¿Por qué?

¿Cómo eras antes? Te podría decir insoportable, pero no sé, no me preguntes por qué, siempre sentí alguna atracción hacia ti que me encanta.

Pero eras más inaccesible, menos romántico, borde.
Creo que te has destapado, y a lo mejor las cosas que antes te daba miedo sentir y contar, ahora las sientes y cuentas. Me gustas más, antes me gustabas, pero ahora mucho más, ya no me da miedo llamarte y que me sueltes alguna bordería, ahora me encanta hablar contigo y que me cuentes cosas, saber de ti, saber que estás bien, simplemente que eres tú.

A lo mejor es que antes sabía menos y te conocía un poco menos, no lo sé, pero de verdad aunque hablemos poco, se que serías de las personas que cuando tuviese un problema o una alegría llamaría, porque eres agradable con la persona.

Cuando te conté que me cambiaba de trabajo, me hiciste sentir muy bien, tenia miedo, pero te oigo hablar y tienes mucha fuerza igual que cuando escribes, me siento muy bien, y no preguntes por qué.

¿Quién iba decirnos, amigo, que tantos años después de conocernos podríamos articularnos estas cosas? Sé que no me lo escribes desde la sección de regalos de oreja. Aunque en este momento podría serme igual de gratificante. Este mensaje, de hace unos instantes, confirma que la amistad surge, no se provoca.
Hoy estoy encantado de ser yo, porque puedo disfrutar de un amigo como tú. Y no te diré por qué.