domingo, 1 de junho de 2008

Bonita


Me ha encantado verte. Tu sonrisa, tu luminosidad, tu cariñito. Tenías miedo de tu propia intensidad, te he visto más frágil, más delgada pero también fortalecida, bellísima, fugaz. Hemos pasado unas horas juntas y te he dosificado. Quería que me fueras redescubriendo poco a poco, para no asustarte por dar pasitos hacia adelante, hacia mí. Yo, que me encuentro tan lejos de ti, de ser tuya. Somos como una muñeca rota desde que se fracturó la relación. Ese futuro que nos aterraba se está acercando poco a poco, y el mañana de repente es hoy, y aquí estamos las dos, sin saber qué hacer, qué recomponer, cómo continuar.

Has venido a verme a tu casa y la has visto cambiada. ¿La habrás echado de menos? ¿Llegaste a quererla?

Yo te quiero a ti, pero sé que mi amor es imperfecto, que ha fallado una y otra vez, que no sacia y augura promesas sin cumplir, así que no sé qué te puedo ofrecer, qué valor tiene. Yo te he echado tanto de menos que tu breve visita me ha sabido a poco y me hubiera gustado hacerte una foto, y tener cientos de fotos de nuestros momentos juntas, pero no las tengo. Hemos compartido un amor muy imperfecto, en parte porque yo soy muy imperfecta. Ahora sé por tu manera de mirarme que me echabas de menos, que no me repudias. Casi había imaginado que me odiabas porque creo que no hemos podido comunicarnos toda la ternura que nos sentíamos. Parecía que no era suficiente. Ahora es lo que nos queda y tiene que ser suficiente.

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