segunda-feira, 1 de junho de 2009

Tiempos


Indescriptibles hados que encarnan retrocesos y premisas. Cintas y malentendidos chillones y renuentes, ensimismados en trozos embaucados, protónicos. Mantengo de la realidad mínimos trazos y destellos sublimes, quimeras irrealizables y confort benigno. Pequeños placeres de la vida con la duración de un chicle.

Amistades intensas y desconocimiento del insinuante y retribuido crepúsculo. Incesante bramido de enfundadas alas, de sensibles ideas y arreboladas ansias. Intento no repetirme, no ansiarme, no arrepentirme, tan sólo observar la luz eléctrica y sus llamativos desvaríos, sus avisos sonoros de vibraciones varias, con espejuelos que sobran y aledaños fijos, sin intención de causar daño.

Anidan mis múltiples deseos de actividad, de revólver ciego, de detonaciones contenidas, dobles, improcedentes. Quiero resurgir e inundar mis vanas objeciones con placer y nutridas esperas. Quiero salir y recoger en mis manos imperiosas tensiones, las que me descentran, y reencontrarme con serenidades de antaño.

Estas invasiones bárbaras vienen y van, y prosperan en ambientes insalubres. Precisan el abono del cierzo y saben suturar las líneas discontinuas. Son empresas imposibles, ceñidos raseros, enmiendas compulsadas, intromisiones en infinitas contemplaciones. Son el resultado de un cerebro roto que pugna por el orden, la salvia, la inusitada gloria, el refinamiento de las insuficiencias múltiples.

Me encuentro entronizada en este viaje, con la serenidad de navegar en líneas definidas, con riesgos calculados, con ensoñaciones que prosperan gracias al ímpetu sereno de sus tribulaciones. En este viaje envuelvo aquellas definiciones que se me antojaron otrora imposibles, aquellas señales en el agua que me dicta mi conciencia, el vivo vínculo que transpira por mis poros acallados, el trasiego calmado del vello vedado de mi piel en contacto con el viento.

Los murmullos de las corrientes sumergidas, los dibujos mínimos en los tejidos, los inoportunos envíos de información subliminal. Encaro el futuro como una incógnita placentera a corto plazo que comienza a rugir al final de mi viaje. Hay personas que por este molino se encuentran sumergidas en un viaje continuo, interminable, interrumpible. Un viaje de rasgos y tropiezos, de sombras y cobijos, un viaje centrado en múltiples ejes que no se desplazan.

En estos momentos estoy a merced de los movimientos circulares del tiempo en esferas radiadas, innumerables cruces y defensas, insípidas reutilizaciones. Un tiempo que te aburre y del que te zafas. Comprensiblemente te zafas.

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