
No sabes si lanzas una página a su nuevo hogar y continuar con la próxima es una nueva estrategia. Como el café recién filtrado y aún hiriente en tu estómago. No sabes si en este momento prefieres la comida sin grasa o el placer del presente.
Desayunar en París, almorzar en Tokio, cenar en Nueva York, despertar en Lisboa. Son sueños mansos que te anegan ni permiten diseminar tus confusos anhelos. Y sigues aquí en Madrid, sin saber si realmente tienes fuerzas o ganas de marcharte.
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