quarta-feira, 24 de setembro de 2008

Noche en vela

He dejado atrás al cerrar la puerta de mi piso esta mañana una atmósfera cargada de electrones y un lecho impoluto. Tenía que entregar una copia más corta de la película y he tardado toda la noche en hacerlo, pero lo he conseguido. No tenía ninguna intención de alterar mis ritmos de sueño de manera tan brutal, pero ha sido uno de esos días que espero no repetir en mucho tiempo. Como siempre que duermo poco me pregunto cómo voy a sobrevivir una jornada entera de trabajo, cuándo la burbuja prieta que me sustenta se pinchará y sufriré la revancha del verdadero cansancio que se aloja bajo mi piel.

Por ahora he podido ducharme, vestirme, salir a la calle, pero empiezan los errores y aunque estoy pensándolo mucho todo me he olvidado de tomar el Lamictal por primera vez en meses, y he cambiado la mochila por otra más ligera que no lleva los repuestos de emergencia. Por lo tanto, al menos durante esta mañana, voy a tener que utilizar mis propios recursos orgánicos, que no son muchos, para poder encararme a la posibilidad de mareas entrantes y olas batientes que pudieran centrifugar mi ánimo.

Es una locura esto de no dormir; me siento vulnerable y no sé muy bien los peligros que entraña este día que ha amanecido roto y perforado. Las venas se me han hinchado en los brazos y me siento como si pudiera levitar. Temo los efectos insospechados del café que me preparó mi vecino esta noche y que he tragado con sonda por la mañana.

No me puedo sincerar con nadie aquí y encima el Hotmail no va, ni idea de por qué.

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Son casi las dos de la tarde y he sobrevivido la parte más dura. No me puedo creer no haber dormido desde hace tantas horas. Voy a casa, corro a por el DVD, lo entrego, vuelvo aquí y espero de cuatro a siete a aterrizar en mi almohada que huele a mí y me devuelve vapor de sueño a posar mi cabeza en ella.


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Son las cuatro y media y sigo de una pieza. He entregado la copia, y deben estar hartos de mi rollo stalker (aunque ya se sabe que todos los cineastas son pushy bastards. Pero bueno, como no hay muchas pelis españolas, tal vez haya potra y les guste mi peliculilla.

Sigue el rollo raro con una de las actrices y es una pena porque realmente me causa dolor en el pecho que la situación no esté resuelta por mucho que yo más lo quiera, pero tiro la toalla. Lo he intentado por activa y por pasiva. Ahora me voy a concentrar en dormir, dormirrrr, dormirrrr y cómo no: lavar los platos por dentro y por fuera.

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