segunda-feira, 12 de maio de 2008

Germinados


Voz hipertrófica y nasal de buena mujer haciendo su trabajo (léase en alto y con varios signos de exclamación): "¡¡¡Quieres venir a hacer una entrevista para el nuevo puesto por el que te pagaremos un plato de patatas fritas rancias y encharcadas por mes, miles de rotaciones a la semana y plena insatisfacción profesional!!!". Y yo: "Puessss ... errrr ... mañana me viene mejor."


Bastante mejor, mañana, porque lo que es hoy ... prefiero empezar mi lunes de forma letárgica, empanada y sideral. Ayer me pillé un súper catarrazo esperando a un autobús en la sierra después de pillar y untarme una gota de rocío del amor de mi vida. Hoy me he levantado gangosa y atontada. Menos mal que puedo continuar así todo el día y mejorar poco a poco porque la verdad no tengo por qué salir, aunque sí que iré a correr cuando me encuentre menos gangosa y atontada.

Me gustaría escribir de forma telegráfica. Para no tener que relacionar el resto de la frase con su sujeto ni su predicado y emular la función cerebral que compila en estos momentos los módulos de mi memoria y transferencia de datos. Esto me recuerda que los pobres Macs están ahí muertos de risa y de sueño. Muertos de risa porque desde que los dejé hace dos días su dueña ha vuelto un poco alucinada y dispersa de las juergas que se ha echado, y tengo que retomar el proceso actualización, regreso al futuro nuevamente. Ahora recuerdo que se encendió un disco duro, quiero decir se encendió en LLAMAS a las cinco de la mañana del viernes y me cascó la memoria de vídeo. Mi alergia a frecuencias magnéticas de baja cuna provoca estos gazapos.

Hablando de gazapos ... los personales son los que me más me interesa examinar en estos tiempos. El efecto que tengo en la gente. Soy de esas medicinas que provocan inesperados efectos secundarios, ésos que salen en los prospectos en la quinta página como extrañoz, extrañoz. ¿Qué coño ...? Tengo que leer a Jung urgentemente para potenciar mi subconsciente en acción y pasar más de las mareas sociales y su efecto a la vez en mí. Lo estoy consiguiendo, lo estoy consiguiendo.

Regla número ....: Cuanto más te aisles y recabes en tu terruño más fácil será entenderte e intercalarte con otr@s. Tengo las manos heladas. La espera de ayer me continúa congelando todavía hoy. Nariz. Ayer agoté mi cupo de destroce el equilibrio climático utilizando el calentadorcito para abrasarme los pies, parece que hoy tengo que reconfortarme desde dentro. Podría tragar un brasero a ver qué pasa. Baño ... no apetece. O tal vez sí. ¿Qué tal si me baño? Podría, podría ... Pero si me baño, cómo me lavo el pelo. Esta es mi gran pregunta mediática desde que cambié mi bañera londinense por esta bañera-ducha madrileña sin espacio dialéctico logístico.

Hoy tengo que hacer muchas cosas. Muchas cosas interesantes e impontantes. Ayer comencé a entender por qué no me gusta tanto la democracia. Por qué no me convence la tía Pancracia, la dictadura de la mayoría. Los valores absolutos no convencen a nadie, todo el mundo los acata sin estudiarlos, examinarlos e intentar enriquecerlos. Tras la República de Platón, que por cierto, esclavizaba a los de siempre, vino el Imperio Romano y aplastó la teoría y el idealismo. El poder absoluto corrompió absolutamente y aplastó con contundencia, imposibilitando la apostilla de la reflexión. Desde entonces las fibrillas de la momia de Platón se utilizan para tejer cestos en Europa y parte del extranjero y a eso le llaman democracia. Un saldillo, vamos. Esta es la humilde opinión de mi exaltado ego.

Para aprender hay que estudiar sin rumbo fijo y no en cuenta atrás. No hay que intentar aprehender lo que no se sabe, si no darse cuenta de que lo que se sabe no sirve tanto como parece y que además tampoco es todo lo que hay. Gracias a Dios cada cinco minutos aproximadamente es posible darse cuenta de una nueva idea, un nuevo concepto que no sabíamos que existía antes. Doña María continúa sabiamente: aquéllo que (me encanta poner acentos a esta palabra ... por qué es tan pedorro, por qué por qué el Javier Marías, diciéndole a todo el mundo cómo tiene que hablar, repollo redicho e insensato) iba diciendo ... ¡cáspita! Mi antivirus ha detectado un Troyano ... bah, es el de siempre, joder, todavía no lo he borrado .... Lo que sabemos de nuestro mundo, nuestra vida y nuestra personalidad no es más que un mero ajetreo de la mente escaneando con un programilla de tres al cuarto las partes más sobresalientes de nuestra limitada percepción de las experiencias. La necesidad que tenemos to make sense, de entender la piel en la que vivimos nos hace generar un paisaje virtual que llamamos "nuestro mundo" y "yo". Es un alunizaje futil e ingenuo. Pero, oye, somos así y lo seguiremos intentando.

Ahí es donde Jung viene de perillas. Si dejamos actuar al subconsciente, esa fuerza irreflexiva pero repleta de pasión, emociones y conclusiones la vida es mucho más interesante y real. No existen las trabas, las cadenas, las tendencias, las ideas, las ilusiones ... todo es real, hasta las pesadillas y las carencias y el vacío son reales. Hay gente lúcida que hace realidad los viajes de su subconsciente. Otras personas intentamos negociar el vómito, el regurgitar del subsconciente en nuestros actos diarios y artísticos. En esa fuerza irracional se encuentra el ser humano a sí mismo. Porque no somos reflexión sino fuerza bruta, en ignición, irreprimible. Al fin y al cabo todo lo cuece y lo macera el subconsciente. Para mí es un error fallido el intentar ir a buscarlo al colegio, ponerle una mochilita, un bocadillo de tableta de chocholate injertado en el pan, un babi y pa'lante con un lazo. Nuestro mundo interior no es recatado ni preciso, ingenuo o infantil. Es una bestia parda que ruge por expresarse y que, está claro: nos guía como córcel enloquecido sin jinete, dando brincos por las nubes ingentes de la eternidad.

Sólo así viviremos eternamente y podremos descansar con placidez. Qué miedo despertarnos del mundo y dejarnos llevar. Qué pavor si nos volviéramos locas y engendráramos fascinaciones imposibles, incontinentes, incapaces de pasar la ITV casposa del ministerio de la vida. Malditos burócratas, temen a Volavérunt. Otra vez sin el cheque mensual.

Retomemos. Por tanto es normal que no me entienda la gente más que a medias. Si utilizan la reflexión para encontrarme ésta les falla. Debería continuar expresándome sin filtros, fuera de los límites de la conversación absurda e inhibida, porque no hago más que decir chorradas encorsetadas. Por ejemplo, el "déjame que te explique ..." Pero si no nos entendemos: nos transpiramos, sí, nos enlazamos, repicamos y agenciamos, pero no nos comprendemos, ni nos comunicamos. Nos vibramos y continuamos, no hablamos a dúo sino en coro. Temblamos con nuestros ecos y nos desdoblamos antes nuestras almas gemelas. Por ellas brindo y continúo la búsqueda.

Grave hecho de hoy: Cuore Amazonius me ha contactado hoy. Sigo sin aceptar el sabor de la primavera enlatada.

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