quarta-feira, 20 de janeiro de 2010

Caras, rostros, sillas


Qué verán otras personas en tu rostro. A veces me gustaría qué expresan mis hendiduras, mis ojos color miel caliente, mi piel. ¿Qué pensará la gente al verme?

Horas pérfidas para viajar. Mi letra no es redonda, está llena de rastrojos y formas acabadas al alza de un grafismo acelerado.

Existe una belleza suma que es la de coincidir con los rostros de los demás. Antes del verbalismo el ser humano se comunicaba consigo mismo y las otras personas seguían su mensaje integral, sin refinar, sin embellecer, pero con pleno sentido. En mi rostro existe algo donde el entendimiento de los demás se acomoda.

Yo me considero hecha de materia prima escrita, de pulpa de papel, y cada vez me identifico menos con mi cuerpo.

Me pregunto si mi sobrino, el bebé se encuentra a sí mismo al ver su mirada reflejada en el espejo.

Identificarse con la corporalidad es como resguardarse en lo enigmático.

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