segunda-feira, 26 de abril de 2010

Torremolinos exprés

Era consciente de que sería una paliza, pero no le importaría. En absoluto. Cuando le llamó llorando, su hombro creció. Tenía y quería estar ahí y punto. Me gusta aquello de que los buenos amigos son los que acuden a las cosas buenas cuando son llamados y a las malas, solitos.

El sábado por la mañana temprano un AVE les llevaría a Málaga. Día improvisado de playa que les quemó los hombros y la cara. Comida en una marisquería y tarde de compras. Después siguieron los abrazos, que dieron pie a lloros, con lágrimas originadas en el alma. Todo a flor de piel.

La noche se animó con el desparpajo y vitalidad de esa amiga que no veía desde hacía casi seis años, cuando ambos vivían en otro país. La mente fue más fuerte que el alcohol. Sólo dio lugar a empacho. De alcohol. De humo. De máscaras poco interesantes. Todo amparado en una discoteca merdellona poco predispuesta a la empatía que necesitaban.

Domingo sin resaca. Comida en restaurante andaluz, pero aderezado con baladas de Álex Ubago que no permitían digerir el salmorejo ni la leche frita. Ayer le temblaban las canillas al volver en autobús. 6 horas en aquel asiento. No hacía eso desde su época de becario.

Están de vuelta en Madrid. ¿Y ahora qué?

4 comentários:

  1. Ay, que envidia me das! Te quedaste en nuestra casita? Que bien lo habíamos pasado en aquellos tiempos! ¿Te acuerdas?
    Mario, Oscar tu y yo..
    mmuack!

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  2. Ambas erráis... era Celia

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  3. Ay Torre-torremolinossss!! Qué quieres que te diga...que me muero de envidiaaaaaaaaaaa de no haber estado allí...jajaja!!
    Finde corto en tiempo pero intenso en actividades y emociones. Finde genial y si encima ha servido para dar el apoyo que buscaba un amigo...finde perfecto.
    Un besazoooooooooo ;)

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  4. No, anónimo. Era César, el rollo de aquel verano y Mario Micil!

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