segunda-feira, 19 de maio de 2008

Hasta las pelotas


Cuando un ordenador se me arregla, el otro sabiondillo se va a hacer puñes. Esto no es vida, llevo así desde el sábado. Tampoco son tantas las perrerías que les hago, tan sólo actualizar al famoso Tiger a lo pirata, pero cualquiera diría que vale la pena pagar para no pasar por este infierno. Yo pagaría si pudiera, pero por no poder ... Esta mañana me he dado cuenta de que ayer tiré el detergente para la lavadora que me había dado mi madre. Por lo menos tres cuartos de kilo, lo tiré pensando que era basura. Me pegué un disgusto; las pobres no se pueden permitir el lujo de ser imbéciles. Ahora sí que me voy a poner a saco con los Crisolines, a ver si los vendo en eBay. Quería que mi hermana me ayudara mientras les sacaba fotos con el móvil, pero en el último momento me ha mandado a la porra y me ha anunciado que ya no era necesario que fuera a cuidar de mi sobris. A veces me molesta que se me tome tanto por el pito de un sereno. Creo que lo que ha pasado es que mi cuñado ha decidido cuidar del peque un poquito hoy y me han querido quitar de en medio. No quiero ser la culpable de ninguna desaveniencia marital, aunque me fastidia un poco que yo hubiera dejado de lado ciertas cosas que quería hacer para organizarme para ir. Bueno, seguro que me hermana me llama por la noche en plan tentativo cariñoso para ver si estoy enfadada (son las 22:15 y todavía no lo ha hecho, ¿esto qué es??).

Hoy me han ofrecido una segunda entrevista para el trabajo de la entrevista del viernes, aquélla de ejecutiva de cuentas de un tema de internet. Les he dicho que no me interesaba. Es el segundo trabajo que dejo de lado, debo ser gilipichis. Lo que pasa es que la verdad no me veía, no me apetecía y además tenía que usar el móvil todo el día y no puedo, tengo alergia a las frecuencias de los inalámbricos, y aunque no se lo termine de creer ni Dios es la verdad, y esas cosas casi no se pueden explicar en los trabajos. No poder usar el móvil es como tener una minusvalía social. Estaba a punto que mi pobre hermana se empeñara más y usara su tarjeta del Corte Inglés para comprar el iPod Touch y conectarme a un servicio de llamadas IP por Wi-fi y hacer el numerito. El numerito de que esto no funcione nunca, claro. Sólo pensarlo en el fondo me producía mareos. No cojo el trabajo y se acabó.

Me he enterado de que necesitan gente en un sitio de internet donde estuve hace tres años. Yo volviendo atrás como los cangrejos. Pero el horario no está mal, sería de 8 a 3 y con un poco de suerte si salgo de casa a las 7:30 llego allí. Han empapelado Infojobs con anuncios, pero todavía no han llamado. Así que he hablado con mi coleguilla de por ahí y me ha dicho que se va a enterar. Sería "suppa" (como dicen en Berlín) si pudiera trabajar con ella otra vez. Es tan encantadora que hasta me ha inspirado un personaje de mi largo. A propósito, supongo que ahora que voy a volver a trabajar como mileurista profesional podré avanzar la historia de mi largo. Estaré sumida por completo en la dinámica de teleoperadora y cada día, cada minuto aspiraré a poder hacer la película y gritar a pecho partío "abajo el kapital!".

Cuore me ha mandado un mensaje y me ha dicho que ha aprobado. Me alegro muchísimo por ella. Se lo ha ganado a pulso y le ha costado mucho. Me inspira mucho su coraje y creo que conseguirá poco a poco lo que quiere en la vida. Yo me he quedado de piedra, ya no esperaba saber nada de ella durante un tiempo. Me siento como desterrada a Siberia. Me encantaría oír su voz aunque como me estoy haciendo a la idea de que lo nuestro no va a prosperar, por lo menos de momento, ya vivo en otra dimensión, donde reina el desamor y hace frío.

Estoy peleándome todavía con estas dos máquinas, el Mac B&W y el G3 Beige. Ahora resulta que después de instalar Tiger tras tres días a lo bestia Premiere C3 sólo funciona con Macs Intel. Esta gente está de la chola. Las EDL de Premiere no funcionan en el mismo Premiere. Quiero meterme de lleno en la edición de Los Ángeles para dar rienda suelta a mi focalización creativa y olvidarme del mundo.

La gente de Myspace está haciéndome compañía (gracias a Dios) y estoy creándome un nuevo espacio a golpe de cincel en mi propia cabeza.

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