terça-feira, 26 de janeiro de 2010

Como siempre


Hay veces que te gustaría que las cosas fueran como siempre. Pero no como hace años sino como hace semanas o meses o días.

Tan sólo como si fuese hace días me conformaría. Cuando tenía algo de control sobre lo que hacía, o decía, o por lo menos cierta sensación de continuidad. Hay veces que luchas públicamente para conseguir lo que quieres, y de repente la habitación se ventila y tú has perdido tu emplazamiento, se apagan las luces y te encuentras a ti misma en otro lugar, ha pasado una hora y no te acuerdas en qué has ocupado el tiempo, pero el tiempo te ha cambiado. Algo habrás hecho porque te has desplazado, y ya no sientes que todo sea lo mismo. Las cosas han cambiado y ni siquiera has sido consciente de ello hasta ahora.

Me levanto esta mañana y consigo extraer unos cuantos pensamientos de mi cerebro en la ducha, y me doy cuenta de que no tengo todos los sentidos activados, y tal vez ése sea un momento perfecto para escribir, no lo sé. Se supone que escribimos aguzando los sentidos pero dejando atrás la lógica del día a día. Pero es verdad que la vorágine de las obligaciones, los ires y venires, a veces te estampan y te cuajan y te desamparan y al final no escribes y no te cuentas a ti misma lo que ocurre, porque no lo sabes ni siquiera tú.

Sé que he abierto las puertas del sotanillo del buque, donde entra y sale el agua, a la entrada de más oxígeno. Me estoy relacionando con más gente, intento hacer planes para no aislarme del todo. Y de repente aparece ese imperceptible clic que lo cambia todo, un toquecito que te desplaza. Y tengo ganas de volver, pero creo que no he guardado el ticket de la devolución ...

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