terça-feira, 2 de março de 2010

Underwood 1930s


Gente válida, con una vida coherente, llena de ampollas y sentires, con la sangre negra de las amapolas en caldos irreverentes. Gente válida, que me permite creer en mi propio campo de batalla, mi perfil inconsciente, mi retiro incesante e imperfecto. Gente válida a la que admiro y tal vez no llegue a conocer nunca, tan sólo por sus crónicas a pie de guerra, al borde del desfile maquiavélico de la acción, en futura tergiversación de los diálogos con sus demonios.

Gente amarga pero sincera, sin la amargura de esa impostada actitud del escepticismo global por la vida ni la queja continua. Gente en constante investigación criminal de su propia vida, sin una visión distorsionada del entorno, ahuyentando creaciones cenagales de mediocre complacencia.

Gente válida, que disminuye su luz cenital por ideas extrovertidas y lúcidas, repletas de pasión, entusiasmo, lucidez, energía, inmediatez; de rápidos ligeros como luceros, de salvia renovada e impactante, de luz insensata y deslumbrante. Gente válida, que no juzga su vida por externos resquemores, que vierte en su paladar sabores amargos, rosas, aceites y esencias para seguir viviendo.

Gente válida que me inspira a proseguir, que me da fuerza para revisar las altitudes sin miedo a la caída. Gente que me impulsa con un paracaídas volador que me desplaza para más tarde fundirse con los últimos rayos y líneas del horizonte y su amanecer.

Gente intrépida en el sentido quimérico de la palabra, gente imberbe de corazón, preciosa de veras, ruda e insospechada. Gente de ímpetu arquitectónico que escribe, fotografía, viaja pertrechada con experiencia y cantimploras de sed a la espalda, que escribe sus pensamientos y habla con frases y palabras y fonemas indistintamente. Gente sin prisa, que te habla sin rodeos, que examina el vértigo y se sitúa en su borde. Gente ciega y clarividente que no vive el mañana, quién sabe si aquél llegará, a quién le importa, si todo es un continuo presente. El pasado lo recitan los muertos en sus vidas. Camina o revienta. Novela.

Nenhum comentário:

Postar um comentário