quarta-feira, 24 de março de 2010

Fuera de juego


Todo esto es horrible. Me gustaría pensar que viene y va, que el futuro me deparará algo más, pero lo triste de todo es que el futuro ya es esto, no hay futuro, hace mucho tiempo que no tengo futuro, sólo días que salen adelante y formas que se consolidan.

Hubo un momento en el que me sentía que tenía algo de equilibrio, que cabía en mi propio cuerpo, que era capaz de avanzar con lo puesto, pero que eso era suficiente para mí, que incluso podía compartirlo. Ahora ya no me siento así, tan sólo en una encrucijada en la que no sé si podré volver a ser yo misma, a tener esa convicción en mí misma que no era más que saber de qué pie cojeaba y cuánto tardaría en volver.

Llevo varios días en blanco, pero aún así con la horrible sensación de estar pasando por el filo de la navaja de estos días vacíos, estos días que no me dicen nada, tan sólo se permiten el describir el ambiente caótico a mi alrededor. Convierten mi casa en una especie de mini estercolero y no me muevo de entre estos diez metros cuadrados apenas.

Sé que podría sobrevivir en un retiro largo, en una habitación minúscula con tal de que tuviera una ventana.

Tengo las manos amputadas y las piernas y la lengua también. Aquello que expreso apenas tiene ningún sentido para nadie, no me siento escuchada, me están vaciando por dentro.

En estos días en los que mi mente parece un colador y se centrifuga en contacto con el oxígeno, en los que como cualquier cosa y me siento incapaz de cocinarme nada, en estos momentos en los que las personas que me quieren me han metido en un torno que gira a una velocidad infernal, sólo busco la paz, pero no tengo ninguna esperanza de conseguirla.

Se me mancha la piel de imágenes aburridas de mi cuarto de baño, dolores musculares de andar tumbada en mi sillón, la cara la tengo cubierta de las caras de actores y actrices de las películas que me trago. Espero poder escapar de esta sensación, la conozco pero no deja de sorprenderme cuando sucede porque cada vez me ataca con mayor virulencia.

He intentado luchar durmiendo, descifrando mis sueños, dejándome caer sobre ellos como sobre un colchón de plumas gigante. Estoy fuera de juego.

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