Pienso

Y yo sigo y rastreo los círculos endémicos de mi nube inconexa de pensamientos con ánimo compulsivo y sedienta de sedición.

Mi voluntad apenas puede contener los desajustes entre importancias y el despertar de sentido (en) común. De forma intrépida me desato y aunque haga un esfuerzo razonado para reprimirme, no llego a peinar los cabellos del desconcierto, de los tiernos e inconstantes cepellones de ira y deseo.

La hora se ha encajonado entre cuartos de carrillón y apenas separo el limón del aceite lucho desatadamente los acérrimos bucles de humo, y sigo imaginándome la vida.