quarta-feira, 3 de setembro de 2008

Hermenéutica y estética

Juguetes inocuos que provocan aceleración física y entretenimiento muscular sin caricias, atracciones mutuas o amaneceres en compañía.

Te creces en aureolas cósmicas pero sin sentir frecuencias cambiantes o el sisibeo de otra por la superficie de tu piel en rama. Tienes que usar tu imaginación para arrancarle a tu cuerpo ríos fluyendo y voces sincopadas. Ella te espera escondida en el tiempo de profundis, en el callejón del futuro y desea que para entonces te conozcas y poder entronizarte juntas.

Aromas salados y pompas de aire y espacio; tiranteces en zig-zag como costuras prietas y puntadas al vuelo. Los pliegues suaves de mi piel se abandonan al seísmo y me amo, me adoro; mecánicamente me turbo y observo clínicamente mi progreso. Un trasiego de toallas acumuladas y pistas de aterrizaje sin límite pero con prisa.

Horas más tarde intento encontrar rostros que me traspongan, me retrotaigan y me preparen, pero al verlos es lo mismo: un afrancesado vaivén, una colonia de diseño inertes.

Pero yo quiero ir sin prisa y ascender para conocerte.

La luz me rebota por el día. Las noches maravilladas de estrellas escondidas se repliegan bajo el manto urbano de fog. Ristras dispuestas y voces amargas y cubiertas por surcos de miradas fluorescentes.

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