segunda-feira, 21 de setembro de 2009

Sonrisa de vuelta

Ella lo tenía claro. ¿Para qué, si no me van a coger? Era la única respuesta y pregunta que salía de sus finos labios. A pesar de que era consciente, a su corta edad, de que no habría más oportunidad. ¿Para qué, si no me van a coger?, se repetía ahora a solas en su habitación.

Volvía a leer la hoja impresa con los requisitos que le dieron esa tarde en su club de tenis. Edad comprendida entre 12 y 14 años, residencia en España, estatura no superior a 1,75 centímetros y por razones de seguridad, se aconseja que los chavales no lleven gafas o lentillas. Y ella cumplía todos estos, poco meritorios, requerimientos.

Donde se reconoció su mérito, porque destacó en esta selección de recogepelotas, fue en las pruebas de velocidad, resistencia, concentración, puntería y potencia. Habría un número escaso de chicas compartiendo pista con sus ídolos, pero esta preadolescente sería una de ellas.

Desde hace unos días duerme mal. Se despierta por las noches y por el día no tiene otra cosa en la cabeza. Hoy se ha levantado sin que suene el despertador y es ella quien va a la habitación de sus padres. ¡Venga papá, no seas dormilón, que son las nueve, y no quiero llegar tarde!

Y es su padre quien, como cada fin de semana, la lleva al club de tenis. Pero este viaje es diferente, la niña será recogepelotas en la eliminatoria de Copa Davis de España contra Israel, en Murcia. Ahí está, en la pista, muy concentrada, muy rápida y con mucha puntería. Ni siquiera mira de reojo a la grada, a pesar de que sabe con exactitud dónde está sentado su padre con su madre y su hermana pequeña.

Es momento del cambio de turno de árbitros y recopelotas. Y desde mi asiento reservado para periodistas la distingo. Todos juntos forman una fila muy ordenada, con el paso acompasado. Ella, muy sonriente, relajada y satisfecha busca la mirada de su padre que ha bajado varias filas en las gradas hasta hacerse visible. Ella intenta aminorar el paso, aunque sabe que no puede, pero desea con todas sus fuerzas que ese momento en la pista sea eterno. Y el padre más orgulloso de las doce mil personas que estamos allí, su padre, la mira lleno de gozo. Y le devuelve la sonrisa.


9 comentários:

  1. No me extraña que te hayas emocionado, yo tengo las lágrimas en la garganta y no me dejan respirar.¿Por qué seremos tan sensibles Diego?, por algo será, por lo que nos falta...

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  2. Pues sí, la figura de los padres idealizados. Pero hay muy pocos como los del post, la mayoría de los padres que conozco no cuadrarían mucho con nosotros, a menos que desarrollaran la capacidad de comunicación verbal.

    Buenos días

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  3. Es que es precioso... Dora me encanta como escribes cada dia mas...


    David

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  4. Mira Dora, no lo adorno más, simplemente PRECIOSO
    Como te admiro y como me gusta leer tus post.
    Besos

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  5. ¿Para cuándo la novela?
    Felicidades, otra vez.
    Muac!

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  6. A MI TAMBIÉN ME HA ENCANTADO!!!!
    Un beso.

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  7. AGC:Lo de soltar lagrimilla depende de la experiencia que hayas vivido, si te toca en el corazoncillo, de si eres padre o no, de si tienes padres o no,de si cuando los has tenido han estado orgullosos de tí, etc.,etc.
    Diego: No hay tan pocos como el del post, pero sí muchos con nula capacidad de comunicación verbal, tan importante para la convivencia y el crecimiento personal-afectivo.Besos

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  8. por un momento he querido ser esa niña de gafas, ahhh pero si ya lo fui...jajajaj...te quiero cari

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