sexta-feira, 29 de maio de 2009

Tránsitos


Tránsitos de mayo, agreste y fiel. Luces encendidas de semillas arrebujadas y céntricas. Hermetismos varios sin espejismos, dotados, desangrados de salvia y campos sagrados. Felicidad, ramales, saltos, impresiones iluminadas, cuánticas, bellas, integradoras, básicas. Ilusiones que se vengan de la realidad, que alternan subidas de tensión con restos de altares sagrados.

Crisantemos pálidos que reaccionan ante tu rostro con oscilaciones del ánimo, risibles, apenas encauzadas. Empresas sempiternas y hábiles, reintegros sólidos, entrantes, impresionados, recuento de los días que hablan de tus preguntas, que salva el arrullo de los Alisios incipientes.

La noche serena y crispada que revienta y baila con sus luceros al alcance de la mano, sintiéndose simples, caudalosos, mimetizados. Las voces que retornan a sus destinos con claveles cárdenos en los dientes, con simples estíos, en busca de emociones tubulares y bon voyages. Es un mínimo despertar de los días con hilos y lilas en el pelo y ojos emocionados.

Quiero verte, quiero amarte, deseo encontrarte, no me conoces aunque intento explicarme para ser tuya, para abrumar al viento que no entiende las equivocaciones del querer.

Tengo el cuello del cérvix colmado de heridas de amor, y emprendo reencuentros sabios con tus agonías. Voy a comprobarte y reinventarte, impresionarte y sincerarme contigo. no me quedan células simbióticas en el cuerpo para equiparar mi carne a la tuya; necesito un expediente de salida para emprender sendas y salidas que me lleven hacia ti. Voy a renunciar a los perfumes enfundados en las espigas que retumbaban en las tierras que visitamos juntas.

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