Qué inquietud la del día anterior. La del domingo por la tarde. El verano se había esfumado y empezabas un curso nuevo. Uf, pasabas ya a 4º ó a 5º de EGB. Qué lejano quedaba el curso anterior. Y qué pequeños te parecían los que ahora lo comenzaban.
Los días previos al inicio del curso solía flotar algún rumor que te intranquilizaba. "A los del año pasado de Doña Amalia, les toca este curso con Don Francisco Aterrizamoscas." No, por Dios, no podía ser. Y pataleabas por dentro pensando que eso no podía ser. ¿Por qué a ti? Qué tragedia.
Los días previos me los pasaba tirado en el suelo del comedor usando con energía gomas de borrar. Reutilizando los libros que te había prestado tu vecino. "Menos el de Sociedad, que se lo dejé a la Antonia pa su niña. Es que me lo tenía pedido la mujer desde julio."
Y a ti el de Sociedad te daba igual. El problema era el de Matemáticas, porque Fulanito no usaba el cuaderno y hacía los ejercicios en el libro. "Jo, abuela, es que algunos están hechos con boli". Y con tacto y algo de carácter me contestaba que "bueno, pues usa la borraboli, que para eso está". Ay madre si en ese intento te pasabas y hacías un agujerito en el papel. ¡Qué tragedia! ¡qué vergüenza, cuando lleguemos en clase a esa página y la vean los compañeros. Faltan 33 páginas. Faltan 12 páginas...
Otro capítulo merecen la cartera (lo de mochila llegó al pueblo un poco más tarde) y el estuche. Recuerdo un cepillo plástico rigido de lavar la ropa. Cómo restregaba a principios de septiembre para que salieran las manchas, sobre todo de tinta del estuche. Y era tontería, porque te podían comprar uno nuevo, lo que pasa es que a ése le habías cogido mucho cariño. No así a la cartera, pero ahí sí que no había vuelta de hoja. "Pero si está nueva. Esa te aguanta este curso muy bien".
Es cierto, que dulces recuerdos y que congoja, por una parte querías ver a tus "compis", pero por otro lado tenías miedo de la nueva profe, decían que era una bruja.
ResponderExcluirBueno ya hemos superado esos tiempos y ahora tenemos nuevas congojas, sin embargo la vida continua.
Me encanta... cuanta razon tienes....
ResponderExcluirForrar los libros sin dejar burbujitas, enterarte prematuramente por el padre de una amiga que era profesor de cuál era tu grupo y de si estariais todas juntas, ignorarlo todo y quererlo todo, sentirse a salvo sólo con que tu madre fuera a buscarte a la salida...
ResponderExcluirNo encontrarse con gente tan despiadada como la abuela... No saber que la vida iba tan en serio.
Un besazo, rey.
En mi casa siempre hubo dos rituales presididos por mi Padre.
ResponderExcluirPartir el turrón y forrar los libros, jajaja, qué espectáculo, todos alrededor, y yo pidiendo que no se terminase el forro para los mios, que, como era el pequeño, pues me tocaba el último.
Ahhh, lo de matemáticas.... ahora entiendo por qué eres de letras, jajaja. Ains, lo que le cuesta a mi Dora hacer una sumica simple...
Pues sí, recuerdos que no deben desaparecer de nuestra memoria, porque así crecemos y nos formamos y eso marca nuestro comportamiento futuro.
ResponderExcluirA mi los libros me los prestaba el propio colegio. Por regla general no solian estar mal, pero siempre habia que darle algun repasito a alguno...
ResponderExcluirOtro momento era aquel en el que arrancabas las hojas usadas de los cuadernos el curso anterior. Habia que aprovecharlo todo...
Gracias por hacer que vuelvan muchos de mis recuerdos, muchos contigo en ese cole en el que con esos nervios incluidos hemos sido tan felices. A veces la vida nos hace ir tan deprisa que se nos olvidan esos momentos. besitos.
ResponderExcluirAy, qué tiempos .....Creo recoerdar que el de lengua era rojo, el de sociedad azul, el de naturaleza verde...no? Aún conservo algunos en el camarote de casa de mis padres.... tengo que echarles un ojo, seguro que son estupendos.
ResponderExcluirAh, y esa tarea previa de forrar todos los libros con ese plástico transparente para que se deterioraran lo menos posible... impagable
ResponderExcluirLa verdad es que debo decirte una vez más que me encanta como escribes. Lo cierto es que pasan tantas cosas que a veces dejamos de lado aquellos rituales que formaron parte de nuestra vida tanto tiempo. A pesar de estar en otro país, las vivencias son las mismas y recuerdo no haber dormido muchos domingos soñando en qué me depararía ese primer lunes que a veces querías que llegara pero que otras era una incertidumbre.
ResponderExcluirA mi me encantaba el momento en el que salía del cole y mi madre me tenía preparado el bocadillo de Nutella y un colacao fresquito. Luego jugar al elástico en la calle y los deberes antes de dormir ... eso si qué era vida!!
ResponderExcluirUn beso
yuli
así era nuestra vuelta al cole, con ese terrible cosquilleo por sabes r si todo seguia igual, tus colegas, las chicas, ese forrar los libros, ...bueno, más bien, papa forramelo
ResponderExcluir¡Qué tiempos aquellos!
ResponderExcluirDespués de la goma de borrar y el "borraboli" llegaron las tecnologías avanzadas... el Tipp-ex!!
Sin embargo, no siempre había "dineros" porque en casa éramos 3 y a mi madre no le salían las cuentas: "Elige hija: o el estuche de los osos amorosos, o el bote de Tipp-ex para borrar el cuaderno de matemáticas de tu hermano." ¡Qué dilema! ¡Qué tensión en el hogar! ¡Qué moqueos porque tus libros no eran nuevos y los de todos tus compañeros (que no tenían hermanos mayores) sí!
Y aunque parezca mentira... ¡qué ganas de volver a empezar el curso!
MUAC DORA: Has dado de pleno!!!
Buenisimo. Dora te has superado esta vez. Me has recordado una de las mejores épocas de mi vida. De forma enternecedora y absolutamente genial.
ResponderExcluirSólo una puntualización, yo los estuches de tres pisos, los he reutilizado como estuches de maquillaje..................todo por tener un recuerdo de la infancia.
Eres un plumilla, de los buenos, de los que saben sacar lo mejor y lo peor, con sólo unas líneas.
Me encanta, Dora
'Tú la llevas'
Elena P.
Qué talento! Te felicito; me has hecho recordar lo mío y lo de mis hijas, ¡que aún sigo forrando libros!; lo de borrar, nada de nada, que para eso vivimos en una sociedad consumista, ya no valen los libros de un año para otro, le ponen la palabra mágica: "Nueva edición" y a joderse y comprarlos nuevos.
ResponderExcluirDan tanta envidia los niños estos dias con todas esas ilusiones de los primeros dias...gracias por hacerme sentir una niña otra vez,aunque fuera un ratito.Ana
ResponderExcluirOdiaba la ultima noche antes de entrar en el colegio por que no podia dormir me pasaba toda la noche dando vueltas, y despues mi madre por la mañana que si me habia peinado, que si me habia cortado las uñas, que si no me olvidaba de nada jolines si la mochila ya pesaba un quintal como para que me hubiese olvidado de algo que horror jajajajaj. Bellos recuerdos. Un beso.
ResponderExcluirLo mejor de la vuelta al cole era el reencuentro con los compañeros y compañeras.
ResponderExcluirOtra cosa que recuerdo del cole, era cuando nos llevaban a hacer la revisión médica y nos juntaban en el mismo vestuario a las chicas con los chicos...ellas en braguitas y con sujetadores y nosostros en "gallumbos"...la sexualidad comenzaba a aparecer muy levemente...con el paso de los años si nos volvieran a juntar de nuevo ya mayorcitos, aquello se hubiera convertido en una bacanal, en una orgía de grandes proporciones al estilo de la Roma imperial...yo me hubiera pedido ser el emperador...jo jo jo!!!
nene me ha encantado este post... ay cuando he visto mi libro de mates!!!!! era el mismo!!!! ufff
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