Tomando forma

He llegado a casa a las 18.30. Como loco me he abalanzado sobre el cajón del baño que guarda los medicamentos. Omeprazol 40 ¿dónde estás? Aquí. Vaso de agua y para dentro. Y al sobre. Siesta de pijama y orinal pero con la almohada doblada. Casi dormido-sentado.

Qué ardores. Qué reflujo. Qué acidez. O lo que coño sea. Pero me mata. Esto es por los nervios de hoy. Del banco. De esa cita con el director de la entidad bancaria, hasta hoy anónima porque la financiera no me rebelaba su nombre, para ponerme cara. Joder como una entrevista de trabajo. He ido afeitadito. Y con una dosis de extramajo que guardo para las grandes ocasiones. Hoy tocaba.

Hmmm. Como sea varón, español y cargue en sus espaldas entre 35 y 50 años, me lo llevo a mi terreno, cabilaba yo en el metro. 13.00h. Nos sentamos, revisa todos los papeles. Ah y trabajas en XXX. Sí. Y le doy cuerda. Que se explaye. Perdona un momento, le interrumpo, ¿cuántos años tienes? 47. Jijijiji. ¡Un frikiFélix ante mí! El resto: coser y cantar. Por momentos percibía cómo el destello de mis dientes se reflejaba en sus ojos. Ay, qué perlas. Qué sonrisa tan amplia. Claro, cada uno aprovecha sus armas, y yo no tengo escote.

Y él, un profesional, un caballero. Ay, ¿cómo no lo he descubierto antes? Esta hipoteca está aquí ya. ¿He estado fantástico, verdad? Si había alguna duda sobre el crédito, se ha disipado, digo a mi compañera. Pues sí, has estado estupendo, corrobora ella. Mi inversión inmobiliaria va tomando forma. Aunque acabe con la forma de mi estómago.