terça-feira, 21 de outubro de 2008

Que te hagan caso

Menudo súper fin de semana me he pasado trabajando en la peli. He tomado dos días libres para trabajar en el tráiler del corto y me los he tirado currando sin parar. Entre tanto he conseguido cargarme el PC de edición y montar uno nuevo con su correspondiente hardware y software de la noche a la mañana, y nunca mejor dicho, porque estos días me estoy acostando a las cinco, seis de la madrugada. La verdad es que termino trabajando lo mismo, tengo que intentar no extender los días hasta el paroxismo, porque luego acabo hecha polvo, de un humor raro y con la psicosis de estar encerrada en una habitación sin moverme.

He tenido la sensación de que la niebla no se terminaba de levantar, porque no he comido bien y he tenido tantos desastres informáticos que no pensaba que al final fuera a conseguir que las cosas me funcionaran, y sin embargo ahora, a la una y media de la mañana, cuatro días después, tengo un dvd en mis manos. No es el definitivo, es el de prueba, pero por lo menos sé que voy a poder hacer la copia y puedo trabajar lo que me queda más o menos tranquila.

Me he estado quedando más y más tarde simplemente porque no quería irme a la cama sin comprobar que tal o cual cosa acabaran bien. Anoche me iba a ira dormir a una hora semi decente cuando en el último segundo algo no marcha. Asumo que puede ser el gran desastre: ¿será la cámara, el monitor, la tarjeta de captura y volcado de vídeo? Pruebo todo y lo remiro. Me planteo tener que comprarme otra cámara, televisor, tal vez un nuevo ordenador. Y finalmente después de ocurrírseme todo lo posible veo que el cable, que había estado funcionando perfectamente durante meses, justo en ese momento decide estropearse. No me lo podía creer.

En este corto ha pasado de todo y sin duda estoy sudando tinta china para terminar un trabajo bien hecho. Es una especie de bautismo de fuego después de haber estado inoperativa durante un largo tiempo. Ya estoy recordando lo que hay que trabajar para hacer lo que una quiere, y sé lo que me van a costar las cosas a partir de ahora. Pero lo bonito es que estoy preparada y estoy recordando y creando nuevas actitudes que me van a dar la fuerza para lograr llevar a cabo proyecto tras proyecto.

Lo único es que tras los problemas sólo te acuerdas de las cosas buenas. Eso con las máquinas: mi coche me dejó tirada mil veces, bueno, pero lo que me gustaba mi VW Polo. Mi primer y único coche era de color granate y cuando le pasaba la cera parecía pintado con plastidecor! Les coges cariño a las máquinas medio estropeadas porque te recuerdan a ti. Sin embargo, las personas hieren mucho más.

Procedo sin duda de una familia con una paciencia infinita para las cosas mecánicas y eléctricas. Hoy pensaba: si sólo tuviese la misma actitud con la gente ... Un amigo mío me decía que él nunca tiraba la toalla con nadie. Eso me impactó; así consiguió salvar una relación que renqueaba desde hacía más de cinco años. Conmigo y las máquinas y los procesos hay algo que me atrae, me seduce y me vuelve adicta; esa minuciosidad, esa recompensa que recibes cuando finalmente algo que antes no respondía termina por funcionar., casi por arte de tu magia.

Hoy me han decepcionado varias personas. Me han llamado para hablar de lo suyo y para que les solucionara esto y lo otro y no me han dejado siquiera explicarles que llevo cuatro días trabajando contra reloj en algo que me ilusiona a pesar de todos los problemas del mundo. "No tengo internet" o "llama a tal sitio, míralo en la web, ve a esta parte del mundo y tráeme" etc, etc. Me he callado y he intentado entender que lo mismo que a mí hubiera gustado que me escucharan y tuviesen empatía, ellas querían lo mismo, y con paciencia, con mucha paciencia y cariño he intentado hacer que se sintieran bien. Mientras lo hacía me imaginaba que a mí también me hacían caso.

Nenhum comentário:

Postar um comentário