Príncipe en el Orgullo de Madrid

Nunca he querido ser princesa. De esas lánguidas y sufridas, con vestidos pomposos, asomada a la ventana y atusándose el pelo mientras los pajarillos se le posan en su fino y delicado dedo índice.

Y no es porque no pueda atusarme el pelo, porque ojo, a excepción de la zona de las entradas, tengo una mata potente/poblada. Y si es por los pajaritos, en la cabeza ya no me quedan. Pero creo que si fuera princesa sería de esas que dicen a su principe "cariño, déjame hablar delante de las cámaras".

Se lo comentaba a Alejandro Sanz, a través de su canción. Que quizá nunca me gustó ser héroe, y prefería ser salvado y sentirme amado, cuando de pequeños, jugamos a soldados. Pero de ahí a ser princesa, no. No obstante, esta noche luciré un supervestido. Bueno, una superfalda. Y me sentiré más guapo que un príncipe.