
Tomas empezadas por enésima vez. Entregándome al silencio para que me cubra y me anhele. Llevando a cabo el tránsito entre la vela y el cormorán, emprendiendo fácilmente los viajes en los que nadie se orienta.
Empiezo lentamente, con necesidades sin resolver, con ansiedad por ver cómo disfruto. Entre ésas y ellas.
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