Punto final

Hoy el programa ha cerrado una etapa. Despedida de mi trabajo con una sensación agridulce. Dulce, porque viene acompañada de un alivio, de relajación verdadera, fin del mal rollo que me acompañaba durante las últimas semanas. Agria, porque a pesar de la insistencia de mi jefa, de rrhh y de todos, en que el fin se debe a falta de capital. Tengo mis dudas.

A pesar de las palabras de mi jefa en la despedida, ya en la calle. "¿Estás bien?"
-Claro, no te preocupes, de verdad.
-Es que me siento mal, por haberte dicho hasta septiembre y de repente esto...
-Qué va. Me supondría un problema, si me fuera con una mano delante y otra detrás, pero sabes que no es el caso. Así, que no tienes por qué preocuparte. Yo sí me voy rallado. Y quiero pedirte disculpas porque sé que en algunos momentos no he estado a la altura.
-No digas eso. Rachas malas las tenemos todos, la semana que viene me puede pasar a mí.
-Ya... Pero casualmente la mía ha sido en este mi último mes. Y... no sé...
- Yo no trabajé contigo la temporada pasada, pero por tu carácter te conozco, y sé qué algo no iba bien. De ahí la reunión.
-Bueno no pasa nada, ya nos veremos, gracias por todo.
-¡Te llamaré!

Y puedo ponerme digno y decir: tienes mi teléfono, cuando te hartes de trabajadores mediocres que necesitan formación extra... me llamas. Gracias, Sabina.

Recuerda aquí el final de la temporada anterior, esta vez intuyo que será un punto final.