sexta-feira, 29 de maio de 2009

Fotos



A mis pupilas las delata el esplendor de tu cuello, el recubrir de tus cabellos, el repensar en ti y tus pasiones. Te anhelo y me levanto para sentirte y visualizar mis esperas mientras te arreglas y te vistes. Desayunamos juntas en las primeras horas de mayo y te asisten los minutos imberbes en sus ansiados comienzos. Eres para mí una vida entera también de comienzos. Una tanda de vivires y miradores enredados en barro crisálido y sereno, marrón y ennegrecido por el fuego tardío de mis entretelas. Te quiero y me supero.

Ceñida en tu habitación te sueño, te respiro y tejo las mallas de hierro que te retengan y te sujeten a mis vislumbradas sombras de otoño perdido ya, perdido para siempre.

Te vivo, te suspiro, te llevo, te tengo y te contengo. Me llevas y me llamas, te asumo y te entreveo, me apaciguas y me sanas, te elevo y te sorteo, me buscas y me hallas. Sin tiento te extraño. El tiempo me desorienta pero mi recuerdo entre tus curvas me sublima. Te extraño, te extraño, pero no te acabo. Un preciado sol acude a mi llamada que vela por mis desvelos, que sueña con tus sentires y revelaciones extrañas y tus perlas de primavera.

Requiero tus pesares para arrendarlos al suelo, para arrastrarlos al barbecho y que conmigo duerman y sueñen pellizcos de musgo que, sin embargo, tiemblen con tus pulsaciones tardías sobre mi piel, mis hombros, mi vientre y mis vidas.

Te buscan mis pulgares, te tiemblan mis índices, te recogen mis anulares, te sujetan mis meñiques, te acarician mis muñecas, te vuelca mi mano, te pasea mi antebrazo, te calca mi codo, te abraza mi brazo, te vislumbran y aúpan mis hombros. Te perfila mi cuello, te acurruca mi barbilla, te mecen mis mejillas, te besan mis labios, te sienten mis sienes, te arrulla mi nariz y su olfato, te seduce mi aliento, te invierte mi frente, te subyugan mis ojos, te acarician mis cejas, te susurran mis pestañas, te bordean mis cabellos, te envuelven mis rizos, te desea mi mente, te arremolinan mis neuronas, te redondea mi cabeza, te exige mi contorno, te insinúa mi perfil. Te pierde y te encuentra mi cuerpo.

Te encadenan mis te quiero. Te precisan mis suspiros, te acudo incipientemente para salirme de la rayuela un rato en el que me quieres por mí, por mis sabores, por mis visiones, por ...

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