quinta-feira, 15 de maio de 2008

Terminar el día


¿Qué me pasa, qué me pasa? Pues que me falta la sincronía. La sincronía conmigo misma, me pierdo. No sé lo que estoy haciendo ni lo que debería hacer. Es un día que no había planeado y que ha llegado de repente.

Debería organizar mis días de fiesta muy pormenorizadamente o simplemente desfogármelos como hace la mayoría de la gente ... Si me hubiera dado por ahí podría haberme pasado el día entero con el Macintosh. Eso hubiera sido más divertido que desbrozar los gazapos del Windows. Menudo petardo. Si hubiera empezado con el Mac habría salido todo mucho mejor; me habría sumerjido en sus reinicios sexys, no como los del PC, que me recuerdan a lo anodino de tirar de la cadena del wc. Los gráficos del Mac me habrían seducido y masajeado los hombros de forma relajante, pero en vez de éso he tenido que investigar por qué el ratón del PC le da por jorobar desde que instalé no sé qué chorrada hostias el otro día tras varias semanas o casi meses de dicha Windows después de una época infernal de rabieta de niño de dos años, y el infierno de tener que devolverlo a la vida desde la muerte.

He desinstalado no sé cuántos programas que seguro que necesitaré algún día para hacer alguna pijada, pero seguro que no es bueno que haya tantas tonterías instaladas en Windows. La verdad es que no lo sé, porque si fuera verdad este ordenador no podría ir ni a comprar el pan con todo lo que le he metido, pero en teoría se supone que no es buena idea. Así que con saña me cargo programillas que en algún momento me salvaron la piel cuando tenía que hacer no sé qué cosa, pero como estoy rabiosa porque me estoy pasando el día entero debugging Windows me da por cargarme los cientos de horas de investigación, testeado y demás de un santiamén.

Ahora estoy pasando el limpiador de registro y después se me ocurrirá alguna cosa porque no hay nada más horrible, espantoso, jorobante que se te quede pegado el ratón en una renuncia cuando tú ya estabas mentalmente en la otra pantalla, en otra movida, en otra aplicación tres o cuatro procesos más tarde.

Gracias a Dios que puedo leer a otras blogueras y descubro que no soy la única friki, bollera fusionada a un sistema operativo (o dos) y no me parece totalmente deprimente el hablar de arreglar la chatarra de Windows en San Isidro. Debería recordar que para el resto de España hoy no es fiesta. Pero no me hace sentirme mejor.

Lo que me haría sentirme mejor sería el montarme en moto y perderme por alguna autopista (si tuviera moto y no me diera miedo la velocidad). O tomarme una siesta alimenticia. Deseo inútil a las once de la noche. Estoy pensando en nada menos que ver una película de Van Diesel (se llama así?) haciendo de Súper Canguro que es el tipo de cosas incomprensibles que hago cuando me quiero relajar y refrescar las neuronas que quieren creer que todo el mundo es bueno.

Mañana tengo una entrevista con una empresa Web 2.0 y la chica de la agencia me tiró una indirecta sobre lo que debería llevar puesto, que si traje o algo así. Lo único que voy a hacer es ponerme la chaqueta verde de siempre y supongo que los zapatos altos que suelen impresionar a los hombres bajitos. No sé cuántas mujeres en Madrid ostentan el récord que yo tengo de no comprar nunca NADA de ropa. No tengo tiempo de ponerme todas mis camisetas como para comprarme otras. Odio comprar ropa, me estresa, me crea tensión alta y ansiedad. Mis amigas me dan la ropa que ya no les cabe y la revisten en mi cuerpo, recordando con añoranza cuándo tenían la talla que yo no he cambiado desde que el mundo es mundo, o sea circa 1990.

Hablando de ropa, acabo de lavar las bragas que me traje de souvenir de la casa de Cuore durante esas dos semanas inmensas de pasión juntas, antes de que me diera voleto por motivos todavía por esclarecer. En cuanto se sequen las voy a llevar y voy a preparar un conjuro que la atraiga hacia mí.

Mañana tiene uno de los dos exámenes que nos separan. Hoy he logrado hablar con ella. Lo he hecho justo después de levantarme, desde la cama misma, porque sabía que no se puede resistir a mi voz de Marilyn a esas horas. La cosa funcionó porque conseguí que hablase conmigo un ratito muy guapo. Supongo que después del sábado me enteraré un poco mejor si hay alguna esperanza con ella o no. De todas formas estoy tan enamorada que no se me ocurre la posibilidad de que la cosa se acabe así, en un no saber. Tengo todo el tiempo del mundo para atraerla hacia mí. En último término, no voy a ninguna parte y eso siempre da seguridad. Estoy dispuesta a esperar, a hacer lo que sea necesario en esta situación, a observarla de cerca y de lejos, a trabajar mientras tanto en mi vida para tener más que ofrecer, a aprender del sentimiento y de estas emociones tan avasalladoras, a entregarme a mí misma todas aquellas cosas que quiero de ella. En último término quiero poner en marcha la maquinaria de este amor y encontrarle todo el sentido posible. Si no, ¿para qué sirve destrozarte el corazón en mil gajos, sudar sangre vascular por los poros, removerte, desgreñarte, retorcerte de dolor? El amor ha debido de ser una ventaja evolutiva en algún momento, seguro que no lo damos de sí lo suficiente.

Me parece que me voy a ir a la cama. Mi entrevista mañana es a las 9, hora infame completamente opuesta a mi biorritmo. A esas horas no puedo ni reconocerme ni mucho menos presentarme y causar una buena impresión. Ahora me acuerdo de que debería pasarme un ratito por la página web de la empresa para tener fresquita la información corporativa. Mañana a la misma hora es el primer examen de Cuore. No voy a saber qué tal se ha sentido hasta el domingo o el sábado por la tarde porque ha jurado no ponerse en contacto con nadie hasta que termine todo, y menos conmigo, claro.

Espero, deseo que las próximas 48 horas den un poco de sentido a las últimas semanas. Cruzo los dedos.

Nenhum comentário:

Postar um comentário