quarta-feira, 17 de setembro de 2008

Misión cumplida: ¡Korto terminado!

Ya he terminado la versión de borrador del corto para el festival. La verdad es que casi no me lo creo, aunque por supuesto en el último momento el ordenador me está puteando pero bien. Es el efecto fecha de entrega, que he previsto porque es exactamente lo normal. Puedo todavía entregar algo, aunque no sé si será hoy o no, porque no sé cuándo tardará el programa de dvd en codificar una peli de 35 minutos. Seguro que será un buen puñao de horas.

Menuda mierda, siempre pasa lo mismo, pero, bueno, no es el fin del mundo. Todavía lo puedo entregar mañana y algo puedo hacer aunque me fallo casi todo. Nunca se puede mover ficha fácil, siempre es esta maldita movida. De todas formas debería concentrarme en lo positivo: he terminado el borrador, me gusta, lo he hecho exactamente como he querido y he avisado a la gente, que no se lo termina de creer.

Puedo presentarlo en Lesgaicinemad de Madrid y también a un festival de Bilbao y a otro de Canarias. No me he puesto demasiado enferma: he intentado comer y dormir lo que he podido, y me he lavado, refrescado los ojos e hidratado la cara. Ahora estoy aquí con el portátil mientras echo miradas de reojo al Mac, a ver si le da la gana de codificar el Quicktime movie. Si no lo hace no voy a morir, creo que intentaré sacar fuerzas de flaqueza y probar plan B. Si no lo entrego hoy no me va a hacer ninguna gracias, pero, en fin. Hoy viene una de las niñas del corto y lo iba a entregar a mano por mí, y aunque no pueda ser creo que al menos podrá verlo. No me gusta decir que voy a hacer una cosa y luego no hacerlo, pero esta vez no voy a poder evitarlo del todo.

Sin embargo estoy relajándome, lo que me asusta, porque me está dando un bajoncillo agradable, y si quiero terminar hoy tengo que ponerme las pilas con turbo. Mierda, mierda, mierda. He decidido ponerme a volcar mis emociones en el blog, tomarme espino albar, valeriana y sauce en una infusión de té con polen y miel, y pasar de todo. Tengo que aprender que por relajarme no va a pasar nada; seguro que luego puedo reconducir mi atención a pesar de las poquísimas horas que he dormido (y aún así lo he hecho con el ojo medio pegado, intentando escuchar si el Macintosh hacía alguna cosa rara. He desarrollado una sensibilidad especia hacia descodificar y descifrar el más mínimo ruidillo: sé cuándo termina de hacer algo, por ejemplo. La próxima vez voy a tener que utilizar FinalCut Pro. La idea romántica de utilizar mi sistema antiguo me ha hecho perder bastante tiempo, aunque por lo menos he montado sin angustia porque me conozco el programa como la palma de la mano y he hecho todo en tiempo real, sin pensar.

Tenía miedo a no poder montar las cosas como tenía en mi mente, pero después de haber visto el material tantas veces supongo que mi subconsciente ha utilizado mis manos y mis dedos para traducir lo que quería hacer con el programa de montaje. Es la fusión entre el ser humano y la máquina. Además he tenido paciencia y he respirado hondo cada vez que tenía que hacer un cambio o una alteración después de haberlo hecho todo cien veces anteriormente.

Llevo ya diez minutos esperando que el Mac haga una cosa relativamente fácil. Esto se está eternizando, pero pase lo que pase voy a dormir esta noche, porque mañana tengo que ir a trabajar. Me he tomado dos días libres, aunque no creo que me echen de menos. Probablemente tenga que estar en casa mañana descansando y terminando esto si es necesario, porque ya me conozco el plan: siempre vuelvo al trabajo la mañana siguiente de haber hecho un proyecto, un rodaje, un montaje, unas vacaciones trasatlánticas y me siento como una piltrafilla. Los pulmones me duelen como si estuvieran envasados al vacío, me falta el aliento, se me cierran los ojos, el cerebro tiene echado el cerrojo, etc, etc.

Pero esta vez me he cuidado mucho, y, aunque me preocupaba la falta de sueño, no me ha entrado excesiva hipomanía; tan sólo la típica neurastenia de tener que hacer algo a la velocidad del rayo.

Aparte del bajón físico lo peor de volver al trabajo al día siguiente es que a la gente de la oficina normalmente suele importarle una mierda lo que he hecho, y mi euforia psicológica se hunde ante la indiferencia del personal.

Ayer me falló el PC, la conexión wifi se desconectaba cada dos segundos, y me dio mucha rabia, porque por supuesto la necesitaba para trabajar en red con el Macintosh. Decidí no estresarme, atribuirlo al efecto entrega y probar cosillas mientras me planteaba soluciones C, D y E. Finalmente lo solucioné con dos restauraciones de sistema, después de estar horas saliendo disparada de la silla del Mac a cada pausa para probar soluciones de todo tipo.

Hoy, aparte de no poder hacer la copia más actualizada en cinta, he tenido todo tipo de errores de disco y de software, y para terminar de mal en peor han ido desapareciendo del escritorio los discos duros como si fueran pompas de jabón, mientras yo estaba en carrera contrarreloj tirándome de los pelos con sorpresa alucinatoria. Sin embargo he hecho lo posible por relajarme; entre chorrada y chorrada me he hecho tés, me he lavado, me he puesto cremas, recogido los platos, ordenado la mesa, intentando contrarrestar mi parsimonia y tranquilidad con las malas vibraciones del equipo. Como si fuera a importarle algo al capullo.

Ahora estoy escuchando a Radio 3, creo que un grupo del fundador de Pink Floyd o algo así, seguido de música arabe y baladas tango bolero. Estoy tentada a tomarme un poco más de valeriana cargada con amapola e irme a dormir una horita o así, porque no veo que la última parida del ordenador vaya a procesarse con rapidez. Podría tumbarme y dormirme y esperar a que venga A., que la pobrecita se está muriendo por ver el corto. Se lo podría enseñar porque tengo algunas copias por ahí, pero se va a ir con las manos vacías. No creo que cambien las vibraciones del universo porque yo no entregue la copia hoy. Hay que entender primero, que soy una personita más en esta marea de hormiguitas que forman la humanidad, y segundo, que todavía tengo mañana la calle pa correr.

Mi vecina de arriba ha tendido la ropa y entra un airecillo muy rico con olor a ropa fresca por la ventana del dormitorio, donde monto. Tengo una litera de Ikea que he ido rotando de casa en casa (levantándola y desmontándola en tiempo récord, ya me conozco el sistema y sigo odiando las llaves de Ikea destroza dedos). Tengo organizado un armamento ingente de material audiovisual y equipo gráfico en el hueco glorioso de debajo de la cama. En el saloncito (o sea, a dos pasos, mi casa es tiny) está el súper PC. El resto son cientos de libros y un sofá. M., mi ex, mi niña, dice que mi casa es como un cíber café.

Me parece que me voy a ir a la cama una horita, porque ya es tontería, y no está en mi mano despertar a este Mac. Se ha portado relativamente bien, y lo he tenido trabajando día y noche durante semanas. Alguna putadita me ha hecho, pero en general ha estado muy bien, así que tal vez sólo tenga que dejarle a su aire un rato; ya está bien de atosigarle.

2 comentários:

  1. Je, je. En menos de un mes lo pondré en Youtube y te avisaré. Ya hay tomas falsas ;-) Gracias por tu interés

    ResponderExcluir