalista con personas encerradas por pegamento de aire y rodeadas de revistas inútiles por sus contenidos pornográficos.

Jóvenes y viejos, todos rinden culto a la tendinitis cerebral de un grupo de hombres encerrados en un antrillo con un trabajo por hacer y rodeados de botellas de agua de litro y medio. Los monitores desmarcados y las carcasas esquilmadas de PCs ex-renting se acumulan con obvias intenciones de reciclarse algún día en centros de acogida de objetos perdidos e inutilizados.

Finamente la suciedad permeable que planea en el ambiente intenta oxigenarse con el invertido aire acondicionado de una máquina excesivamente potente, como es de esperar en un mundo de hombres. La máquina paleolítica de aire persiste con sus alientos de edificio enfermo y nicotínico en sus intentos por desdibujar las líneas que componen la escena a golpe de borrón grueso y tridimensional.

Sigo buscando despierta en esta realidad virtual en la que descodificar los movimientos de las fuerzas sociales, los cambios de temperatura entre la calle y los establecimientos, las conversaciones envolventes y generosamente filtradas para no revelar el trasfondo masculino pergeñado en infancias intensas.

Intento encontrarle recovecos a la soledad, enfrentarme de cara a ella y ser creativa para ahondar en la inspiración entre sus mallas de peto metálico. Pretendo abandonar el pensamiento concreto y las explicaciones sintéticas inmediatas entre la perturbadora cacofonía del ambiente que me rodea.

Las líneas fluyen y las líneas se cruzan, los egos confluyen, se chocan y se amenazan para mantener su poderío. Intento sumirme en mi universo desfasante hasta el punto de olvidar la mátrix que me atenaza y me columpia. Yo creo que la mayoría de los artistas se sienten como yo y tratan de encontrar puentes entre su percepción y lo que les rodea. A veces tienen la suerte de connectar con el público que les espera entre bastidores.

Pienso en mi película que es como la película sibilante que envuelve el tejido de los húmedos ganglios basales de mi cerebro. Es un trabajo que debe adquirir todo el sentido para mí. Tal vez pueda convertirse en una pieza que por sí tenga sentido. Puedo probarlo para sorprenderme, articularme y recuperar la memoria perdida que insufló la creatividad cuando escribía el guión basada en mi percepción de la realidad.


Hoy me encuentro en una situación ambigua. Como siempre corro al encuentro en los círculos concéntricos de una mejoría anímica y espiritual. Espero que la medicación me sitúe esta vez en mejores coordenadas para morder y prender la aguja en aquéllo que puede realmente rehacerme y devolverme la ilusión.

He vuelto a escribir y eso tiene una importancia fundamental, defectuosa, imprescindible.

A veces cuando miro veo un vaivén de gentes en espacios permeables pero disolutos para mí, por lo que que mi principales objetivos son o evadir el ambiente y desdibujarlo, o ignorarlo. Si la rabia es un sentimiento interno tiene que ser posibledesmontarla y desestructurarla internamente. Sí, sigo en mi regreso de trabajo concienzudo en el montaje de mi película y descubriré su desarrollo agonizante hasta pasar de crisálida a mariposa. Si trabajo duro estos dos meses podría realmente avanzar, aunque a veces pienso que es una pila de basura malísima.

Regodeándose
estremeciéndose
repitiéndote

sinceramente
precisamente
visceralmente
en fluido roce
en frío
visionariamente

Jaque mate

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